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2004

 

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Le Monde Diplomatique y América Latina. Algunas Visiones Críticas
 

Por Maximiliano Martín
Número 40

América Latina sobre la globalización. Impacto en la cultura y en la comunicación
Las transformaciones provocadas por la globalización, en América Latina, afectaron no solamente la estructura económica, sino también en la cultura con incidencia rápida en la vida cotidiana de sus habitantes. De hecho, la apertura de los mercados y la garantía de su desarrollo y rentabilidad, se encuentran en estrecha relación con los medios de comunicación, el marketing y la publicidad, convertidos en instrumentos de la expansión ideológica de valores defendidos por las instituciones representativas de los organismos dirigentes de la economía mundial. Son estos medios de producción y difusión de gran importancia en la uniformización y mundialización de las estructuras de dominio. Con los productos, se incorpora una forma de entender la sociedad y sus relaciones, una concepción general de la vida, respondiendo afirmativamente a los parámetros de la ideología dueña de los medios de producción. Radios, televisiones, industrias productoras de películas como Hollywood, holdings comerciales -que a menudo diversifican la oferta social en numerosos campos de actuación mercantil-, responden a intereses, que, por encontrarse de continuo frente a la sociedad consumidora, son tenidos ya por familiares en prácticamente todas las partes de América Latina (Moraes, 2003).

Junto al control económico, la gran industria financiera e industrial lleva a cabo una transformación del sustrato cultural de las regiones “conquistadas”. El uso y manipulación de los medios informativos, en todo el medio occidental, resulta evidente y es posible afirmar que no hay gobierno actual que no los utilice en su propio beneficio. Sin embargo, en Latinoamérica, la colonización cultural se ha hecho mucho más profunda en base a los intereses económicos y por la cercanía geoestratégica con los EE.UU. Esto ha llevado, economicamente, al subdesarrollo y, socialmente, a una anulación de lo que se podría entender de manera muy amplia, usando la concepción de identidad moderna de Hall (2001, p.11), como pérdida de la “identidad latinoamericana”.

Las leyes del mercado, están cambiando efectivamente la cultura latinoamericana. Basta aplicar las transformaciones ocurridas en el papel del Estado y en la sociedad, en función de la inserción en el mundo globalizado, para entender como están siendo afectados el proceso de comunicación y la propia concepción de cultura en el continente. Recopilando las contribuciones de los diversos autores interesados en el tema (Martín Babero, Renato Ortiz, Javier Esteinou Madrid), nos encontramos delante de un cuadro poco animador como veremos a continuación.

Uno de los cambios más significativos corresponde a la retirada del Estado como instancia propulsora de los procesos de cultura y comunicación. El espacio ocupado por el poder público, se abrió a la dinámica del mercado. La actual gestión cultural en las sociedades latinoamericanas, no se realiza por la acción interventora de políticas planificadoras de los Estados, como se podía pensar en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado. Predomina la relación de los principios del mercado. En la práctica, con esta transformación en la gestión cultural y de la comunicación, se corre el peligro de empobrecer las culturas nacionales. Éstas, en ocasiones, pierden sus valores con el objetivo de incorporarse a la nueva estructura determinada por la ley del lucro y de la rentabilidad. Lo que no dé lucro, dentro de la lógica neoliberal, no se puede entender ni como cultura ni como comunicación. Como resultado se ha comprobado la reducción del financiamento de los canales estatales latinoamericanos, y se ve el crecimiento y la formación de grandes oligopolios en el sector de la comunicación.

Así, el mercado se convirtió en el eje fundamental modelador del sentido de la producción cultural y comunicativa latinoamericana. En los últimos años la reactivación de los proyectos de comunicación y de las culturas nacionales, en América Latina no aparecieron en función de las demandas sociales y sí, en función de la incorporación de las sociedades al mercado mundial. Las reivindicaciones de los grupos menos favorecidos, desaparecen de las progamaciones, y el espacio permanece reservado para los proyectos de los oligopolios de los medios de comunicación. Por consiguiente, los proyectos culturales de apoyo al desarrollo social han quedado en segundo lugar o han desaparecido. Se pierden, no sólo la legitimidad y visibilidad de una sociedad organizada, sino también los valores comunitarios y culturales de las personas, ahora expuestos a una realidad artificial y distante. El valor o los valores humanos, defendidos por los grupos sociales, están desapareciendo y abriendo espacio para los ideales propuestos por Friedman. Se puede afirmar, que la modernización neoliberal, básicamente, ha reducido el proyecto comunicativo y cultural de los Estados nacionales en América Latina.

El resultado del proceso no es muy animador. Como afirma el profesor Javier Esteinou Madrid: “es el retiro del modelo de medios de servicio público que ha exigido el esquema de desarrollo del mercado y la primacía de los principios del mercado; el sistema de medios comercial-privados se ha expandido notablemente en la región, llegando a ser éste el patrón dominante en nuestra atmósfera cultural, y con ello, se ha privatizado el campo de lo público”. A partir del predominio privado en la concepción cultural y de la comunicación latinoamericana, se han concebido los medios de producción de la comunicación y de la cultura como instrumentos aceleradores del proceso de realización de capital, y no como herramientas para la elevación de la conciencia y el cambio colectivo para resolver los problemas de crecimiento nacional.

La lucha desencadenada en los procesos de privatización del sistema de la comunicación, demuestra bien el interés del capital para apoderarse comercialmente de los bienes culturales del continente. La busca del lucro inmediato transformó rápidamente algunos sectores ocasionando la descaracterización de modelos que podrían tener una función más social. El caso de la telefonía es ejemplar, por lo menos cuando se estudia el caso brasileño.

Al mismo tiempo en que se abría el continente a la acción de los grandes oligopólios que dominan el sector cultural, se implantó el concepto de sociedad moderna en todos los estratos sociales latinoamericanos. La finalidad parece muy clara y puede entenderse como la tentativa de homogeneización de la mayor parte de los campos imaginarios sociales. Así ha aparecido y se ha consolidado en la América Latina un nuevo autoritarismo simbólico basado en la cancelación de las riquezas y diferencias de las diversas manifestaciones culturales de los grupos sociales, para dar paso a la formación de una nueva hegemonía ideológica de los monopolios locales y transnacionales en el campo de la cultura nacional. Nuevamente, en la opinión del profesor Javier Esteinou Madrid, con ello: “se ha impuesto un concepto de calidad, de estética y de modernidad cultural que parte de lo exótico, lo folklórico, lo menudo, lo anecdótico, lo atomizado, lo frívolo, y lo tecnológico marginando las peculiaridades de lo propio y lo trascendente en nuestros países”.

Es suficiente observar por pocas horas la programación de la televisión para identificar la injerencia de valores extraños a las peculiaridades regionales. El individualismo prevalece sobre las relaciones solidarias y comunitarias; se incentiva la competitividad y no la solidaridad; se valoran las imágenes mediatizadas, en las cuales predominan las figuras de jóvenes preocupados con la estética y el placer; se incentiva al cosumismo siempre mostrado como la novedad; se exalta la tecnología como sinónimo de calidad y se expone a la población a terminología desconocida con el uso constante de palabras en inglés. Estos valores lanzan preguntas, más de fondo, relacionadas con el problema de la pérdida de identidad latinoamericana pues estaríamos expuestos a una cosmovisión que muy poco se aproxima de la necesidad de crear identidades grupales como formas de superar los valores universales globalizantes.

