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Por Javier Esteinou
Número
46
El marginamiento
de la sociedad civil en los medios electrónicos
de información colectivos
Debido
a las nuevas capacidades tecnológico-materiales
que durante el siglo XX y principios del siglo
XXI conquistaron los medios de información
colectivos, especialmente los electrónicos
y a las transformaciones urbano políticas
que se dieron; éstos se convirtieron en
el centro del poder ideológico y político
contemporáneo de nuestra nación.
En este sentido, de haber sido instrumentos de
difusión relevantes en 1960 en México,
de transformarse en instituciones importantes
de socialización en 1970 y de convertirse
en el cuarto poder político a
partir de 1980, como corresponsables del poder;
al principio del 2000 se transformaron en el
vértice del poder actual. Es decir, ya
no solo son simples instituciones importantes
de información o el cuarto poder,
sino que ahora se han convertido en el “Primer
Poder" ideológico que existe en nuestra
sociedad.
Sin embargo,
no obstante que a principios del siglo XXI los
medios de información, especialmente electrónicos,
utilizan el espacio aéreo que es un bien
limitado, propiedad de la Nación, y que
gradualmente, se han convertido en el centro
del poder contemporáneo; su operación
no ha funcionado en espacios neutros o independientes,
sino que ha funcionado vinculada a las necesidades
de reproducción del poder tradicional.
Dentro de este marco estructural, el margen de
participación de los movimientos sociales
a través de los medios de comunicación
no ha sido monolítico; sino que ha oscilado
formando una gama de intervenciones desde las
cerradas, hasta las abiertas y variando de los
canales escritos, hasta los electrónicos.
Así, encontramos que las vías a
través de las cuales los movimientos sociales
mexicanos han participado con mayor fuerza desde
principios de siglo hasta la fecha para expresar
sus intereses y demandas, se concentra con gran
peso en los medios impresos y se cierra casi
por completo en los canales electrónicos,
particularmente, audiovisuales.
De ésta
forma, la naturaleza social de los medios de
información desde un principio quedó
determinada por la presencia de un fuerte contexto
económico y político que condicionó
herméticamente el uso social de los mismos
por otros sectores más amplios que no
fueran los propietarios o representantes del
gran capital interno y transnacional en el país.
Esta situación alcanzó su mayor
esplendor en el caso de la radio, tanto pública
como privada, pues es un medio que ha llegado
a ser monopolizado por el poder nacional, al
grado de que vía este se ha construido
otro proyecto cultural contrario al proyecto
de los grandes grupos que sostienen nuestra nación.
En éste
sentido, derivado de este condicionamiento estructural,
por ejemplo, el 76 % de la radio comercial se
encuentra en manos de 14 familias y sólo
4 grandes cadenas aglutinan casi la mitad del
total de las emisoras (47.8 %). Realidades que
son impensables que puedan existir en otros países1.
Es dentro de
este esquema mercantil que la radio nacional
se desarrolló y donde alcanzó hasta
ahora su mayor dinámica de expansión
e influencia sobre la cultura nacional. Sin embargo,
contraria y paralelamente a esta realidad privada,
apareció de manera muy tardía,
en los años sesenta, la radio pública
en nuestro territorio. Su lenta incorporación
al panorama cultural de la nación, provocó
que ésta emergiera y madurara con una
personalidad social poco definida, con menor
experiencia radiofónica, reducido apoyo
económico, bajo nivel de credibilidad
en el auditorio, proyecto cultural confuso, mayores
presiones burocráticas, menor cobertura
geográfica de influencia, grandes contradicciones
en sus líneas de dirección, intensos
cambios en sus directrices de orientación,
etc.
De ésta
forma, observamos que no obstante que en la actualidad
la sociedad mexicana ya alcanzó los 110
millones de habitantes, y pese a que, en última
instancia, los grupos básicos que sostienen
a nuestra nación son los que financian
el funcionamiento de la televisión; confirmamos
que la mayor parte de estos sectores básicos
no tienen acceso para participar dentro de este
medio de comunicación para exponer colectivamente
sus necesidades e incorporarse a los procesos
de gestión pública del país,
vía esta tecnología cultural.
En este sentido,
constatamos, por ejemplo, que las organizaciones
campesinas no cuentan con espacios radiales para
desde estos solicitar apoyos crediticios para
trabajar en el campo, exigir mejores precios
de garantía a sus cosechas, demandar el
reparto de tierras, denunciar el extendido cacicazgo
y la corrupción de autoridades o funcionarios,
etc. Los sindicatos tampoco cuentan con tiempo
informativo en éste medio para pedir aumentos
salariales, elevar sus condiciones generales
de vida, denunciar las anomalías existentes
en el interior de sus grupos, etc.
