Por Aurora García
Número 42
Resumen
Con el advenimiento de la era digital muchas fronteras se van desplazando
y nuevas competencias aparecen: los proveedores de acceso, los distribuidores
de servicios... . El oficio de las emisoras de radio se vuelve claramente
la edición de contenidos. Pero, los mismos contenidos, tienden
a evolucionar de muchas maneras como lo muestra el inventario de
programas disponibles para todos los soportes digitales existentes
(Internet, DAB).
Entre los cambios que la revolución
digital ha introducido en nuestros modos de entender la radio, se
pueden señalar de manera sintética al menos tres paradigmas
de evolución. En primer término la transformación
en el modo de ofrecer los contenidos, del flujo de programas a programas
en stock. El segundo paradigma es el cambio de los formatos temáticos
a los servicios a la carta personalizados. Y el último de
los paradigmas enunciados es la radio por los ojos: el audio y los
datos multimedia.
Las innovaciones técnicas
son, por consiguiente, imprescindibles para una radio que quiera
ganar el futuro. Pero deben incorporarse de acuerdo con las dimensiones
de la emisora y en un tiempo no excesivamente largo aunque tampoco
bruscamente. Son complementos imprescindibles para poder servir
mejor a la comunidad, pero no debe olvidarse que es el elemento
humano el radicalmente significativo en el proceso de la comunicación.
Toda la historia del fenómeno
de la comunicación muestra el intento de reducir el tiempo
transcurrido entre la producción del hecho y su difusión.
La diligencia en disponer de los hechos para darlos a conocer y
su efectiva difusión configuran la tendencia a la simultaneidad.
En este sentido la culminación del fenómeno de la
comunicación colectiva se alcanza en los medios sincrónicos,
de acuerdo con la terminología de Martín Serrano (1997),
que permiten una simultaneidad virtual entre el acontecer y su puesta
a disposición de los destinatarios.
La radio y la televisión
perfeccionaron la tendencia a llegar al público en el tiempo
más reducido posible. Es netamente diferente la situación
de comunicación que se produce según se empleen o
no medios de difusión. Y este concepto conviene perfectamente
a la llamada radio virtual.
Con el advenimiento de la era digital
muchas fronteras se van desplazando y nuevas competencias aparecen:
los proveedores de acceso, los distribuidores de servicios... El
oficio de las emisoras de radio se vuelve claramente la edición
de contenidos. Pero, los mismos contenidos, tienden a evolucionar
de muchas maneras como lo muestra el inventario de programas disponibles
para todos los soportes digitales existentes (Internet, DAB).
Tres paradigmas de la radio
virtual
El concepto virtual implica el de existencia ficticia, no real.
En física se habla de imágenes virtuales para aludir
a las que se forman en un espejo. En términos informáticos
se habla de realidad virtual y por avanzado que parezca cabe recordar
que la literatura se adelantó a los ingenieros si recordamos
el maravilloso libro Alicia en el país de las maravillas.
Al referirnos a la radio virtual
podemos decir que queremos indicar una radio cuya existencia real
en cuanto a personas y equipamiento técnico es reemplazada
por personas y equipos de existencia virtual, es decir no real.
En los últimos años la investigación se ha
orientado a construir sistemas que poco a poco van completando la
tecnología necesaria para producir la radio virtual.
Esto no se corresponde en absoluto
con la idea que hasta el presente todos tenemos de la radio, pero
es una demostración evidente de la capacidad de los sistemas
de inteligencia artificial que se están aplicando ya con
éxito en este campo.
Entre los cambios que la revolución
digital ha introducido en nuestros modos de entender la radio, se
pueden señalar de manera sintética al menos tres paradigmas
de evolución. Los mencionados paradigmas son:
a) En primer término la transformación en el modo
de ofrecer los contenidos, del flujo de programas a programas en
stock. Tradicionalmente el programa de radio era concebido como
un flujo a cuya escucha el público puede incorporarse en
cualquier momento. De ahí la atención que se presta
a la fluidez que debe permitir penetrar sin dificultad en el programa
en curso, sin perder las referencias temporales que permiten al
oyente situarse en el tiempo desde el momento en que se pone a escuchar.
En este incesante flujo de programas a despecho del tiempo, no hay
sitio verdaderamente para suplementos de información sino
para vías anexas como el correo, el teléfono o el
minitel, por otra parte largamente utilizados por la radio desde
hace mucho tiempo para mantener y reforzar su unión con los
oyentes.