En este sentido, podemos afirmar que el debate cultural actual en Latinoamerica, se coloca en el dilema de enfrentar nuevas formas de pensar en detrimento de la negación de un pasado que, aunque no sea perfecto, por lo menos mostraba inquietud con práticas y valores peculiares a grupos sociales, más o menos organizados, pero con clara tendencia y vocación de discutir los problemas de la realidad continental. El peligro reside en que esas prácticas extrañas, actuando de manera constante, puedan gradual y silenciosamente unificar los campos imaginarios, las aspiraciones y las cosmovisiones de la población latinoamericana. Rescatar la agenda cultural latinoamericana, incluso para enfrentar los inevitables cambios más estruturales, tiene un significado especial y debe replantear el ordenamiento económico, político y cultural al cual estamos expuestos.

Así, es fundamental ver la crítica ejercida al proceso de la globalización. El dilema de la comunicación y de la cultura de Latinoamérica tiene que encontrar sus alicientes en la raíz ontológica del pensamiento más radical, contrario a la globalización y al neoliberalismo. Es lo que procuraremos realizar en las páginas siguientes.

Una de las críticas más contundentes al proceso de globalización, es la realizada por pensadores con obras destinadas a demostrar como el proceso de la globalización representa los intereses de los países ricos, principalmente de los Estados Unidos, y de las grandes corporaciones mundiales entre las cuales se encuentran, también, las relacionadas con las nuevas tecnologías. De esos autores, aquí nos interesa destacar las contribuiciones de Ellen M. Wood, principalmente las que realiza en uno de sus libros más conocidos: “A democracia contra o capitalismo”. De manera sucinta veremos, también la aportación de James Petras1. Wood deja muy claro que el Estado no está desapareciendo como quiere hacer creer la globalización. Debemos recordar como uno de los pilares del neoliberalismo, residía justamente en la tentativa de comprobar que el poder estatal nacional, se diluye en el mundo interligado. Para ella, aceptar la pérdida del poder del Estado, implica en negar la existencia del imperialismo, lo que considera un gran error epistemológico. El imperialismo actual, sustenta la autora, es muy diferente del pasado tal como lo ejercieron los llamados imperios coloniales del mundo occidentel. En la actualidad, el “nuevo” imperialismo no impone directamente su soberanía sobre los países o gobiernos subordinados. Actua manipulando las fuerzas económicas del mercado, para lograr el beneficio de lo que llama capital imperial.

Así entendido, el análisis de Wood llega a la esencia del momento actua, al afirmar que el capitalismo se diferencía de otros régimenes sociales, porque puede dominar mucho más allá del poder político a través de los medios económicos, no necesitando ejercer un poder coercitivo directo sobre un país. La paradoja reside en el hecho de que la apropiación capitalista, aunque no dependa de la coerción directa del poder político o estatal, sí necesita del apoyo de esa coerción. Aquí aparece la necesidad de un Estado, principalmente, porque es necesario que funcione la fuerza de dominación y de orden social, para mantener el funcionamiento del capitalismo. Aunque reconoce cierta anarquía en el capitalismo, pues las leyes de mercado siempre están amenazando de alterar el orden social, su pensamiento se dirige para la necesidad de tener estabilidad y previsibilidad de las relaciones sociales razón por lo cual, necesita una regulación social muy minuciosa. El Estado Nacional ofrece entonces un marco legal e institucional capaz de permitir e impedir la implantación de la destrucción inerente al propio capitalismo. La nueva relación, determinada por la expansión del capital, crea una situación interesante en la cual, el capital internacional se mueve globalmente, pero nunca dejó de contar o de no apoyar a los gobiernos locales para que establezcan el llamado “pacto social”.

Esas teorías, acaban con la idea de la existencia de un Estado global tal como se encuentra en muchos autores “deslumbrados” con la globalización. Wood enfatiza en este punto: el capital global precisa Estados territoriales.La forma política del capitalismo global, no es más que un sistema de muchos Estados locales. En la brecha creciente entre el alcance económico y el alcance político del capitalismo global, reside su debilidad y contradicción fundamental. Hay que entender claramente lo que significa debilidad en la obra de Wood. La debilidad se da en función de la explotación de clases ejercida por el capital. La plusvalía, sin la cual el capitalismo no existiría, se da sobre la explotación de los trabajadores. El orden y la tanquilidad social se alcanza por medio del poder de coerción del Estado Nacional. Como el capitalismo actual ataca frontalmente los derechos de los trabajadores, justamente para aumentar su rentabilidad, pueden ocurrir rebeliones que situarían en peligro el orden necesario para el buen funcionamiento del capital. Como el capitalismo es global, no hay garantías de que todos los Estados territoriales nacionales sigan las mismas normas y comportamientos necesarios para su buen funcionamiento. Basta que en un país triunfe un gobierno identificado con los intereses de las clases populares, para que esta necesidad universal de apadrinar los comportamientos a nivel de Estado, desaparezca. Esta sería la debilidad del capitalismo global. Además, lo distintivo del capitalismo es su capacidad para extender su poder económico mucho más allá de la dominación política y militar. La condición para lograrlo es que todos (productores y apropiadores de la riqueza), dependan de los imperativos del mercado. El imperialismo es posible -anuncia Wood- cuando los poderes imperiales pueden imponer y manipular los dictados del mercado sin necesidad de un dominio directo. Ahí aparece la globalización: el mercado a lo ancho y lo largo del planeta. Todas las economías deben ser funcionales a los dictados del mercado. El instrumento indispensable para esto, es el Estado.

Los países que mejor lo simbolizan son los que han seguido al pie de la letra las recetas del FMI. Por eso, a pesar de todas las argumentaciones globalizantes capitalistas, Wood asegura que el mundo cada vez más, y no menos, es un mundo de Estados Nacionales. Considera al capital, por él mismo, incapaz de estructurar el mundo. Por eso mientras las teorías convencionales de la globalización suponen que el Estado se convierte en algo irrelevante e impotente, Wood argumenta exactamente lo opuesto. Su conclusión lleva a considerar las luchas nacionales y locales más importantes que nunca, porque el capital global depende no de algún poder místico y sí, de concentraciones muy concretas de poder. Por lo tanto los cambios democráticos podrían llegar a alterar el balance imperial. Éste sería el gran valor de la democracia y de la política en el mundo contemporáneo.

La concepción de Wood con relación a la democracia es muy clara. Entiende la democracia no como una categoría política y sí, como una categoría económica por medio de la cual se llega a la igualdad social. Su posicionamento no implica apenas en comprender la democracia como una forma de conseguir nuevas formas de entender la propiedad y sí, en atribuir la bases del contrato social para la reunión de intereses de los trabajadores. Esto amplía el concepto de producción pasando a ser no sólo el tiempo destinado al trabajo, también, a la vida cotidiana de los trabajadores entre los cuales Wood incluye la organización del tiempo libre, la vida social, el medio ambiente y los bienes “extraeconómicos” en general.

Posición muy semejante la desarrolla James Petras (2001). Este autor defiende el Estado Nacional como el instrumento político fundamental para organizar la expansión global: tratados comerciales, subsidios, controles laborales, intervención militar, promoción ideológica (doctrinas de libre comercio) son todas funciones esenciales desempeñadas por la elite gobernante del Estado-nación. Con esa perspectiva, Petras establece que el Estado nacional ha representado un poderoso papel en el mantenimiento de los bajos salarios y el recorte de los programas sociales, lo que "liberó inmensos fondos de enriquecimiento privado para las clases globalizadoras". Lejos de debilitarse con la globalización, el Estado nacional "se convirtió en un apoyo fundamental" para su entronización. Sin los Estados nacionales de los países centrales, no puede entenderse el éxito de las políticas imperiales, y sin el trabajo sumiso y cómplice de los grupos que controlan y usan los Estados nacionales periféricos, es imposible entender la expansión del proyecto globalizador.

