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Por Javier Esteinou
Número
52
Los
medios como el poder del poder
Debido a las nuevas capacidades tecnológicas
que durante el siglo XX y principios del siglo
XXI conquistaron los medios de información
colectivos, especialmente los electrónicos
y a las transformaciones urbano políticas
que se dieron; éstos se convirtieron en
el centro del poder ideológico y político
contemporáneo de nuestra nación.
En este sentido, de haber sido en México
instrumentos de difusión relevantes en
1960, de transformarse en instituciones importantes
de socialización en 1970, y de convertirse
en el cuarto poder político a partir de
1980; a principios del 2000 se transmutaron en
el vértice del poder actual. Es decir,
ya no solo son simples instituciones importantes
de información o el cuarto poder, sino
que ahora se han convertido en el “Primer
Poder" ideológico que existe en nuestra
sociedad.
Con la conquista
de estas propiedades el espacio publico comprendido
como el territorio libre, abierto y autónomo
donde participan los individuos, los grupos y
las instituciones, de acuerdo a sus intereses
y necesidades, para conocer, discutir y actuar
sobre la materia pública; se
modificó sustancialmente con la existencia
de los medios de información originando
nuevas esferas públicas. Así, el
espacio público se convirtió
en una nueva franja de interacción social
donde se produjeron fenómenos de ampliación
y extensión de las personas, los grupos,
las instituciones y del Estado que dieron origen
en México a la Sociedad Extensa.
Esta realidad produjo una gran mutación
al interior de la estructura y dinámica
del Estado, pues sus tareas de construcción,
dirección y cohesión ideológica
que realiza, entraron en una nueva fase de extensión
geométrica que dio origen a una nueva
faceta del poder: el Moderno Estado Ampliado1.
Así,
con la presencia de los medios de comunicación
lo que se transformó en nuestra República,
a corto plazo, fue el esqueleto ideológico
de la sociedad en su conjunto, y a largo plazo,
el del Estado mexicano. La expansión de
esta realidad mediática modificó
la organización, funcionamiento y fronteras
del Estado mexicano y de la cultura nacional
creando una nuevo tejido mediático en
la esfera del poder que generó al Estado
Mexicano Ampliado.
Ante el fenómeno
de transformación estructural del esqueleto
cultural de la sociedad, es fundamental distinguir
que la expansión y penetración
histórica de las tecnologías de
información y de comunicación en
las comunidades humanas, significa que los medios
de comunicación solo son intermediarios
técnico-virtuales entre las relaciones
sociales. Ello quiere decir que no son buenos
ni malos en si mismos, sino que únicamente
son máquinas de información que
operan como mediaciones instrumentales que permiten
que se realicen las relaciones personales y colectivas
entre los hombres y las comunidades. Por lo tanto,
son como la tecnología del avión,
del barco, del automóvil, del refrigerador,
del horno de microondas, del teléfono,
del telégrafo, etc, que no son ni buenas,
ni malas en si mismas; sino que su carácter
positivo o negativo depende del uso social que
se les de por los sectores propietarios y financiadores
que los utilizan.
En consecuencia,
para entender el lugar que ocupan los medios
de información en nuestra sociedad y determinar
la valoración histórica, favorable
o perjudicial, que ejercen sobre las estructuras
culturales, lo que se debe examinar son los proyectos
económicos, políticos, ideológicos,
psicológicos, emocionales y espirituales
que construyen los grupos de poder, vía
cada tecnología de comunicación,
y el impacto correspondiente que produce sobre
las poblaciones. Es decir, son los proyectos
de contenidos los que los convierten en empresas
positivas o negativas para la sociedad y no las
tecnologías que los soportan.
De aquí,
la importancia central de examinar en México
la existencia del modelo de comunicación-mercado
y del modelo de comunicación de servicio
público que son históricamente
los 2 prototipos comunicativos globales que han
desarrollado los medios electrónicos de
difusión en nuestra sociedad durante el
siglo XX y XXI.
El
surgimiento del sistema de comunicación
comercial privado
No obstante que a principios del siglo XXI los
medios de información, especialmente electrónicos,
utilizan el espacio aéreo que es un bien
limitado, propiedad de la Nación, y que
gradualmente, se convirtieron en el centro del
poder contemporáneo; su operación
no se ha dado de forma balanceada, sino que ha
funcionado vinculada a las necesidades de reproducción
y conservación del poder tradicional.
Dentro de este
marco estructural, el margen de participación
de los movimientos sociales a través de
los medios de comunicación no ha sido
monolítico; sino que ha oscilado formando
una gama de intervenciones desde las cerradas,
hasta las abiertas y variando de los canales
escritos, hasta los electrónicos. Así,
encontramos que las vías a través
de las cuales los movimientos sociales mexicanos
han participado con mayor fuerza desde principios
de siglo hasta la fecha para expresar sus intereses
y demandas, se concentra con gran peso en los
medios impresos y se cierra casi por completo
en los canales electrónicos, particularmente,
audiovisuales
De ésta
forma, la naturaleza social de los medios de
comunicación desde un principio quedó
determinada por la presencia de un fuerte contexto
económico y político que condicionó
herméticamente el uso social de los mismos
por otros sectores más amplios que no
fueran los propietarios o representantes del
gran capital interno y transnacional en el país.
Esta situación alcanzó su mayor
esplendor en el caso de la televisión
mexicana, tanto pública como privada,
pues es el medio que mas ha llegado a ser monopolizado
por el poder nacional, al grado de que vía
este se ha construido otro proyecto cultural
contrario al proyecto de los grandes grupos que
sostienen nuestra nación.
Derivado de
este condicionamiento estructural, por ejemplo,
la televisión mexicana surgió en
la década de los años cincuentas
adoptando el modelo comercial de desarrollo de
la televisión norteamericana y enmarcó
mayoritariamente su funcionamiento bajo el régimen
de concesión comercial privada que conserva
hasta nuestros días. Dicho modelo se caracterizó
por ser “uno de sistemas mas altamente
concentradores y monopólicos del mundo
por su fuerte discrecionalidad, al grado que
a principios del siglo XXI las reglas que existen
son las de un duoplio asimétrico con un
jugador predominante que es Televisa.
Así,
por ejemplo, el grupo Televisa cuenta con 306
estaciones de televisión que abarcan el
80 % del auditorio nacional y el 70 % de todos
los presupuestos de publicidad en México.
Televisión Azteca posee 180 estaciones,
acaparando el 20 % del auditorio y el 30 % de
la publicidad; y el resto de las empresas tienen
que sobrevivir con las migajas que quedan. Con
ello, estas dos empresas de televisión
han generado una problemática de concentración
de medios en la misma ciudad, propiedad cruzada
de medios monopolización de las cuotas
de producción nacional y el acceso a producciones
independientes en los horarios de mayor audiencia,
la relación con los inversionistas extranjeros
y el control de los topes de mercado para ser
explotados por estaciones de una sola empresa,
la imposibilidad de participación de la
sociedad en la revocación o refrendo de
las concesiones, la renta de estaciones, la concentración
todas las formas de producción y distribución
de la programación en México en
una compañía mayoritaria, el desperdicio
escandaloso de canales dedicados a la reventa
de señales de formatos y programación
extranjera, etc.”2.
En cuanto a
la radio comercial, el 76 % del sector se encuentra
en manos de 14 familias y sólo 4 grandes
cadenas aglutinan casi la mitad del total de
las emisoras (47.8 %). Realidades que son impensables
en otros países3.
Características
del modelo de comunicación mercado
Como producto de los grandes determinantes históricos
de control aplicados al funcionamiento de los
medios de información en México,
se construyó por décadas en el
país un modelo dominante de comunicación
que se distinguió por ser monopólico
(Duopólico); vertical; concentrado; unidireccional;
hermético; elitista; discrecional; autoritario;
excluyente de los grandes grupos sociales; cancelador
del Derecho a la Información; restrictor
de la libertad de expresión e impulsor
de la libertad de empresa; promotor de la difusión
de la información y no de la dinámica
de la comunicación; negador de los derechos
comunicativos elementales de los ciudadanos;
fomentador de la dinámica de mercado y
no del servicio público; y que finalmente,
dio voz y participación a una minoría
y silencio u olvido para la mayoría social
La presencia
de este modelo de comunicación fue una
pieza estructural fundamental que colaboró
de forma sustancial a conservar por más
de 7 décadas al viejo régimen político
en el país. Así, durante el siglo
XX en México, de forma combinada el modelo
de comunicación, el modelo de gobernabilidad
vertical del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) y el modelo de poder de la antigua clase
política, vía complicidades, secrecías
y canonjías; siempre fueron de la mano
para conservar el sistema político autoritario
más largo de la historia del México
moderno.
Es dentro de
este esquema privado mercantil que la radiodifusión
nacional, particularmente la televisión,
se desarrolló mayoritariamente, y donde
alcanzó hasta ahora su principal dinámica
de expansión e influencia sobre la cultura
y la conciencia nacional.
El surgimiento
de los medios públicos
Sin
embargo, no obstante el enorme peso que representó
por décadas la presencia dominante del
modelo de comunicación-mercado en la atmósfera
cultural de la sociedad mexicana, contraria y
paralelamente a esta realidad, apareció
de manera muy tardía, a finales de los
años sesenta, la televisión pública
en nuestro territorio. Su lenta incorporación
al panorama cultural de la nación, provocó
que ésta emergiera y madurara con una
personalidad social poco definida, con menor
experiencia audiovisual, reducido apoyo económico,
bajo nivel de credibilidad en el auditorio, proyecto
cultural confuso, mayores presiones burocráticas,
menor cobertura geográfica de influencia,
grandes contradicciones en sus líneas
de dirección, limitado apoyo tecnológico,
prohibición de comercialización
de sus productos y servicios informativos, etc.