Lo digital modifica radicalmente
esta concepción de la radio, introduciendo la posibilidad
de proponer programas que se pueden considerar de stock, por retomar
una terminología propia de la televisión. En efecto,
la multiplicidad de vías de acceso al medio permiten proponer
permanentemente al público programas más especializados
como:
· Las reposiciones: poco
practicadas en radio, a diferencia de televisión, están
por el momento reservadas a la producción de programas de
noche o de períodos de verano, o de fin de semana. Pese a
todo se encuentran en los sites de Internet de radio ofertas de
re-escucha en el momento elegido por el oyente de los programas
de la cadena disponibles bien hasta la próxima emisión
(emisiones cotidianas o semanales) o de manera más estable
si el objeto lo justifica. Se aproximan entonces a los dossieres,
documentales o de archivo.
· Los archivos sonoros: los de las radio más antiguas
hacen honor a su título con orgullo, pues escuchar la voz
de los desaparecidos, el ambiente grabado en directo de los momentos
históricos, los hace revivir con la misma fuerza que las
imágenes, y a menudo con una emoción ,más fuerte
todavía ya que requieren de antemano nuestra imaginación.
Hoy las herramientas disponibles en Internet permiten proponerlos
de manera activa con motores de búsqueda por palabras clave,
ordenamientos temáticos o cronológicos, etc. facilitando
la consulta o la búsqueda.
· Los dossieres temáticos: más próximos
a la actualidad, los dossieres temáticos son propuestos por
las emisoras en los sitios de Internet, movilizando la masa de información,
de cultura o de entretenimiento. La radio puede tratar la actualidad
de manera más completa, diversificada y sobre todo duradera,
uniendo los acontecimientos que captan la atención del público.
Bien entendido que la cuestión sobre los derechos de esos
elementos documentales se plantea igualmente. La noción del
flujo de programas se vuelve al menos esencial y no se limita por
otra parte a los programas tradicionales. Muchos de los nuevos servicios
interactivos deben ser actualizados permanentemente para estar operativos
cuando el usuario los quiera consultar; se trata pues de la noción
de flujo continuo de programas que vuelve a tomar aquí sus
derechos, tanto si se trata de un servicio disponible permanentemente
como si sólo se puede captar de manera casual.
· El servicio interactivo que mezcla el flujo y el stock:
la guía de programas, que debe poder servir al usuario permanentemente
no sólo con las indicaciones permanentes y siempre actuales
sobre los programas, sino también permitirle situarse sobre
los programas en curso o preparase su próxima escucha.
b) El segundo paradigma es el cambio
de los formatos temáticos a los servicios a la carta personalizados.
La evolución de la radio, desde la aparición de la
FM, ha consagrado el desarrollo de las radios llamadas temáticas,
por oposición alas radios más antiguas llamadas generalistas.
Esta especialización de las emisoras se ha desarrollado especialmente
en el terreno musical, tanto en la radio local como en las comunitarias.
El límite principal a una expansión suplementaria
de estas radios ha sido hasta el presente la falta de frecuencias
de FM, los nuevos programas teniendo cada vez mayores dificultades
para obtener el mínimo indispensable para su equilibrio.
Es por lo que con toda naturalidad
el lanzamiento de radios sobre la red ha privilegiado este eje de
desarrollo. Es en el terreno musical donde la tematización
de las radios ha tenido mayor empuje: la diversidad de gustos del
público exige una respuesta cada vez más especializada,
en tanto en cuanto el vínculo creado por la radio refuerza
el sentimiento de pertenecer a una comunidad singular, muy presente
especialmente en la relación de los jóvenes con “su”
radio y que se expresa con fuerza por la afirmación de gustos
musicales muy segmentados.
Tradicionalmente la radio se situa
en una lógica de oferta, incluso aunque se esfuerce por alcanzar
lo más cerca posible a su público. La noción
de programación que implica un agenciamiento sutil de los
diferentes elementos que componene el flujo musical, llega a ser
consustancial a la radio, a pesar del papel que juegan los “playlists”
(listas de títulos más difundidos) cada vez más
especializados y una rotación de los mismos títulos
cada vez más frecuente.
