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Por Xosé López
Número 41
Desde que la comunicación
interpersonal encontró soportes, medios técnicos,
para ampliar la comunicación, se ha abierto un nuevo horizonte,
una nueva página de la historia. Cuando hablamos de tecnología,
hablamos de mediación entre el ser humano y la naturaleza,
hablamos del conjunto de instrumentos y procedimientos industriales
de un sector (en este caso, la comunicación). Y cuando hablamos
de digital decimos que la máquina actúa por selecciones
binarias y descompone el mensaje en elementos discretos para su
procesamiento. La digitalización es el principio que consiste
en representar los sonidos y las imágenes por cifras binarias
(que se componen de unos y de ceros: bits) de manera que pueden
ser procesados por un ordenador.
Los efectos perversos de estas máquinas
llenaron cientos de páginas de la creación literaria
y de los propios medios de comunicación a lo largo de la
historia. Al margen de las posturas a favor y de las posturas en
contra, los datos indican que la primera revolución ha situado
al hombre como sedentario, la segunda ha tenido sello industrial,
con el petróleo como uno de los protagonistas de la última
fase, y la tercera tiene la información como elemento nuclear.
Estamos en esta fase, en la era de la comunicación, con las
tecnologías de la información y la comunicación
como protagonistas. La digitalización ha comenzado una fase
de cambio que sabemos donde ha comenzado, pero de la que desconocemos
su final.
Lo cierto es que hoy, en la Sociedad
de la Información y el Conocimiento, contamos con nuevos
modos de comunicar que resultan muy adecuados para los tiempos en
que vivimos. Es un camino que han abierto las tecnologías
actuales, que todavía tendrá que responder a importantes
desafíos en el futuro. De éstos destacaremos especialmente
los relacionados con la creación de prácticas comunicacionales
que garanticen la interactividad de los ciudadanos a fin de asegurar
una mayor participación en la esfera pública democrática.
La nueva revolución tecnológica
supone un reto y una oportunidad para todos los actores que intervienen
en el escenario comunicativo. Y, de forma especial, es una ocasión
para las culturas locales con identidad que aspiren a tener presencia
en un mundo caracterizado por la diversidad globalizada. Pero, para
hacer realidad esa participación, se precisan políticas
nacionales de comunicación que defiendan la interculturalidad.
De ahí la necesidad de diseñar unas estrategias que
tengan en cuenta las características de la nueva era.
El escenario ha quedado perfilado
tras la convergencia de las telecomunicaciones, la informática
y la industria de los contenidos. Sus cimientos se constituyeron
en la segunda mitad del siglo XX, aunque el primer edificio realmente
inteligente de la ciudad del futuro lo estrenaremos en el siglo
XXI. De momento hay importantes avances en los laboratorios, interesantes
investigaciones en marcha e infraestructuras en fase de construcción.
Y desde la Universidad tenemos que sumarnos a esta corriente, con
proyectos propios o con iniciativas en colaboración con la
industria de la comunicación.
En ese escenario que se dibuja en
el horizonte convivirán los medios tradicionales –prensa,
radio y televisión –y los nuevos medios en red –todo
lo que ha aparecido en Internet y todo lo que surgirá en
ese entorno-. Los primeros ya han comenzado a redefinir su papel
aprovechando aquellos aspectos que caracterizan el soporte, aunque
ahora tienen en cuenta las claves de la era de la imagen. Y los
nuevos medios, después de una fase de crecimiento en la que
imitaron las características de la prensa, buscan construir
modelos con renovados lenguajes y con modalidades expresivas para
una sociedad que aspira a vivir con la mirada puesta en la red.
Lo cierto es que la revolución
tecnológica en marcha avanza tan rápido que se multiplican
los desafíos por su implantación en los distintos
ámbitos de la sociedad. Es difícil seguir todos los
cambios, que a veces nos deslumbran y crean una falsa imagen de
las transformaciones que se avecinan. La respuesta está en
nuestras manos, que debemos reflexionar sobre las luces y sombras
del nuevo paraíso tecnológico (Emilio Prado/Rosa Franquet,
1998)1.