Por otra parte,
debido a éste retrazo histórico
los medios públicos quedaron muy abandonados
por las políticas gubernamentales y los
que llegaron a adquirir una condición
más privilegiada, salvo excepciones muy
contadas, no alcanzaron la naturaleza de medios
de Estado, sino que, por una parte, se convirtieron
en la infraestructura comunicativa de los gobiernos
para defender o promover propagandísticamente
los intereses del partido mas fuerte, de los
funcionarios en turno o de los grupos de poder
coyunturales a los que pertenecen; y por otra,
intentaron reproducir el modelo comercial desde
la perspectiva burocrático estatal4.
En éste
sentido, pese a que a principios del año
2000 existe en México una gran infraestructura
de medios electrónicos de comunicación
públicos como no tiene casi ningún
otro país del mundo (32 sistemas regionales
y dos federales), su potencial ha sido altísimamente
desaprovechado para favorecer el modelo de servicio
público y de educación ciudadana
estratégica. Así, teniendo el Estado
suficiente infraestructura tecnológica
para crear otro modelo de comunicación
colectiva incluyente de los grandes grupos sociales,
no ha contado históricamente con la suficiente
voluntad política para realizarlo, pero
en cambio si ha demostrado decisión para
frustrarlo.
Ante esta realidad,
es necesario precisar que si los medios de información
públicos no han funcionado como medios
de Estado de servicio publico en México,
no ha sido porque no sean necesario esta tarea
básica de la gobernabilidad colectiva
en el país; sino que se ha debido a dos
factores. En primer término, a que hemos
tenido en las últimas 6 décadas
un Estado débil, demagogo y extraviado
en su modelo de comunicación global. Situación
que se ha acentuado en su proyecto de difusión
de servicio público, pues ha renunciado
a su función rectora, y que incluso hasta
en algunas coyunturas, ha llegado a la traición
social, debido a que renunció a su responsabilidad
de proteger y respetar los intereses y necesidades
comunicativas de la sociedad. Es decir, el viejo
Estado mexicano ha defendido más los intereses
del proyecto del modelo de comunicación
del mercado, que el proyecto del modelo de comunicación
de servicio público para el crecimiento
comunitario y para la sobrevivencia social.
En segundo término,
debido a que la sociedad no ha adquirido la claridad
suficiente para comprende que ella es la que
paga la operación de los medios públicos,
vía el pago de sus impuestos (ISR, IVA,
etc), y en consecuencia, no ha reclamado con
suficiente fuerza su derecho a participar en
éstos, como derecho natural. Con ello,
ha permitido que éstos sean manejados
por los intereses del viejo poder que los controla
y no por las necesidades ciudadanas que los financian.
Este panorama
se acentuó significativamente a parir
de los años 80s. cuando el proceso acelerado
de incorporación de México a la
apertura y globalización mundial, exigió,
por una parte, el retiro del Estado como instancia
rectora de la comunicación, y por otra,
la imposición de las fuertes políticas
econométricas neoliberales para convertir
al Estado mexicano en una entidad “altamente
eficiente y rentable”. Dicha realidad generó
una severa crisis y al mismo tiempo la desaparición
paulatina del modelo de medios de comunicación
de servicio público que durante tres décadas
habían funcionado frágilmente en
México; para dar paso mayoritariamente
al proyecto de mercado con sistemas de información
privados altamente mercantilizados. Es decir,
debido a que las leyes de la "libre competencia"
exigieron que las empresas contiendan entre si
con sus propios recursos y sin apoyo estatal,
el gobierno mexicano retiró gradualmente
los subsidios que fortalecían a los medios
públicos, y no obstante que éstos
son medios de Estado, cada vez más, han
tenido que luchar con sus propios apoyos para
sobrevivir ante la fuerte presión de las
empresas privadas.
Ello significa,
que el esquema de medios de comunicación
de servicio público al dar marcha atrás
el Estado Benefactor que lo mantenía
a base del presupuesto oficial, crecientemente
ha tenido que buscar otras fuentes de ingreso
para sobrevivir, que básicamente, han
girado alrededor de la venta del tiempo de pantalla
a las grandes empresas monopólicas y de
la comercialización publicitaria. Esta
situación ha obligado a que el modelo
de información público se comercialice
"reduciendo su pluralismo y originalidad,
abriendo mayor campo aún a los grupos
multinacionales tanto en lo que se refiere a
la propiedad de las emisoras, como a su programación"5.
De esta forma,
derivado del orden social darvinista que impuso
la modernidad neoliberal en el país, especialmente,
con la práctica del Tratado de Libre Comercio
(TLC) para que la sociedad funcione libremente
beneficiando al más fuerte; se comprobó
la inclinación progresiva del Estado mexicano
para reducir o abandonar el financiamiento del
modelo de medios de comunicación de servicio
público, a través de permitir la
veloz privatización y la adopción
del nuevo esquema comercial que dirigen los principios
del mercado. En este sentido, a principios del
2000 nos enfrentamos, a corto plazo, a una transformación
del modelo de comunicación pública,
y a largo plazo, quizás a su desaparición
o existencia muy restringida y debilitada.
Con ello, se ha observado el tránsito
radical de un proyecto de comunicación
y cultura colectivas dirigidas por el Estado
hasta el segundo tercio del siglo XX, por más
deficiencias, limitaciones y errores que éste
haya encarnado en el pasado; a una creciente
práctica informativa conducida por el
mercado orientada por el objetivo maxi-lucrativo
de producir rápidas ganancias, a costa
de lo que sea.
De ésta
forma, no obstante que en el país hemos
contado con la presencia del modelo de comunicación
comercial y del modelo de comunicación
público, hasta el momento no se han creado
espacios de apertura significativos para la participación
social de los grandes grupos sociales vía
éstos. Los pocos espacios excepcionales
se abrieron en el terreno civil fueron la radio
Ciudadana del IMER (XEQK), radio Ibero 90.96
y algunas franjas informativas dentro del sistema
informativo tradicional de los medios comerciales
o culturales, motivados por necesidades de mercado
de aumentar su raiting, como fueron
los programas de los grupos gays en Guadalajara,
Jalisco7, informativos
eróticos8,
y próximamente, algunos espacios religiosos9.
Ante este horizonte
de cerrazón estatal para la democratización
informativa, nos enfrentamos al delicado panorama
político en el que los grandes grupos
sociales no cuentan con espacios de expresión
dentro de estos para expresar sus necesidades,
problemáticas, demandas y soluciones.
Frente a ello, se observa la tendencia paulatina
de que los movimientos sociales en emergencia
continúen creando sus propios procesos
clandestinos de comunicación colectivos,
que derivarán, tarde o temprano, en la
construcción de un nuevo Estado Ampliado
paralelo al oficial, con el consecuente
acrecentamiento de nuestra crisis de hegemonía
nacional. Ejemplo de ello, han sido el surgimiento
temporal de los medios contra estatales como
"Televerdad", "Radio Vampiro",
"Radio Pirata", “Medios Comunitarios”
y las intervenciones guerrilleras que se dan
a través de Internet. Obviamente todas
estas expresiones no pueden sobrevivir, a mediano
o largo plazo, en el espacio público,
pues son instituciones perseguidas por el gobierno,
hasta cancelarlos o destruirlos10.
Debemos recordar
que cuando los grupos sociales, especialmente
los marginados, no tienen acceso al espacio
público simbólico, vía
los medios de información colectivos,
para exponer sus penurias y alternativas, entonces
toman, pacífica o violentamente, los espacios
públicos físicos de las vías
de comunicación materiales, como son las
calles, las plazas, las avenidas, las carreteras
e incluso las instituciones de información
para presentar sus demandas. Por ello, podemos
decir que existe una relación directamente
proporcional entre participación social
en los canales de información y la existencia
de protestas públicas: A mayor participación
de los grupos sociales en los medios de información
menor manifestaciones públicas; y a menor
participación en los medios, mayor existencia
de manifestaciones callejeras.
En este sentido,
es muy importante puntualizar que en la medida
en que las organizaciones sociales cuenten con
tiempos en los medios de difusión electrónicos
se evitará la presencia de tantas manifestaciones
callejeras que todos los días suceden
en las principales ciudades del país y
que implican pérdidas económicas,
cierre de empresas y comercios, destrucción
de bienes, caos vial, ingobernabilidad, anarquía
urbana, irritación ciudadana, aumento
del stress y pérdida de la calidad de
vida en la población. La sociedad toma
permanentemente las calles del país por
no tener espacios de expresión en los
medios de difusión colectivos11.
De ésta
forma, debido a que no se ha permitido la participación
de los grandes grupos o entidades fundamentales
en los medios electrónicos, particularmente
en la televisión, tanto pública
como privada, éstas instituciones continúan
desvinculados del análisis sistemático
de los grandes obstáculos que impiden
nuestro desarrollo nacional y de la difusión
constante de las posibles alternativas de solución
para cada rama de nuestro crecimiento interno.
Por ello, podemos decir que los medios electrónicos,
especialmente, la televisión siguen funcionando
como cerebros colectivos divorciados de las necesidades
de nuestro cuerpo social, porque mientras vivimos
cotidianamente una profunda crisis socioeconómica,
que está por convertirse en severo conflicto
político, la televisión nos orienta
a pensar, prioritariamente, en una programación
basada en el cuádruple eje constituido
por los espectáculos, el consumo, los
deportes y la información light; y sólo
ocasionalmente en los casos extremos o de aperturas
políticas coyunturales, nos conduce a
reflexionar y sentir los problemas centrales
de nuestra sociedad. En una idea, la problemática
nacional no pasa sustantivamente por los medios
electrónicos, lo cual ha provocado la
existencia de un modelo de funcionamiento esquizofrénico
entre lo que difunde e inculca la programación
televisiva y las necesidades o realidades que
viven cotidianamente los grupos mayoritarios
de la sociedad mexicana.
Este control
gubernamental de los medios electrónicos
impidió que los grandes grupos civiles
participen de forma constante y directa en la
construcción de un nuevo espacio público
mediático que contribuya a crear
otra cultura para la sobreviviencia nacional.
De esta forma, el viejo modelo de comunicación
construyó durante décadas un país
de siervos domesticados y no de ciudadanos capacitados
para construir una nueva sociedad.