Si la cultura pasa por la masificación y está al servicio del capital internacional, como demostraron Wood y Petras, resta saber si todos los medios de comunicación se encuadran dentro de esta lógica. A principio siempre es importante destacar como la propia competición local hace que, en algunas ocasiones, los medias se vean obligados a publicar noticias o promover programas culturales no del agrado del “neoliberalismo”. Incluso, en los medios escritos, algunos periódicos, sistemáticamente, trabajan contra la globalización. Un caso ejemplar de postura combativa puede ser considerado el Le Monde Diplomatique, o el Diplomatique como también es conocido. Veremos al seguir como este periódico ve y retrata en sus páginas, algunos episodios relacionados con América Latina.

América Latina y el Le Monde Diplomatique. Una interpretación
El Le Monde Diplomatique apareció en el Brasil, en la Red, en Diciembre de 1999³. Con más de cincuenta años de experiencia, este periódico abre sus páginas para intelectuales muy respetados entre los opositores de la globalización2. Su decantada independencia junto con la crítica al modelo neoliberal lo llevaron a buscar una estrutura diferente de los periódicos más comerciales. Desde 1996, después de crear una sociedad anónima de la cual participaban el Le Monde, los periodistas del Le Monde Diplomatique y - esta sí nos parece una novedad- la asociación Amigos del Le Monde Diplomatique, de la cual los periodistas y lectores tienen 46,7% de los votos, parece que su autonomía está asegurada. Por la ley francesa, el derecho de vetar una decisión en las sociedades anónimas puede ser pedido por quien detenga el 33,3% de los votos. Esa sociedad, de los periodistas y lectores tiene 46,7% de los votos, garantizando su independencia editorial3. El cuadro mostrado anteriormente nos lleva a pensar en un periódico crítico, independiente en el cual existe libertad para manifestar las opiniones sin ningún tipo de censura. Permite, incluso, que algunos periódicos divulgen artículos especiales. En el Brasil, por ejemplo, el Correo Braziliense los publica semanalmente4.

La autonomía de los redactores, no implica necesariamente pluralidad de interpretaciones. La lectura detallada de este periódico, por algunos años, nos permitió identificar puntos comunes en sus artículos. Atacan de manera incisiva lo que su director, Ignácio Ramonet, llama del fin del periodismo. Con esta afirmación, sustentan que los medios de comunicación, dan más prioridad a la imagen que a lo escrito. Así, lo que antes se llamaba información perdió el sentido pues antes, tener acceso a la información, significaba “proporcionar no sólo la descripción precisa -y verificada- de un hecho, un acontecimiento, sino también un conjunto de parámetros contextuales que permitieran al lector comprender su significado profundo. Las preguntas que las materias deberían dejar claro para el lector serían: ¿quién ha hecho qué?, ¿con qué medios?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿cuáles son las consecuencias?”5. Ahora, informarse nada más es que asistir al acontecimiento, pues la imagen es considerada suficiente para dar todo el significado a los hechos. La interpretación, los análisis y la busca de datos complementarios está desapareciendo y con eso reina la protección, incluso mundial, cuando debería existir la pluralidad de versiones. Con ésto hasta los propios periodistas están sobrando pues su trabajo se limita a mostrar los hechos, no a interpretarlos. La pauta de los medios escritos estaría determinada por la televisión.

El Le Monde Diplomatique cree que para que un hecho se considere verdadero es necesario que corresponda a criterios objetivos, rigurosos y verificados en las fuentes. Si la televisión (a partir de una noticia o una imagen de agencia) emite una información y si la prensa escrita, y la radio, la retoman, no significa que es verdadera. Los medios, en la actualidad, no saben separar, estructuralmente, lo verdadero de lo falso. Contra esa tendencia, Ramonet y el Le Monde Diplomatique proponen la valorización de la diversidad textual, el desafio del análisis, la valorización de los hechos, la contextualización de los acontecimientos y la pluralidad de versiones.

Otra gran concepción desarrollada por el Le Monde Diplomatique es la crítica a la entrada de las nuevas tecnologías en el proceso de la comunicación. Ésta se fundamenta debido a que hasta su implantación, en los medios de comunicación, se podían distinguir tres esferas autónomas correspondientes a la cultura, la información y la comunicación. A partir de la revolución económica y tecnológica, la esfera de la comunicación tiene tendencia a absorber la información y la cultura, pues ya no hay sino cultura de masas. La lógica impuesta en los ámbitos de la información y de la cultura es la de la comunicación. Nos encontramos en un movimiento de homogeneización cultural a escala mundial. La información es, ante todo, una mercancía sometida a los intereses del mercado. Ya no tiene una función cívica como se podía observar antes de la entrada de las nuevas tecnologías. El predominio económico es el tema de actualidad para el Le Monde Diplomatique. Esto incluye, también a la política y a la concepción de poder que este vehículo presenta para sus lectores. Los mercados dictan y determinan el comportamiento de los responsables políticos.

El Le Monde Diplomatique adopta una postura muy clara en defender la democracia. Denuncia en sus páginas la falta de soberanía de los poderes locales para deteminar sus acciones. Para este periódico, el poder y la soberanía se diluyen con la globalización. El mundo, en la actualidad, ha dejado de estar dividido en bloques ideológica y políticamente bien definidos. Las organizaciones internacionales ya no desempeñan el papel que tenían, pues los Estados Unidos ejercen una hegemonía geopolítica incuestionable. En la actualidad, los mercados financieros exigen la aplicación de una determinada política fijada por la OCDE y el FMI y todos los gobiernos, sean de la tendencia que sean, la llevan a cabo. A estas ideas, podríamos incluir otras, pero creemos que con estos puntos de vista centrales tendremos condiciones para entender como el Le Monde Diplomatique entiende y aborda las noticias relacionadas con América Latina.

Depués de cuatro años en la Red, el Le Monde Diplomatique publicó innumerables artículos relacionados con América Latina. Como sería imposible analizarlos en su totalidad, realizamos un recorte estudiando apenas los seis primeros meses de 2003. Durante ese tiempo muchas de las expectativas para el continente latinoameircano, levantadas por el Le Monde Diplomatique, deberían realizarse6. En los seis primeros meses de 2003 aparecieron 11 grandes materias relacionadas directamente con América Latina analizando acontecimientos del Brasil, Ecuador, Colombia, Bolivia, Paraguay, Haiti y Méjico. Esto no significa que otras noticias más generales, no relacionadas directamente con América Latina no hayan sido leídas y tenidas en consideración. Para dejar clara la metodología utilizada esclarecemos que, las once escogidas, representan bien la visión y el posicionamiento del Diplomatique sobre latinoamérica.

La lectura de las materias escritas en el Le Monde Diplomatique, con seguridad, no se encuentran en la prensa más comercial. Entre los temas tratados por él, destacan puntos centrales sobre los cuales construye su narrativa. Destacamos: la identidad, la crítica al modelo neoliberal, la política y el combate contra la manipulación y distorsión de la información. Cada uno será estudiado detalladamente en las páginas siguientes.

