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Por Cristina Cervantes
Número
46
“Porque
la historia del Coronel tiene,
a mi entender, como las cebollas,
tres estadios, tres lecturas,
tres tonos de voz, tres memorias.”
(Arturo Ripstein, 1999)
Introducción
Ya sea con la “importación”
de temas, con la aportación de teorías
y técnicas literarias, con la transposición
de géneros o formas narrativas, es posible
establecer una relación entre la literatura
y el cine. Albersmeier (Peña-Ardid, 1999:
90-91) presenta las posibilidades que la relación
cine y literatura tienen dentro de la investigación,
como objetos de estudio. Plantea tres posibilidades:
Estudiar la influencia de la literatura sobre
el cine, la influencia del cine en literatura
o la interdependencia literatura-cine. Carmen
Peña-Ardid agregaría el estudio
de condiciones metodológicas, ya sea con
la investigación de la tematología
como el de la genología comparadas.
Como parte del
análisis de la influencia de la literatura
sobre el cine, la adaptación cinematográfica
se constituye como un campo de estudio cuyo objeto
es concreto pero con la carencia de una herramienta
metodológica que pueda aplicársele.
Imanol Zumalde Arregi intenta proponer un primer
bosquejo de una “Teoría General
de la Adaptación” que articula alrededor
del concepto de Traducción/Adaptación,
y que parte de la idea de la hipertextualidad
de Gérard Genette (1996: 209). En su planteamiento
teórico, agrega en la ecuación
un tercer texto que puede plantearse como texto
mediador del filme o producto final de la adaptación:
El guión cinematográfico.
Su intención
es la de analizar la dialéctica textual
entre dos obras, una literaria y su Traducción/Adaptación
cinematográfica a partir del establecimiento
de ciertos límites impuestos a la hipertextualidad
Genettiana. El presente trabajo presenta un posible
modelo de análisis de la Adaptación/Traducción
del texto literario, al guión y al filme
que parte del acercamiento de Imanol Zumalde
Arregi y que pretende encontrar aquellas marcas
en los tres textos que lleven a establecer cuáles
son las relaciones hipertextuales que se trasvasan
de un lenguaje a otro.
Traducción/adaptación
cinematográfica
La adaptación literaria al cine constituye
un elemento de fusión de dos lenguajes,
el literario y el cinematográfico que
puede ser concebido como un punto de partida
para una exploración que permita establecer
cómo un texto que utiliza el lenguaje
escrito, puede ser presentado en otro texto que
utiliza el lenguaje audiovisual.
El término
adaptación cinematográfica puede
ser concebido como una “traducción”
del texto literario al texto fílmico,
consiste en poder producir en el espectador una
emoción estética similar a la del
texto originario, a través del uso de
los recursos audiovisuales. Ana Alonso Fernández
la concibe no sólo como una traslación
de contenidos, “sino que también
implica elaborar una nueva estrategia comunicativa”
así como la modificación de las
circunstancias pragmáticas de la comunicación
(2004: 33). Algunos estudiosos consideran que
más que una adaptación se puede
hablar de una transposición, “un
proceso de transformación de un sistema
comunicativo artístico en otro sistema
semiótico de naturaleza también
artística y ficcional” (Alonso Fernández,
2004: 34).
Para Imanol
Zumalde se trata de un proceso de Traducción/Adaptación,
que “puede ser definido como toda aquella
transformación que opere un texto A y
que resulte en otro B, donde el paso de A a B
no sea única y forzosamente un canje de
idioma sino que posibilite un trasvase de lenguaje
o modo de expresión.” (1996: 210).
El texto Traducido/adaptado será un hipertexto
autorizado por su hipotexto (en términos
genettianos), un sistema semiótico sobre
el cual se establecen relaciones, delimitaciones
y demarcaciones:
a. La T/A se
circunscribe a una relación derivativa
entre dos únicos textos. Es decir, no
es posible establecer una relación directa
entre el texto literario original y la película,
el guión, como texto relacional, es quien
establece las demarcaciones del trasvase de
un sistema semiótico a otro.
a. Relato --> Guión --> Película
b. La T/A debe ser explícita y oficial.