Así,
se consolidó un esquema de comunicación
altamente unilateral y concentrador, que permitió
que solo un pequeño grupo exprese a la
mayoría sus puntos de vista y su visión
del mundo y el resto de los grupos mayoritarios
se subordinen a su visión e intereses.
En este sentido, dichos espacios mediáticos
de participación han funcionado más
como herramientas de control político
y de legitimación del viejo Estado, y
no como espacios para la creación y fortalecimiento
de la democracia y la civilidad nacional.
De esta forma,
el proceso político de transición
pacifica a la democracia que eligió seguir
la sociedad mexicana a partir del 2 de julio
del 2000, no ha construido en el espacio publico
mediático nuevas zonas básicas
de participación social para que otras
fracciones ciudadanas puedan participar colectivamente,
vía los medios de información.
Contrariamente a lo expresado en la oratoria
y en los discursos oficiales, el nuevo gobierno
del cambio continua manteniendo la vieja estructura
comunicativa del antiguo régimen pero
maquillada con nuevos colores, barnices y sabores
blanquiazules que no han creado bases para construir
un nuevo modelo de comunicación nacional
para la creación de ciudadanía
y el fortalecimiento de la democracia, sino para
reforzar el viejo modelo comunicativo.
Dentro de ésta
perspectiva, podemos afirmar que como en un acto
de magia que se lleva a cabo todos los días
ante los ojos de todos y el estupor de unos cuantos,
desde hace cuatro décadas a la fecha,
los medios electrónicos, y particularmente
la televisión, continúan realizando
la hazaña verdaderamente fantástica
de ocultarle su país a los mexicanos y
mostrándoles otra nación que nada
tiene que ver con ellos y con sus necesidades
centrales12.
La sustitución
mediática del Estado
Con la presencia histórica de ambos sistemas
de información nacionales, especialmente
el comercial privado, la sociedad mexicana entró
entonces en la fase de producir nuevos procesos
culturales de consecuencias sociales amplificadas
e insospechadas.
Con ello, el
modelo de comunicación y de percepción,
creado y practicado por los medios, atravesó
el esqueleto, los procesos y la operación
práctica de todas las instituciones sociales
básicas para la dirección del país
e impuso su modelo de información masivo
sobre los otros prototipos de comunicación
e interacción social de los grupos y organismos.
Este fenómeno se realiza de formas diferenciadas
según son los momentos de equilibrio o
crisis por la que atraviesa la evolución
de la sociedad.
En los períodos
de equilibrio social los medios ocupan un lugar
central de prolongación mediática
de las instituciones tradicionales y de contrapeso
político-ideológico de los poderes
formales establecidos, como son el Congreso,
los partidos políticos, las iglesias,
el ejército, etc. En esta fase, las diversas
instituciones tradicionales absorben las características
del lenguaje, los formatos, los géneros,
la gramática, los códigos, la concepción,
la velocidad, la persuasión, las formas,
las estrategias, la dinámica, las ideologías,
etc. del modelo de información mediático
que se impone sobre los otros modelos comunicación
convencionales de las instituciones y de los
grupos tradicionales establecidos. Las instituciones
emplean a los medios como extensiones tecnológicas
para prologarse vía éstos y ejercer
sus funciones y tareas específicas.
En cambio, en
los períodos de crisis o de transición
social, además de continuar la existencia
del los dos fenómenos anteriores, los
medios penetran las instituciones sociales a
tal grado que sustituyen o reubican a los órganos
de administración social mas débiles
o que están en crisis de funcionamiento
y legitimación. En este sentido, ante
la descomposición y el desplazamiento
de la posición central que ocupaba la
política, los órganos públicos,
los aparatos de la gobernabilidad, las ideologías,
las jerarquías convencionales de valores,
etc. de la sociedad mexicana en proceso de cambio;
los medios de información capitalizan
su fragilidad y los desplazan del lugar central,
para ocupar ellos el liderazgo mental para conducir
a la sociedad mexicana.
Así,
por ejemplo, ante la crisis del Congreso de la
Unión, los medios lo suplantan con nuevos
foros masivos de convocatorias mediática.
Ante la torpeza de los políticos de no
aprovechar los canales de difusión para
extender o ampliar su deber, comparecen ante
los medios como súbditos cotidianos inclinados
ante el espejo deformado que ellos mismos crean13.
Ante la descomposición y baja de credibilidad
de la población en los partidos políticos,
los medios los superan con nuevas formas de organización
y dirección social. Ante el decaimiento
de la política como dinámica de
discusión y resolución de los grandes
problemas sociales, los medios la substituyen
con estrategias de información amarillistas
y sensacionalistas. Ante la debilidad de actuación
del sistema de justicia, los medios se convierten
en el Poder Judicial Mediático y
lo desplazan con los juicios electrónicos
paralelos. Ante la deficiencia de los procesos
de representación electoral, los medios
los reubican con la representación mediática,
e incluso la votación electrónica
virtual. Ante la ineficacia de la diplomacia,
los medios se posicionan como el territorio simbólico
para dirimir o incrementar los conflictos sociales.
Ante la descomposición de la administración
pública, especialmente por la corrupción,
los medios la restituyen con el gobierno tecno-electrónico
“eficiente”, “aséptico”
e “incontaminable”. Ante la incapacidad
de gobernabilidad de los órganos de gobierno,
los medios los substituyen con la gerencia electrónica
colectiva, transformando al pueblo de ciudadanos
en espectadores y de habitantes en consumidores
cautivos.
Ante la caída
de las propuestas ideológicas de las iglesias
y de las religiones para darle sentido y esperanza
a la vida de los hombres del siglo XXI, la televisión
las substituye aceleradamente con la nueva fe
mediática del reencantamiento mágico
audiovisual de la vida. Ante el debilitamiento
de las redes de los diversos tejidos sociales,
los medios construyen sus nuevos tejidos virtuales
placenteros desde los cuales le dan un nuevo
sentido, cohesión y dirección inmediatista
a los individuos. Ante la caída de los
líderes orgánicos, los medios crean
sus caudillos electrónicos basados en
la mercadotecnia. Ante el descuido o desmembramiento
de las organizaciones civiles, los medios convierten
a los ciudadanos en auditorios cautivos que
contemplan la versión privada de lo público
que ellos construyen.
Ante la incapacidad
de respuesta del sistema educativo, los medios
la remueven con la escuela audiovisual cotidiana
que indica como vivir la vida. Ante el deterioro
del lenguaje, los medios lo remplazan con los
slogans o modismos del momento. Ante el debilitamiento
de la estructura de pensamiento racional, los
medios la desplazan con la óptica hedonista,
adrenalínica, conductista y sensacionalista
de ver la vida placenteramente. Ante la debilidad
de los aparatos culturales para construir identidades,
los medios la compensan creando referentes imaginarios
inmediatistas de existencias de muy corto plazo
y de constante recambio simbólico. Ante
la debilidad del Estado para conservar la memoria
histórica de la sociedad, a largo plazo,
los medios la substituyen con la formación
de una memoria autista cuya capacidad máxima
de recuerdo gira alrededor de la breve dinámica
de la agenda setting. Ante la decadencia
de los valores tradicionales, los medios los
suplantan por los nuevos valores de
la cultura de masas moderna. En pocas palabras,
ante la crisis de las instituciones del Estado
y de la sociedad, la capacidad omnipresente,
constante y persuasiva de los medios las reemplazan
con la construcción de nuevas credibilidades,
sistemas simbólicos y hegemonías
ideológicas basadas en estrategias de
seducción de mercado y de hipnotización
social, cuyo termómetro de éxito
es el raiting.
Frente a esta
realidad se puede decir como escenario futuro,
que a mayor desintegración y fragmentación
de los poderes públicos tradicionales
y consolidación de los poderes mediáticos
cohesionados en sólidas estructuras monopólicas
privadas, de mediano y largo plazo; el poder
de los medios suplantará crecientemente
el ejercicio de las funciones publicas fundamentales
del Estado para dirigir a las comunidades y regular
los conflictos entre los actores sociales, y
éstas serán, progresivamente, ejercidas
conforme a los intereses y planes de los mega
consocios mediáticos privados. Con ello,
se fortalece crecientemente la concepción
y práctica del Estado Cero que
sostiene que, cada vez, es menos necesaria la
presencia rectora del Estado Nación para
regular la participación comunicativa,
y que el proyecto de comunicación y de
operación de la sociedad puede funcionar
suficientemente bien, con los simples procesos
de autorregulación informativa, sin necesidad
de la acción de las directrices rectoras
y planificadoras del gobierno.
Ante esta concentración
histórica de fuerza del mega poder
mediático, los demás poderes
menores o disminuidos le rinden tributo y aceptan
la imposición de sus reglas y permiten
que los primeros se posicionen como los nuevos
administradores y usufructuarios de las principales
tensiones, conflictos o contradicciones sociales
de los otros poderes en el país14.
Así, los proyectos de persona, trabajo,
valores, cultura, ciudadanía, patria,
nación, desarrollo, Planeta, en pocas
palabras, de la vida; cada vez más, son
diseñados y realizados desde los intereses
y necesidades de lo privado y no desde los ejes
de lo público colectivo.
Con ello, los
sistemas de comunicación mediáticos
adquirieron una gran autonomía sobre los
poderes públicos y se transformaron en
el poder supremo, el poder del poder,
que suplanta las funciones que le corresponden
al Estado. Así, ante el deterioro de la
esfera pública, de los partidos,
del Congreso de la Unión, de la política,
del Estado, del programa colectivo de crecimiento,
de las creencias comunitarias, del proyecto de
nación, etc; los medios de difusión
se convirtieron en el primer gran poder político-ideológico
cotidiano que seduce, reencanta, conduce y hasta
hipnotiza, mental y afectivamente, a la sociedad
mexicana. En otras palabras, “los grandes
consorcios televisivos, cada vez más,
substituyen a las instituciones tradicionales
del papel protagónico en los procesos
de socialización y construcción
de los espacios claves de la política”15.