Los partidos
políticos tampoco gozan de suficiente
margen radiofónico para fortalecer su
participación en la sociedad, perfeccionar
el sistema electoral, mantener contacto masivo
con sus representados, difundir sus propuestas
y posiciones partidistas, salvo en los períodos
electorales, etc. Los numerosos grupos indígenas
fundadores desde hace milenios de nuestro territorio
y cultura, todavía, en el siglo XXI, no
tienen espacios relevantes en el dial para expresar
sus necesidades, dolor, marginación y
tristeza generado desde hace 500 años
con la Conquista Española y las subsecuentes
reconquistas nacionales, etc.
No obstante
que actualmente vivimos una fase de gravísimo
colapso ambiental en el Valle de México
y el resto del país por la profunda relación
destructiva que mantenemos con la naturaleza,
los movimientos ecologistas, no cuentan
con ningún espacio de las redes nacionales
de radio para difundir su labor en pro de la
defensa de la vida y crear culturas sustentables.
Los sectores magisteriales, no obstante
que sobre ellos descansa la operación
de la formación del capital cerebral del
país a través de su acción
educativa, tampoco cuentan con espacios en los
medios radiofónicos para contrarrestar
la acción deformante de la cultura parasitaria
que ha creado la sociedad de consumo y fortalecer
con ello el proyecto educativo de la escuela
nacional.
Otras células
básicas como son los organismos no
gubernamentales, las iglesias,
los movimientos urbanos, los productores
agropecuarios, la mayoría de
las universidades o centros de educación
superior, los transportistas, los
grupos de amas de casa, las asociaciones
de padres de familia, los grupos de
colonos, los estudiantes, los profesionistas,
etc. tampoco disponen de espacios radiales para
plantear y discutir sus problemáticas
particulares.
Dicha situación
de discrecionalidad y desigualdad de la vieja
clase política llegó a su extremo
de desvergüenza y abuso cuando ante la iniciativa
del Congreso de la Unión en mayo del 2002
para suprimir o reducir los 260 millones de pesos
al año que costó sostener la pensión
vitalicia de los 5 ex presidentes, el Ex Mandatario
José López Portillo (1978-1982)
propuso para compensar este desequilibrio a sus
erarios personales que “el Estado ofreciera
concesiones de radio y televisión a los
ex presidentes, para que los ex mandatarios no
tuvieran que depender del fisco. Cosas que produjeran
y generaran riqueza, pero que no le cuestan al
pueblo de México”2.
Este panorama
de cerrazón de los canales de información
hacia los sectores sociales se reforzó
jurídicamente cuando observamos que después
de 82 años de historia de la radio en
México, la sociedad no goza de los derechos
ciudadanos básicos en materia de comunicación,
como son el Derecho a la Información,
el verdadero Derecho de Réplica y el Derecho
de Acceso a la Comunicación, etc. De esta
forma, a lo largo de varias décadas se
creó un sistema de comunicación
radiofónica cerrado, vertical, negador
de los derechos comunicativos elementales de
los ciudadanos; fomentador de la dinámica
de comunicación-mercado y no del servicio
público y excluyente de otros actores
sociales básicos de nuestro país.
Así,
por ejemplo, en primer termino, los receptores
no cuentan con un verdadero Derecho de Replica
en los medios de información, especialmente
electrónicos, pues el Nuevo Reglamento
de Radio y Televisión en Materia de Concesiones,
Permisos y Contenido, sólo autoriza en
su artículo 38 que “toda persona
física o moral, podrá ejercitar
el derecho de réplica cuando un material
que sea difundido en cualquier programa de una
estación de radio o de televisión
no cite la fuente de la cual extrajo la información
y considere que los hechos que la alude son falsos
e injuriosos”3.
Esta normatividad imposibilita que los receptores
puedan intervenir cuando se les difame, insulte,
desacredite, ofenda, etc. en los medios, si la
fuente esta bien citada. Es decir, este seudo
derecho permite la calumnia bien documentada.
En segundo término,
el Consejo Nacional de Radio y Televisión,
que es la entidad encargada, entre otras, de
coordinar las actividades de la Ley Federal de
Radio y Televisión y de elevar el nivel
moral, artístico, y social de las transmisiones,
permite la participación amplia, con voz
y voto, de un representante la Secretaría
de Gobernación, uno de la Secretaría
de Comunicaciones y Transportes, uno de la Secretaría
de Educación Pública, uno de la
Secretaría de Salubridad y Asistencia,
tres de la Industria de la Radio y Televisión
(CIRT), dos de los trabajadores y finalmente,
sólo uno de la sociedad civil, pero éste
último, con voz y sin voto4.
En este sentido, el representante del sector
mayoritario de la comunidad que mantiene el funcionamiento
de la radio y televisión permanece como
espectador con las manos atadas.
En tercer término,
la participación social en los canales
de difusión que podría haberse
dado desde hace varias décadas, vía
el uso de los tiempos oficiales del 12.5 % en
radio y televisión y los tiempos fiscales5;
fue reducido a treinta y cinco minutos en radio
por el Decreto Presidencial Sobre Uso de los
Tiempos Oficiales del 10 de octubre del 20026.
De esta forma, el Estado mexicano cerró
constitucionalmente la posibilidad de que la
sociedad participara vía los espacios
oficiales en la radio.
