Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Agosto -Septiembre
2004

 

Número actual
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52)(55) 58645613
Fax. (52)(55) 58645613

Cuentos para Niños de Espíritu
 

Por Marisa Avogadro
Número 40

Un secreto especial

Venía la liebre corriendo rapidísimo con un mensaje: el encuentro era esta tarde en el campo, donde las jarillas abren paso a la tierra salina.

Todos escuchaban con mucha atención. Los conejos blancos y grises llevaban canastas de zanahorias recién cortadas. Un grupo de abejas que zumbaban aquí y allá, traían vasijas perfumadas de miel de alfalfa. Las mariposas, revoloteaban por el lugar dando color al paisaje. Cada animal venía con sus manos llenas: galletas dulces, chocolates, caramelos, bizcochos.

Estaba todo preparado. Un mantel impecable azul noche se estiraba en el marrón del piso. Un ramo de rosas inundaba todo con aroma a paz. Las canastas, la comida y nosotros escondidos tras los arbustos.

Eran las cinco de la tarde cuando empezamos a escuchar las voces. Los chicos y las chicas que salían de la escuela rural y atravesaban el campo como siempre en la tarde. Llegó la hora de la sorpresa, corría la liebre diciéndonos a todos. Y justo, a la altura del mantel, salimos cada uno de nosotros del escondite en los árboles deseándoles a todos los niños felicidades en su día.

Quedaron más que sorprendidos. Los perros movían sus colas al compás de la música de los jilgueros y zorzales. Las palomas acompañaban los ritmos. Los sauces movían sus largas cabelleras y todo era una fiesta.

Mas se haría de noche, así que teníamos que terminar. Repartimos los dulces a los niños y les dijimos que íbamos a pedirles algo: a partir de ahora, entre ellos y nosotros, iba a haber un secreto especial, la fiesta que los habitantes de la naturaleza le hacemos a los niños en su día, en el campo.

Azabache

Negro nocturno. Azabache. Bravío. Crines al viento y resoplidos. Lo miro a la distancia esbelto, trotando por el campo abierto. Verdes y ocres se pierden entre aromas a lavanda, tilos y recuerdos.

Negro nocturno, de noche. Cuando sale a recorrer los pastizales a paso lento o al trote.

Azabache, azabache también son sus ojos grandes, vivaces. Cada mirada es un gesto, una expresión de amor, un movimiento.

Decidí acercármele con terrones de azúcar, que comió rápidamente y de nuevo sus ojos brillaron con un gracias dulce y salvaje, mezcla de miel y menta.

Y volvió a correr al campo; desafiando el viento. Habitante silencioso de nuestros suelos. Tras él; cabalgan jinetes invisibles en caballos alados; los orígenes de nuestras tierras. Los caciques vigilando, a campo traviesa.


Mgter. Marisa Avogadro
Catedrática universitaria. Magister en Comunicación y Educación