En éste
sentido, considerando que el ejercicio del poder
social nunca desaparece, sino que sólo
se reacomoda, desplaza o traslada, de un lugar
a otro, según son las fuerzas o debilidades
de los actores sociales involucrados para ejercerse
de diversas maneras; encontramos que al desmantelarse
en México el viejo modelo corporativo
burocrático del Estado que construyó
el PRI durante más de 70 años,
se movieron las viejas estructuras de orden y
control que existían para dar paso a la
apertura social y a la transición pacífica
a la democracia. Así, al moverse el acotamiento
del tradicional poder unipersonal del Poder Ejecutivo
y ante la falta de respuesta del nuevo gobierno
para sostener una firme política de conducción
nacional eficiente, surgió una severa
crisis institucional y de gobernabilidad que
generó vacíos de poder que gradualmente
fueron ocupados por los medios de información
para conducir a la sociedad16.
De ésta
manera, el poder comunicativo actualmente acompañado
por las políticas del gobierno
tiende a imponerse no sólo por encima
de la voluntad de los demás sino, más
grave aún, a imponer a la autoridad legítima
otra autoridad impune que proviene del poder
mediático. Este poder condiciona, impone,
reglamenta, elimina impuestos, orienta y hasta
informa a la sociedad acerca de las
políticas de comunicación. Antes
negociaban, hoy parecen estar por encima de ello,
ya no lo requieren, se impone al poder del gobierno
quien parece estar a su disposición. Antes,
las televisoras y sus empleados estaban al servicio
del Presidente, ahora el Presidente y sus funcionarios,
están al servicio de las televisoras17.
De ésta
forma, en la vida cotidiana el poder mediático
de los monopolios informativos, cada vez
más, substituye a la política y
se transforman en los representantes reales de
la voz y de la opinión de la sociedad,
cuya tutela se confirma diariamente con la aplicación
de las encuestas de opinión que realizan
estos y que ha dado origen a la sondeocracia
electrónica que cotidianamente se
promueve intensivamente como la nueva forma de
participación, representación y
democracia colectiva. Con ésta intervención
mediática el proyecto autorregulatorio
de las industrias culturales, se formula que
ya no es necesario el Estado regulador y la transición
política a la democracia, pues ahora en
el cambio a la modernidad, la nueva regulación
y la participación democrática
se alcanza con la acción espontánea,
transparente y representativa al conectarse interactivamente
con el espacio mediático virtual.
Mediante esta
legitimación, “los medios se erigen
en representantes y espejos de la sociedad, terminando
en usurparla y reemplazarla, para constituirse
en un poder en si mismo, al cual se subordina
la política y la vida pública”18.
Es a partir
del momento histórico en que los medios
ocuparon el lugar central en la conformación
de la estructura del poder ideológico
contemporáneo, que constatamos que si
a mediados del siglo XX el Estado mexicano estaba
constituido por 3 poderes formales que tuvieron
su origen en las Cartas Constitucionales
de los Sentimientos de la Nación en
1814, 1824 y 1857 y que posteriormente se concretizaron
en la Constitución de 1917, como fueron
el Poder Ejecutivo, el Poder Legislativo y el
Poder Judicial; ahora a principios del siglo
XXI, en términos crudamente reales, el
Estado mexicano ya está compuesto por
4 poderes fácticos: el Poder Ejecutivo,
el Poder Legislativo, el Poder Judicial y el
Poder Mediático, y ya no sólo
por sus 3 poderes formales tradicionales. Este
último poder, cada vez más, silenciosamente
frente a nuestras narices, se convierte en el
poder del poder que progresivamente subordina
y presiona al resto de los 3 poderes formales
de nuestro Estado-Nación para imponer
su proyecto de construcción de sociedad
y de seres humanos.
Así,
en el terreno comunicativo la sociedad mexicana
pasó de la declaración del espíritu
de los Sentimientos de la Nación de
1800, a la declaración en el año
2000 de los sentimientos pragmáticos
del mercado, regidos por la Mano Invisible
de la ley de la libre oferta y demanda informativa,
que señalan que "lo que no deja dinero
a nivel cultural, a costa de lo que sea, no sirve".
La consolidación
creciente de éste nuevo Poder Mediático
replantea la vieja concepción de
estructuración tripartita del Estado mexicano
del siglo XX y la evolución de la realidad
contemporánea nos obliga a reconsiderar
su entendimiento, su composición, su definición
jurídica, su centralidad, su fuerza, su
legitimidad, su autoridad, sus acciones, su eficacia,
sus prácticas, sus límites, sus
transformaciones, etc, en pocas palabras, su
esencia histórica; para elaborar ahora
una nueva teoría del Estado moderno a
través del reconocimiento de la presencia
de la gran fuerza mediática moderna que
lo atraviesa, lo recompone y lo redefine en el
siglo XXI. Es decir, tenemos que reconocer que
la naturaleza del Estado mexicano en le etapa
avanzada de la modernidad comunicativa ya es
mediático-institucional y no jurídico-formal
En éste
sentido, los verdaderos secretarios de Estado
ya no son los ministros designados por el poder
presidencial formal tradicional, sino que ahora
son los propietarios de los medios de información.
Los verdaderos oficiales mayores del gobierno
ya no son los designados por las autoridades
legales, sino que ahora son los conductores de
televisión. Los verdaderos jueces ya no
son los ministros elegidos por la Suprema Corte
de Justicia, sino que ahora son los comentaristas
de los medios de información colectivos.
Los verdaderos legisladores ya no son los diputados
y senadores del Congreso de la Unión,
sino que ahora son los actores mediáticos.
Los verdaderos generales ya no son los elegidos
por el Ejercito Mexicano, sino que ahora son
los directores de información de las cadenas
de medios de difusión. Las verdaderas
aulas ya no son las escuelas de la Secretaría
de Educación Pública; sino que
ahora son las pantallas de televisión
y los diales radiales, con sus respectivos curriculums
electrónicos. La verdadera legitimidad
cotidiana ya no la construye el gobierno tradicional,
sino que ahora la teje el consenso que generan
los aparatos mediáticos, etc.
Con ello, hoy,
cada vez más, tenemos una sociedad guiada
por más Telecracia y con menos Estado-Nación;
y esto es el preámbulo político
institucional para construir silenciosamente
una comunidad gobernada por el Nuevo Estado
Mediático de la globalización
posmoderna del siglo XXI que están cimentando
los monopolios de la información, y no
por la rectoría del Estado-República
para la sobrevivencia colectiva que la comunidad
civil creó en los últimos 200 años
de la historia de México, con un altísimo
y sangriento costo humano.
En síntesis,
podemos decir que al funcionar como Primer
Poder, los medios se convirtieron en las
extensiones de punta del poder que los controla
y no en la ampliación del poder de toda
la sociedad que los financia y que sólo
recibió sus consecuencias mediáticas
por decenios. Los medios se transformaron en
el monopolio del poder que generó una
mediocracia que durante muchas décadas
contribuyó sustancialmente a producir
un país de siervos obedientes y no de
ciudadanos pensantes y actuantes críticos.
De ésta
forma, la hermética estructura de control
de los medios ocasionó, cada vez más,
que las políticas publicas, se elaboraran
desde los criterios e intereses privados y no
desde las dinámicas colectivas de las
mayorías nacionales. En este sentido,
en nuestro país las necesidades de la
reproducción del gran capital y los motivos
de la conservación del viejo esqueleto
del poder, fueron los ejes desde dónde
se reprodujo cotidianamente lo colectivo y lo
público. Así, abiertamente frente
a nuestros ojos, durante varias décadas,
el espacio público generado por
los medios electrónicos se privatizó,
transformando lentamente los aspectos privados
en públicos y los públicos en privados,
adquiriendo lo público las características
de una mercancía más regida por
las leyes del marketing.
En este sentido,
gradualmente el espacio público mediático
de la sociedad mexicana crecientemente quedó
construido por la acción informativa del
modelo de información comercial, regido
por la lógica de la Mano Invisible
del Mercado y no por el modelo de comunicación
de servicio público.
Por esta razón,
al principio del nuevo milenio, la sociedad mexicana
y los Poderes Públicos de la República,
especialmente el Congreso de la Unión,
están ante la disyuntiva histórica
de aceptar caminar en los próximos años
hacia un proyecto de sociedad regido por la cabeza
despótica-autoritaria-mediática
de los oligopolios comunicativos o aceptar
caminar hacia un proyecto de sociedad dirigido
por el cerebro de un nuevo Estado Nación
para la Sobrevivencia Colectiva, reformado
con la creación de un nuevo consenso y
pacto nacional tripartita entre medios, Estado
y sociedad.
Hacia
un nuevo modelo de comunicación sustentable
El modelo de desarrollo modernizador que gradualmente
adoptó México en sus estructuras
económicas y sociales al final del siglo
XX y principios del XXI con el Tratado de Libre
Comercio y otros acuerdos globalizadores para
incorporarse al nuevo orden mundial surgido después
de la guerra fría, basado en el supuesto
del mágico poder regulatorio de
la Mano Invisible del mercado para dirigir
la participación social; comprobó
en dos década sus enormes limitaciones
y las bárbaras deformaciones humanas que
produjo. Ejemplo de ello, fueron la drástica
devaluación del peso, la brutal fuga de
capitales, el colapso agropecuario, la bárbara
destrucción ecológica en todo el
territorio nacional, la incontenible corrupción
a todos los niveles, el desamparo de las generaciones
de la tercera edad, el sensible avance de la
violencia, la penetración del narco poder,
el agudo desempleo, la marcada reducción
de nuestro nivel de calidad de vida, el aumento
de la incredulidad institucional, la crisis de
esperanza de la juventud, el aumento de la violencia
urbana, el vacío colectivo de sentido
de la vida, etc.
Pero el deterioro
estructural no sólo se dio a nivel económico,
político, ecológico y humano, sino
que también se dio en la esfera cultural
o en el nivel de la conciencia colectiva de la
sociedad. Así, desde el punto de vista
de la sobrevivencia social, el modelo de comunicación-mercado
regido por las leyes de la Competencia Perfecta
que adoptaron las industrias culturales durante
el siglo XX e inicios del XXI en México,
demostró en tres décadas su fracaso
y las profundas carencias culturales que generó.