En cuarto término,
derivado de todo lo anterior y de otros factores
políticos la libertad de expresión
es una garantía ciudadana muy acosada
en el país. Así, según el
diagnóstico preparado por la institución
Reporteros Sin Fronteras (RSF) en el año
2003, “México ocupa el lugar 77
en materia de respeto a la libertad de expresión”7.
Y finalmente,
en quinto lugar, los medios públicos,
que podrían abrir otras alternativas de
participación, se encuentran muy abandonados
por las políticas de apoyo gubernamental
y los que han llegado a una condición
institucional más privilegiada, no han
alcanzado la naturaleza de medios de Estado,
de servicio público; sino que se han convertido
en canales de gobierno que defienden propagandísticamente
los intereses de los funcionarios en turno o
de los grupos de poder a los que pertenecen8.
En síntesis,
el único derecho de participación
que posee la sociedad mexicana después
de 8 décadas de existencia de la radio
y 5 décadas de presencia de la televisión,
es el derecho de cambiar de canal o frecuencia,
o de apagar o encender la pantalla, pues de manera
real, ningún otro derecho ha sido otorgado
por la tradicional estructura de poder mediática
nacional..
La necesidad
de formar un modelo de comunicación ciudadano
Debido
a ésta realidad, la sociedad mexicana
de principios del nuevo milenio continúa
siendo una sociedad receptora y no emisora de
mensajes. Las únicas excepciones de participación
de la ciudadanía en los medios de información
colectiva se dan cuando alguno de éstos
sectores, por alguna circunstancia excepcional,
se convierten en noticia y entonces son difundidos
por los medios como las mercancías
informativas del momento y desaparecen de
las pantallas cuando dejan de ser novedosos,
sin contar con ningún derecho civil para
participar permanentemente en estos cuando ellos
lo requieran. En otras palabras, la sociedad
civil o los grupos emergentes sólo pueden
participar en la programación de los medios
cuando sirven como apoyo para elevar el raiting
de las empresas, pero no son considerados permanentemente
como sujetos o entidades generadores de opinión
que tengan derecho a un espacio colectivo permanente
de participación informativa. Por consiguiente,
es la lógica de oportunidad económica
del raiting la que decide quién, cuándo
y cuánto participa la sociedad civil dentro
de los medios y cuando no.
De esta manera,
la vieja estructura de información colectiva
no se abrió a la participación
social, sino se rentó al mejor postor
económico y político. Así,
el modelo de comunicación-mercado y el
sistema político que lo amparó,
despojaron de todos los derechos ciudadanos a
los auditorios y la única facultad que
les dejó fue el derecho de encender o
apagar la radio y televisión y de participar
en su propuesta de consumo masivo permanente:
Los públicos se convirtieron en factores
al servicio del proceso de comunicación-mercado
y no la comunicación colectiva al servicio
del crecimiento de los habitantes.
Esta realidad
política corroboró, una vez más,
que en materia comunicacional si existe transición
política en el país, pero no es
la transición pacífica a la democracia
participativa; sino es el cambio creciente a
la super concentración y monopolización
comunicativa, que excluye y amordaza a la población
para participar en el nuevo espacio público
mediático colectivo. En otros términos,
aunque desde el año 2000 existe en la
sociedad mexicana una débil transición
política a la democracia que ha atravesado
fundamentalmente la transformación de
las estructuras electorales, el cambio del Poder
Legislativo, la modificación del Poder
Ejecutivo, la mutación del Poder Judicial,
la evolución de los partidos políticos,
la seudo transparencia gubernamental, etc; en
términos comunicativos, no ha existido
una transición a la democracia, puesto
que éste proceso no ha penetrado sustantivamente
la transformación de los viejos sistemas
de los medios electrónicos de información
colectivos, ahora disfrazados de modernos. Así,
estos continúan funcionando dentro del
esquema concentrador, vertical, autoritario,
discrecional, hermético, monopólico,
elitista, anti ético, desigual, no ciudadano,
etc, opuesto al proceso de apertura, horizontalidad,
pluralidad, moralidad, participación,
equilibrio, igualdad, etc, que exige el nuevo
proceso de comunicación democrática.
Los espacios
contados de “apertura” o “avance
democrático” que se han dado en
el modelo dominante de medios electrónicos,
como han sido la introducción de los programas
de debate, la inclusión de la discusión
de otros temas antes vedados, los análisis
críticos de coyuntura, la creación
de algunos medios ciudadanos, etc, han sido excepciones
informativas muy contadas que no han sido suficientes
para marcar un cambio de tendencia estructural
del viejo modelo de comunicación autoritario
en el país.
Ante este horizonte
de cerrazón estatal para la democratización
informativa, nos enfrentamos al delicado panorama
político en el que los grandes grupos
sociales no cuenten con espacios de expresión
dentro de estos para expresar sus necesidades,
problemáticas, demandas y soluciones.
