Por Gloria Gómez
Número 41
Interacción entre
inducción-deducción
Cuando analizamos
con detalle una investigación podemos identificar, de forma
más o menos clara qué modo de hacer ciencia ha utilizado
su autor de forma prioritaria. Daniel Martí (2004, 29 de
mayo) diferencia cuatro modos o maneras de desarrollar un trabajo
científico:
1. Los objetos de investigación
se ven como asunto para el análisis y para la composición
de elementos o partes. En la línea experimental que busca
reglas, normas y leyes.
2. La actividad fundamental del investigador es la reflexión.
Así que su propia experiencia subjetiva y sus asociaciones
son criterio y valor de las conclusiones a las que llega...
3. También se puede hacer ciencia como el que se pierde
entre las cosas, las observa, las acumula, las compara...
4. La inteligencia también se puede dirigir a la estructura,
a la esencia, a la intimidad. De la realidad en sí no se
puede deducir cualquier cosa, ni de cualquier manera, pero las
vueltas que se le dan a estos asuntos, nada fáciles ni
asequibles, son las que permiten definiciones y llegar a saber
de un mejor modo quiénes somos o ante quién estamos.
Estas formas de acercarse a la realización
de un trabajo científico parecen claras y podríamos
enmarcar a determinados autores en cada una de ellas. Pero parece
que previo a este “hacer investigador” existe un punto
de partida que tiene una vital relevancia y que, de alguna manera,
perfila divergencias entre trabajos de investigación, más
allá de la diferenciación basa en la utilización
de un método inductivo o deductivo.
Además, en el desarrollo
de la actividad investigadora, parece que los puntos de partida
se van “reconstruyendo” y que van retroalimentando el
trabajo empírico del investigador.
En palabras de Harris “La
ciencia siempre ha consistido en una interacción entre inducción
y deducción, entre empirismo y racionalismo; cualquier intento
de trazar una línea de separación a uno u otro lado
chocará con la realidad de la práctica científica”
. (1994, p. 23)
Desantes y Yepes explican: “la
realidad no está constituida solamente por el dato experimental,
sino también por la posibilidad de aprehenderlo en toda su
extensión y profundidad, lo que solamente puede conseguir
si se admite la validez de la inducción y la deducción,
del análisis y de la síntesis. (1996, p.47)
Sierra Bravo define el método
científico como: teórico, problemático-hipotético,
empírico, a la vez inductivo y deductivo, crítico,
circular, analítico-sintético y selectivo. Este autor
explica que el método científico es inductivo “cuando
procede mediante la clasificación sistemática de los
datos obtenidos mediante la observación, con el fin de determinar
las uniformidades o regularidades que presentan” y es inductiva
la parte que consiste “en la derivación de conceptos
o enunciados, no de la observación de la realidad, como la
inducción, sino de otros conceptos o enunciados establecidos
anteriormente".
Sierra recalca la retroalimentación
existente entre el método inductivo y deductivo: “inducción
y deducción van ligados. La relación entre los datos,
establecer conceptos y enunciados y sacar conclusiones es en gran
parte obra deductiva”. (1995, p.21)
El carácter de “circular”
con que el autor define el método científico también
se asienta en esta interacción entre ambos métodos
de investigación: “los principios se prueban mediante
datos empíricos y éstos se analizan o interpretan
sobre la base de aquellos” (Del Campo, 1969, p.267) en (Sierra
Bravo 1995, p.21)
Karl Popper describe con acierto
algunas las contradicciones inherentes al método inductivo
en su obra La lógica de la investigación científica:
Algunas personas que creen en
la lógica inductiva se precipitan a señalar, con
Reichenbach, que la totalidad de la ciencia acepta sin reservas
el principio de inducción, y que nadie puede tampoco dudar
de este principio en la vida corriente. No obstante, aún
suponiendo que fuese así, después de todo, la totalidad
de la ciencia podría estar en un error_ yo seguiría
afirmando que es superfluo todo principio de inducción,
y que lleva forzosamente a incoherencias (incopatibilidades lógicas)...
ya que, a su vez, el principio de inducción tiene que ser
un enunciado universal... si intentamos afirmar por experiencia
que es verdadero, reaparecen de nuevo justamente los problemas
que motivaron su introducción: para justificarlo tenemos
que utilizar inferencias inductivas; para justificar éstas
tenemos que suponer un principio de inducción de orden
superior, y así sucesivamente. Por tanto, cae por su base
el intento de fundamentar el principio de inducción en
la experiencia y que lleva, inevitablemente, a una regresión
infinita” (1994, p. 29).
El punto de partida como
elemento diferenciador en las investigaciones
Un texto que ejemplifica
la existencia de una cuestión que distingue trabajos de investigación
y que antecede a la de la elección de un método u
otro es Indicadores educativos y sociedad de la información
(2001), de Javier Echeverría.