De esta forma, demostró históricamente,
con creces, su incapacidad fundamental para crear
los valores, las mentalidades, las redes, y la
organización indispensables para resolver
los antagonismos de nuestra compleja sociedad
globalizada de principios de nuevo milenio para
poder existir.
De ésta
forma, las industrias culturales, especialmente
las electrónicas, impulsaron una atmósfera
cultural que se distinguió por promover
en grandes dimensiones la difusión intensiva
de la información secundaria; la violencia
temática; el consumo exacerbado; la invasión
de la privacía; la banalización
de la realidad; la comunicación alarmante,
morbosa y sensacionalista; la transmisión
saturante de los contenidos publicitarios; la
imposición mental del principio de la
ganancia a toda costa; la frivolidad informativa;
el show como anteojos para ver la vida; el entretenimiento
vulgar y estrafalario; la cosmovisión
hollywoodense de la vida, etc, con tal obtener
raitings y vender; en detrimento de
la calidad de los contenidos y de la necesidades
de comunicar los mensajes estratégicos
que requerimos asimilar colectivamente como pueblos
para transformar nuestras conciencias y lograr
sobrevivir.
Con ello, el
saldo acumulado por décadas ha sido la
presencia de una sociedad extraviada, devastada,
desorganizada, empobrecida y debilitada culturalmente
por la aplicación del modelo de comunicación
salvaje durante un largo ciclo cultural (cognitivo-energético-emocional)
de varias décadas en nuestra República.
Por ello, después del fracaso de dicho
modelo ahora es Razón de la Existencia
del Estado la creación de un Nuevo
Modelo de Comunicación Sustentable que
permita la participación de todos los
sectores sociales para nutrir el espacio público
con la multiculturalidad, la apertura, la pluralidad
y la practica de la comunicación para
contribuir, a resolver las agudas contradicciones
mentales que limitan el crecimiento equilibrado
de nuestra nación19.
En este sentido,
es fundamental sustituir dentro del contexto
de la modernidad y la globalización la
idea de crear un Estado Mínimo o
Ultra Mínimo en el área
cultural y comunicativa de México, a través
de la adopción indiscriminada de la política
del laissez faire informativo; para
ahora introducir la concepción estratégica
del Nuevo Estado Comunicativo para la Sobrevivencia
Social, sin el cual no podrán construirse
un orden civilizatorio superior que mantenga
las condiciones elementales de la convivencia
en comunidad y en equilibrio con la naturaleza,
especialmente, en la medida en que en el país
somos crecientemente sociedades de masas cada
vez mayores y complejas20.
Nuevo Estado Básico para la Sobrevivencia
Social que no se limite a ejercer la simple
labor de vigilancia policíaca, de atención
a las urgencias inmediatas, de cubrir el servicio
de recolección de basura, de asistencia
de los bomberos, del cobro de impuestos, de la
administración burocrática, etc,
sino sobretodo que posibilite la participación
democrática de la población en
los procesos de creación de comunicación
y cultura colectivos. Es decir, una comunicación
de Estado al servicio del hombre y no el hombre
al servicio de la burocracia, del poder y del
mercado, vía la información.
Debemos recordar
que ya en el siglo XIX las profundas alteraciones
que produjo el funcionamiento autónomo
del mercado autorregulado en México generaron
tantas contradicciones sociales que dieron origen
al capitalismo salvaje e hicieron indispensable
el surgimiento del Estado Benefactor para corregir
dichos antagonismos insostenibles. Por ello,
desde principios del siglo XX se intentó
sustituir la lógica de la supremacía
del mercado desregulado, por otra lógica
más profunda, sensible y humana de justicia
y participación social21.
Incluso, constatamos
que las principales naciones que impulsaron el
modelo neoliberal del Estado Mínimo
en los años 80s. como fueron los
gobiernos de Ronald Regan en Estados Unidos y
de Margaret Thatcher en la Gran Bretaña,
a mediados de la década de los 90. fueron
corregidos drásticamente por los respectivos
gobiernos de William Clinton en Norteamérica
y de John Major en Inglaterra para fortalecer
de nuevo al Estado Rector y resolver
las grandes contradicciones que produjeron la
aplicación irrestricta de las leyes del
mercado en estos países. Dicha neointervención
del Estado planteó ajustar el rumbo autónomo
del mercado a través de una acción
mas activa y selectiva de éste en la gestación
de las macro políticas de crecimiento,
pero no supone suprimirlo22.
Es por esto,
que ante el nivel, cada vez más, límite
de evolución en el que nos encontramos
como civilización nacional y frente al
proyecto de continuar estableciendo intensivamente
la Iniciativa del Mercado en el campo
de la cultura y la comunicación colectiva
del país, debemos considerar que así
como una cantidad de actividades estratégicas
para el desarrollo del Estado Mexicano no pueden
dejarse en manos del sector mercantil, a riesgo
de que desaparezcan, como es el caso de la medicina
preventiva, la generación del transporte
urbano público, el impulso a la ciencia
básica, la educación pública,
la producción de infraestructura urbana23,
etc; así tampoco puede delegarse a éste
la construcción de una Cultura y Proceso
de Comunicación Social para la Sobrevivencia
Nacional. Esto debido, a que aunque, paradójicamente,
a largo plazo, la planificación cultural
es la inversión económica más
rentable que existe en México, a corto
plazo, no es considerada lucrativa dentro de
los criterios dominantes de la ganancia pecuniaria
y de corto plazo que establece la actual concepción
neoliberal de la vida.
Por ejemplo,
en el campo de la física el descubrimiento
del "Boscon de Higgs" o el invento
del acelerador de partículas mas costoso
del mundo "SSC", no pudieron desarrollarse
sin la aportación multimillonaria de los
Estados de la Comunidad Económica Europea
y del Estado Americano24.
De igual forma, la formación de una cultura
ecológica, de una cultura de conservación
de las especies que componen la conservación
de las cadenas de reproducción de la vida,
de una cultura de la defensa de los ancianos,
de una cultura de planificación natal,
de una cultura del ordenamiento territorial,
de una cultura del cuidado del Planeta Tierra,
de una cultura de la rehumanización de
las ciudades, de una cultura de la convivencia
civil, de una cultura de revaloración
de lo nacional, de una cultura de recomposición
del tejido social, de una cultura de la promoción
de la vida, etc. que son niveles de cerebralidad
mínimos que requerimos construir y conservar
para sobrevivir en sociedad de masas cada vez
mayores; tendrán que ser creadas por el
Estado y la sociedad civil, ya que para el sector
mercantil no son rentables efectuarlas, a menos
que su nivel de descomposición haya alcanzado
tal nivel de anarquía que se convierta
en un impedimento para la obtención de
la tasa de ganancia proyectada.
Ante este panorama
de creciente desigualdad comunicativa y espiritual
que se estableció, es necesario que el
Estado mexicano cree las condiciones de otro
equilibrio cultural a través de la elaboración
de una Nueva Política de Cultura y
Comunicación Social para la Sobrevivencia
Nacional, que actualmente no existe y se
requiere urgentemente para coexistir. Para ello,
hay que considerar que así como en el
campo económico el Estado reprivatizó
la banca estatal y paralelamente impulsó
la banca de desarrollo para apoyar a los sectores
más desfavorecidos, o que así como
vendió empresas públicas para destinar
fondos a los proyectos de equilibrio social vía
el Programa Nacional de Solidaridad25;
ahora, es necesario que así como ha permitido
crecientemente el juego de los principios del
mercado en el área cultural, se apoye
la dinámica de Equilibrio de la Comunicación
Social que surge desde las necesidades de
expresión y participación ideológica
más apremiantes de los pluri grupos del
país.
No debemos olvidar
que la aplicación de la lógica
del mercado en el terreno cultural sin un programa
social que lo guíe y complemente, se convierte
en una dinámica de abuso de los mas dotados
sobre los menos favorecidos; y la implementación
de la racionalidad del mercado en el área
informativa con justicia comunicativa creará
las bases de la Política de Comunicación
Social de Mercado que será la médula
del Nuevo Orden Mental que se requiere
construir en México, el continente y el
mundo para sobrevivir26.
Con ello, se
podrán rescatar los aspectos positivos
que ofrece la economía de mercado en el
campo cultural, como son la eficiencia, la incorporación
de tecnologías de punta, la competitividad,
la libertad individual, la apertura de mercados,
la adopción de nuevos financiamientos,
la rápida creatividad, etc.; y al mismo
tiempo, se aplicarán los contrapesos culturales
de nivelación mental necesarios para sobrevivir
que no están incluidos en el frío
cálculo económico neoliberal. Frente
a esto es imprescindible considerar que la práctica
del libre juego de las fuerzas culturales y comunicativas,
guiada por la dinámica del mercado, no
genera automáticamente un proceso de comunicación
superior; sino que para lograrlo se requiere
la presencia y la acción de procesos sociales
planificadores, con alto nivel de participación
orgánica de la sociedad civil27.
Contrapesos planificadores que no sean burocráticos,
autoritarios, estatistas, gubernamentales, paternalistas
o populistas; sino que vinculen globalmente los
principales requerimientos de desarrollo social
con la dinámica de producción cultural
e informativa.
De lo contrario,
los grandes límites naturales, que por
sí misma, fija la aplicación de
la economía de mercado sobre las dinámicas
comunicativas, generarán más contradicciones
culturales que las que pretende resolver por
la acción de la oferta y la demanda; y
que sólo podrán ser resueltas con
la introducción de una nueva Racionalidad
de la Comunicación Social en el campo
de lo público. De no construirse esta
política pública de equilibrio
en el área comunicativa y cultural, cada
vez más, se vivirá el profundo
divorcio existente entre necesidades materiales
y espirituales de crecimiento social, y la formación
de las cerebralidades colectivas básicas
para resolverlas.