La noción de servicio
a la carta, es decir respondiendo a un requerimiento preciso
del consumidor, eventualmente dispuesto a pagar por verlo satisfecho
lo antes posible, procede de otra lógica, la de la conexión
propia a Internet. Es lógico que las radios musicales, asociadas
a la imagen de una corriente musical determinada, cuiden de proponer
estos servicios a su público, aunque esto les haga penetrar
en el universo de la concurrencia de la distribución musical,
que pone a la venta los mismos fragmentos musicales, sin mencionar
los riesgos de un posible pirateo.
Más allá de la cuestión
sobre los derechos, que no está del todo regulada, las radios
están bien posicionadas y bien pertrechadas para proponer
tales servicios, allí comprendidos además de la música.
Es en efecto posible, como lo cuidan ya algunos editores, encontrar
ahí el espíritu de la radio de “servicio”,
que es un componente importante de las radios generalistas, y concebir,
gracias a los medios técnicos servicios de ayuda a los oyentes,
que permiten claramente ampliar la noción de personalización.
c) Y el último de los paradigmas
enunciados es la radio por los ojos: el audio y los datos multimedia.
Hace algún tiempo ya que la radio ha desbordado el terreno
del sonido y asociado a su flujo de programas datos textuales, bien
es verdad que muy simples. Es el sistema RDS hoy ampliamente utilizado
por el público, que por otra parte no se cuida de asociarlo
al concepto de radio digital, de la cual es una de las primeras
aplicaciones.
En efecto la codificación
numérica de esos datos es lo que permite difundirlos en la
subportadora de la frecuencia FM, y presentarlos en la pequeña
pantalla de la que están dotados estos aparatos. El nombre
de la emisora, muy útil para distinguirse en una banda de
FM saturada, es muy utilizado por las radios. La distribución
que hacen algunas emisoras (FIP) del título de los discos
que emiten, que supone ya receptores más sofisticados, equipados
con la función (DLS), es menos familiar al público.
Más de 10 años después de su lanzamiento el
sistema RDS equipa cerca de un 30% de los receptores de radio.
En esta nueva etapa de la comunicación,
la radio se vuelve visible, adquiere la capacidad de una escucha
asincrónica, bidireccional e interactiva, gana la posibilidad
de ser archivada y recuperada, de volverse también texto,
mejor dicho, hipertexto dejando el carácter volátil
e intersticial que le es propio (Menduni, 2001:223-224). Entre otras
cosas esto quiere decir que la radio on line es una radio que además
de ser escuchada puede ser vista, ya que puede emplear todas las
posibilidades multimedia que ofrece la tecnología de Internet.
Estas posibilidades nuevas se han
multiplicado en los canales digitales donde la verdadera cuestión
es encontrar buenas fórmulas editoriales. En cualquier caso,
algunas experiencias interesantes se han presentado:
· La radio universitaria,
que asocia a las universidades con el medio, ha mostrado el camino
introduciendo elementos gráficos a la difusión sonora
de una lección magistral, lo que abre perspectivas innovadoras
para la enseñanza a distancia, conforme a la vocación
de servicio público de la radio.
· El servicio de la radio de autopista, propone en DAB un
servicio de informaciones de carretera utilizando la representación
gráfica para mejor asistir al automovilista. Asociado al
sistema de guías por GPS, la radio permite añadir
ahí una presencia más viva y a veces mejor actualizada,
útil en ciertas situaciones graves. Europe 1 tiene el propósito
de difundir en DAB servicios de ayuda a la circulación, información
meteorológica (hoy disponible en Internet), en las que las
imágenes gráficas vienen a completar útilmente
la información sonora.
· La radio clásica 100% musical, prepara en interés
de los melómanos abonados a los paquetes satélite
de televisión, un servicio muy elaborado de documentación
musical, difundido simultáneamente con las obras correspondientes:
libretos, partituras, referencias musicológicas, biográficas,
iconográficas... que vendrán pronto a recompensar
a los amantes de la radio que han elegido escucharla por encima
de la TV, animando su pantalla.
La radio ensancha así su
saber hacer de elección, el ámbito del sonido, con
la enseñanza de otros oficios más próximos
a la escritura o ala imagen: aprendizaje del grafismo, de la puesta
a punto textual, del reportaje multimedia (los webtrotters de Radio
France). Pero el audio sigue siendo la base de su actividad, Y no
será más que por razón de la persistencia de
hábitos en los oyentes, que en algunas situaciones (por ejemplo
al volante) prefieran el audio. Hace falta en efecto plantearse
la cuestión de los usos posibles de esos nuevos contenidos.