La situación indígena sirve de motivo para abordar la cuestión de la identidad latinoamericana. Uno de los artículos más decisivos, para entender este tema, trata de la resistencia indígena ocurrida en la provincia mexicana de Oaxaca7 . El conflito, de acuerdo con el Le Monde Diplomatique, se originó por la disputa entre las grandes corporaciones transnacionales, apoyadas por el gobierno mexicano, y las comunidades locales. El debate suponía la incorporación de la provincia al “mundo globalizado y neoliberal”, tal como pretendía el Plan Puebla Panamá (PPP). La finalidad del plan, anunciado en febrero de 2001 por el presidente mejicano Vicente Fox, consistía en integrar el sur de Mexico y América Central en el mercado mundial creando, para eso, toda una red de mejoras de infraestrutura (carreteras, reforma agraria, electricidad....) destinadas a agilizar el intercambio comercial. En la verdad, de acuerdo con el Le Monde Diplomatique, el PPP encubría los intereses de los grandes grupos transnacionales que deseaban explorar los ricas yacimientos de minerales descubiertos en la región. De esta manera se planteó una situación totalmente inesperada para los indígenas que sintieron los efectos del plano en su vida cotidiana. Además de abandonar sus actividades hatituales, tuvieron que vender sus tierras a los grandes propietarios, y parte de los jóvenes emigró. Su tradicional forma de vida, de repente, desapareció. Millares de campesinos hicieron una manifestación en inicio del 2003 para pedir la alteración y la renegociación del ALCA en los itens relaccionados con la cuestión agrícola, perjudiciales para las comunidades. La manifestación es el motivo por el cual el Diplo decidió realizar el artículo.

Los acontecimientos narrados anteriormente son presentados por el Le Monde Diplomatique como los ingredientes fundamentales para discutir la cuestión de la indentidad indígena. Efectivamente, los indígenas son vistos como los legítimos pripietarios de las tierras con plenos derechos de cultivarla de la manera que siempre lo hicieron, en comunidad (tequio). Los valores comunitarios y las tradiciones culturales construídos sobre la relación tierra-tradición, se estaban perdiendo. Debido al impacto ocasionado por el cambio de sus actividades agrícolas desaparecía no sólo la forma de explotación agrícola en la cual la comunidad construyó una forma de vida peculiar, sino también las manifestaciones culturales alterando profundamente su universo referencial creado con el pasar del tiempo. La acción externa – intereses de las empresas transnacionales y del Estado aliado de esos grandes grupos- destruía los alicientes más profundos de la vida local.

La promesa de la modernización regional pretendida por el PPP, no respetaba las tradiciones locales. Así el conflicto no se resume, tal como comprueba el Le Monde Diplomatique, a un juego económico y sí, a la confrontación de dos formas de vida opuestas y con valores diferentes. Su argumento adquiere credibilidad en la medida que los propios indígenas se manifiestan sobre el tema. Carlos, uno de los líderes locales, aparece en la materia para reafirmar las reivindicaciones indígenas. Usando frases como: “la tierra es nuestra madre”,“los emigrantes se vuelven individualistas, materialistas, niegan las instituiciones comunitarias así como las asambleas, las fiestas...”, “actualmente, vendo mi café por 7 pesos el kilo. Antes del NAFTA lo vendía por tres veces más”, “Si los mestizos esperan que el Plan Puebla Panamá cree empleos, los indígenas de Oaxaca saben lo que ese tipo de ‘desarrollo’ significa: la pérdida de sus tierras”. Por sus manifestaciones vemos, claramente, la situación en la cual se encuentran las comunidades locales. Los jóvenes salen y vuelven diferentes, el precio del café cayó, o sea las promesas de mejoras propuestas por el PPP provocaron lo contrario, la pobreza, el desempleo y la caída de la calidad de vida.

La identidad, como la presenta el Diplomatique, no significa que las comunidades indígenas estén unidas en torno de un ideal común. El texto deja claro que en las comunidades locales también hay disputas por tierras más ricas y que las tradiciones permiten, a un grupo minoritario, apropiarse de grandes extensiones de tierras, controlar el poder y conseguir prestigio. Lo que no encontramos en el periódico, es justamente como superar estos “problemas” domésticos, que ponen en juego las propias tradiciones y, consecuentemente, el valor de la identidad. Si usásemos las ideas de Stuar Hall veríamos que esta contradicción encaja dentro de un conflito permanente de valores construídos con el pasar del tiempo. La dinámica interna encontraría una salida para esa situación. Ya las aportaciones de Ellen Wood indican que el problema es social y, por lo tanto, lo que está en juego no es solamente la destrucción de una forma de vida tradicional, como la llevaron los indígenas hasta la llegada del PPP, y sí, estaríamos delante de un conflicto que refleja los intereses de clases dentro de la propia identidad. La busca por la identidad pasa, necesariamente, por el debate contra las contradicciones internas y externas. Esto nos hace pensar que los más perjudicados, antes de llegar el PPP no estarían en mejores condiciones de vida que después de su implantación. La explotación, guardadas las debidas proporciones, es igual. Tendríamos los excluidos siempre expuestos a la acción de la tradición para preservar el status quo. Sobre este punto, el Le Monde Diplomatique, se calla. Como las divergencias locales no son tratadas, el periodista deja la impresión que el interés inicial de comprender la razón de la revuelta, se resume en desmontar la acción de, apenas, uno de los componentes: el capital. El problema de la desigualdad local, fruto de relaciones históricas injustas establecidas con el pasar del tiempo a través de las generaciones, es dejado de lado.

Otro artículo semejante al anterior, por estar en juego la identidad y los intereses locales, es el relacionado con Bolivia y su proceso electoral8. La noticia, originada por la manifestación local contra la exportación del gas boliviano, sirve para disecar y mostrar los profundos cambios ocurridos en la última elección boliviana. En el día 30 de Junio de 2002, fecha de las elecciones generales, el partido vencedor con 22% de los votos fue el Movimiento Nacionalista Renovado (MNR). Entretanto, la victoria del grupo más conservador quedó comprometida por no tener mayoría en el Congreso. El Movimiento para el Socialismo (MAS) de Evo Morales llegó en segundo lugar con 20,9% de los votos y el Movimento Indígena Pachacuti (MIP) de Felipe Quispe tuvo 6%. En esta elección, por primera vez, un grupo llamado auténtico por representar los intereses de los indígenas y de las organizaciones independientes (el MAS y el MIP), estaba representado en el Congreso y, aunque en minoria, forzó el replanteamiento de medidas tomadas para beneficiar al capital internacional y no a la población indígena boliviana. Esta postura refleja el sentido de la manifestación realizada contra lo que esos grupos entienden, significar una pérdida de la riqueza nacional para las empresas transnacionales.

El texto enaltece los líderes campesinos e indígenas por “la defensa de sus territorios delante de la presencia extranjera y por identificarse con las costumbres de sus ancestrales”. Esta nueva izquierda, de acuerdo con el Diplomatique, es formada no por intelectuales de clase media o alta, que con sus conocimientos teóricos se autodenominarían líderes y portadores de la verdad, como pasó durante las décadas de los sesenta y setenta. Al contrario, son personas provenientes de las clases más bajas que no quieren acabar con el Estado, ni promover la lucha de clases. La novedad que introducen es el respeto por sus tradiciones, y por los poderes e instituciones de las comunidades. Su programa admite la inclusión de los sectores urbanos y sus reivindicaciones. Pretenden mantenerse abiertos para incorporar toda la sociedad dentro de un modelo alternativo con la finalidad de combatir las políticas neoliberales.

Aquí la identidad reconoce los cambios y las diferencias. Es entendida dentro de una estrutura social pasando necesariamente por el proyecto político, en el cual se incluirían todos los sectores marginados en Bolivia desde las épocas coloniales. Hall, ya habla de la necesidad de llevar en consideración los diversos grupos e identidades, cuando se quiere preservar o luchar por una identidad más amplia, como la identidad nacional. Para él, la busca de la identidad supone un proceso articulador entre relaciones de subordinación y dominación. El artículo sobre Bolívia representa una tentativa amplia de ver las diversas opciones y representaciones mezcladas cuando se quiere defender un proyecto nacional. La identidad cultural, en este caso, ultrapasa el mundo indígena y se lanza como una alternativa política para contemplar todos los grupos sociales. Como el propio texto del Le Monde Diplomatique muestra esto, implica en exponerse cultural y socialmente a los embates del mundo globalizado, lo que puede arriesgar su cultura y convicciones sociales, a fuerzas capaces de destruir la llamada identidad de los menos favorecidos. Las fuerzas contrarias actuantes contra lo local, serían el movimiento neoliberal con todo lo que esto representa. Verificamos, en esta situación, el cuidado tomado para no tomar un posicionamento unilateral, como vimos en el caso mexicano. Aquí la identidad está condicionada al triunfo de un proyecto político y a la preservación de la riqueza nacional. Si esto se conseguirá, es algo que las noticias, obviamente, no pueden mostrar, pues depende del desarrollo del mandato presidencial. Destacamos, de acuerdo con las teorías de Hall, la dificultad de mantener la identidad, aislando lo local del proceso de la globalización. En ese debate, se construyen los mecanismos para escoger entre esas dos categorías (local-global), peculiares de acuerdo con la realidad de cada país. Por eso es importante verificar cómo el periódico, entiende la globalización.