En este sentido,
por nuestro propio bien como República,
hoy estamos obligados a preguntarnos con todo
rigor ¿En la etapa de la apertura de fronteras,
cuál debe ser la función rectora
del Estado en el campo de la comunicación
colectiva?. ¿Hasta dónde a mediano
y largo plazo este modelo de desarrollo modernizador
creará una cultura que propicie el verdadero
crecimiento de nuestra sociedad o producirá
un retroceso del avance del Hombre?. ¿Qué
acciones culturales debemos de realizar para
reforzar nuestra identidad nacional dentro de
los marcos de los principios del mercado?. ¿Cómo
producir una dinámica de comunicación
colectiva que logre el desarrollo social dentro
de la dinámica de la oferta y la demanda?.
¿Cómo conciliar las presiones de
un modelo económico que deforma la estructura
cultural para incrementar sus niveles de acumulación
material, con la necesidad urgente de formar
una cultura global para la sobrevivencia humana
y el respeto a la vida?. En la fase de globalización
del país ¿Cuáles deben ser
los contenidos culturales de una política
nacional de comunicación social para elevar
los niveles de calidad de vida material, comunitaria
y espiritual en el México de principios
del siglo XXI?.
Sin embargo,
ninguno de estas reflexiones y reclamos básicos
de la sociedad civil fueron contemplados durante
la realización del proyecto comunicativo
de mercado y de poder en el siglo XX y comienzos
del XXI en México. Así, el tercer
milenio mexicano volvió a nacer con el
viejo espíritu opaco, discrecional, cerrado,
vertical, viciado y autoritario del modelo de
comunicación nacional, que dominó
en las últimas 5 décadas del siglo
XX en México.
Es por ello,
que ahora es necesario repensar que hacer en
términos políticos para crear otro
proyecto colectivo de comunicación social
que si rescate el espíritu de estos planteamientos
esenciales para equilibrar a la sociedad mexicana.
De lo contrario, en las próximas décadas
los actuales marcos normativos que definen el
papel y la responsabilidad social de la radio
y la televisión, continuarán conservando,
reforzando y actualizando el viejo modelo de
información colectiva que ha durado mas
de 50 años en el país y que contribuirá
a aumentar la tremenda decadencia material, mental,
psíquica y espiritual que experimenta
nuestra sociedad. Con la renovación maquillada
del viejo modelo de comunicación se continuará
difundiendo en el país más cultura
salvaje para las próximas décadas,
con su respectivo triunfo de la cultura idiota;
y no la creación de una cultura y comunicación
sustentables que nos permitan sobrevivir equilibradamente
en el siglo XXI en nuestra República.
El desafío
de los medios públicos
Dentro del escenario histórico de la transición
pacífica a la democracia cobra una importancia
medular el rescatar la misión histórica
de los medios públicos de comunicación
colectivos, para reequilibrar la desproporción
estructural que en el terreno cultural, comunicativo
y espiritual ha vivido la sociedad mexicana en
las últimas décadas, con la actuación
del modelo de comunicación-mercado; y
retransformar el nuevo espacio público
mediático en una nueva zona de reconstrucción
de la conciencia colectiva para elaborar otra
mentalidad que nos permita sobrevivir civilizadamente
como una sociedad compleja, plural y diferenciada.
De aquí,
que el desafío elemental de los medios
de comunicación de servicio público
en el siglo XXI, no sea reproducir el viejo modelo
de comunicación comercial privado guiado
por la lógica de la Mano Invisible
del Mercado que se expandió como
el sistema nervioso central de la sociedad mexicana
del siglo XX; sino que ahora se requiere crear
el otro modelo de comunicación colectivo
como sistema nervioso medular de las comunidades
del nuevo milenio que debe estar guiado por la
lógica del desarrollo y la sobrevivencia
humana. Es decir, en el nuevo siglo el corazón
del modelo de comunicación de los medios
de servicio público debe priorizar la
razón de Estado por sobre la razón
del mercado, para crear un modelo de comunicación
desde las necesidades del México Profundo.
El Estado mexicano
moderno requiere de la existencia indispensable
de auténticos medios de difusión
de servicio público para realizar a nivel
político cultural las acciones que requiere
su tarea de gobernabilidad, pues de lo contrario
no será un Estado fuerte para crear las
condiciones de hegemonía que exige el
proceso de conducción pluricultural, democrático
y pacífico de la compleja sociedad mexicana
del siglo XXI.
En éste
sentido, el no contar con medios de comunicación
de servicio público en el funcionamiento
de la sociedad mexicana, es equivalente a no
contar con medicina pública, electricidad
pública, calles públicas, alumbrado
público, agua pública, jardines
públicos, caminos públicos, petróleo
público, educación pública,
espacio aéreo público, atmósfera
pública, etc. para dejar entregada toda
la operación del funcionamiento de la
estructura comunitaria a la dinámica de
la autorregulación social, que no es otra
realidad, que la autorización oficial
del reinado de la ley darwinista de
la sobrevivencia del mas fuerte sobre el más
débil. En otros términos, podemos
decir que con la presencia de los medios de información
comerciales la sociedad puede construir al mercado
y a la globalización; pero sin la presencia
de medios de comunicación de Estado de
servicio público difícilmente el
Estado mexicano puede construir a la Nación,
la democracia y los procesos de sobrevivencia
civilizada.
Ante ello, debemos
preguntarnos ¿Cuánto tiempo más
podrá existir pacífica y equilibradamente
la sociedad mexicana, sin la presencia de medios
públicos que construyan una cultura orgánica
para la sobreviviencia colectiva?.
Una democracia
no puede estar informada sólo por unos
cuantos, pues sería gobernar sólo
para una elite. Por ello, es responsabilidad
del Estado mexicano moderno crear las condiciones
infraestructurales suficientes para que exista
la pluralidad de voces y la pluralidad de empresas
en nuestro país, especialmente a través
de los medios de difusión públicos.
Es por ello,
que a principios del nuevo milenio, a través
de una nueva legislación constitucional
en la materia, los medios de información
del gobierno deben transformarse en medios de
Estado de servicio público para construir
en México otro orden de comunicación
que cree un nuevo Espacio Público
Nacional. Dicho nuevo Espacio Público
Nacional debe estar constituido por otro
pacto histórico de relación entre
sociedad y Estado que permita la participación
abierta de los grandes grupos y aporte nuevos
equilibrios mentales para la sobrevivencia colectiva
de nuestra nación.
La edificación
de dicho nuevo modelo de comunicación
de Estado de servicio público debe caracterizarse
por ser democrático y no autoritario;
plural y no excluyente; transparente y no discrecional;
regional y no concentrado; multidireccional y
no vertical; que permita la expresión
de todos los sectores fundamentales de nuestra
sociedad y no sólo de un grupo privilegiado;
que construya esfera pública y no sólo
zonas de acción privadas; que promueva
el Derecho a la Información y no sólo
organizador de la conquista de nuevos auditorios;
que aplique el derecho de réplica y no
la manipulación de la información;
que incluya las figuras jurídicas de Ombudsman
y no sólo los voluntarismos temperamentales
de los conductores; que mantenga una responsabilidad
ética y social y no una conducta de oportunismo
informativo; que respete la dignidad de las personas,
su honor, su honra y su intimidad y que no utilice
a los individuos para exhibirlos como mercancías
para obtener más raiting, como
fue el caso de los talk shows o Big Brother;
que respalde la libertad de información
y no sólo la libertad de empresa; que
genere procesos de comunicación y no sólo
de información; que forje una sociedad
emisora y no sólo receptora de mensajes;
que forme ciudadanos y no sólo espectadores
o consumidores consuetudinarios; que promueva
el pensamiento, la discusión y la critica
y no la frívola cultura Light; que incite
a que el auditorio despierte, piense, participe
y hable y no que calle, obedezca, y duerna; que
construya saber, conocimiento y razonamientos
y no emociones o placeres para el calendario
de la temporadas de baratas; que sea independiente
e incluso contestatario al poder y no que refuerce
el status quo de la dominación;
que cree un nuevo estado de derecho comunicacional
para todos y no sólo relaciones privilegiadas
de influencias informativas; que se
guíe por una nueva normatividad enriquecida
y precisa sobre la materia y no sólo por
la autorregulación; que destaque el servicio
público y no sólo la dinámica
de mercado; que su programación se construya
desde las agendas ciudadanas y no sólo
desde las agendas gubernamentales o comerciales;
que eduque a la población sobre la comprensión
de los asuntos públicos y no
las necesidades del mercado; que mida su éxito
por el grado de desarrollo del bienestar humano
alcanzado por la población y no por los
puntos de raiting conquistados por penetración
en el auditorio; que movilice a la gente para
resolver los grandes problemas de la sobrevivencia
nacional y no para satisfacer el ciclo de las
fiestas mercantiles; que conforme su audiencia
a partir del rescate de las necesidades básicas
de la población y no de la manipulación
de las debilidades de los auditorios; que sea
multiétnico y multicultural y no elitista;
que convierta a los medios en instrumentos de
las relaciones comunitarias y no en fines del
poder; etc, en una idea, que construya democracia,
ciudadanía y nuevas bases civilizatorias
para sobrevivir y no meros reactivos culturales,
espectáculos o fugas de la realidad para
distraer, vender y acumular más sectorialmente
(Cuadro No. 1).
CUADRO
No. 1.
CARACTERISTICAS DEL NUEVO MODELO DE COMUNICACION
QUE DEBEN ADOPTAR LOS MEDIOS DE COMUNICACION
DE ESTADO DE SERVICIO PUBLICO
NIVELES
DE REALIDAD
Y FUNCIONAMIENTO DE LA COMUNICACION DE SERVICIO
PUBLICO
|
NUEVO
MODELO DE COMUNICACIÓN DE ESTADO DE
SERVICIO PUBLICO |
Propiedad |
- Desconcentrado
y descentralizado
- Incremento de la propiedad social
- Expansión al sector marginado y rural |
Control |
- Sin control
burocrático, abiertos, plurales, democráticos,
independientes y autónomos
- Abrir la participación a otros sectores
sociales (Iglesias, ONGs, indígenas,
grupos culturales, sociedad civil, organizaciones
ecologistas, trabajadores, etc).