Representada por una declaración paratextual
explícita.
c. La T/A debe ser respetuosa con el
original. Manteniendo un vínculo textual
que pueda ser reconocido.
d. Ante la imposibilidad de cuantificar el grado
de transformación propia de la T/A, la
derivación que conlleve debe ser legitimada
por el texto original. Es decir, no es posible
hacer un uso libre del texto original, el mismo
vínculo hará que las transformaciones
no se alejen del relato.
e. La T/A como hipertexto debe de ser leída
en conexión de su hipotexto. Tendrá
así, referentes directos que puedan ser
conectados directamente con el hipotexto.
De estos límites
podría partir entonces el instrumental
analítico para el estudio de la Traducción/Adaptación,
del texto literario original, al guión
y de éste al filme.
Una película
es una historia narrada en imágenes, utiliza
su propio lenguaje, y está basada en los
personajes que realizan diferentes acciones para
lograr resolver un conflicto o llegar a una meta
en diferentes lugares dentro de un espacio temporal
(Maza y Cervantes, 1994). Personajes, acciones,
lugares y tiempo son los cuatro elementos que
entran en juego para narrar historias. Una trama
o plot, unos elementos audiovisuales (caracterización
visual, representación, diálogos,
música, iluminación, decorado,
objetos, etc) y una serie de concepciones técnicas
(close up, medium shot, etc.) que al tratarse
de una adaptación estarán en estrecha
relación con un texto literario de origen.
Sin embargo,
para Zumalde existe entre la obra original y
la película un estadio de tránsito
y adecuación de un relato concreto representado
en otro medio de expresión. El guión
cinematográfico, reproduce los parámetros
argumentales del texto literario, pero su finalidad
es la de facilitar la traducción a un
medio que utiliza el lenguaje audiovisual. Por
lo tanto, el guión se constituye como
un texto autónomo y mediador semiótico
de la adaptación cinematográfica.
(1996: 212).
Si en la relación
Relato --> Guión --> Película,
en términos de Sumadle, solamente se pueden
establecer relaciones diádicas entre una
Traducción/Adaptación, un genotexto
(en terminología del autor) o relato original,
al ser traducido producirá un endotexto.
Éste posteriormente, se convertirá
en un guión genotexto de una traducción
para un filme o endotexto. La visualización
gráfica sería como sigue:
La
relación diádica entre cada elemento
(desde la perspectiva de Zumalde) incluiría
también la ecuación pragmática
desde el punto de vista de la comunicación,
en un modelo tradicional de comunicación,
se plantean a los emisores y receptores, quienes
son las personas que llevan a cabo el proceso.
Para una obra literaria, el autor, crea un relato
que será leído por un receptor
que no conoce, a través del horizonte
de expectativas de autor y lector, es donde el
proceso toma forma, es en donde la historia será
interpretada. Agregando este elemento a la Figura
1 original, la ecuación quedaría
como sigue:
Figura
2 Relación Genotexto à Endotexto
en la Traducción/Adaptación
En la figura
2, se visualiza cómo se llevan a cabo
las relaciones entre los tres sistemas semióticos,
cada uno delimitado de acuerdo con su lenguaje
y reglas particulares. Del primer sistema semiótico,
tendremos un relato literario, concebido como
genotexto original o hipotexto, al entrar en
contacto con el guionista, éste realiza
el proceso de la primera Traducción/Adaptación,
basado en las reglas particulares de la creación
de guiones, pero conservando una íntima
relación con el genotexto original, el
producto, será un guión Traducido/adaptado,
que como endotexto llegará como genotexto
original a sus receptores particulares, el director
y el staff de producción que decodificarán
el guión, para Traducirlo/Adaptarlo en
un sistema semiótico que utiliza el lenguaje
audiovisual, en una segunda Traducción/Adaptación
que culminará en un endotexto que llegará
como genotexto a los receptores.
Con la finalidad
de comparar la díada textual, el análisis
deberá iniciar con la delimitación
de aquellas marcas lingüísticas y
pragmáticas en cada sistema semiótico
y su comparación. Podrían ser por
ejemplo, las particularidades de construcción
formal, la comparación de los segmentos
de cada relato o de los elementos descriptivos
o narrativos de un relato, las marcas específicas
de los elementos de construcción dramática
(personajes, acciones, lugares y tiempo). Un
primer bosquejo quedaría como sigue:
La figura 3
representa las marcas lingüísticas
y pragmáticas que deberán analizarse
en dos momentos, primeramente revisando el texto
literario comparado con el guión, que
posteriormente será contrastado con el
texto cinematográfico. Las flechas en
ambos sentidos, representan la relación
que cada texto guarda con su genotexto original
o hipotexto. Las marcas lingüísticas
y pragmáticas se encontrarán estableciendo
un marco referencial común de cada díada
de análisis textual. Partiendo de los
elementos de construcción de un guión
cinematográfico (dada su posición
central y mediadora), personajes, acciones, lugares
y tiempo se presentan a través de la unidad
mínima de construcción dramática:
la escena (Maza y Cervantes, 1994).