El oficio de la radio: la
edición de contenidos
Está claro que Internet establece una forma de radiodifusión
distinta a la conocida. Para la audiencia es una nueva forma de
consumir la misma radio, ofreciendo posibilidad de acceder a bancos
de datos de programas y diseñar la propia oferta radiofónica
a la hora y en lugar que el usuario decida, transformándose
en una oferta de radio a la carta.
Pero no se puede olvidar que lo
propio de la radio es precisamente la edición de contenidos.
Sin embargo, en la radio digital, faltan aun contenidos propios,
y el porvenir de la radio tiende a la integración mediática
con la fantástica posibilidad de ofrecer nuevos servicios.
Lo que se va decantando es el potencial de convergencia de la radio
con otros servicios multimedia. De hecho, la estrategia de incluir
servicios en Internet es para las emisoras una parte de las implicaciones
que proporciona la era digital.
Ahora bien, cabe plantearse que
el reto de integrar nuevos servicios, todavía no asumido
y con bastantes interrogantes, evidencia la escasa precisión
de la noción de servicio. ¿Cuál es propiamente
el servicio que puede ofrecer la radio a través de la red?
¿Qué conocemos como servicio? ¿Qué sirve
y a quién este nuevo medio?
La conceptualización de la
radio en Internet no es sencilla por tratarse de algo cambiante,
que está experimentándose en estos momentos. Algunos
autores piensan que la radio en Internet no es un nuevo medio de
comunicación ya que se sirve de otro medio, Internet, para
difundir sus contenidos. Otros consideran que es una mezcla de dos
medios, la radio como medio tradicional e Internet, como nuevo medio.
Al margen de todos sin duda el tiempo ayudará a esclarecer
la importancia de este concepto nuevo, la radio en Internet, y que
será consecuencia de su capacidad para proporcionar nuevos
modos de comunicar.
Entre estos nuevos modos la máxima
expresión se buscará en la interactividad con el receptor,
que pasa de ser un agente pasivo a ser un agente activo en el proceso
de comunicación. En este sentido habla Merayo del nacimiento
de un nuevo tipo de comunicación, individualizada y personalizada,
que atiende a las preferencias y necesidades particulares de cada
usuario. Se trata de una especie de self-communication, que contrasta
con la impersonalidad de los mensajes de los medios de comunicación
tradicionales (Merayo, 2001: 290).
Es importante señalar que
a pesar de que la tecnología es una seña de identidad
para la radio en Internet, esa misma tecnología no representar
por sí misma un nuevo modo de comunicar. Es preciso dar un
paso más; adelantar terreno y de la misma manera que se produjo
una revolución digital en términos tecnológicos,
es preciso fomentar una revolución creativa en términos
de contenidos, de lenguajes y en definitiva de modos de comunicar.
Dice Merayo que “la clave de la consolidación de la
radio digital radica en los contenidos más que en los aspectos
técnicos (Merayo, 2001: 281). Con otras palabras Cebrián
habla de la “superación de la concepción tecnológica
por la comunicativa” (Cebrián, 2002: 38-43).
En palabras de Josep Martí
se puede decir que “esta nueva radio deberá tener magia,
una especial si se quiere, pero no puede limitarse en su conjunto
a ser reproductor de grabaciones digitales musicales o de información
en continuo” (Martí, 2001:193).
Quizás haga falta una revalorización
de los cometidos propios de la radio y de su papel en el entorno
mediático. "La radio utiliza profusamente la música,
mucho el teatro, un poco la poesía, y produce incontestables
obras maestras en todos estos terrenos, bien por retransmisión,
bien por creación. No hace falta buscar la respuesta en lo
que le es más específico, ese don que tiene de ponernos
el universo a la puerta en un instante, ubicuidad e instantaneidad"
(Prot, 1997: 21).
De cara a la responsabilidad de
los comunicadores en el uso de sus instrumentos tecnológicos,
conviene afirmar con claridad de compromiso, que existe una misión
central evidente para todos a comienzos del siglo XXI, la de utilizar
esos avances poniéndolos al servicio de nuevas y grandes
empresas humanistas como lo serían la construcción
de verdaderas culturas de paz que se sustenten en una auténtica
promoción de las personas, sus derechos y sus responsabilidades
de solidaridad y justicia (Barahona Riera, 1997).