- Regionales y no concentrados en las grandes
urbes |
Objetivo
Institucional |
- Dejar de
ser medios de gobierno, del partido del poder
o del funcionario en turno para convertirse
en medios de comunicación de Estado
de servicio público
- Promoción del Modelo de Servicio Público
para el crecimiento social
- Fomenta la participación comunitaria
y el beneficio social colectivo
- Orientado a la creación de una cultura
para la sobrevivencia nacional
- Promueve la creación de la cultura
ciudadana |
Inversión
y Financiamiento |
- Obligación
jurídica del Estado para financiar los
medios de Estado con presupuesto público.
- Modelo de comunicación abierto a todo
tipo de competencia
- Inversión multisectorial incluyendo
la apertura gradual a la inversión extranjera,
sin alterar su esencia y funciones
- Facultad para comercializar sus bienes y
servicios informativos |
Tiempos Oficiales |
- Aplicación
completa de impuesto de los Tiempos Fiscales
y de los Tiempos de Estado a radio y televisión
- Aprovechamiento exhaustivo de tiempos oficiales
en los medios de Estado
- Apertura de los tiempos oficiales para la
participación los sectores sociales |
Tipo
de Supervisión del Estado |
- Existencia
bajo la figura de concesión, permiso
y otras formas jurídicas de participación
social
- Creación de legislación avanzada
actualizada y democrática para convertirlos
en medios de Estado supervisados colectivamente |
Marco Jurídico |
- Profunda
reforma integral del Estado en materia comunicativa
para formar nuevo Estado de Derecho Comunicacional
- Supresión de reglas discrecionales
y hábitos de secrecía respeto
a la Ley
- Marco jurídico como norma de funcionamiento
básicos y no los mecanismos discrecionales
(Códigos de ética y códigos
deontológicos y códigos de buen
comportamiento sólo como apoyo, no como
substitutos de la Ley)
- Respeto absoluto al Estado de Derecho Comunicacional
- Participación significativa de la
sociedad civil organizada para supervisar la
aplicación de la ley
- Creación de Observatorios Ciudadanos
para supervisar el funcionamiento legal y social
de los medios |
Relación
con el Poder |
- Independientes,
críticos y hasta contestatarios al poder.
- Apertura a la participación de nuevos
sectores sociales
- Fiscalizan, equilibran o acotan al poder
público
- Aplicación irrestricta del Estado
de Derecho Comunicacional |
Concesiones
o Permisos |
- Creación
de Órgano Civil Plural y Autónomo
encargado del otorgamiento, supervisión
y regulación de concesiones o permisos
de los medios públicos
- Proceso transparente y abierto para el otorgamiento
de concesiones
- Garantía de seguridad jurídica
para los directores de los medios de Estado
- Formación de padrón público
y abierto de concesiones |
Participación
Social |
- Abierta,
independiente, democrática, diversificada,
multidireccional, dinámica, multicultural
e interactiva
- Participación de múltiples
sectores sociales
- Presencia de los partidos políticos
todo el año y no sólo en los
períodos coyunturales o electorales |
Derechos
Ciudadanos |
- Garantía
de respeto y promoción de los derechos
ciudadanos comunicativos básicos de
la población
- Aplicación integral del Derecho a
la Información y de la Libertad de Expresión
- Aplicación del Derecho de Réplica,
creación de figuras de Ombudsman Comunicativos,
respeto a la vida privada, la integridad y
el honor personal; creación de Códigos
de Ética, Códigos Deontológico
y Derechos Humanos de la Comunicación
- Derecho de la sociedad de convertirse en
polo emisor de mensajes.
- Derecho de la sociedad a recibir información
de interés público
- Incremento de la responsabilidad social |
Libertad
de Expresión |
- Garantizar
el ejercicio de la libertad de expresión
y Derecho a la Información
- Reconocimiento de la cláusula de protección
de fuentes informativas de los informadores
- Ejercicio de la práctica informativa
respetando la vida privada, la integridad y
el honor de los individuos |
Políticas
de Comunicación |
- Impulso
al modelo de comunicación de servicio
público
- Que construyan esfera pública
- Que genere procesos de comunicación
y no sólo de información
- Actualización sectorial de la ley
y marco jurídico como criterio normativo
para el funcionamiento de medios de información
de servicio públicos
- Que cree una sociedad emisora de mensajes
y no sólo receptora de informaciones
- Vigilancia gubernamental y social de contenidos
en las barras programáticas.
- Aplicación irrestricta de la ley y
respeto absoluto a la libertad de expresión
- Que forme ciudadanos y culturas ciudadanas
y no sólo consumidores
- Informar sobre lo fundamental para la sobrevivencia
colectiva
- Fomento al pensamiento, la discusión
y la crítica
- Propiciar que el auditorio participe, se
organice y hable sobre sus intereses y necesidades
- Acceso transparente y total a la información
pública gubernamental
- Que mida su éxito por el nivel de
desarrollo y bienestar global producido en
la población y no por los puntos de
raiting alcanzados |
Dinámica
de Comunicación |
- Multidireccional,
abierto y plural, libre, interactivo y flexible
(Estructura de comunicación-telaraña)
- Práctica del esquema de comunicación
(Emisor-Mensaje-Recepción-Respuesta-Emisor)
- Construcción de la programación
desde las agendas ciudadanas y no sólo
desde los intereses gubernamentales
- Difunda información pluri étnica
y pluri cultural. |
Programación
o Tipos de Mensajes |
- Colectivos,
sectorial izados y personalizados
- Amplios contenidos abiertos, multiculturales
y pluriétnicos
- Objetivos, oportunos y críticos
- Construcción y promoción de
valores para la sobreviviencia social
- Aumento de la calidad de contenidos informativos
- Incremento y recuperación de la credibilidad
en base a proyectos informativos orgánicos |
Publicidad |
- Publicidad
moderada y bien regulada
- Publicidad regida por la ética y la
Ley
- Balance equilibrado entre publicidad, propaganda
y programación
- Actualización de legislación
publicitaria |
Infraestructura
Tecnológica |
- Incorporación
a la gran revolución tecnológica
y presencia de tecnologías de súper
punta y convergencia
- En radio y televisión uso de tecnologías
digital
- Creación de la Red Nacional de Medios
Públicos |
De no tomar
en cuenta éstas realidades con rigor,
encontraremos que en plena fase de modernización
y apertura nacional, se habrán modificado
las estructuras económicas, políticas,
jurídicas, tecnológicas, etc. de
nuestra sociedad; pero ante la ausencia de una
política de comunicación de Estado
de servicio público, no se habrán
transformado las estructuras mentales profundas
que, en última instancia, son las bases
centrales que sostienen y le dan vida a nuestra
nación. Bajo estas circunstancias la sociedad
mexicana estará avanzando con los "ojos
vendados" por un precipicio mental muy peligroso
y dentro de algunos años veremos y sufriremos
las consecuencias devastadoras que habrá
dejado sobre nuestras conciencias y comportamientos
colectivos la presencia de la lógica de
mercado informativo “autorregulado”
en el terreno cultural y espiritual de nuestro
país.
Por todo ello,
en el nuevo gobierno de transición política
a la democracia es necesario que los grupos civiles
repensemos que hacer en términos políticos
para crear otro proyecto colectivo de democratización
de la comunicación social que permita
que los medios de información, particularmente
los de servicio público, se orienten fundamentalmente
hacia el desarrollo de nuestra conciencia colectiva
para resolver nuestros grandes conflictos de
crecimiento; pues el proceso de la globalización
mundial nos lleva a la creación de un
nuevo orden cultural que modifica los contenidos
y las fronteras ideológicas del Estado
nacional, sin atender las necesidades prioritarias
de nuestro crecimiento. De no efectuar esto,
el alma cultural de nuestra sociedad correrá
el gran riesgo de quedar sepultada por los nuevos
espejismos de la modernidad y sus derivados simbólicos
parasitarios de ésta nueva fase del desarrollo
globalizador de la sociedad capitalista internacional.
Históricamente,
la creación de éste nuevo modelo
de comunicación, vía los medios
de difusión de Estado de servicio público,
no debe retrasarse más, pues ya ha esperado
más de 45 años para alcanzar su
vida y de no efectuarse ahora en el ambiente
de la frágil democracia incipiente y la
raquítica pluralidad que hemos construido;
el viejo autoritarismo disfrazado de “renovador”
volverá a resurgir en el horizonte político,
con sus graves vicios tradicionales de despotismo,
verticalidad, discrecionalidad, hermetismo, desinformación,
mercantilismo y descontextualización de
la comunicación, impidiendo la transición
de nuestra sociedad a la democracia.
Al iniciar el
siglo XXI políticamente es insostenible
que se vuelva a repetir la historia tradicional
en materia de comunicación colectiva de
“no encontrarle la cuadratura al círculo”.
Por ello, después del despertar democrático
de la sociedad mexicana el 2 de julio del 2000,
ahora el Congreso de la Unión tiene la
enorme responsabilidad histórica de ejercer
su función de Poder Legislativo autónomo
demostrando contundentemente que si se puede
construir la otra historia democrática
de la comunicación nacional. Ante los
signos de cambio urgente y desesperado del México
Profundo que se manifestaron con el levantamiento
de los machetes campesinos de Atenco, la toma
rural de la carretera federal a Cuernavaca, las
decenas de manifestaciones diarias en calles
y avenidas de las principales ciudades de la
República, la aplicación popular
de la justicia por propia mano en Milpa Alta,
el asalto violento de los productores agropecuarios
al Congreso de la Unión en el 2003, la
organización nacional de los campesinos
para bloquear el Tratado de Libre Comercio en
el rubro de importación de alimentos,
la Mega Manifestación de protesta
del 2003 en contra de la privatización
de la energía eléctrica28,
la crisis de corrupción y dirección
de todos los partidos políticos que se
evidenciaron con los videoescándalos y
otras filtraciones noticiosas, el desprestigio
creciente de la Cámara de Diputados como
órgano de representación ciudadana,
la Mega Marcha Pacífica por la Seguridad
Ciudadana en 22 ciudades de la República29,
la constante critica y ridiculización
del Poder Ejecutivo y de otros poderes públicos
de la República por el poder mediático
monopólico, la presentación del
IV Informe de Gobierno del Presidente Vicente
Fox en el 2004 en auténtico estado
de sitio del Poder Legislativo por decenas de
manifestaciones de protesta social, el resurgimiento
de los movimientos guerrilleros en diversas zonas
del país, etc; la comunidad mexicana espera
la firme respuesta del Poder Legislativo en materia
de comunicación colectiva para evitar
estos desbordamientos sociales que van en acelerado
aumento y lograr la transición pacífica
a la democracia nacional.