Como se había
mencionado anteriormente, es en la escena en
donde los personajes al realizar diversas acciones
físicas y emocionales delimitadas por
un lugar y un tiempo, presentarán la historia
descrita a través de los elementos de
construcción de la escena: el personaje
(o actor), la descripción del decorado,
los accesorios, y de los accesorios
el objeto que se convierte en un elemento que
mueve una escena, la iluminación
como otra de los elementos semióticos
de significación y el sonido conteniendo
los diálogos, el ruido ambiente y la música
(Vale, 1982).
Las marcas entonces,
señalarán comparativamente cada
uno de los elementos que se localicen en cada
texto analizado, las similitudes y diferencias
representarán las intermediaciones semióticas
de la adaptación/traducción.
La adaptación/traducción
de El Coronel no tiene quien le escriba
En el proceso de adaptación/traducción
(T/A) de El Coronel no tiene quien le escriba
se presenta: la novela de Gabriel García
Márquez, publicada en 1957, su adaptación
a un guión cinematográfico, realizado
en 1999 por Paz Alicia Garcíadiego, y
el filme, llevado a la pantalla por Arturo Ripstein
en 1999.
El Coronel
no tiene quien le escriba en los tres textos
narra la historia de un Coronel jubilado que
vive en un puerto y desde hace muchos años
está esperando su pensión. Todos
los viernes asiste al puerto para ver llegar
el correo con la esperanza de que traiga un documento
con el resultado de su “gestión”.
El Coronel y su esposa están en un caso
de indigencia total, además de no haber
podido superar la muerte de su hijo, asesinado
en una pelea de gallos clandestina, no tienen
dinero y tuvieron que hipotecar su humilde casa
para poder pagar el entierro. Un gallo de pelea
es el único recuerdo que su hijo dejó,
“El gallo del pueblo” como lo llaman,
es la esperanza de los dos viejos para poder
tener algo de dinero y sobrevivir.
El genotexto
original ubica la historia en Colombia su adaptación
la sitúa en México, en Veracruz,
en un pueblo escondido entre lluvia y maleza:
Chacaltianguis. De la historia original, la
adaptación al guión realizada
por Paz Alicia Garciadiego surge, de acuerdo
con su autora de “los sueños rotos
y los sueños aplazados de este Coronel
de trópico perezoso, tan acostumbrado
y desacostumbrado a la espera” (Garciadiego,
1999: 41).
El siguiente
proceso se lleva a cabo al “traducir”
el guión a través del lenguaje
audiovisual. Arturo Ripstein, entiende la historia
del Coronel en
tres estadios,
tres lecturas, tres tonos de voz, tres memorias.
La primera: un hombre agobiado por el hambre
y la burocracia. Un hombre tenaz que espera
y desespera en el muelle aguardando el barco
que le debe traer la pensión prometida.
Es la historia que de manera más evidente
nos viene a los lectores a la cabeza, cuando
recordamos al Coronel. Es la más hablada,
comentada, aludida (Garciadiego, 1999: 40).
Además
Ripstein encuentra otras dos lecturas: la historia
de amor entre el Coronel y su esposa, como dos
enamorados que aún y con la miseria se
aceptan, se aman, se cuidan; y la utopía,
el “quijotismo” del Coronel al poner
su esperanza en un gallo que podría reivindicar
el maltrato de la burocracia, de aquellos a los
que sirvió y no lo han recompensado.
En la traducción
del guión al filme, al ubicar la historia
en México, el Coronel es pobre (como en
la novela), pero está casado con una española,
que al igual que en la novela tiene asma, pero
cambia un poco su carácter, ya que su
acción no es tan sumisa. En su texto,
García Márquez se refiere a la
esposa del Coronel como su mujer, en
el guión, tiene un nombre: Lola. Ambas
presionan al Coronel para deshacerse del gallo,
pero Lola entiende mejor la importancia que éste
tiene para que su marido sobreviva. El Coronel
de García Márquez, fue tesorero
de las fuerzas revolucionarias de Aureliano Buendía;
en el guión, ha participado en las guerras
cristeras al lado de los federales.