Frente a ello, se observa la tendencia creciente
de que los movimientos sociales en emergencia
continúen creando sus propios procesos
clandestinos de comunicación colectivos,
que derivarán, tarde o temprano, en la
construcción de un nuevo Estado Ampliado
paralelo al oficial, con el consecuente acrecentamiento
de nuestra crisis de hegemonía nacional.
Ejemplo de ello, han sido el surgimiento temporal
de los medios contra estatales como "Televerdad",
"Radio Vampiro", "Radio Pirata",
“Medios Comunitarios” y las intervenciones
guerrilleras que se dan a través de Internet.
Obviamente todas estas expresiones no pueden
sobrevivir en el espacio publico, a
mediano y largo plazo, pues son instituciones
perseguidas por el gobierno, hasta cancelarlos
o destruirlos9.
Debemos recordar
que cuando los grupos sociales, especialmente
los marginados, no tienen acceso al espacio
público simbólico, vía
los medios de información colectivos,
para exponer sus necesidades e intereses, entonces
toman, pacífica o violentamente, los espacios
públicos físicos de las vías
de comunicación materiales como son las
calles, las plazas, las avenidas, las carreteras
e incluso las instituciones de información
para presentar sus demandas. Por ello, podemos
decir que existe una relación directamente
proporcional entre participación social
en los canales de información y la existencia
de protestas públicas: A mayor participación
de los grupos sociales en los medios de información
menor manifestaciones públicas y a menor
participación en los medios, mayor existencia
de manifestaciones callejeras.
En este sentido,
es muy importante asimilar que en la medida en
que las organizaciones sociales cuenten con tiempos
en los medios de difusión electrónicos
se evitará la presencia de tantas manifestaciones
callejeras que todos los días suceden
en las principales ciudades del país y
que implican pérdidas económicas,
cierre de empresas y comercios, destrucción
de bienes, caos vial, ingobernabilidad, anarquía
urbana, irritación ciudadana, aumento
del stress y pérdida de la calidad de
vida en la población. La sociedad toma
permanentemente las calles del país por
no tener espacios de expresión en los
medios de difusión colectivos10.
De ésta
forma, debido a que no se ha permitido la participación
de los grandes grupos o entidades fundamentales
en los medios electrónicos, tanto públicos
como privados, éstos instituciones continúan
desvinculados del análisis sistemático
de los grandes obstáculos que impiden
nuestro desarrollo nacional y de la difusión
constante de las posibles alternativas de solución
para cada rama de nuestro crecimiento interno.
En el período
de gobierno del Presidente Vicente Fox Quesada
del año 2000 al 2005 en el terreno comunicativo
en México sólo se creó como
avance significativo la Ley de Transparencia
y Acceso a la Información Pública
Gubernamental (LTyAIPG), y eso fue debido a que
la sociedad civil tomó la iniciativa central
para proponer y hacer avanzar éste proceso.
En el resto de las acciones comunicativas de
éste gobierno se han experimentado severos
y drásticos retrocesos sociales como fueron
la renovación por la Secretaría
de Comunicaciones y Transportes (SCT) de más
de 500 concesiones de radio y televisión
sin ponerlas a concurso público; la cancelación
despótica de los trabajos de la Mesa
de Diálogo Para la Reforma a los Medios
Electrónicos en la Secretaría
de Gobernación; la imposición autoritaria
por el Poder Ejecutivo del Reglamento de
Radio y Televisión y el Decreto
Presidencial sobre los Tiempos Fiscales del Estado
del 10 de octubre del 2002; la toma prepotente
de Canal 40 por Televisión Azteca sin
intervención rápida de las autoridades;
la cancelación del Proyecto Ciudadano
de Reforma a la Ley Federal de Radio y Televisión
en el Senado de la República; la
entrega irregular de más de 200 concesiones
de casinos a Televisa para apoyar la campaña
presidencial de Santiago Creel Miranda; la persecución
y cierre de diversas radios comunitarias, etc.
Este control
gubernamental de los medios electrónicos
impidió que los grandes grupos civiles
participen de forma constante y directa en la
construcción de un nuevo espacio público
que contribuya a crear otra cultura para la sobreviviencia
nacional. Así, se consolidó un
modelo de comunicación altamente concentrador,
que permitió que solo unos cuantos expresen
a la mayoría sus puntos de vista y su
visión del mundo. En este sentido, dichos
espacios de participación han funcionado
más como herramientas de control político
y de legitimación del viejo Estado, y
no de espacios para la creación y fortalecimiento
de la democracia y la civilidad nacional.
Frente a éste
panorama, no podemos desconocer que en la actualidad,
es imposible edificar un gobierno moderno y avanzado,
sin la transformación democrática
e integral de sus instituciones de cultura y
medios de comunicación colectivos, ya
que es a través de ellos, como se realiza
cotidianamente la principal forma de conducción,
organización y participación colectiva
en comunidad. Es desde la apertura plural del
sistema mediático como se puede reconstruir
de manera principal el tejido democrático
y participativo de la sociedad.