Desde el surgimiento en la Web, en Brasil, el Le Monde Diplomatique canalizó sus esfuerzos para criticar el neoliberalismo y la globalización de todas las maneras posibles. Por eso, al tratar de este tópico, resulta difícil afirmar que un artículo es más claro que otro, o que da más énfasis a ese tema específico. Esta dificultad nos obligó a escoger algunos textos que ilustran bien la acción de las políticas neoliberales en latinoamérica. Tal vez el caso más paradigmático sea el artículo relacionado a Haiti9. Como se sabe, este país es uno de los más pobres del continente Latinoamericano. Pero su condición de poberza y de carencias de infraestrutura no lo dejan libre de la acción y dependencia de los organismos descritos como los representantes del capital internacional: el FMI, el Banco Mundial y, en el caso particular de Haiti, también el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Unión Europea.

El motivo de publicar el artículo reside en mostrar las dificultades del gobierno haitiano para liberar un préstamo de 500 millones de dólares obtenidos junto a las instituciones internacionales. Un valor relativamente bajo si es comparado con otros solicitados por los países latinoamericanos, casi siempre ultrapasando los mil millones de dólares. La dificultad permite a Paul Farme, antropólogo y médico de una organización haitiana sin fines lucrativos, desmontar el procedimiento seguido por los organismos internacionales en busca del lucro y de la ganancia.

El autor reconoce la importancia del préstamo del BID para recuperar la salud y la educación de la población haitiana más pobre. De hecho, los números y situaciones descritas comprueban las dificultades de miseria enfrentadas por la población. Por eso, la importancia del dinero para solucionar, al menos, parte de los graves problemas sociales de Haiti. El BID concedió el préstamo, pero para que se concretice el Fondo Monetario Internacional y El Banco Mundial realizaron una serie de exigencias siendo, en la práctica, imposible la materialización del acuerdo.

El primer requisito se relacionaba con las políticas internas del país consideradas poco ortodoxas por el FMI. Como el artículo demuestra sería necesario que Haiti tuviera, primero, estabilidad política interna y adoptase medidas de ajuste para, posteriormente, obtener el aval. El responsable por la inclusión de esta medida en los organismos internacionales, sería Estados Unidos que usó el poder de veto, para imponer la condición de la estabilidad para liberar el préstamo. El pronunciamento de la Diputada norteamericana Barbara Lee confirma que los EE.UU. bloquearon Haiti para que no obtuviese los créditos ni en el BID, ni en el FMI, ni en el Banco Mundial hasta “conseguir la tranquilidad política interna”.

El segundo, es explorado para denunciar las desigualdades de tratamiento dado por las instituciones internacionales a sus miembros. Del total de dinero aprobado, el BID, condicionó la liberación, al pago anticipado de cinco millones de dólares pendientes de otros préstamos realizados en décadas anteriores por los gobiernos dictatoriales. Aún el BID avisó al gobierno de Haiti que cobraría, adelantadamente, 0,5% del total del crédito a título de intereses. Resumiendo, antes de retirar el dinero, Haiti ya estaba debiendo. El resultado previsto delante de ese impase, de acuerdo con El Diplomatique: la infraestrutura empeoraría, las enfermedades continuarían castigando a la población y aumentaría la mortalidad. Recordamos que Joseph Stiglitz abandonó el cargo que tenía en el Banco Mundial justamente por estas prácticas desiguales dadas a los países cuando llegaban al Banco Mundial, como relata en sus obras. La función social de esas organizaciones es totalmente destruida por el artículo en la medida que denuncia una situación que tiende a perpetuarse, tal como comprueban los informes oficiales relacionados con la ONU10.

Pero la acción de las políticas neoliberales no resuelve apenas la pobreza en Latinoamérica. Desarrolla proyectos políticos y debates no siempre aceptados por la población. Traer algunos casos observados por el Le Monde Diplomatique ayuda a entender este otro aspecto de las políticas neoliberales. El caso del petróleo del Ecuador es bastante ilustrativo11. El texto sobre Ecuador está relacionado con el aumento de la productividad y con la necesidad de aumentar las inversiones para mejorar la “situación económica del Ecuador”. El problema de fondo es el enfrentamiento entre la compañía estatal ecuatoriana, Petroecuador, los intereses del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial presionados por las compañías privadas europeas que desean controlar el petróleo ecuatoriano.

Los proyectos iniciales de Petroecuador implicaban en la extracción petrolífera de manera planificada y racional empleando mano de obra nacional y preservando el medio ambiente. Como el petróleo ecuatoriano sería de buena cualidad, aunque insignificante en cantitad si se compara con la producción mundial (340 mil barriles/día), las empresas internacionales formaron un consorcio, el OCP Ltd. para actuar en la región amazónica. Una de las principales características del artículo es mostrar el procedimiento seguido para acabar con el monopolio estatal. El primer paso fue político y se concretizó con la llegada al poder de Gustavo Noboa que, además de abrir el país al comercio internacional, fue el gran incentivador de la construcción de los oleoductos para llevar el petróleo de la selva amazónica al litoral. En función del aumento de la producción y de la necesidad de realizar obras, se esperaba que con la abertura y la llegada del consorcio internacional se crearían más de cincuenta mil nuevos puestos de trabajo, principalmente en las áreas donde se realizarían las extracciones. Así, el consorcio entró donde antes estaba reservado para la compañía estatal. El tercer motivo, estaba relacionado con el uso de tecnología más moderna, que Petroecuador no tenía, para evitar problemas ecológicos. Finalmente se anunciaba un aumento sustancial en la extracción del petróleo, lo que daría al país condiciones económicas mejores.

Los resultados obtenidos etre 2000 y 2003, como publica el texto del Le Monde Diplomatique no son los que inicialmente estaban previstos. De los 328 mil barriles/día producidos en 1994, la producción de la compañía estatal ecuatoriana pasó a 220 mil barriles/día. El consorcio privado aumentó su producción de 50 mil barriles/día para 160 mil. La explicación a este fenómeno es simple: el consorcio trabajó para acabar con la rentabilidad de la compañía estatal con la intención de comprarla. Los desastres ecológicos provocados por las multinacionales, se consideran irreparables, y los peligros de provocar una contaminación ambiental muy grandes, pues se construyó el oleoducto sobre una área volcánica sujeta a terremotos y próxima a los nacimientos de ríos importantes para la región amazónica.

Como se puede ver, por lo que presenta el Le Monde Diplomatique en sus páginas, la entrada de las ideas y prácticas neoliberales en el Ecuador ocasionaron una situación totalmente contraria a la esperada. La finalidad sería la apropiación de la materia prima del país sin importar con los costos sociales o ambientales. Ésta, es otra vertiente del proceso de la globalización que el Diplomatique trae a sus lectores: el desmonte de la economía nacional en nombre de la racionalización y de las mejoras sociales, lo que se consigue abriendo la economía local a los mercados internacionales. Esta posición, siempre es importante recordar, corresponde con las observaciones de Stiglitz y sus pesadas críticas al orden mundial impuesto por los organismos como el FMI, el Banco Mundial o las compañías internacionales.