En la novela
han pasado 15 años en los que el Coronel
espera su pensión, en el guión
y en la película 27 son los años
de espera. En el momento de adaptar la historia
a México, se cambia la guerra por una
real, un hecho mexicano como lo fue la guerra
cristera, que marca mucho más el aspecto
religioso de la historia. En varias escenas se
describe a través de acciones y diálogos
el conflicto con el cura del pueblo, mientras
que en la novela su aparición es más
sobreentendida. Incluso en una de las escenas
la relación entre Lola y el cura se ubica
como una de confidente/amigo. Además del
cura existen otros personajes que se relacionan
con el Coronel y su esposa, por ejemplo, el médico
del pueblo. Otro cambio importante respecto del
personaje del médico, es su situación
“moral”, amigo del cura, casado,
pero con una explícita inclinación
homosexual; en la novela el médico se
encuentra más cercano al Coronel. Don
Sabás, es igual en Colombia y México,
obeso, diabético, aprovechado y ladino.
El típico personaje que se ha hecho rico
a cuestas de los demás, compadre del Coronel
porque bautizó a su hijo y más
que ayudarlo, se aprovecha de él. Julia
es un personaje que no aparece en la novela,
quizá con la intención de presentarnos
más claramente el sufrimiento de los esposos
sobre la pérdida del hijo (Agustín).
Julia, una prostituta del pueblo, hermosa y conmovida
por el evento, aparece como una de las posibles
culpables del asesinato; el Coronel la ha perdonado,
Lola jamás.
Otra marca
que se presenta en los tres textos lo constituye
por ejemplo, el tipo de ropa que utilizará
el Coronel para ir al “primer velorio en
el pueblo de un muerto por muerte natural”:
La ropa blanca
estaba sin planchar a causa del asma de su mujer.
De manera que el coronel tuvo que decidirse
por el viejo traje de paño negro
que después de su matrimonio sólo
usaba en ocasiones especiales. (García
Márquez, 1957: 10). [Las negritas son
nuestras]
Mientras que
en el guión no se señala su atuendo,
en la película se dedican dos escenas
relacionadas con su traje blanco
con una banda negra por el luto, que Lola entrega
al Coronel al momento de vestirse. ¿Porqué
Ripstein decide que el traje deberá ser
blanco? Quizá porque nos encontramos en
el trópico, porque este traje haría
referencia a los espectadores de las glorias
pasadas del Coronel cuando podía vestirse
elegante, muy veracruzano.
Dos signos se
establecen como puntos importantes de análisis,
la referencia al tiempo que en el caso de la
novela a través de dos objetos: un reloj
de cuerda que sí funciona y un paraguas
destruido por la polilla que para la mujer era
el símbolo de estarse “pudriendo
vivos”. En el guión y en la película
el reloj no funciona, es uno de los últimos
objetos que se deshacen vendiéndolo “al
alemán”. El paraguas es algo que
“no debe abrir” el Coronel, pero
carga como símbolo de “dignidad”.
Además
de estos elementos como fuentes de información
de la historia, tenemos otro que cobra importancia
cinematográfica pero no en el texto literario:
en la novela no existe un espejo en la casa,
se considera otro símbolo más de
la pobreza de los personajes. Para el cine, el
espejo es un recurso audiovisual que puede presentar
mucha información a los espectadores y
aparece tanto en el guión como en la película
(los de la recámara y el baño).
Por ejemplo, cómo el Coronel en la primera
escena del guión y de la película:
"se
topa con el espejo: se mira con sorpresa. Después
de tantos años, no se acostumbra a reconocerse
en ese pedazo de persona, de saberse tan cenizo,
tan pegado a la muerte". (Garcíadiego,
1999: 43).
En la forma
de presentar los diálogos entre personajes,
se despliegan también algunas marcas
de significado. En la novela, los personajes
piensan y hablan con una especie de “permiso”
de parte del narrador, quien introduce y explica
los diálogos. El tercer párrafo
del texto narra como:
La esposa levantó
el mosquitero cuando lo vio entrar al dormitorio
con el café. Esa noche había sufrido
una crisis de asma y ahora atravesaba por un
estado de sopor. Pero se incorporó para
recibir la taza.
-Y tú- dijo.
-Ya tomé – mintió el coronel-.
Todavía quedaba una cucharada grande.”
(García Márquez, 1957: 8).
