Por Marta de Arévalo
Número 41
Trigo y
trino que cantan la muerte,
Carne andante transida de andar.
Soy el árbol, la piedra y el fuego
enraizada en el Ser primordial.
Soy el árbol, la piedra
y el fuego
en misterios de luz zodiacal.
Me disuelvo en la gota de llanto
y me crezco intangible en el Dar.
Vivo el Cosmos en yo microcosmos,
onda azul de la Luz inmortal.
Voy reflejo espejeante del Mito
contenida en la vida ancestral.
Soy sin ser un destino de lirios
que son sombras apenas verdad;
soy la estrella lejana que nombra
en asombros la hormiga y el mar.
Voy fraterna y secreta en los ritos
en alquimia sin nombre ni edad;
Ritmo y Música, Idea de un sueño
como arpegio de la inmensidad.
Mientras canta en mi agua del día
lo finito en mi paso y mi pan,
se concierta en mi esencia profunda
un arcángel clavel y metal.
Voy desnuda sin voz de sirenas
voy ardiente de níquel y sal.
Soy mil rostros de genes y dioses
manifiestos en tiempo vital.
Marta
de Arévalo
Escritora uruguaya |