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Por Claudia Mellado
Número
47
Introducción
Resulta relativamente sencillo, en el mundo de
las pequeñas empresas industriales poner
de relieve un vacío metodológico
importante respecto a las formas de medir su
realidad organizativa (véase Mellado,
2004, 2005).
Procesos comunicativos
elementales, como el clima y el liderazgo, son
desatendidos por dichas organizaciones, desconociendo
la importancia que éstas tienen en el
funcionamiento de sus sistemas sociales.
Los instrumentos
de control que en la actualidad existen encaminan
sus intereses a un nivel administrativo, puramente
económico o comunicativo, pero orientados
exclusivamente a grandes o medianas empresas,
además de tratar muchas veces ambos fenómenos
– clima y liderazgo – de forma independiente.
Considerando
la importancia y trascendencia tanto económica
como social que aportan al mundo empresarial
y laboral este tipo de organizaciones, se asume
como trascendental ahondar en las herramientas
metodológicas que ayudan a diagnosticar
su realidad laboral (Silva, 1996; Sisdedos, 1986;
Ekvall, 1986, Ashkanasy et al, 2000).
Referencias
teóricas y metodológicas
Existen tres tipos de definiciones sobre el clima
organizacional: un primer grupo que se basa en
las características meramente objetivas
y estructurales de las empresas (Glick, 1985,
1995); una segunda vertiente que se interesa
sólo por el aspecto psicológico
del individuo (Jones y James, 1979; Halpin y
Crofts, 1963); y finalmente una tercera corriente
– que es la que se adopta en este estudio
– la cual se preocupa de la percepción
que el trabajador tiene tanto de la estructura
como de los procesos que ocurren en su ambiente
de trabajo (Payne y Pugh, 1976; Naylor et al,
1980; Moos, 1979; Moos & Insel, 1974; Litwin
y Stringer, 1968; Peiró, 1990, 1986; Mellado,
2004).
Respecto al
liderazgo, esta investigación se basa
en las teorías del comportamiento potenciadas
desde los estudios de la escuela de Ohio a fines
de los años 40 (Likert, 1965,1968; Yulk,
1981; Sayles et al, 1966; Bonoma y Slevin, citados
en Slevin y Pinto, 1988) y situacionales (Fiedler,
1967; Hersey y Blanchard, 1988, 1993; Evans,
1974; House, 1971; Graen, 1982; Vroom y Yetton,
1973; Vroom y Jago, 1990; Bonoma y Slevin, citados
en Slevin y Pinto, 1988) las cuales definen tanto
al sujeto en cuestión como el contexto
que convoca al líder.
Dennis (1975) generó un instrumento de
medición de clima organizacional específico
sobre aspectos comunicativos para ser utilizado
en la gran empresa (“Communication Climate
Inventory”), compuesto por 45 ítems
agrupados en cinco factores.
El cuestionario
pretendía relacionar directamente el ambiente
laboral que los trabajadores viven, con las interacciones
que mantienen con los diversos supervisores con
que trabajan. En base a dicho marco instrumental
el autor extrajo las dimensiones comunicativas
que a continuación se indican: comunicación
subordinado - supervisor; calidad de la información
recibida; apertura y afectividad del superior;
comunicación ascendente y recepción;
y confiabilidad de la información recibida
desde el jefe. Lamentablemente, el instrumento
fue diseñado para ser aplicado sólo
a los subordinados y no a sus superiores.
Junto a este
modelo destacan, los cuestionarios propuestos
por autores como Falcione (1988, 1987, 1978),
Muchinsky (1977), Paolillo (1982), Roberts, &
O´Reilly (1975) y otros.
Con relación
al estudio del liderazgo, Bonoma y Slevin citados
por Slevin y Pinto (1988) proponen un esquema
que especifica diferentes estilos de líderes
(desde Autócrata a Administrador de Consensos)
a partir de la situación que el jefe vive
dentro de la empresa desde un punto de vista
comunicativo.
En base a ello,
plantean una serie de actitudes estándares
que los jefes podrían escoger en situaciones
diferenciadas para sus relaciones con los subordinados
dependiendo de dos preguntas centrales: ¿De
dónde se va a obtener la información?
(A quién preguntar) y ¿Dónde
se tomará la decisión para cada
problema? (Quién decide).
El modelo de
líder - participación desarrollado
por Vroom y Yetton (1973) y luego revisado por
Vroom y Jago (1990), en tanto, relaciona la conducta
del líder y la participación, con
la toma de decisiones en el contexto de la organización.