Mientras que
en el guión los diálogos se separan
de las descripciones del decorado de la escena
y la caracterización de personajes y sus
acciones:
5 INT./RECÁMARA/AMANECER
El Coronel
entra a la recámara con paso sigiloso.
[…] Deja el pocillo de peltre en el buró
y lanza un suspiro. Por el espejo vemos a la
mujer, flaca y pálida, sentada en la
cama, con el pelo entrecano sobre los hombros.
El Coronel
se sobresalta al descubrirla en cuclillas sobre
la cama, pero como niño descubierto in
fraganti le pasa el café sin verla a
la cara.
Ella da
un trago corto. Se limpia las comisuras con
los dedos. Habla con la voz sorda y aguda al
mismo tiempo, propia de los asmáticos.
Voz de ave agorera.
LOLA:
¿Y tú?
Un silencio
es toda la respuesta
CORONEL:
Ya tomé el mío. Alcanzó.
Había una cucharada grande.
Y los espectadores
de la película sabrán que miente
porque lo hemos visto en las escenas anteriores
preparar sólo una taza en la que puso
los restos de café de un botecito. Los
recursos formales de los tres textos, se refieren
a las formas en las cuales se presenta la información
a los lectores/espectadores: la narración
de acciones en un cierto orden, en donde un narrador
(que no es el autor), describe acciones, tiempos,
sentimientos, diálogos, contexto del relato
es propio de la novela.
Para el guión,
los aspectos formales van acompañados
de descripción más que de narración.
Habrá primero que dividir la historia
en escenas, es decir en unidades de acción
dramática, que describirán los
lugares, las acciones de los personajes y sus
diálogos. El orden con que se brinda la
información es importante porque para
el realizador será la forma en que ordenará
a través de la edición su filmación
para mostrarla a una audiencia que no estará
acostumbrada a “regresar” la cinta
(si es que puede) para comprender los eventos
de la historia. En el guión incluso, existen
convenciones internacionales de cómo debe
redactarse: tipografía, tamaño
de la letra, división en escenas, etc.
A manera de ejemplo, la novela comienza como
sigue:
El coronel
destapó el tarro del café y comprobó
que no había más que una cucharadita.
Retiró la olla del fogón, vertió
la mitad del agua en el piso de tierra, y con
un cuchillo raspó el interior del tarro
sobre la olla hasta cuando se desprendieron
las últimas raspaduras del polvo de café
revueltas con óxido de lata. Mientras
esperaba a que hirviera la infusión,
sentado junto a la hornilla de barro cocido
con una actitud confiada e inocente expectativa,
el coronel experimentó la sensación
de que nacían hongos y lirios venenosos
en sus tripas.” (García Márquez,
1957: 7).
Si en el guión
la decisión fue la de comenzar con una
escena en donde se describe la recámara
del Coronel y Lola, veámos qué
pasa en algunos fragmentos de la primera escena:
1 INT./RECÁMARA/AMANECER
La mañana
apenas despunta. El cuarto de techos altos y
paredes descascaradas que despiden humedad …
descubre graciosa a la aurora sus muebles despostillados
y viejos … el armario vetusto, con la
luna quebrada y parchada con mastique, la cama
de hierro, enorme, sólida …
Sobre
la cama se amontonan vestidos, periódicos,
sartenes, ollas que delatan el uso bastardo
al que ha quedado el tálamo matrimonial…
El viejo
se levanta.
Es hasta la
segunda escena cuando aparece la acción
relacionada con la cocina y el café:
2 INT./COCINA/AMANECER
La cocina
-una estufa arrumbada en el único cuarto
habitable de la otrora casona de trópico-
está a obscuras.
Una olla
de barro reposa sobre la estufa. A su lado,
sobre una mesa de palo, forrada de plástico
brillante con motivos navideños, está
un tarro de hojalata con residuos de café.
El CORONEL
prende la estufa con un pedazo de periódico
que tiene cortado y colgado de un clavo para
tales menesteres. Rasca en la olla de café.
Media cucharadita, es todo.
Abre la
puerta trasera del cuarto que da al traspatio:
un lodazal con un lavadero. Un chorro de luz
amarilla se cuela inclemente haciéndole
fruncir los ojos […]”
En la película,
la escena utiliza el paneo (el movimiento de
la cámara) que, junto con la acción
del personaje (que por cierto ya está
levantado, sentado sobre un catre) proporciona
esta información que el guión describe
de una manera mucho más rápida,
en relación con el tiempo que toma la
lectura de cada detalle.