El mecanismo
central para elaborar un nuevo modelo de comunicación
nacional y democratizar a los medios de información,
pasa necesariamente por la realización
de la reforma integral del Estado mexicano. Para
reformar al Estado en materia de comunicación,
ciudadanizar los medios de información
en México y dar, a través de éstos,
algunas salidas de participación a los
grandes grupos sociales; es razón de Estado
el modificar el viejo pacto social de comunicación
unilateral, hermético, obsoleto y discrecional
que existió entre el Estado mexicano y
los concesionarios de los medios de comunicación
y que sirvió de base para consolidar durante
tres cuartas partes del siglo XX al decadente
régimen político anterior. Ahora,
es necesario construir, mediante la reforma del
Estado, una nueva relación trilateral
(Estado, concesionarios y sociedad) de naturaleza
abierta, democrática, justa, plural, equilibrada
e incluyente que permita que los ciudadanos participen
colectivamente, mediante éstos, para contribuir
a enriquecer el espacio público (espectro
político-cultural) de nuestra nación
y que permita crear una cultura civilizatoria
superior que nos permita sobrevivir pacífica
y humanamente en nuestro país.
La transición
política a la democracia requiere el cambio
urgente de viejos arreglos institucionales y
de acuerdos políticos discrecionales entre
los grupos que detentan el poder político
y el poder mediático en el país;
para crear ahora un nuevo acuerdo nacional, con
reglas jurídicas claras.
La consolidación
de la reforma del Estado mexicano requiere la
indispensable transformación democrática
profunda de las estructuras de información
y comunicación masivas, ya que son estos
espacios los que se han convertido en el Primer
Poder contemporáneo desde el cual
se organiza, moviliza, articula y dirige, diaria
y principalmente, de manera colectiva a los habitantes
de la nación11.
Hoy, los medios de comunicación son el
esqueleto de la democracia y del espacio
público. Debido a su peso central
sobre la dirección de la nación,
en una sociedad democrática los principales
poderes siempre deben estar supervisados y reglamentados
por el interés general de la sociedad
en su conjunto y esto sólo se puede lograr
conservando al Estado como rector nacional del
bien público.
Uno de los aspectos
básicos para avanzar en la reforma del
Estado es la ciudadanización de los medios
de información. Lo ciudadano no es una
moda, sino que es una de las brújulas
estratégicas por donde debe avanzar la
creación de un nuevo modelo de comunicación
colectiva para el siglo XXI en México.
El surgimiento
de la XEQK: La Radio de los Ciudadanos
Dentro
de éste contexto histórico de marginación
comunicativa nacional adquirió enorme
importancia la creación de la XEQK:
La Radio de los Ciudadanos el 27 de noviembre
del 2002, dependiente del Instituto Mexicano
de la Radio (IMER), y su entrada en operación
el 1 de abril del 2003, con 5,000 Kw de potencia
en el Distrito Federal. Con ello, el nuevo gobierno
del cambio “atendió un compromiso
pendiente entre el Estado Mexicano y la sociedad
civil: la definición de un modelo de comunicación,
que promoviera la cultura democrática
a través de la participación ciudadana
y estimulara el conocimiento, análisis
y solución de los asuntos de interés
público y que reflejara la diversidad
de sectores de nuestra sociedad, permitiendo
la pluralidad informativa”12.
Así,
dicho proyecto radiofónico surgió
como una emisora civil cuyas finalidades son
“promover la cultura democrática
y de participación cívica, a través
de la emisión de contenidos programáticos
en formatos innovadores de comunicación
radiofónica que estimulan el conocimiento,
análisis y solución de los asuntos
de interés público”13.
De ésta forma, la Radio de los Ciudadanos
pretende alcanzar, entre otros, los siguientes
objetivos: “Contribuir al desarrollo de
la cultura democrática y de la participación
cívica. Abrir espacios para la libre expresión
y comunicación entre los ciudadanos, en
un marco de respeto a la diversidad cultural
y social del país. Crear nuevas formas
de diálogo entre sociedad y gobierno,
sobre asuntos de interés público.
Estimular la innovación en formatos y
contenidos de emisión radiofónica
que permitan a las organizaciones ciudadanas
potenciar su contribución al país.
Y modelar una alternativa de uso de la radio
que promueva el desarrollo humano, económico,
político, social y cultural, basado en
los derechos y obligaciones que se derivan de
vivir en comunidad14.
Para lograr
éstos objetivos la Radio de los Ciudadanos
creó en noviembre del 2002 su propio Consejo
Ciudadano de Programación, constituido
honoríficamente por organizaciones civiles
(ONGs), instituciones académicas de educación
superior, organizaciones políticas y ciudadanos;
y cuya finalidad es “coadyuvar a que la
emisora cumpla su misión de promover la
cultura democrática y participación
cívica, a través de la emisión
de contenidos programáticos en formatos
innovadores de comunicación radiofónica
que estimulen el conocimiento, análisis
y solución de los asuntos de interés
público”15.
