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Agosto - Septiembre
2005

 

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Editorial
 

Por Alejandro Ocampo
Número 46

Con la edición número 46 damos paso a la segunda parte de este 2005. Es el momento de hacer una profunda reflexión acerca de las metas que nos trazamos para este año y si las hemos cumplido, así como las perspectivas de que aún están en proceso. A estas alturas del año estamos todavía en posibilidad no sólo de cerrar nuestros objetivos, sino de alcanzar algunos otros más y, por qué no, de trabajar algunos que creíamos perdidos.

Mientras en México se definen las ‘reglas’ de lo que será la contienda electoral más reñida, comentada y hasta polémica de todos los tiempos, en el resto de América Latina suceden cosas que merecen la atención de nuestra comunidad: la puesta en marcha de Telesur. Con financiamiento argentino, cubano, uruguayo y venezolano, Telesur representa una oportunidad histórica y detenta una posibilidad que rara vez se volverá a tener, una canal de expresión genuinamente propio y abierto.

Si bien a estas alturas las viejas teorías de imperialismo cultural se ven más bien lejanas y superadas por la realidad y por las aportaciones teóricas recientes en materia de teoría de la comunicación, Telesur puede convertirse en ese ente que sabe jugar con las reglas actuales, pero tiene muy claras sus metas, no se vende ni se acomoda al mejor postor. Extender una mirada reflexiva acerca de nuestra América Latina, aprender a conocernos a nosotros mismos y generar un espacio de expresión auténtico y crítico son hoy posibilidades de esta empresa. Sin embargo, también son posibilidades el volverse un canal cerrado, reaccionario, criticón y conformista.

Lo importante pues, es que el primer gran paso se ha dado, el siguiente, el que definirá el propio futuro del proyecto, es el que se verá en las próximas semanas, porque no será opción repetir anquilosados discursos de horas, sino presentar y proponer un punto de vista distinto, un punto de vista desde nosotros. He ahí el reto de Telesur, el respeto vendrá con trabajo y, sobre todo, creatividad, porque de modelos probados y fórmulas predecibles, ya tenemos de sobra con las actuales ¿propuestas?

En fin, será interesante seguir de cerca el desenvolvimiento de este proyecto. Por otra parte, les presentamos el número 46, se trata de una edición tan recomendable como pertinente. La doctora Maricruz Castro, profesora del Tec de Monterrey Campus Toluca, se dio a la tarea de reunir a un destacado grupo de especialistas en análisis y crítica cinematográfica para entablar una sana discusión sobre el cine y sus discursos. Desde el western hasta el nuevo cine latinoamericano, el estudio de este grupo de investigadores extiende una mirada amplia y muy aguda acerca de los discursos, historias y lenguaje cinematográfico en cada una de las cintas. Se trata de una colección de textos recomendable no sólo por su temática, sino por su nivel de profundidad y análisis. Un agradecimiento muy especial a Maricruz por su dedicación, entrega y entusiasmo.

Finalmente, los dejo con la cita de un entrañable ser humano, auténtico, defensor del hombre y quien fincara las bases de muchos de los derechos que hoy en día tenemos y pese a todo, nunca dejo de creer en la bondad natural del hombre, misma que había que fortalecer con la educación. Se trata de una reflexión para nosotros, docentes ya no de niños, sino de jóvenes, pero que al fin y al cabo seguimos el camino de la enseñanza:

En el orden natural, por ser todos los hombres iguales, su vocación común es el estado de hombre, y quien está bien educado para ése no puede cumplir mal los que se relacionan con él. Poco me importa que destinen a mi alumno a la espada, a la Iglesia o a los tribunales. Antes que la vocación de los padres, la naturaleza lo llama a la vida humana. Vivir es el oficio que quiero enseñarle. Lo admito, al salir de mis manos no será ni magistrado, ni soldado, ni sacerdote: será ante todo hombre; todo lo que un hombre debe ser sabrá serlo, llegado el caso, tan bien como cualquier otro, y por más que la fortuna le haga cambiar de puesto, estará siempre en el suyo. (Rousseau, J.J., 2003, Emilio, o de la educación. Madrid: Alianza)

Buena lectura y un abrazo.


Alejandro Ocampo
Director de Razón y Palabra.