¿Cuáles
serían las causas por las que la adaptadora
decide no iniciar como la novela? Es probable
que la respuesta tenga que ver con la necesidad
de establecer las posibilidades de comprensión
de la historia desde un inicio, para no “perder”
a los espectadores, es decir, para proporcionar
las instrucciones adecuadas para que el equipo
de filmación presente aquellas marcas
de significación en la historia que la
presenten de una forma lógica: Un iluminador
que tendrá que hacer parecer que está
amaneciendo; un director de arte que tendrá
que trabajar con la escenografía, los
decorados y los accesorios; un personaje que
caracterizará al Coronel y que deberá
de proyectar sus emociones a través de
la acción; un director que trabajará
con un director de fotografía para plasmar
a través del lente ésta información,
etc.
Para la última
escena de la película, la novela y el
guión, las marcas son las mismas:
en todas se presenta la insistencia de la mujer
(sobre todo a través del diálogo),
la presión sobre todo lo que les pasa,
la hipoteca, el gallo, el dinero, el hambre;
y en los tres textos, la respuesta es contundente:
El coronel
necesitó setenta y cinco años
–los setenta y cinco años de su
vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante.
Se sintió puro, explícito, invencible,
en el momento de responder:
- Mierda
(García Márquez, 1957: 99).
INT./RECÁMARA/NOCHE
(…)
La voz del Coronel nunca ha sonado más
firme, más serena, más contundente.
La rabia de años y años. El viejo
no mueve un músculo.
CORONEL:
Mierda…
(…)
La cámara
fija en un medium shot el Coronel, sentado
en la cama, la mujer se sienta y la cámara
fija, el sonido de una lluvia torrencial se escucha,
todo está en silencio, el Coronel sólo
dice: “Mierda”…
Conclusiones
El presente análisis
de la adaptación/traducción cinematográfica
de El Coronel no tiene quien le escriba presentó
una propuesta de cómo acercarse a la novela
(García Márquez), su adaptación
en un guión (Garcíadiego) y su
traducción en un filme (Ripstein) a través
del planteamiento teórico de Imanol Zumalde
(1996) en su bosquejo para una Teoría
General de la Adaptación desarrollada
alrededor del concepto de Traducción/Adaptación
T/A y de la jerarquía de niveles de derivación.
Al proponer
al guión como un texto mediador entre
el texto literario original y su T/A en un filme,
el primero se convierte en parte central del
análisis a través del establecimiento
de díadas de análisis. Así
la novela se relaciona con el guión, el
cual posteriormente se relacionará como
un endo-genotexto del filme.
Con la finalidad
de encontrar marcas lingüísticas
y pragmáticas, se presentaron los elementos
constitutivos de una escena como aquellas variables
que pueden servir de comparadores semióticos
de los textos. Definitivamente cada uno de ellos
cobra vida de forma independiente, pero al establecer
una relación hipertextual en El Coronel
no tiene quien le escriba nos encontramos
ante un guión adaptado de la novela original
y traducido en un texto que puede ser interpretado
para producirse en un filme (audiovisual) que,
en términos de Zumalde (1996), es
respetuoso y cuya función es de legitimación
al compararse con el texto original.
Referencias:
ALONSO FERNÁNDEZ,
A. Gonzalo Suárez. Entre la literatura
y el cine. Barcelona: Edición Reichenberger,
2004.
GARCÍA MÁRQUEZ, G. El Coronel
no tiene quien le escriba. México:
Diana, 1987.
GARCÍADIEGO, P. A. El Coronel no tiene
quien le escriba, Guión Cinematográfico.
México: Edición Reichenberger,
1999.
MAZA, M. & CERVANTES, C. Guión
para medios audiovisuales. Cine, Radio y Televisión.
Pearson: México, 1994.
PEÑA-ARDID, C. Literatura y cine.
Madrid: Cátedra. 1999.
SÁNCHEZ, J. (Productor), Ripstein, A.
(Director). (1999). El Coronel no tiene quien
le escriba. [118 minutos] (En México,
distribuida en DVD por Maverick Entertainement).
VALE, E.
Técnicas del guión para cine
y televisión. Buenos Aires: Gedisa.
1982.
ZUMALDE,
I. “Adaptación cinematográfica
y teoría de la traducción”
en Letras de Deusto, vol. 26, no. 70,
enero-marzo, 1996, pp. 205-219.
Mtra.
Cristina Cervantes
Tecnológico de Monterrey,
Campus Monterrey, N.L., México. |