Plantean siete alternativas de liderazgo como
procesos de decisión para problemas tanto
grupales como individuales (desde Autocrático
a Delegador), las cuales estarían condicionadas
por doce variables situacionales materializadas
en preguntas que se relacionan con la percepción
del “propio líder”, pero no
de sus subordinados, sobre sus actividades dentro
de la organización y sobre el manejo de
las decisiones y la participación1.
Sobre esta plataforma,
Mellado (2004) generó el instrumento de
medición IMCOL (Instrumento de medida
de clima organizacional y liderazgo), orientado
hacia las características y estructura
de las pequeñas empresas industriales2.
La construcción
del mismo se basa en una escala anterior de Mellado
y Díaz (2000), y Mellado (2002), las cuales
se sirven – a efectos de la medición
del clima comunicativo - de las operacionalizaciones
del instrumento de Dennis (1975), considerando
los cinco factores de su modelo original y agregando
una nueva dimensión.
En estos primeros
acercamientos se analizaba metodológicamente
el clima laboral de la pequeña empresa
sólo desde la perspectiva del subordinado,
sin predicciones claras ni constructos teóricos
que permitieran aprovechar de mejor forma la
información obtenida, por lo que dichos
trabajos son considerados sólo como exploratorios,
siendo necesario proponer la utilización
de nuevas variables y delimitando la participación
tanto de los trabajadores como de sus jefes.
Por esta razón,
esas seis dimensiones resultantes en los anteriores
estudios fueron sometidas previamente a un análisis
de componentes principales, el cual señaló
la pertenencia de incluir un séptimo factor.
Junto a ello, se modificó la direccionalidad
de algunos de los items utilizados por el anterior
modelo, así como el número de ellos
en cada dimensión.
Para efectos
de la medición del liderazgo, el cuestionario
generado se sirve de los trabajos de Bonoma y
Slevin (1988) así como de las investigaciones
de Vroom y Yetton (1973), y Vroom y Jago (1990),
considerando las respectivas críticas
que sobre este modelo plantea Poza Pérez
(1998).
El instrumento
en cuestión está compuesto por
50 preguntas cerradas y dividido en dos apartados:
en la primera parte se solicita información
de carácter socio-demográfica,
con el objeto de conocer al grupo de trabajadores
estudiado y saber si estos indicadores influyen
o marcan diferencias significativas en las mediciones.
La segunda parte
contiene un cuestionario de 48 items de puntuación
positiva, utilizado para la recolección
de datos acerca de la percepción del clima
laboral de la empresa por parte de sus miembros,
de los cuales doce afirmaciones se relacionan
y miden, además del clima, la percepción
del tipo de liderazgo del jefe.
Los dos ítems
restantes se agregan con el objeto de conocer
en qué medida la actuación del
jefe condiciona la relación entre compañeros,
y el clima influye negativamente en la relación
familiar y/o personal de los trabajadores.
Para la medición
de cada ítem se utilizó una escala
tipo Likert de cinco puntos, donde uno (1) corresponde
a "en muy poca medida" y cinco (5)
corresponde a "en muy gran medida".
Así,
los siete factores del IMCOL que miden la percepción
del clima organizacional en la pequeña
empresa industrial son los siguientes:
1.- Percepción
de la comunicación jefe/trabajadores,
en términos de la empatía y apertura
que percibe el subordinado de parte del superior.
2.- Percepción de la calidad y exactitud
de la comunicación descendente (del jefe
a los trabajadores).
3.- Percepción de la comunicación
ascendente, particularmente los aspectos empáticos
y afectivos de esa relación.
4.- Percepción de las oportunidades de
influir en el jefe
5.- Percepción de la confiabilidad de
la información recibida desde el jefe.
6.- Percepción de la confiabilidad de
la información recibida desde los compañeros
de trabajo.
7.- Percepción de la comunicación
entre subordinados (nivel de afectividad, apoyo,
compañerismo y apertura).
La percepción
del “Clima Organizacional", se operacionalizó
clasificándolo en diferentes rangos según
una escala intervalar que va desde un mínimo
de 48 puntos correspondiente a un clima pobre
donde la comunicación tanto ascendente
como descendente y entre pares está deteriorada,
a un máximo de 240 puntos correspondiente
a un muy buen clima organizacional, donde los
trabajadores perciben positivamente tanto la
comunicación ascendente, como descendente
y entre pares.