Así pues y también
de acuerdo con Kaplán, el contenido que puede ofrecer la
nueva radio debe perfilarse, en un sentido amplio, como un conjunto
de emisiones que procuren «la transmisión de valores,
la promoción humana, el desarrollo integral del hombre en
su comunidad; las que se proponen elevar el nivel de conciencia,
estimular la reflexión y convertir a cada hombre en agente
activo de la transformación de su medio natural, económico
y social» (Castro, 1997). Quizás sea este el momento
de recordarlo cuando nos encontramos ante la coyuntura del advenimiento
irreversible de la radio digital.
El factor humano en el nuevo
proceso radiofónico
El panorama actual se centra principalmente por el contrario en
torno al protagonismo creciente de los medios (Debray, 1991). La
radio se ha transformado en una institución social de primer
orden como se está viendo en los actuales estudios de audiencia.
Es un medio de comunicación participativa, considerado el
primero en generar opinión. Esta consideración incluye
ahora algunas de las principales transformaciones; entre otras el
cambio de roles entre emisor y receptor potenciado por las nuevas
tecnologías que ha impulsado de manera notable la participación
de la audiencia hasta el punto de asumir el papel de proveedora
de contenidos.
Este panorama es apenas un breve
resumen de las nuevas posibilidades tecnológicas que están
siendo creadas en los laboratorios de las firmas fabricantes de
tecnología y en los departamentos de electroacústica
de las universidades.
Las tecnologías están
ya disponibles y cada día existen mayores posibilidades de
incorporarlas a las emisoras. Casi todas las emisoras municipales,
de reciente creación, y muchas de las estaciones ya existentes,
están ingresando en la era de la radio virtual. Esto a fin
de cuentas tiene que significar mejores servicios para los oyentes
y mayores ganancias para las emisoras de radio.
Toda reconversión tecnológica
no sólo es muy costosa sino que también afecta considerablemente
a los recursos económicos y humanos. Pero sólo gracias
a ella es posible la supervivencia y la competitividad en el futuro.
La prensa ya asumió hace diez años el proceso de reconversión
y los beneficios han sido muy notables por regla general.
Sin embargo, la reconversión
tecnológica de la radio está siendo diferente. Hay
que tener en consideración al menos cinco aspectos relevantes
de este proceso:
· Se ha comenzado en las
emisoras principales y está tardando demasiado en llegar
a las pequeñas emisoras de las cadenas. Esto no sólo
dificulta la homogeneidad sino que desilusiona a los empleados que
comprueban que los proyectos tardan años en hacerse realidad.
· Se ha limitado básicamente a la mejora de los sistemas
de redacción, documentación y gestión. Otros
aspectos, como la mejora de la calidad del sonido, están
siendo abordados con mayor lentitud, por falta de creatividad.
· En muchas ocasiones las grandes cadenas de radio se encuentran
ya insertas en grupos multimedia, en los que la televisión
es el principal atractivo no sólo por los beneficios que
puede arrojar, sino por el riesgo que implican las cuantiosas inversiones
que requiere. Parte de los beneficios de la radio sirven, en algunos
casos, para enjugar las pérdidas de la televisión
o para afrontar algunas de sus actuaciones.
· La tendencia a centralizar la producción de programas
y reducir el tiempo a las emisoras locales es una solución
barata a corto plazo. Sin embargo, el descuido de los contenidos
locales puede traer consigo el descenso de las audiencias y de la
publicidad local.
· En algunos países, la intervención de las
Administraciones Públicas, en lo que a distribución
de licencias se refiere, no sólo no ha mejorado el sector
sino que lo ha hecho más confuso, artificial y endeble.
Por lo expuesto hasta aquí,
no cabe duda de que es preciso que las empresas radiofónicas
acometan la renovación tecnológica que demandan los
nuevos tiempos. Ahora bien, no se puede dejar de reconocer que estas
novedades suelen traer consigo dos graves dificultades, además
de la puramente financiera:
Por una parte, los problemas laborales
que se plantean cuando la máquina viene a sustituir al trabajador
o cuando le exige una capacitación para la que éste
no se encuentra preparado.
