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Entrevista a un Muerto (que aún vive en mi memoria)
 

Por Sergio de la Rosa
Número 42

¡Hola Padre¡ hoy no quiero dormitar los sentidos, sólo quiero poder abrir bien el alma para poder entrevistarte... ya sé que es estúpido hacerlo por una tarea de la Universidad... papi si pudieras ver mi Universidad... es increíble.

- ¿La puedes ver?
- ¿Me puedes contestar?
- Tal vez lo haces y no te escucho.
- ¿Cómo lo puedo saber si tu ya eres parte de la esencia, del Universo, de mí que soy tu?
- Si papá mi Universidad es el mejor regalo que causó tu muerte provocada por el señor Cáncer, el señor “Pendejo” como dice Sabines.
- Si pudieras ver todas las novias que he tenido desde que no estas... ¿estarías orgulloso no Pá?
- Lo estaría...
- ¿Dime Pá que onda jefe, que onda cuando eres chavo?
- ¿Ves a mi hermano...?
- No se como acercarme Pá quizá porque somos tan diferentes ¿no?
- Oye Pá ¿pero realmente necesitamos entender a las personas?
- Padre: Se supone que en esencia ya no podemos entendernos, en esencia es comprensión...más allá del lenguaje, de la buena escritura, del estilo propio, de las tendencias políticas y los exámenes de Géneros...
- ¿Ya Pá dime me puedes echar la mano para pasar géneros?
- Padre: La respuesta es fácil, baja la voz y escucha...

Ahora me dispongo a ver fotos, (copias falsas del pasado ostentoso) dos microsegundos del tiempo sagrado que habita en la memoria sublime.

- Qué onda jefe no te azotes, ahora sí creo que estás en el cielo, fluyendo mi hermano.
- Ya Sergio concéntrate en tu tarea o la vas a volar ¿que no te importa?
- Pá, el interés de pasarla es sólo monetario, pero si tuviera lana para poder pagar cursos como éste que permiten interiorizarte y sublimar los pensamientos a través de la palabra impresa, en una hoja en blanco, jamás escindiría de ellos.
- ¿Quién ellos?
- Ya Papá ni me pelaste ya te habías quedado dormido.
- ¿Oye Pá hablo contigo o conmigo como tú o contigo como yo?
- Hablas por los dos, porque somos, para el que lo entienda... hablas por mí, por ti.
- Oye Pá y dime ¿crees que les guste la entrevista?
- Pues por lo menos que se rían como con la crónica
- ¿Oye Pá y cuando los otros leen sus tares cuántos del salón ponen atención?
- Yo creo que pocos... mira, el hombre ha perdido la capacidad de lo místico... ya no escuchamos a los demás en esencia... nos hemos hecho tan individualistas por el materialismo acelerado... nuestra alma está sórdida.. .hay cosas inefables y por esa cualidad son ineluctables... si éste discurso es apostrofado es porque así hablaba Jesucristo y él decía: “el que tenga ojos que vea y oídos que escuche”, así pues el que intente entender ésta entrevista tiene que abrir el entendimiento profundo...
- ¿Oye Pá y eres purista cuando piensas y escribes?
- Sería deplorable no serlo hijito, mira eso me lo enseñó tu abuelo Andrés, deberías saberlo.
- ¿Oye y cómo está mi abuelo?
- Pregúntaselo tú mismo.
Abuelo fue un gusto haberte saludado me hubiera gustado platicar contigo más tiempo pero el entrevistado en ésta ocasión es mi padre.
- Papá ¿te acuerdas de mi amigo Fabián, cómo está?
- Ay y por qué no se lo preguntas tú que lo tienes todavía allá, a mí me da flojera.
- Sí papá a ti siempre te daban flojera muchas cosas en vida, pero a pesar de todo, la gente dice que fuiste un padre bien responsable y sí lo fuiste, pero te falto comprendernos más en vez de imponer tu forma de pensar, sin embargo, los hijos debemos madurar por nosotros mismos y muchas veces no lo entendemos, nos gusta atenernos a ustedes no escindimos de su ser para crecer el espíritu.
- ¿Oye Pá y la mota es sana?
- Mira “pelonchi” ya me dio mucha sed y hambre, luego nos vemos, me voy a visitar el espacio sideral.

Así se me fue mi padre, a comer a la cocina del cielo hace cinco años por el cáncer en el riñón. Hoy escucho a Silvio Rodríguez y su Unicornio azul, aspiro los deliciosos aromas del incienso que he prendido y he traído a mi padre de vuelta con sus fotos, su música, mi papel y mi pluma Bic. Lo he plasmado como lo recuerdo y no como es y al verlo en ésta foto, en Acapulco con mi tia Eve con sus cabellos bien chinos y abundantes, su sonrisa fingida, mi abuela Aida y mi Mami (pobrecita la acaban de asaltar), y mi primo Oscar y mi hermano Ulises, y mi papá con su lugar catedralicio a la cabecera de la mesa y tu quietud que cundía todo nuestro ser cuando estabas seguro de ti mismo.

Adiós papito.


Sergio de la Rosa
Estudiante de Ciencias de la Comunicación, Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, México