Los dos factores
del instrumento que miden simultáneamente
el liderazgo del jefe fueron:
1.- Nivel de
intercambio de información
2.- Nivel de participación en la toma
de decisiones
Al igual que
en el caso del clima, la percepción del
tipo de “liderazgo del jefe", fue
operacionalizada clasificándola en diferentes
rangos según una escala intervalar continua
que va desde un mínimo de 12 puntos correspondiente
a un estilo autócrata de liderazgo, en
el que se intercambia poca o nula información
con los subordinados, sin dar participación
a los mismos en la toma de decisiones de la empresa;
a un máximo de 60 puntos correspondiente
a un liderazgo de “administración
de consensos”, en el que se intercambia
libremente información con los subordinados,
se delega parte de la toma de decisiones en los
mismos y se incentiva la decisión grupal.
El mismo cuestionario
se modificó invirtiendo sus ítems
para ser aplicado al jefe, con el objeto de controlar
si existía o no acuerdo perceptual entre
las partes. De esta forma, este instrumento de
medición quedó diseñado
para ser aplicado tanto a los trabajadores como
a los jefes de la pequeña empresa industrial.
Objetivos
Los objetivos que se pretendieron en este estudio
fueron los siguientes:
- Validar a
través de un análisis factorial
confirmatorio (AFC) los factores determinados
por el cuestionario IMCOL.
- Determinar el nivel óptimo de factorización
tanto a nivel de la medición del clima
como del liderazgo en la pequeña empresa
industrial.
Se considera que la representación estructural
de los modelos propuestos podrá mejorar
la estimación de los índices y
ser útil en la comprensión de
las dimensiones macro que se esconden tras los
mismos.
Método
El método empleado fue la modelización
mediante ecuaciones estructurales. Se trabajó
con el programa de ordenador AMOS 5.0 basándonos
en la factorización ya efectuada por Mellado
(2004), en la cual se empleó una muestra
de 173 sujetos pertenecientes a cinco pequeñas
empresas industriales españolas de diferentes
firmas3.
Las variables
latentes y observables utilizadas en esta validación,
tanto referentes al clima como al liderazgo,
fueron las mismas utilizadas en la anterior intervención;
a saber: clima organizacional, liderazgo y los
siete y dos factores comunicativos que respectivamente
explican dichos fenómenos.
Resultados
En un estadio inicial, se efectuó un AFC
de primer nivel, mediante una extracción
de máxima verosimilitud, el cual no logró
ajustar el modelo adecuadamente a través
de índices de bondad significativos a
nivel de clima, producto de una importante relación
existente entre ciertos factores del instrumento,
como se enseñará más adelante.
Los resultados
obtenidos a través del software Biplots
PMD (Biplots para Mineria de Datos) generado
por Martins (2003), ratificaban dichos resultados
y alimentaban la decisión de proceder
a efectuar un análisis confirmatorio más
complejo y con un grado de conceptualización
más alto a través de grados de
factorización superiores respecto al clima
organizacional de las pequeñas empresas
industriales.
Existe una regla
general que afirma que si se desean contrastar
relaciones específicas es más oportuno
adoptar un grado de factorización menor,
mientras que si se desea contrastar una teoría
completa sería más adecuado utilizar
un grado de factorización mayor.
Por estos motivos,
se decidió efectuar un AFC de segundo
nivel según resultados encontrados y las
orientaciones sugeridas por los índices
de modificación y el AFC de primer nivel.
Paralelamente,
a nivel de liderazgo el modelo sí logró
ajustar a un primer nivel de confirmación,
efectuándose sólo ciertos ajustes
de modificación como se verá después.
Los diferentes
modelos están basados en los resultados
de un AFE previo y en el AFC de primer nivel
ya mencionado. De aquí se desprenderán
tres modelos que serán estudiados y comparados
para determinar la mejor solución. Todos
ellos se basan en tres principios fundamentales:
se reconoce que el significado de las variables
depende del contexto en el que son aplicadas;
que todas las variables han sido medidas con
cierto nivel de error y que los fenómenos
clima organizacional y liderazgo no son directamente
observables (López, Fernández y
Mariel, 2002).
Clima Organizacional
La diferencia con el modelo postulado en un primer
nivel de confirmación es que en el AFC
de segundo nivel se añadieron tres variables
latentes independientes de segundo nivel.
Se han suprimido
también las correlaciones entre las variables
latentes de primer nivel, quedando los pesos
de regresión entre la variable latente
de segundo nivel y las variables latentes de
primer nivel.
A continuación
se presentan tres modelos tentativos que fueron
propuestos en un segundo nivel de confirmación:
El primer modelo
fue planteado conservando todos los ítems
del instrumento original IMCOL (exceptuando los
ítems anexados 45 y 50).