La introducción de nuevas
tecnologías modifica las condiciones laborales, al menos
en tres aspectos:
· Reduce o congela plantillas
y aumenta la precariedad en el empleo;
· Exige reciclaje y reconversiones profesionales;
· Demanda un tipo de profesional capaz de desempeñar
funciones muy diferentes.
Por otra parte, el riesgo de que
la creatividad de las emisiones disminuya y hasta se homogeneice
como consecuencia de unos procesos de producción excesivamente
tecnificados.
Entre los responsables de la elaboración
del producto radiofónico y los técnicos surgen no
pocas veces incomprensiones. Los creativos, aunque las demandan,
suelen mostrar reticencias ante la incorporación de las nuevas
tecnologías y se adaptan a ellas con dificultad. Estos recelos
suelen perjudicar las posibilidades creativas que las nuevas técnicas
ofrecen y, en no pocos casos, reducen la rentabilidad.
Es preciso por tanto que, a la hora
de introducir innovaciones tecnológicas, los responsables
de las emisoras de radio presten especial atención al reciclaje
profesional de los redactores y se esfuercen por hacerles ver que
sus recelos no están siempre justificados. Sólo así
-si no se reduce la capacidad creativa- la técnica vendrá
a mejorar la comunicación radiofónica. No olvidemos
que en cualquier proceso comunicativo de calidad siempre son más
importantes las ideas que los instrumentos que las difunden:
La nueva tecnología aporta
el soporte. Debe ser la capacidad experimental de búsqueda
de otras formas de expresión y la iniciativa de crear formas
distintas de programación y otros tratamientos, los que
permitirán avanzar. De lo contrario, la nueva tecnología
sólo recogerá contenidos viejos. .... La radio sigue
siendo el hombre en comunicación. El profesional seguirá
siendo un comunicador que enlaza la técnica con la audiencia.
Por muy sofisticada que sea, la técnica siempre necesitará
delante o detrás de cada sonido y aparato el factor humano
(Cebrián, 1991:1).
Las innovaciones técnicas
son, por consiguiente, imprescindibles para una radio que quiera
ganar el futuro. Pero deben incorporarse de acuerdo con las dimensiones
de la emisora y en un tiempo no excesivamente largo aunque tampoco
bruscamente. Son complementos imprescindibles para poder servir
mejor a la comunidad, pero no debe olvidarse que es el elemento
humano el radicalmente significativo en el proceso de la comunicación.
Referencias:
ALONSO ERAUSQUIN, M. (1991) "Renovación
técnica y profesionales de la radio" Telos Nº 26.
Madrid.
BARAHONA RIERA, F. (1997) “La tolerancia como modelo de comunicación
social”. Universidad para la Paz de las Naciones Unidas Costa
Rica. I Congreso de la Lengua Española en Zacatecas, México.
CASTRO, D. (1997) “Radio y transformación”. I
Congreso de la Lengua Española en Zacatecas, México..
CEBRIÁN HERREROS, M. (1991) "Radio e innovación
técnica. La segunda gran reconversión", en Telos,
num. 26. Fundesco. Madrid.
CEBRIÁN HERREROS, M. (2002) “Expansión e incertidumbre
en la radio”, en Telos Nº 51, abril-junio.
DEBRAY, R. (1991) Cours de médiologie générale.
Gallimard. París.
GARCÍA MATILLA, A. (1991) "Aportaciones de las Nuevas
Tecnologías de la Información a los lenguajes sonoros"
en Telos, Nº 26. Fundesco. Madrid.
MARTÍ MARTÍ, J. (2001) “Hacia un cambio de modelo:
los centros de interés y las micropreferencias musicales”
en Martínez Costa, P. Et al. Reinventar la radio. Eunate.
Pamplona.
MARTÍN SERRANO, M. (1977) La mediación social. Akal.
Madrid.
MENDUNI, E. (2001) Il mondo della radio. Dal transistor a Internet.
Il Mulino. Bologna.
MERAYO PÉREZ, A. (2001) “Formación, nuevos contenidos
y creatividad sonora:apuestas para un tiempo de incertidumbre tecnológica”
en Martínez Costa, P. Et al. Reinventar la radio. Eunate.
Pamplona.
PROT, R. (1997) Dictionaire de la radio. Presses Universitaires
de Grenoble. Grenoble.
Aurora García
González
Universidad de Vigo, España |