De ésta
forma, el Consejo establece los parámetros
para analizar, evaluar y tomar las decisiones
pertinentes para integrar la programación
de la emisora en la dirección de practicar
con pluralidad el Derecho a la Comunicación
y la Información. “Es la sociedad
civil trabajando para la sociedad civil. Propiciar
ésta intervención social en la
forma de toma de decisiones, es una manera de
cambiar el modo de hacer política en el
país”16.
Para conformar
su barra de programación, la Radio de
los Ciudadanos sigue las siguientes 14 políticas:
1.- Incluye
criterios de diversidad y pluralidad, en lo
cultural, étnico, social y político.
2. Considera
propuestas de organizaciones ciudadanas sobre:
promoción de valores, análisis
de situaciones, difusión de información
sobre aspectos de democracia, desarrollo y derechos
humanos.
3. Contempla
un eje transversal sobre la equidad y perspectiva
de género.
4. Atiende
las necesidades educativas, de información
y entretenimiento
5. Utiliza
como criterio fundamental de asignación
de horarios de transmisión la naturaleza
del programa, así como el perfil de su
auditorio – especialmente al inicio- posteriormente
se utilizará también como criterio
la cobertura alcanzada.
6. Mantiene
el conjunto de la programación el equilibrio
entre los tres tipos de instancias convocadas
a participar: organizaciones civiles, agrupaciones
políticas, instituciones académicas.
7. Contempla
los estándares de calidad, estipulados
por el Consejo en los contenidos de las series
o programas de las organizaciones. Lo mismo
sucederá con las producciones propias
de la emisora.
8. Las
organizaciones garantizan el derecho de réplica
y rectificación en sus programas.
9. La
línea editorial de la emisora es determinada
por el Consejo de Programación.
10. Incluye
espacios para el debate; de servicio a la población,
tales como secciones de aviso; programas de
contenido y musicales, entre otros.
11. Otorga
en los contenidos periodísticos, especial
atención a la información relacionada
con las actividades de las organizaciones ciudadanas
de todo el país.
12. Equilibra
los programas o series de contenido con los
de entretenimiento.
13. Permite
los patrocinios en los programas.
14. Realiza
la medición de audiencias de la emisora,
para un mejor conocimiento de sus resultados
efectivos17.
De ésta
forma, en su primer año de trabajo, “la
emisora programó sesenta proyectos realizados
y conducidos por organizaciones de la sociedad
civil, universidades y grupos sociales, con la
participación de más de doscientas
personas que se agregaron como voluntarios a
los equipos de producción y asumieron
el compromiso de crear audiencia, sin ningún
mecanismo de censura y con un desarrollo creativo
socialmente responsable. Un hecho histórico
de apertura en nuestro país, en un medio
de comunicación del Estado”18.
A un poco más
dos años de trabajo, después de
realizar dos concursos de radio, en los que
participaron 364 proyectos, se transmitieron
por la emisora 115 programas. La radio de los
ciudadanos, se fortaleció con un programa
anual de capacitación, que permitió
profesionalizar el trabajo de locución,
guionismo y producción y contó
con un estudio de grabación en donde
los equipos ciudadanos trabajan 12 horas diarias,
sin ningún costo para ellos.
En el 2005,
el programa de capacitación que ofreció
la Dirección de Investigación
del IMER realizó 21 actividades que incluyeron
conferencias, talleres y asesoría especializada,
para cada uno de los equipos ciudadanos. De
esta manera, los ciudadanos aportaron el trabajo
creativo y el IMER ofreció el tiempo
de transmisión, un programa de capacitación
y tiempos de estudio, bajo la supervisión
permanente de su Consejo de Programación19.
La estructura
de su programación contempló programas
de orientación y servicio con una gran
variedad de temas de la agenda social, como
aquellos relacionados con la equidad de género,
culturas indígenas, de jóvenes
en situación de calle, personas con capacidades
diferentes, de la tercera edad, contenidos de
educación sexual y reproductiva, programas
sobre medio ambiente, además de espacios
de difusión cultural y experimentación
sonora. La propuesta radial se complementó
con una “Cartelera Cultural”, donde
los ciudadanos dan la nota; un correo de voz
que difunde las invitaciones, opiniones, críticas
y propuestas, también en propia voz de
los ciudadanos; el “Espacio abierto”,
que se constituyó en una mesa de reflexión,
sobre temas de interés nacional y su
programación musical que ofreció
un acervo inicial de dos mil canciones, que
fueron seleccionadas de diversos autores de
México y de países de habla hispana,
de trova, canto nuevo, tradicional, rock y música
de fusión, que destacaron por su arraigo
popular y calidad artística20.