En el segundo
modelo - según los índices de modificación
indicaron - se excluyeron los ítems 30
(correspondiente al segundo factor original);
el ítem 21 (correspondiente al sexto factor
original), y los ítems 40, 47 y 48 (correspondientes
al séptimo factor original).
Finalmente,
el tercer modelo se constituyó obviando
los itemes 2, 4, 5, 7, 8, 12, 23 y 27 (correspondientes
al primer factor original del IMCOL); los itemes
26, 28 y 29 (correspondientes al segundo factor);
el ítem 11 (perteneciente al quinto factor
original); los ítems 21 y 24 (correspondientes
al factor 6); y el ítem 40 (perteneciente
al séptimo factor).
Todo ello, preocupándonos
de que el método no distorsionara en ningún
momento Lo sustancial de la propuesta teórica
de la medición.
Tabla
1. Índices de bondad de ajuste de los
modelos de factorización de segundo nivel
propuesto para el clima organizacional
Como
es posible apreciar, si bien los tres modelos
ajustan adecuadamente, el tercer modelo plantea
una mejor bondad de ajuste general y específica,
con un error cuadrático medio de aproximación
inferior a las otras dos propuestas.
Esta es la razón que nos hace inclinarnos
por dicho modelo como la mejor forma de conceptuar
el constructo en estudio, lo cual queda reflejado
en la Figura 1.
Figura 1. Análisis confirmatorio
de segundo nivel sobre el clima organizacional.
El
modelo definitivo se presenta con tres variables
latentes de segundo nivel (comunicación
vertical, comunicación horizontal, y reglas
y objetivos) y las siete variables latentes de
primer nivel. Las variables latentes de segundo
nivel serían definidas por las siete variables
latentes de primer nivel que representarían
el clima comunicativo de la organización.
Sobre
esta base, se podría decir que la comunicación
vertical percibida por los sujetos en su ambiente
laboral dentro de las pequeñas empresas
industriales, se divide en la “comunicación
jefe trabajadores (aspectos empáticos
y afectivos)”, la “confianza en el
jefe” y en la “comunicación
ascendente” que éstos desarrollan
con los líderes de sus respectivas organizaciones.
La
percepción de la comunicación horizontal
se dividiría en la “comunicación
entre trabajadores” y la confianza entre
pares”.
Finalmente,
la percepción de las reglas y objetivos
de la organización se extraería
de la “calidad y exactitud de la comunicación
descendente” y en las “oportunidades
de influir en el jefe”.
En
consecuencia, la composición de la variable
latente clima organizacional queda definida por
los siguientes ítems:
Primer macro
factor: comunicación vertical
Factor 1: Percepción de la comunicación
jefe/trabajadores, en términos de la empatía
y apertura que percibe el subordinado de parte
del superior.
- Su jefe
le da libertad para hablar con él.
- Su jefe le da confianza para que usted le informe
sobre los asuntos que no funcionan en su trabajo.
- Su jefe le anima a entregarle información,
aún cuando sean malas noticias.
- Su jefe escucha y considera todos los puntos
de vista.
- Su jefe tiene en mente los intereses de los
trabajadores al tomar decisiones.
- Su jefe le entiende.
Factor 3: Percepción
de la comunicación ascendente, particularmente
los aspectos empáticos y afectivos de
esa relación.
- No hay problema cuando usted dice lo que realmente
piensa a su jefe.
- Puede expresar sus frustraciones en el trabajo
a su jefe.
- Se siente en libertad de decirle a su jefe
que no está de acuerdo con él.
- Se siente seguro al hacer saber a su jefe las
malas noticias, sin temor a represalias de su
parte.
- Usted realmente entiende a su jefe.
- Es realmente franco y honesto con su jefe.
- Se siente en libertad para expresar a su jefe
las cosas no le gustan de su trabajo.
Factor 5: Percepción
de la confiabilidad de la información
recibida desde el jefe.
- Su jefe es honesto y franco con usted.
- El jefe dice lo que piensa.
- Confía en los esfuerzos de la administración
para mantener a los empleados informados sobre
los logros de la organización, tales como
ganancias, éxito en la competitividad
o planes de crecimiento.
- Está satisfecho con las explicaciones
recibidas de la gerencia acerca de por qué
las cosas se están haciendo de la manera
que se están haciendo.
- Cree en la información que recibe de
su superior.
Segundo
macro factor: comunicación horizontal
Factor 6: Percepción de la confiabilidad
de la información recibida desde los compañeros
de trabajo.
- Cree en la información que recibe de
sus compañeros de trabajo.
- En el interior de su grupo de trabajo existe
confianza y apoyo mutuo.
Factor 7: Percepción
de la comunicación entre subordinados
(nivel de afectividad, apoyo, compañerismo
y apertura).