Este investigador puntualiza los
indicadores propuestos y utilizados desde la empresa de Telecomunicaciones
Telefónica para medir el desarrollo de las Tecnologías
de la Información (TIC) en España. Mantiene que los
indicadores que utiliza la empresa son de carácter mercantilista,
que se limitan a medir parámetros de tipo tangible, por así
decirlo: número de terminales por número de habitantes,
número de horas de conexión a Internet, etc.
Cabe afirmar que, al menos en
este informe, lo que le interesa a Telefónica es el mercado
de la información, no la sociedad de la información,
ni mucho menos la sociedad civil de la información. La
definición de usuario que utiliza el informe de Telefónica
ilustra este sesgo mercantilista, característico de la
nueva forma de poder en el espacio electrónico, a la que
he denominado los señores del aire
Para este estudio, los usuarios son, en palabras de Echeverría
"los individuos u organizaciones que acceden a los contenidos
que pone a su disposición la Sociedad de la Información,
a través de las infraestructuras" (2001, pp. 7-8)
El autor propone como alternativa
a este trabajo una serie de indicadores para medir el grado de implantación,
uso y desarrollo de las nuevas tecnologías en el ámbito
educativo. Algunos de ellos son:
- número de RETs (Redes
educativas telemáticas) que funcionan efectivamente en
un país (región, ciudad) y de puntos de acceso a
dichas redes.
- velocidad de acceso a dichas RETs (que han de ser de banda ancha,
porque los procesos educativos son plenamente interactivos),
- seguridad de las RETs, medida en los servidores.
- número de escenarios construidos y diferenciados según
las diversas funciones educativas de la e-educación,
- tiempo y frecuencia de acceso de niños, niñas
y educadores a las RETs y a sus respectivos escenarios. Con ello
obtendríamos el "horario" escolar efectivo en
el espacio electrónico, etc. (2001, p. 8)
Se considera que contabilizar estas
variables nada tiene que ver con medir los que propone Telefónica.
Javier Echeverría diseña unos items que buscan evaluar
el grado de implantación, de uso real que se hace en el ámbito
educativo de las tecnologías de la información.
Se podría decir que tanto
la investigación realizada por Telefónica como la
propuesta por Echeverría son investigaciones basadas en un
método deductivo pero parece que hay unas diferencias entre
ellas que surgen desde el primer momento y que se refieren al objeto
de estudio.Una de estas divergencias se deriva del contexto en el
que surgen ambos trabajos.
No es lo mismo una ciencia que
se desarrolla en una economía socializada, en la que el
estado es el principal potenciador de la actividad científica,
que una ciencia desarrollada en empresas privadas regidas por
una tabla de valores donde el beneficio y la competitividad son
predominantes. Al respecto, no hay que olvidar la enorme transformación
que ha experimentado la investigación científica
durante el S.XX en los Estados Unidos de América: frente
al patrocinio público de la ciencia clásica, en
la actualidad un 50% de la investigación científica
en dicho país es financiada por empresas privadas. Ello
implica la primacía de nuevos valores, tales como la rentabilidad
y el beneficio económico (Echeverría, 1995, p.136-137).
Siguiendo con el tema del punto
de partida que parece, antecede a todo trabajo de investigación,
Sierra Bravo explica que un método de investigación,
además de un contenido determinado y de la especificación
de una serie de etapas para obtener el conocimiento pretendido,
debe integrar una base racional que incluya:
a) Los presupuestos filosóficos
del método de investigación.
b) el enfoque y punto de vista adoptados por el método.
c) los principios racionales que orienten y justifiquen las actuaciones
que el método de investigación suponga.
d) técnicas específicas para llevar a efecto, según
las circunstancias del caso, las fases y operaciones del método
de investigación. (1995, p. 18)
La necesidad de establecer
nuevas clasificaciones de la investigación en comunicación
La fina barrera entre
inducción/ deducción plantea la necesidad de establecer
nuevas clasificaciones de las diferentes aproximaciones que, desde
la investigación, se han hecho a la comunicación puesto
que se considera que esto, además de favorecer el conocimiento
de lo que se ha propuesto y se propone, permitiría trazar
nuevos enfoques con una facilidad mayor.
Con esto nos referimos a que con
una clasificación de modelos de investigación aplicada
a la comunicación, es más fácil identificar
qué posición estamos ejerciendo en un determinado
momento y, en el caso de no localizarla, parece más sencillo
trazar puntos de unión o de separación que nos permitan
proponer nuevas pautas. Con esta idea enlazamos la definición
que da Tomas Khun de paradigma: “Considero a éstos
como realizaciones científicas universalmente reconocidas
que, durante cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y
soluciones a una comunidad científica” (1975, p.13).