No podemos pensar que, sistemáticamente, el Le Monde Diplomatique reserva sus artículos para mostrar y reforzar ideas contrarias al modelo neoliberal y a la globalización. En los artículos que separamos para estudio, relacionados con América Latina, por lo menos dos, de manera bastante enfática, traen esperanza de encontrar caminos y alternativas diferentes a las establecidas por el nuevo orden mundial. Esto puede observarse en los textos destinados a estudiar las elecciones realizadas, en el final de 2002, en Brasil y en Ecuador. El artículo destinado a interpretar el caso de la elección en Brasil destaca por su euforía y entusiasmo12. Encuanto lectores, en algunos monentos, sentimos como la imparcialidad, tan anunciada en su Web, desaparece. Ejerce una clara exaltación y llega a incluir mentiras en el aval del plebiscito que llevó al Partido de los Trabajadores (PT) al poder.

¡Viva Brasil! La llegada de Lula, marca el inicio de un nuevo ciclo histórico en América Latina. Salido de un período nefasto de tiranías militares, de represión y rebeliones armadas, el ciclo precedente duró cerca de veinte años (1983-2002)13. Esta llamada del artículo, es confusa, no deja claro una información importante que puede confundir al lector o inducirlo a pensar que la dictadura militar (1964- 1984 fecha no situada claramente ) es igual al régimen de los mandatos de José Sarney, Fernando Collor, Itamar Franco y Fernando Henrique Cardoso. Creemos que hay diferencias sustanciales, aunque pueda ponerse en duda el valor social de los mandatos de esos presidentes. Pero también, no eran totalmente parecidos a los gobiernos militares.

Brasil, legalmente, desde 1989 escoge su Presidente de manera directa, no dependiendo de ningún consejo especial como ocurría en el pasado. Mejor o peor, el modelo brasileño es democrático. Las rebeliones militares y la represión institucional, son cosas del pasado y para las nuevas generaciones, ya suena como algo lejano (historia). Veremos el contenido de la materia con mas calma.

Inicialmente, el artículo de opinión del número 36 del Le Monde Diplomatique, sitúa destacados todos los movimientos políticos latinoamericanos que acabaron con los presidentes y modelos identificados con la propuesta neoliberal. Son ellos: Jamil Mahuad del Ecuador depuesto por una rebelión campesina después de intentar dolarizar la economia; Alberto Fujimori del Peru, en Noviembre de 2000, acusado de corrupción y Fernando de la Rua, en Diciembre de 2001, a los gritos de “No a la globalización” y “Fuera el Fondo Monetario Internacioanl”. Aún, otras manifestaciones menores, en países como Bolivia, Costa Rica y Paraguay condenando las clases políticas por su concordancia con el neoliberalismo, son citados para afirmar que en América Latina hay una unidad en la condena del modelo neoliberal. Esa es la explicación que determinaría la victoria de Lula en Brasil y de Lucio Gutierrez en Ecuador. Interesante la radiografía que hace de Brasil: “ese inmenso país – 175 millones de habitantes y la décima economía mundial- se prepara para ser gobernado, en condiciones democráticas por un líder proveniente de la izquierda radical contraria de la globalización”. El futuro que espera al nuevo Presidiente brasileño es casi mítico, pues debería mostrar, para toda Latino-América, la necesidad de escoger líderes capaces de realizar una administración diferente al modelo patronizado del neoliberalismo. El lema del Foro Mundial Social es adaptado en la materia: otro modelo económico es posible. Para reforzar este posicionamento, nada mejor que usar las palabras del propio Presidente brasileño:”Toda América Latina mira para nosotros, llevamos al poder las esperanzas de los latinoamericanos, por eso no podemos equivocarnos”.

Continua el artículo demostrando confianza en el futuro del continente. El año en el cual debería concretizarse sería el 2003 por algunos motivos: se podrán tener más claras las medidas que Lula tomará; habrá elecciones en Argentina, definiéndose si Brasil podrá contar con un aliado en la implantación del Mercosur y renegociar el proyecto de los Estados Unidos para formar el ALCA; la posible victoria de Lucio Gutiérrez, ayudará en la consolidación de un grupo de países para enfrentar la globalización y, los problemas de Venezuela tendrán una solución, sabiéndose, con seguridad, cual es el posicionamiento de Hugo Chávez.

Ese panorama tan positivo, contrasta con los otros artículos sobre América Latina llenos de relatos de destrucción, ocasionada por las medidas neoliberales y que aparentemente parecían insuperables. Puede ser que por ese motivo Ramonet, muy acertadamente, cierra su artículo de fondo de manera mucho más cautelosa que lo había iniciado dejando una pregunta incómoda en abierto relacionada con la misión, casi imposible, que espera a Lula: ¿podrá conseguir el desafío?

La respuesta intenta ser dada por uno de los más respetados pensadores y militantes brasileños contra la globalización: Emir Sader14. Su contribuición es muy importante para entender como el pensamiento latinoamericano de izquierda, construye la argumentación buscando salidas para el continente, dentro de otros modelos diferentes del neoliberalismo. Argumenta Sader, que el modelo neoliberal encuentra cada día más enemigos, grupos y organizaciones dispuestos a luchar contra él, en función de las consecuencias desastrosas dejadas a las poblaciones más necesitadas. La victoria política en países de América Latina, donde sus representantes se manifestaron contra el modelo neoliberal, comprueba el deseo político de buscar esas alternativas. Si ésto es verdad, sería apenas una cuestión de juntar países, fortalecer relaciones, ampliar la búsqueda de aliados fuera del continente y establecer resistencias conjuntas, para fortalecer su posición y evitar la fragilidad individual delante de las organizaciones y organismos internacionales. Internamente, por lo menos pensando en Brasil, Sader sustenta que la esperanza es concreta pues las primeras medidas de Lula se direccionaron para acabar con la inflación, disminuir los intereses, fortalecer el capital nacional y distribuir renta. De esta manera se estaría aumentando la posibilidad de combatir la globalización. Nos parece muy ecertada la interpretación aunque, en la práctica, el camino sea más duro y difícil de lo que parece. La dependencia de aliados y de acuerdos políticos, dificultan y levantan serias dudas de que esto se materialice. Se sabe que es un camino muy desgastante y sin esperanza de que pueda ser superado en poco tiempo.

El optimismo en el fortalecimiento político, también se encuentra en el artículo que analiza la elección en la cual, Lucio Gutiérrez alcanzó la victoria en el Ecuador15. Su triunfo, conseguido con el apoyo de las comunidades indígenas, representa una posibildad concreta de trazar nuevos caminos para esos grupos menos favorecidos. Esto, en el Ecuador, nunca ocurrió pues siempre grupos conservadores y elitistas, controlaron la política durante décadas. Por primera vez, los indígenas tendrán en el poder una persona sensible a sus reivindicaciones y podrán tener en el Congreso ecuatoriano, políticos comprometidos con el partido (Sociedad Patriótica de 21 de enero) que llevó a Lucio Gutiérrez a la presidencia y en cuyo programa, se incluían medidas que beneficiarían a los índios. El texto del Le Monde Diplomatique, enfatiza el resultado del plebiscito ecuatoriano como una posibilidad concreta, de despertar a la izquierda latinoamericana para participar más activamente en otros países y formar una cadena que permita pensar en acciones conjuntas. Pero nuevamente advierte, en la misma materia, como la acción de ese gobierno y el de Lula, pueden ser apenas experiencias.