Una mirada al presente
Las redes telemáticas
afectan cada vez a más personas en el mundo. Vivimos bajo
la alargada sombra de la comunicación ciberespacial. Una
red, Internet, centra buena parte de las expectativas de cambios
sobre las formas de comunicar en el nuevo siglo. El periodismo electrónico
–mejor, el ciberperiodismo- es una realidad y los proyectos
que se anuncian, como hemos explicado, cambiarán el escenario
mediático tanto para los medios tradicionales como para los
nuevos medios.
Cada día son más los
ciudadanos que acceden a la red de redes y cada día son más
los medios que se encuentran en la red. Las estimaciones apuntan
que el número de usuarios sigue multiplicándose. La
infraestructura disponible permite atender las demandas existentes
en la red, aunque con alguna dificultad. Y los nuevos proyectos
esperamos que contribuyan a traspasar las viejas fronteras y a garantizar
que las infraestructuras tengan capacidad para muchos más
usuarios.
En pocos años, la red ha
pasado de ser un simple medio de comunicación a constituir
uno de los pilares del hipersector industrial de la sociedad mundializada.
Quizás por ello son muchos los ojos que dirigen su mirada
hacia ella. Y quizás por ello existen miles de medios en
Internet, de los que muchos se actualizan diariamente, varias veces
al día o de forma constante. El crecimiento en los últimos
años ha sido espectacular. Muy pocos dudan ya de la importancia
de este fenómeno que es real como la vida misma (Manuel Castells,
1998)2.
Estas tecnologías, sin embargo,
facilitan las cosas y deben contribuir a mejorar la calidad de vida
de los ciudadanos, pero no terminan con los problemas. Hoy constatamos
que persisten las desigualdades económicas –no hay
infraestructura en todos los países-, no todos los ciudadanos
saben moverse por la red, no garantizan que todos los ciudadanos
estén mejor informados, no aseguran la calidad de los contenidos
–en la red entra lo bueno y lo malo-,... Pero también
sabemos que no podemos vivir al margen de la red, porque la red
es el futuro, aunque el futuro es algo más.
Las herramientas necesarias
Con la mirada puesta
en el futuro, observamos que los jóvenes nacen y viven con
y en la red. Este es el motivo por el que los medios quieren aprovechar
las herramientas actuales para comunicar mejor e incrementar el
volumen de negocio. Las empresas tradicionales de comunicación
han apostado por la red, donde se han encontrado con nuevos productos
que buscan ocupar un lugar en el escenario mediático cambiante
y competitivo. Es decir, todos han aprovechado las nuevas tecnologías
porque existe el convencimiento generalizado de que así se
avanza con paso firme hacia una sociedad que disponga de mejor información
y sepa comunicar mejor.
No obstante, en esa marcha hacia
el futuro abundan los interrogantes, especialmente en el terreno
periodístico. La confluencia del papel de emisor y receptor,
la retroalimentación y la mayor facilidad para publicar en
las redes digitales puede significar un cambio sustancial en el
concepto tradicional de periodismo. El hecho de que cualquier usuario
de Internet se pueda convertir en informador sin necesidad de estar
bajo la protección de una empresa abre el camino hacia una
mayor independencia, ahora impensable en medio de un paisaje de
concentraciones y monopolios.
Algunas voces incluso, en un primer
momento, creyeron descubrir en estas nuevas posibilidades de comunicación
para los ciudadanos el fin del periodismo. Ahora, después
de esa confusión inicial, en la que algunos teóricos
adelantaron que el papel del profesional de la información
podía ser irrelevante en la nueva era, todos los datos parecen
indicar que el papel del mediador no va a desaparecer. Los periodistas
posiblemente serán más necesarios que nunca si se
quiere salir de la avalancha de información que proporcionan
los múltiples canales. Estos profesionales preparados para
los nuevos tiempos deberán aclarar lo que es importante y
lo que no, y tendrán que alertarnos sobre los peligros que
nos acechan, entre otras muchas cosas (Rosa Franquet, 1999)3.