Khun plantea que un paradigma surge cuando el investigador se encuentra
con problemas a la hora de seguir con su investigación. Pues
bien, una clasificación de la investigación de la
comunicación en función de parámetros entendibles
y diferentes a los de inducción/ deducción parece
que puede facilitar, como expresé más arriba, nuevas
pautas en la investigación de la comunicación.
Para este autor, las revoluciones
científicas se producen como consecuencia de las “anomalías”
con que tropiezan quienes practican la ciencia normal. Estos se
ven impotentes para resolver un número cada vez mayor de
problemas, lo que conduce a una crisis, que a su vez, brinda la
oportunidad para la aparición de un nuevo paradigma (Harris,
1994, p. 35).
Lakatos llamará programa
de investigación a lo que Khun denomina paradigma: “la
historia de la ciencia no es tanto la historia de las teorías
como la de los programas de investigación” (1970, p.173)
en (Harris, 1999, p.38).
Este punto cobra especial importancia
en un momento en el que la comunicación se ha visto notablemente
transformada por la aparición del medio Internet. Se podría
hacer una distinción entre los tipos de investigación
en comunicación social en función del objeto de estudio,
de la perspectiva con la que es investigado pues se considera que
es eso lo que más diferencia a un tipo de investigación
de otra.
En la historia de las ciencias,
el objeto y el método de investigaciones y discursos van
ligados y la relación entre ambos va evolucionando con
el desarrollo de las ciencias. A la luz de esta evolución,
de estas transformaciones de la relación entre objetos
y métodos de las ciencias podemos examinar con claridad
suficiente el objeto y el método de las ciencias humanas”
(Pizarro, 1998, p.3)
Un ejemplo de la relación
entre objeto de estudio y método es la Ley de Newton. El
físico propuso al mismo tiempo la conjunción entre
un objeto y un método de estudio.
La revolución newtoniana
hace del sistema planetario y del movimiento de los cuerpos terrestres
un sistema único, sometido a la misma dinámica.
Esto implica, obviamente, el paso en astronomía de un sistema
de relaciones a un sistema de intersecciones ... Esta forma de
explicación de la teoría de la gravitación
newtoniana, requirió ... superar el obstáculo ...
que se opone a la construcción del mundo físico
como sistema. Este obstáculo estribaba en la concepción
racionalista y (vulgarmente) “materialista” de la
interacción como contacto material entre cuerpos materiales.
La reducción de la interacción entre cuerpos al
contacto (o choque) material entre ellos era una creencia, implícita
o explícitamente formulada, consustancial con el materialismo
racionalista que encuentra su mejor expresión en la física
de Descartes. Es obvio que si la acción de un cuerpo sobre
otro exige el contacto, no hay acción a distancia ... (Pizarro,
1991, p.18)
La investigación sobre comunicación
parece demandar nuevos enfoques a la hora de proponer clasificaciones
de las aproximaciones o de los trabajos realizados por investigadores
o por Grupos de Investigación, que vayan más allá
de la separación en función del método utilizado:
Inductivo o deductivo.
Esta dicotomía o barrera
deja sin definir muchos aspectos de las investigaciones realizadas
en el ámbito de la ciencia de la comunicación. Se
presenta como necesario el planteamiento de mapas conceptuales que
permitan realizar una fácil identificación de las
diferentes perspectivas utilizadas por los investigadores en sus
trabajos.
Referencias:
Documentos web revisados a 17 de
noviembre, 2004
Desantes Guanter, José
Mª/ López Yepes, José (1996) Teoría
y técnica de la investigación científica.
Madrid: Editorial Síntesis.
Echeverría, Javier (1995) Filosofía de la ciencia.
Madrid: Ediciones Akal.
Echeverría, Javier (2001) Indicadores educativos y sociedad
de la información. O. E. I. Organización de Estados
Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Sala de lectura CTS+I. Ciencia Tecnología Sociedad + Innovación.
Disponible en <http://www.campus-oei.org/salactsi/indicadores.htm>
Harris, M. (1994) El materialismo cultural. Madrid: Alianza
Editorial.
Khun, T.(1975) La estructura
de las revoluciones científicas. México: Fondo
de Cultura Económica.
Martí Pellón, Daniel (2004, 29 de mayo) "Cuatro
Modos y sólo una ciencia (respuesta a cuestiones de metodología
y epistemología". Comunisfera. Observatorio
de e-comunicación. Disponible en <http://comunisfera.blogspot.com/2004/05/cuatro-modos-y-slo-una-ciencia.html>
Pizarro, N. (1998) Tratado de Metodología de las ciencias
sociales. Madrid: Siglo XXI de España Editores
Popper (1994) La lógica de la investigación científica.
Madrid: Editorial Tecnos.
Sierra Bravo, R. (1995) Técnicas de investigación
social. Teoría y ejercicios. Madrid: Editorial Paraninfo.
Lic.
Gloria Gómez Diago
Investigadora de la Universidad de Vigo,
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