La situación de Cuba se torna ejemplar para mostrar la importancia de la manipulación de la información16. No debemos ignorar como, en este caso concreto, el juego de intereses y posicionamientos está siendo llevado a cabo por los grandes periódicos. El blanco siempre acaba siendo Fidel Castro y la falta de libertad de su régimen. El artículo del Diplomatique entra en ese debate sólo que de manera bien diferente. El motivo de la materia fue la ejecución de personas en Cuba por órdenes de Fidel con gran repercusión en la prensa internacional. Entre otras críticas, la prensa notició y explotó al máximo desde la violación de los derechos humanos en la Isla, hasta la ruptura con Fidel de personas importantes como Saramago17.

Debemos destacar que el Le Monde Diplomatique condena el acto de Fidel, pero abre su espacio para procurar dar un sentido a lo que pasó. La metodología usada en el análisis de este artículo, es la que se puede encontrar en la mayoría de los textos del Diplomatique. Hace un resumen histórico de las relaciones entre Fidel y los Estados Unidos, destacando como los medios de comunicación trabajaron en favor de las versiones defendidas por los norteamericanos, siempre que se relacionaron con el significado de Cuba en la actual situación mundial. Esa tendencia, de acuerdo con el artículo, se acentuó después de la elección del Presidente George W. Busch. En su gestión, el bloqueo económico contra la Isla, aumentó considerablemente. El profesor Wayne Smith, antiguo embajador del Presidente Carter en Cuba y uno de los promotores del mejor plan de aproximación entre los dos países desestruturado por Ronald Reagan, afirma que, en la administración Gerge W. Bush, Cuba es considerda como uno de los países enemigos de los Estados Unidos, pues acoge y protege terroristas. Cuba, para los Estados Unidos, es parte del conjunto de países del “eje del mal”. Un Estado terrorista o promotor del terrorismo.

La acción norteamericana contra Cuba, cuenta con agentes infiltrados y mantenidos por los cubanos de Florida. Desde esa posición privilegiada, estarían promoviendo actos terroristas destinados a desestimular el turismo, y a crear un clima de inseguridad en Cuba. Eso, de acuerdo con la opinión del Le Monde Diplomatique, la prensa importante no publica, que cinco cubanos encontrados en los Estados Unidos sin la documentación regularizada, fueron condenados apenas muy duras que, en la práctica, equivalen a la pérdida de la libertad por el reso de su vida. Su crimen habría sido, intentar encontrar trabajo en los Estados Unidos. Delante de esa situación, Cuba intenta mantener su soberanía e independencia, teniendo que recurrir a medidas extremas, entre las cuales se incluye, la condena de las tres personas que habían secuestrado un ferry en la tentativa de huir para los Estados Unidos. De esta manera, el Diplomatique situa la condena dentro de una situación en la cual, el posicionamento de los dos lados está cada vez más radicalizado y, consecuentemente, las acciones acaban llegando a situaciones extremas.

El texto demuestra como la prensa internacional, tiene “olvidadas” las acciones americanas contra Fidel. Los que piden más democracia en la Habana, sustenta el Le Monde Diplomatique, no deberían olvidarse de citar los derechos económicos, sociales y culturales negados a Cuba dentro de las institucuiones internacionales. También sería importante recordar la situación en que se encuentran los prisioneros de Guantánamo, así como las muertes que los Estados Unidos provocan en el resto de América Latina, en función de una política destinada únicamente a conseguir lucro y nada más. El exceso de información y la masificación de una única versión, reducen las interpretaciones y no llevan en consideración los análisis más detallados y profundos, tratando otros intereses ocultados por los medios de comunicación de masa. Así, el artículo justifica la muerte de los cubanos tratándola no como una situación aislada, y sí, insertada en el contexto internacional de polarización de posiciones.

La violencia en Colombia también se puede incluir dentro de la misma tonalidad del artículo sobre Cuba, osea, el predominio de una única versión y la ausencia de interpretaciones más detalladas sobre las razones e intereses ocultos en esas situaciones. Reconociendo que las Frac tienen relacción con el tráfico de drogas, el artículo del Le Monde Diplomatique muest,a como el aparato represor del Estado, el Ejército y grupos armados de extrema derecha, están actuando de manera más cruel que las llamadas fuerzas terroristas. Esos grupo paramilitares, ayudados y usados por el Ejército, fueron contratados y creados con la finalidad de tener personas que “ayudarían” a descubrir, no importando como, los movimientos de la guerilla e identificar los simpatizantes de la organización izquierdista. La violencia, no es un acto terrorista de grupos revolucionarios que secuestran o matan para proteger el tráfico, o promover la instalación de un régimen socialista. La violencia se diseminó por la falta de una democracia y por el no reconocimiento del Estado, de la existencia de grupos contrarios a los intereses de los grandes propietarios de la tierra que, con miedo de perder sus propiedades, apoyaron los métodos ilegales para acabar con la organización de las Frac. Es una situación delicada y con raíces más históricas de lo que muestra la mayoría de las noticias de los grandes periódicos americanos para el mundo. No son traficantes y guerrilleros que, de manera conjunta, promueven el vandalismo y la inseguridad. Tampoco es con planes desastrosos, como el llamado plan Colombia, que tendería a terminar con esta situación inestable. Lo que el Diplomatique comprueba, es la proporcionalidad entre la violencia del Estado y de la guerrilla. En la medida que el Estado endurece sus acciones, la guerrilla responde de la misma manera. Levanta la hipótesis de que el actual Presidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, tiene relación con los grupos paramilitares y el tráfico de drogas.

El artículo del Diplomatique realiza un importante ejercicio de investigación, demostrando las relaciones delicadas resultantes de esa situación, y que teóricamente no tendría una solución, a no ser que se llegue a un acuerdo entre los grupos intefrantes del conflicto. El Le Monde Diplomatique demuestra, como la situación de la mayoría de la población es inestable y delicada, sufriendo y viendo un futuro poco prometedor pues, no tienen seguridad que sus plantaciones no sean destruídas por las acciones y enfrentamientos de esos grupos. La violencia se encaja dentro de un proceso político con reflejos sociales, no es un simple caso de policía.

Conclusión
Nos parece haber dejado muy claro que la globalización, sólamente puede ser entendida en su profundidad, si es comprendida como una nueva forma de actuación del capitalismo, y de las instituciones y organismos en los cuales fundamenta su actuación. También quedó claro que, delante de la hegemonía del nuevo orden establecido, se encuentran pensadores proponiendo argumentos y concepciones contrarias al pensamiento predominante.

Dentro de ese debate se encuentra el Le Monde Diplomatique, un periódico opuesto radicalmente a la globalización y al neoliberalismo. Las noticias del Diplomatique exhiben interpretaciones y versiones críticas de los hechos recientes, particularmente los relacionados con América Latina. Pero un análisis más detallado nos permite verificar como, el Le Monde Diplomatique, en la mayoría de sus artículos parte de una interpretación equivocada, o parcial, de lo que es la globalización. Ésta es entendida como el triunfo del mercado. En consecuencia establece como objeto de crítica central de su contenido el propio mercado, las instituciones legitimadores de las reglamentaciones mercantiles, las innovaciones tecnológicas y los demás instrumentos relacionados con el triunfo del comercio. No podemos negar que ésta sea una, tal vez la más importante, de las características de la globalización. Pero podemos caer en una trampa si no introducimos en la polémica otros elementos que la reducción de los hechos a la lógica del mercado. Es importante apuntar otras interpretaciones, más complejas y peculiares a cada realidad, delante de la llegada de la globalización.