Por eso, a la luz del avance del
ciberperiodismo, con el apoyo de empresas y profesionales, es necesario
dar pasos al frente para aprovechar las nuevas infraestructuras
desde los ámbitos locales y desde las culturas minorizadas.
Es el desafío de los pueblos que quieran conservar su cultura
en la sociedad mundializada, porque la aspiración de toda
cultura debe ser su universalización. Y la red de redes parece
un buen medio para alcanzar este fin.
Por lo tanto, desde los laboratorios
de investigación de las facultades de Ciencias de la Comunicación
parece oportuno crear medios para la red y analizar los pasos dados
por las publicaciones existentes en este ámbito, el impacto
de estos productos y los usos sociales del contenido de estas publicaciones
electrónicas. Es un campo nuevo de la comunicación
al que debemos prestar la atención que merece, ya que cada
vez son más los usuarios de Internet y las publicaciones
electrónicas que existen en la red, como hemos dicho.
Un cambio de rumbo
Las iniciativas se
han multiplicado en los últimos años. Varios trabajos
de experimentación han resultado muy esclarecedores. De hecho,
los proyectos del grupo de investigación Novos Medios4,
de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Santiago,
muestran las posibilidades de los cibermedios. Conviene recordar
que este grupo, a través del Observatorio de Ciberperiodismo
de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Santiago
de Compostela, creó a finales del siglo XX Gaceta de Galicia
como publicación digital multilingüe y que desarrolló
el modelo de Culturagalega.org <http://www-culturagalega.org>5)
–diario digital cultural editado en la red por el Consello
da Cultura Galega-. A partir de estas experiencias se pueden alcanzar
algunas conclusiones a tener en cuenta de cara al futuro, porque
Internet es un nuevo paradigma donde cada vez hay más medios
y donde las culturas locales deben estar presentes con una clara
defensa de la interculturalidad.
El futuro, como tratamos de explicar, se llama desafío. Y
los desafíos de la nueva era demandan imaginación,
nuevos lenguajes y mediadores profesionales que realicen bien la
selección y preparación de la información.
A juzgar por la experiencia cosechada
con el modelo de Culturagalega.org, el futuro es de las empresas
que entiendan su nuevo papel, de los profesionales que dominen las
nuevas herramientas, de los ciudadanos que aprovechen las nuevas
vías para participar en la sociedad de la información,
y de los pueblos que diseñen estrategias de comunicación
para estar presentes en la Sociedad de la Información y el
Conocimiento.
El camino se presenta difícil
y repleto de retos, pero desde los ámbitos locales sólo
queda una salida: apostar por la presencia en la red mediante productos
innovadores con contenidos próximos y en varias lenguas,
con defensa de la interculturalidad y de la identidad propia en
el escenario mundial, y con una política de apoyo al uso
de las nuevas tecnologías.
En definitiva, no sólo hay
que reinventar el periodismo, sino que también hay que redefinir
el papel de los medios, cambiar los usos sociales de la información
y ensayar nuevas políticas de comunicación que garanticen
que la diversidad cultural esté globalizada.
El nuevo camino
Ante un panorama
de tantos retos y desafíos, conviene asumir que la nueva
etapa que tiene por delante el periodismo estará caracterizada
por los cambios y la innovación. El profesional de la información
ha entrado en el siglo XXI con sensibilidad para acometer programas
de formación continua que le capaciten para la realización
de su trabajo con las nuevas herramientas y con técnicas
renovadas.