- Es realmente franco con sus compañeros
de trabajo.
- Usted valora el trabajo de sus compañeros
de área y/o departamento (fábrica,
administrativo).
- Usted valora el trabajo de los empleados de
otros departamentos (fábrica, administrativo).
- Entre quienes trabajan en la organización
se acepta a todos sus integrantes tal cual son.
- La relación con su grupo de trabajo
sobrepasa lo meramente laboral.
Tercer macro
factor: reglas y objetivos empresariales
Factor 2: Percepción de la calidad y exactitud
de la comunicación descendente (del jefe
a los trabajadores).
- Su jefe es competente como gerente.
- La gente en esta organización dice lo
que piensa.
- Conoce los objetivos y metas de su organización.
- Estás fuentes de información
le parecen adecuadas, aunque no existan.
- Es informado con anticipación de los
cambios que afectarán su trabajo.
- Las labores que usted debe desempeñar
en su trabajo están especificadas en un
lenguaje claro.
Factor 4: Percepción
de las oportunidades de influir en el jefe
- Puede expresar a su jefe lo que piensa sobre
la manera en que dirige al grupo..
- Sus opiniones influyen en las decisiones diarias
que se toman en el trabajo.
- Su jefe le permite participar en la planificación
de su propio trabajo.
- Los integrantes de su empresa están
en condiciones de establecer sus propias metas
y objetivos.
Liderazgo
Como ya quedó indicado, el modelo propuesto
para el constructo liderazgo sí logró
ajustar a un primer nivel de confirmación,
realizándose sólo ciertos ajustes;
en concreto, la correlación de ciertos
errores de medida y la exclusión de los
ítems 31 y 32 correspondientes al primer
factor, y del ítem 39 perteneciente al
segundo factor de la factorización original
de liderazgo.
Tabla
2. Indices de bondad de ajuste de los modelos
de factorización de primer nivel propuestos
para el liderazgo
En
consecuencia, la composición de la variable
latente liderazgo queda definida por los siguientes
ítems:
Factor 1: Nivel
de intercambio de información
- Su jefe le da libertad para hablar con él
- Su jefe le da confianza para que usted le informe
sobre los asuntos que no funcionan en su trabajo.
- Su jefe le anima a entregarle información,
aún cuando sean malas noticias.
- Su jefe le escucha cuando usted le comunica
que hay algo que le molesta.
- Puede expresar sus frustraciones en el trabajo
a su jefe.
- El jefe le entrega el tipo de información
que usted realmente necesita.
Factor 2: Nivel
de participación en la toma de decisiones
- Su jefe escucha y considera todos los puntos
de vista.
- Su jefe tiene en mente los intereses de los
trabajadores al tomar decisiones.
- Sus opiniones influyen en las decisiones diarias
que se toman en el trabajo.
Conclusiones
Mediante la realización de un análisis
confirmatorio de segundo nivel se constata la
validez del instrumento de medición de
Clima y Liderazgo IMCOL, planteado por Mellado
(2004), debiendo reunificar a nivel de clima
las siete dimensiones específicas que
lo describen, en tres macro-factores.
A nivel de liderazgo
el modelo ajusta adecuadamente al efectuar un
análisis confirmatorio de primer nivel,
debiéndose restar algunos ítems
poco significativos según la p calculada
y relacionando ciertos errores de medición
conjuntos.
De esta forma,
se constata nuevamente que el modelo de medición
del clima organizativo y el liderazgo generado
para la pequeña empresa industrial es
válido metodológicamente en el
ámbito comunicativo, según los
análisis estadísticos realizados.
Notas:
1
Véase
“Evaluación crítica del modelo
de liderazgo participativo de Vroom – Yetton
(1973) y Vroom – Jago (1988), en Revista
de Psicología del trabajo y de las organizaciones,
14 (3), pp. 355 – 373 (1998).
2
Véase completa caracterización
y descripción estructural y relacional
de las pequeñas empresas industriales
españolas en Mellado Ruiz, C (2005) “El
proceso comunicativo al interior de la pequeña
empresa industrial: clima, liderazgo y realidad
organizacional”. Ediciones Universidad
Pontificia de Salamanca, España.
3
Véase Mellado Ruiz, C (2004). “Repercusiones
del proceso comunicativo en la configuración
del clima organizacional y el liderazgo de las
pequeñas empresas industriales”.
Tesis Doctoral.
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Dra.
Claudia Mellado Ruíz
Facultad de Ciencias Sociales, Departamento de
Comunicación Social
Universidad de Concepción,
Chile. |