La globalización expone las culturas locales o regionales, al impacto de valores extraños defendidos no sólo por los nuevos agentes que entran en su espacio, sino que también cuentan con el apoyo de grupos internos, dispuestos a estabelecer ese nuevo orden útil para los defensores de la globalización. Criticar estos grupos, no es citarlos como los representantes del capital internacional. Es necesario desmontar la lógica interna que los colocó en las posiciones de poder en latinoamérica. A su vez, no pueden ser descartados. Tienen que ser incluidos en el conjunto plural de culturas y pueblos existentes en América Latina. La identidad latinoamericana implica en la aceptación de una multiplicidad de culturas que hasta hoy no tuvieron oportunidad de mostrarse libremente sin la dependencia o tutelamiento externo. La relación entre esas culturas, siempre fue delicado e indefinido.

El Diplomatique tiene dificultad en entender esos procesos internos, y por esa razón, la solución o soluciones que presenta no están claras, permaneciendo en el ámbito de las posibilidades. Como pudimos ver, imagina una América Latina construída encima de un pensamiento idílico y romántico proveniente de la época colonial. Éste, veía en las comunidades indígenas, un paraíso destruído por la acción del europeo. En parte es verdad, pero también sabemos de las explotaciones y conquistas internas, por medio de las cuales unos grupos dominaban otros, desmontando de esta forma, las visiones más románticas sobre el continente. Presentar esas contradicciones no significa disminuir las denuncias del Le Monde Diplomatique al contrario, nos parecen insuficientes y, como un medio de comunicación independiente, debería avanzar en las propuestas que, repetimos, no quedaron claras. Al final, las preguntas que permanecen sin respuesta, en el Diplomatique, son las siguientes: ¿Cómo sería la situación de América Latina si hubiera quedado fuera de la globalización? ¿Podemos imaginar las décadas de los sesenta y de los setenta, mejores que las actuales para la población más pobre?

Si la respuesta es no, lo que nos parece correcto, significa que las barreras en América Latina son más profundas que las ocasionadas por la globalización. Nos atreveríamos a afirmar que no existe una única identidad y una única salida, razón por la cual también pensamos en una salida plural. El reconocimiento de las discrepancias en confrontación constante, es un buen comienzo. La comunicación es el espacio ideal para vivir y mostrar estas discordancias, que expuestas pueden ir indicando las salidas.


Notas:

1 Las prinicpales obras usadas de estos autores son “Democracia contra capitalismo”, de Hellen Wood y “Armadilha neoliberal” de James Petras. Las dos están relacionadas en la bibliografía final.
2 Entre otros colaboran: Ignácio Ramonet, Noam Chomsky, el subcomandante Marcos, José Saramago, François Chesnais, Ivan Illich y Samir Amin.
3 Pensamento Crítico & Alternativas. Disponíble en: <http://www.diplo.com.br>,. Acceso en: 20 de janeiro de 2004.
4 Además del ya citado Correio Braziliense reproduzen el Le Monde Diplomatique: Caros Amigos, Revista Sem Terra, Escola Sindical São Paulo da CUT, Adverso, ADUFRJ, Jornal da Adufmat, Teoria & Debate, Revista Em Tempo, Mundo y el portal de Internet IG.
5 Las ideas siguientes están en las obras de Ignácio Ramonet enumeradas en la referencia.
6 Ellas se centraban en la posibilidad de escojer gobiernos identificados con las causas más populares podiendo romper la dependencia en relación a las políticas neoliberales.
7 GOUVERNEUR, Cédric. Resistência dos índios no Estado mexicano de Oaxaca. IN: <http://www.diplo.com.br>. Ano 4, n.º42.
8 CHVEZ, Walter. Erupção ananuciada do vulcão boliviano.IN: <http://www.diplo.com.br> ano 4, n.º40 Acceso en 1 de febrero de 2004
9 FARMER, Paul. O Impacto sanitário de um embargo. IN <http://www.diplo.com.br> ,ano 4, n.º 42. Acceso en 2 de febrero de 2004.
10 Apenas para ilustrar esto, los especialistas del Centro de Ecología e Hidrología del Ambiente Natural de Inglaterra desarrollaron un nuevo indicador de la pobeza en el água (water poverty index) en el cual, después de avaliar 147 países muestran el Haiti en 147º lugar.
11 BARTHELEMY, François. Tomando o petróleo de assalto. IN: <http://www.diplo.com.br>, ano 4 n.º 36. Acceso en 1 de febrero de 2004.
12 RAMONET, Ignácio. Viva o Brasil. IN: <http://www.diplo.com.br>. Ano 4 , n.º36. Acceso en 1 de febrero de 2004
13 RAMONET, Ignácio. Viva o Brasil!. In: <http://www.diplo.com.br>, ano 4 n.º36. Accesado en 2 de febrero de 2003
14 SADER,Emir. Os desafios do pós-neoliberalismo. In: <http://www.diplo.com.br>, ano 4, n.º 37.Acessado en 3 de febrero de 2004
15 SAINT-UPERY, Marc. Um rebelde na presidência. IN: <http://www.diplo.com.br>, ano 4, n.º36. Acessado en 3 de febrero de 2004
16 MINA,Sandra. A síndrome de ilha sitiada. In: <http://www.diplo.com.br>. Ano 7, n.º41. Accesado en 3 de febrero de 2004.
17 Es importante decir que Saramago criticó duramente la manipulación de su posicionamento en relación a esos episodios en Cuba. Denunció las muertes pero eso no implico en la ruptura con Fidel ni con lo que significa Cuba en el contexto internacional.


Referencias:

ANDERSON, Perry. Balanço do neoliberalismo.IN: SADER, Emir (Org.) 1995. Pos-neoliberalismo. As políticas sociais e o Estado Democrático. Rio de Janeiro: Paz e Terra
HALL, Stuart. 2001. A identidade cultural na pós-modernidade. Rio de Janeiro: DP&A Editora.
IANNI, Otávio (2000) Teorias da Globalização. São Paulo: Editora Brasiliense.
MARTIN-BARBERO. Jesús. 1997. Dos meios as mediações. Rio de Janeiro: UFRJ, Editora
MATTELART. Armand. 2000. A globalização da comunicação. Bauru: EDUSC
MÉSZÁROS, Istvan (2002) Para além do capital. São Paulo: Boitempo.
MORAES, Denis. O capital da mídia na lógica da globalização. IN: MORAES, Denis (Org). 2003. Por uma outra comunicação. Rio de Janeiro: Record.
ORTIZ, Renato.1993, Românticas e folcloristas – cultura popular. São Paulo:Olho d´agua.
PETRAS, James (1999). Armadilha neoliberal. São Paulo: Xamã
RAMONET, Ignácio (2002) Propagandas silenciosas: massas, televisão, cinema. Petrópolis: Vozes.
RAMONET, Ignácio (2001) Geopolítica do caos. Petrópolis: Vozes
STIGLITZ, Joseph E. 2002. A globalização e seus malefícios. São Paulo: Futura.
STIGLITZ, Joseph E. 2003. Os exuberantes anos 90. São Paulo: Companhias das Letras.
WOOD, Ellen M. 2003. Democracia contra capitalismo. São Paulo: Editora Boitempo

Sitiografía
<http://www.diplo.com.br> (consultados todos los seis primeros números del 2003)
ESTEINOU, Javier Siglo XXI. Leyes del mercado y nuevo proyecto de comunicación em América Latina. IN: <http://www.innovarium.com/indculturales/proyma.UEM.htm>.
MARTIN- BARBERO. Medios y culturas en el espacio latinoamericano. IN: <http://www.campus-oei.org/pensariberoamerica/ric/o5ao1.htm>.


Dr. Maximiliano Martin Vicente
Profesor de los cursos de Comunicación Social de la Faculdade de Arquitetura, Artes e Comunicação – FAAC – UNESP, Campus de Bauru – SP – Brasil.