A mediados del
2005, “debido al relevante servicio social
que brinda, la creciente demanda de espacios
de las organizaciones de la sociedad civil y
en cumplimiento del compromiso asumido por la
administración del IMER, de dotarla de
un transmisor de mayor potencia, de cobertura
regional; la Dirección General del IMER
determinó incrementar la potencia de transmisión
de La Radio de los Ciudadanos, de 5,000 a 50,000
Kw. y su cambio a la frecuencia 660 de amplitud
modulada, a partir de las 00:00 hrs., del lunes
15 de agosto de 2005. La nueva cobertura de la
frecuencia 660 AM, de 415, 588 Km2, abarcó
un nueva zona geográfica de influencia
compuesta por los siguientes 10 estados de la
República Mexicana: la capital del país,
el Estado de México, Puebla, Morelos,
Hidalgo, Guerrero, Querétaro, Tlaxcala
y algunas poblaciones de Veracruz y Oaxaca”
(21).
Aportaciones
del modelo a la radio ciudadana
La
Radio de los Ciudadanos es un nuevo modelo de
comunicación de la sociedad civil, que
en su corta experiencia de vida ha aportado,
entre otras, las siguientes 7 contribuciones
para apoyar la creación de un nuevo espacio
público mediático:
1.- Convoca
a los diferentes sectores de la sociedad para
fomentar en los medios de comunicación
una nueva cultura de la convivencia, la pluralidad
y la diversidad ciudadana.
2.- Es
un reconocimiento de la capacidad que tiene todas
las personas de analizar, criticar, proponer
y participar en la construcción de nuevos
discursos y de nuevas relaciones sociales.
3.- Es
un llamado a la tolerancia y una invitación
a que los radioescuchas se conviertan en activos
radio-participantes, corresponsables y comprometidos
con el proyecto de país más igualitario
al que aspira la sociedad mexicana.
4.- Impulsa
el fortalecimiento de la radio pública,
entendida como espacio de reflexión, diálogo
y encuentro. Este es un ejemplo de prototipo
de comunicación concreto que ya puede
ser imitado por las radios estatales y/o federales,
y a las radios universitarias en nuestra República.
5.- Colabora
a crear en el país otro espacio público
mediático para que otros sectores ciudadanos
puedan participar colectivamente en la edificación
del proceso de transición pacífica
a la democracia del nuevo milenio.
6.- Contribuye
a desmantelar la vieja estructura comunicativa
del antiguo régimen político y
a crear gradualmente un nuevo modelo de participación
comunicativa de la sociedad.
7.- En
síntesis, lo que la radio ciudadana esta
aportando en México es la edificación
del proceso elementalísimo de devolver
el habla al pueblo. Esto es, transformar los
medios de información en medios de comunicación.
Una democracia
no puede estar informada sólo por unos
cuantos. Por ello, es responsabilidad del Estado
generar las condiciones jurídico-políticas
para que exista la pluralidad de voces y la pluralidad
de empresas: No se puede gobernar para unos cuantos.
De aquí, la relevancia central que el
Estado y la sociedad civil apoyen a la XEQK:
La Radio de los Ciudadanos, como un nuevo modelo
de comunicación radiofónico que
permite que una nueva pluralidad de actores sociales
puedan expresase en el espectro radiofónico
y participar en la construcción del nuevo
espacio público colectivo que
han creado los medios electrónicos de
difusión, como nuevas neocortezas tecnológicas
de la sociedad silenciosa que está emergiendo
en México.
Notas:
1
Sociedad civil al rescate, Universal, 7 de marzo
del 2003 y La Impunidad en México, Comisión
Mexicana de Defensa y Promoción de los
Derechos Humanos, Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, México, D.F., 26
de febrero del 2003, pagina 45.
2 Pide José
López Portillo concesión de tele,
no pensión, Reforma, 31 de mayo del 2002.
3 Reglamento
de la Ley Federal de Radio y Televisión,
en Materia de Concesiones, Permisos y Contenido
de las Transmisiones de Radio y Televisión,
Diario Oficial de la Federación, Secretaría
de Gobernación, México, D.F., 10
de octubre del 2002, <http://www.cirt.com.mx/legislacionderadioytv.html>
4 Ley Federal
de Radio y Televisión, Diario Oficial
de la Federación, Secretaría de
Gobernación, México, D.F., 19 de
enero de 196, . <http://www.cirt.com.mx/legislacionderadioytv.html>
y Reglamento de la Ley Federal de Radio y Televisión,
en Materia de Concesiones, Permisos y Contenido
de las Transmisiones de Radio y Televisión,
Diario Oficial de la Federación, Secretaría
de Gobernación, México, D.F., 10
de octubre del 2002, <http://www.cirt.com.mx/legislacionderadioytv.html>
5 Acuerdo de
la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público Para el Uso Oficial del 12.5 %
en Radio y Televisión, Diario Oficial
de la Federación, Secretaría de
Gobernación, México, D.F, 1 de
julio del 1969, <http://www.cirt.com.mx/legislacionderadioytv.html>
6 Decreto Presidencial
Por el Que se Autoriza a la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público a
Recibir de los Concesionarios de Estaciones de
Radio y Televisión el Pago del Impuesto,
Diario Oficial de la Federación, Secretaría
de Gobernación, México, D.F, 10
de octubre del 2002, <http://www.cirt.com.mx/legislacionderadioytv.html>
7 La impunidad
en México, Comisión Mexicana de
Defensa y Promoción de los Derechos Humanos,
Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
México, D.F., 26 de febrero del 2003,
pagina 45.