Las claves del periodismo ante el
nuevo horizonte digital, es decir, del ciberperiodismo del primer
tercio del siglo XXI, está escrito en un decálogo
que recoge alguno de los retos que estimo más urgentes y
que dice:
1.-El periodista no sólo
no desaparece, sino que cobra un papel más importante en
la sociedad.
2.-El nuevo periodista no sólo es intérprete de la
realidad, sino que también es gestor del conocimiento, ingeniero
y arquitecto de la información.
3.-El periodismo actual precisa reconquistar la calle para saber
lo que preocupa a los ciudadanos.
4.-El periodismo actual precisa recuperar los principios que le
dieron vida, volver a los orígenes, y aplicar viejas y nuevas
modalidades expresivas para contar lo que ocurre en la sociedad.
5.-El periodismo actual precisa combinar mejor la información
local, la de proximidad, con la información mundial.
6.-El periodismo actual precisa tratar los temas con profundidad,
rigor y amenidad
7.-El periodismo actual necesita recuperar la credibilidad perdida
mediante mayores controles de calidad en los procesos de elaboración
de la información si quiere cumplir su papel en la sociedad
y aportar información útil.
8.-El periodismo actual necesita favorecer la creatividad, el talento,
en las redacciones.
9.-El periodismo actual necesita mejorar los canales de participación
de los usuarios, que cada vez deberán exigir más.
10.-El periodismo actual necesita conseguir una mayor sintonía
entre la agenda de los medios y la agenda de los usuarios de la
información.
El periodismo, aunque tiene nuevo
entorno tecnológico en la era digital, mantiene viejos retos
relacionados con la calidad de la construcción del mensaje.
En estos diez puntos están, desde mi particular análisis,
muchos de los desafíos y alguna tendencia para el nuevo horizonte
digital.
En este tiempo el ciberperiodismo
ha iniciado un camino a la innovación que ha estado marcado
por luces y sombras. Algunas experiencias, como culturagalega. Org
<http://www-culturagalega.org>,
muestran que hay alternativas. No es la única, pero es un
caso que nos ha servido de modelo para nuestras reflexiones, que
ha salido de los laboratorios de la Universidad y que permite albergar
esperanzas para el futuro. Los datos dicen que hay nuevos soportes
para innovar con buen periodismo. Ahora hay que demostrar con productos
esa calidad del ciberperiodismo.
Notas:
1
1 Emilio Prado y Rosa Franquet han analizado el desarrollo de la
convergencia digital en el campo audiovisual en el mercado norteamericano
a fin de conocer las luces y las sombras de la revolución
tecnológica. Algunas de sus conclusiones las han recogido
en un artículo publicado en el número 4 de la revista
de comunicación ZER, del mes de mayo de 1998.
2 Manuel Castells es uno de los
investigadores que ha analizado con más lucidez los primeros
pasos de la sociedad en red, con especial atención a los
cambios en los usos sociales de la información.
3 Rosa Franquet comparte el criterio
de los autores que consideran básico el papel del periodista
en la Sociedad de la Información y el Conocimiento.
4
El Grupo de Novos Medios ha diseñado modelos para la innovación
en el ciberperiodismo. Uno de sus prototipos ha permitido la creación
de culturagalega.org (www.culturagalega.org), cibermedios que hemos
estudiado durante tres años. Las reflexiones que se recogen
en este trabajo de divulgación tienen su apoyo en los datos
conseguidos en la fase de análisis de este cibermedio.
5 5
Culturagalega.org nació en octubre del año 2000, promovido
por el Consello da Cultura Galega, un organismo público autónomo
e independiente del gobierno gallego (Xunta de Galicia) que promueve
y difunde la cultura gallega. Dirigido por Manuel Gago, profesor
de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad
de Santiago, se lleva adelante mediante un convenio con la Universidad
para la producción de contenidos.
Prof.
Xosé López
Profesor de Periodismo del Departamento de Ciencias de la Comunicación,
en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, de la Universidad
de Santiago de Compostela, España. |