8 Menosprecia
el gobierno a medios públicos, Periódico
Zócalo, México, D.F, enero del
2003.
9 Radio comunitaria
de Michoacán denuncia hostigamiento militar,
Periódico Zócalo, México,
D.F., abril del 2003, pagina 19; Pese a las hostilidades,
boom de emisoras comunitarias, Periódico
Zócalo, México, D.F., abril del
2003, pagina 18 y Miedo de la CIRT a las radios
comunitarias, Periódico Zócalo,
México, D.F., enero del 2003, pagina 20
10 Deterioro
de la ley. Bloqueos, marchas y plantones, Revista
Siempre No. 2582, México, D.F, 11 de diciembre
del 2003.
11 Antaki,
Ikram, Foro: Libertad de expresión y responsabilidad
social, Cámara Nacional de la Industria
de la Radio y la Televisión (CIRT), World
Trade Center, México, D.F, 21 de julio
de 1998.
12 García
Robledo, Héctor, La Radio de los Ciudadanos,
Encuentro Sociedad Civil y Gobierno Federal:
“Hacia la Corresponsabilidad”, Secretaría
de Gobernación (SEGOG), Instituto Mexicano
de la Radio (IMER) y Organismos Civiles, Auditorio
del Centro Médico Nacional, México,
D.F, 19 de julio del 2005, pagina 1.
13 Misión,
visión y objetivos de la XEQK: La Radio
de los Ciudadanos, 7° Reunión del
Consejo de Programación, Radio de los
Ciudadanos, México, D.F, 21 de mayo del
2003, pagina 1.
14 Misión,
visión y objetivos de la XEQK: La Radio
de los Ciudadanos, 7° Reunión del
Consejo de Programación, Radio de los
Ciudadanos, México, D.F, 21 de mayo del
2003, pagina 1.
15 Reglamento
interno de funcionamiento del Consejo de Programación
de la XEQK 1350 AM: La Radio De Los Ciudadanos,
La Radio de los Ciudadanos, Consejo Ciudadano
de Programación de la XEQK, Instituto
Mexicano de la Radio (IMER), México, D.F.
a 4 de diciembre del 2003.
16
Creel Miranda, Santiago, Palabras del Secretario
de Gobernación, , Ceremonia de Instalación
del Consejo de Programación de la XEQK,
Instituto Mexicano de la Radio (IMER), México,
D.F. a 27 de noviembre del 2002.
17
Políticas de programación para
la conformación de La Radio de los Ciudadanos,
La Radio de los Ciudadanos, Consejo Ciudadano
de Programación de la XEQK, Instituto
Mexicano de la Radio (IMER), México, D.F.
a 4 de diciembre del 2003.
18
García Robledo, Héctor, La Radio
de los Ciudadanos, Encuentro Sociedad Civil y
Gobierno Federal: “Hacia la Corresponsabilidad”,
Secretaría de Gobernación (SEGOG),
Instituto Mexicano de la Radio (IMER) y Organismos
Civiles, Auditorio del Centro Médico Nacional,
México, D.F, 19 de julio del 2005, pagina
1.
19 García
Robledo, Héctor, La Radio de los Ciudadanos,
Encuentro Sociedad Civil y Gobierno Federal:
“Hacia la Corresponsabilidad”, Secretaría
de Gobernación (SEGOG), Instituto Mexicano
de la Radio (IMER) y Organismos Civiles, Auditorio
del Centro Médico Nacional, México,
D.F, 19 de julio del 2005, pagina 1.
20 García
Robledo, Héctor, La Radio de los Ciudadanos,
Encuentro Sociedad Civil y Gobierno Federal:
“Hacia la Corresponsabilidad”, Secretaría
de Gobernación (SEGOG), Instituto Mexicano
de la Radio (IMER) y Organismos Civiles, Auditorio
del Centro Médico Nacional, México,
D.F, 19 de julio del 2005, pagina 2.
21 García
Robledo, Héctor, La Radio de los Ciudadanos,
Encuentro Sociedad Civil y Gobierno Federal:
“Hacia la Corresponsabilidad”, Secretaría
de Gobernación (SEGOG), Instituto Mexicano
de la Radio (IMER) y Organismos Civiles, Auditorio
del Centro Médico Nacional, México,
D.F, 19 de julio del 2005, pagina 2.
Referencias:
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Y DOCUMENTOS.
- Acuerdo de la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público Para el Uso Oficial
del 12.5 % en Radio y Televisión, Diario
Oficial de la Federación, Secretaría
de Gobernación, México, D.F, 1
de julio del 1969, <http://www.cirt.com.mx/legislacionderadioytv.html>
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. Creel
Miranda, Santiago, Palabras del Secretario
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- Sociedad civil al rescate, El Universal,
7 de marzo del 2003.
Dr.
Javier Esteinou Madrid
Investigador Titular del Departamento de Educación
y Comunicación de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,
México, D.F., México. |