Comunicativamente,
la nación ya no aguanta más. Hoy,
se requiere la urgente creación de un
nuevo proyecto de comunicación colectivo
que de salidas comunicativas incluyentes a la
sociedad mexicana. De lo contrario, de nuevo
surgirá el proyecto de comunicación
del México Bronco cuyo marginamiento
y obstrucción ha ensangrentado diversos
periodos de la historia nacional.
De aquí,
la importancia central de efectuar una profunda
Reforma del Estado en materia de información
y cultura colectiva que permita que el funcionamiento
público de las industrias culturales se
encuentre ética y jurídicamente
orientado y supervisado por una nueva normatividad
republicana que rescate el espíritu del
México profundo en materia de comunicación
social, y no sólo por las caprichosas
dinámicas de las leyes de la Mano
Invisible y de la lógica del darwinismo
social del mercado autorregulado que ha introducido
el proceso de la globalización del capitalismo
contemporáneo en su fase de expansión
planetaria.
Debemos reconocer,
que la Reforma del Estado en materia de comunicación,
no es una reforma jurídica mas para modernizar
al Estado mexicano; sino que por su naturaleza
vertebral que cruza todos los ámbitos
de la vida comunitaria y cotidiana, es la reforma
mas importante de la sociedad mexicana de principios
del siglo XXI, pues es a partir de esta renovación
como se determinarán las vías que
modificarán o no los procesos para construir
la conciencia colectiva nacional de principios
de milenio. De ello dependerá si se crean
las bases político-sociales para generar
una conciencia para el avance de la República
o para su retroceso mental, social y civilizatorio
en el nuevo siglo.
La sociedad
mexicana espera desde hace 45 años, cada
vez con menos paciencia, la acción valerosa,
ética, justa y responsable del Poder Legislativo
para cambiar el curso de la historia de la comunicación
nacional. Todavía estamos a tiempo de
conservar la paz social y la integración
de nuestra Nación con la intervención
del Congreso de la Unión en el terreno
comunicativo de nuestro país.
Notas:
1
El concepto del Estado Ampliado es una categoría
analítica totalmente abandonada por la
reflexión crítica de la comunicación
europea y latinoamericana. La única disciplina
que la ha retomado y desarrollado ha sido la
Ciencia Política a través de la
teoría de los aparatos de hegemonía,
representada, especialmente, por los brillantes
trabajos de Christine Buci-Glucksmann.
Nuestro esfuerzo consiste en recuperar dicho
arsenal teórico olvidado para enriquecerlo
y expandirlo con las aportaciones que ha ofrecido
la evolución material de los medios de
comunicación y de las tecnologías
de información sobre la trama de los aparatos
de hegemonía tradicionales. Estamos convencidos
que esta matriz teórica es una de las
principales vetas y directrices conceptuales
que nos permiten comprender las funciones y transformaciones
que ejercen las tecnologías de comunicación
dentro del actual ámbito del poder.
2 Abraham Zabludovsky
Nerubay, El Dupolio Televisivo, Director General
de Conexión Financiera, en: Los Medios
Electrónicos en el Marco de la Reforma
del Estado, Fundación Konrad Adenauer
y H Cámara de Diputados, México,
D.F, diciembre del 2002, paginas 211 y 212; Sociedad
civil al rescate, Universal, 7 de marzo del 2003
y La Impunidad en México, Comisión
Mexicana de Defensa y Promoción de los
Derechos Humanos, Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, México, D.F, 26 de
febrero del 2003, pagina 45.
3 Sociedad
civil al rescate, Universal, México, D.F,
7 de marzo del 2003 y La Impunidad en México,
Comisión Mexicana de Defensa y Promoción
de los Derechos Humanos, Comisión Interamericana
de Derechos Humanos, México, D.F, 26 de
febrero del 2003, pagina 45.
4 Menosprecia
el gobierno a medios públicos, Periódico
Zócalo, México, D.F, enero del
2003.
5 Giordano,
Eduardo y Zeller, Carlos; Europa en el Juego
de la Comunicación, Colección Impacto,
Los Libros de Fundesco, Fundación Para
el Desarrollo Social de las Comunicaciones (FUNDESCO),
Madrid, España, 1988, p-250.
6 Inicia Radio
Ibero con una propuesta ecléctica, Periódico
Zócalo, México, D.F, abril del
2003.
7 Radio Universidad
de Guadalajara abre su frecuencia a Dgl Gay Radio,
La Jornada, México, D.F, 27 de marzo del
2003 y La Radio Gay: Del Ligue a la Desmitificación,
Milenio Diario, México, D.F, 28 de abril
del 2003.
8 Erotismo
en radio: Espacio abierto a la exploración,
Periódico Zócalo, México,
D.F, Enero del 2003, pagina 24.
9 Otorgar medios
a grupos confesionales es peligroso, Periódico
Zócalo, México, D.F, Enero del
2003, pagina 23.
10 Radio
comunitaria de Michoacán denuncia hostigamiento
militar, Periódico Zócalo, México,
D.F, abril del 2003, pagina 19; Pese a las hostilidades,
boom de emisoras comunitarias, Periódico
Zócalo, México, D.F, abril del
2003, pagina 18 y Miedo de la CIRT a las radios
comunitarias, Periódico Zócalo,
México, D.F, enero del 2003, pagina 20
11 Deterioro
de la Ley. Bloqueos, Marchas y Plantones, Revista
Siempre No. 2582, México, D.F, 11 de diciembre
del 2003.
12 Caballero,
Virgilio Dante, El Canal de Televisión
del Congreso de la Unión y la Transformación
de la Imagen del Poder Legislativo, Director
General, Canal de Televisión del Congreso,
H Cámara de Diputados, México,
D.F, abril del 2004, pagina 4.
13 Caballero,
Virgilio Dante, El Canal de Televisión
del Congreso de la Unión y la Transformación
de la Imagen del Poder Legislativo, Director
General, Canal de Televisión del Congreso,
H Cámara de Diputados, México,
D.F, abril del 2004, pagina 36.
14 Telearquía,
María Scherer Ibarra, Revista Proceso
No. 1427, México, D.F., 27 de marzo del
2004, pagina 23.
15 Corral
Jurado, Javier, Mediocracia Sin Mediaciones,
Columna Rotafolio, México, D.F, El Universal,
20 de enero del 2003.
16 Corral
Jurado, Javier; Pluralidad Acceso y Competencia,
V Conferencia Internacional: “Los Medios
Electrónicos en el Marco de la Reforma
del Estado en México”, VIII Legislatura,
Cámara de Diputados, H. Congreso de la
Unión, Universidad Iberoamericana, Fundación
Konrad Adenauer-Stiffung, Organización
de las Naciones Unidas para la Educación
la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Universidad
Autónoma Metropolitana, Comisión
de Radio, Televisión y Cinematografía
(RTC), Salón Verde, Palacio Legislativo,
México, D.F, 27 a 29 de mayo del 2002,
versión estenográfica, pagina 19,
http://www.cddhcu.gob.mx/servddd/versest/2ano/comisiones/rtc-3.htm
17 Corral
Jurado, Javier, Mediocracia Sin Mediaciones,
Columna Rotafolio, El Universal, México,
D.F, 20 de enero del 2003.
18 Trejo
Delarbre, Raúl, La Espiral del Estruendo.
La Sociedad Como Coartada, Conferencia presentada
en la mesa Opinión Pública y Gobernabilidad,
VII Conferencia Internacional: La Relación
Sociedad – Medios en el Marco de la Reforma
del Estado en México, Senado de la República,
LIX Legislatura, México, D.F, 27 al 28
de mayo del 2004, pagina 4.
19 Algunas
de las contradicciones que se reflejan entre
el nivel de conciencia y el proyecto de desarrollo
nacional se manifiestan en la oposición
creciente que se establece entre formación
de la conciencia nacional y la difusión
de los contenidos de los medios de comunicación,
particularmente electrónicos, en México.
En este sentido, debido a la cultura paralela
que han formado los medios electrónicos
de difusión en México en las últimas
décadas, se observa que los niños
mayores de seis años conocen más
la información televisiva que la transmitida
en la escuela primaria o otros órganos
culturales. Por ejemplo, en el terreno de la
realidad nacional el 77% de los pequeños
retienen más frases como "La chispa
de la vida" o "Recuérdame"
y sólo el 49% conserva otras como "¡Viva
la Independencia! o "La solución
somos todos" o "El respeto al derecho
ajeno es la paz". De igual manera, mientras
que casi la totalidad de los niños (92%)
retiene la imagen del Gansito Marinela, menos
de dos terceras partes (64%) identifica la Columna
de nuestra Independencia o al cura Hidalgo. El
63% de los niños asocia fácilmente
el tema de la tarjeta de crédito "Carnet"
y sólo el 43% reconoce la frase "El
respeto al derecho ajeno es la paz". En
resumen, observamos que de cada diez personajes
que los niños identifican, sólo
tres son de la historia de México.
En el campo de la historia, el 67% de los niños
identifican los días y horarios en que
se transmiten sus programas favoritos de televisión,
mientras que sólo el 19% enuncia las fechas
en que ocurrieron los acontecimientos más
significativos de la historia nacional. Los super
héroes de la televisión como "La
mujer maravilla", son más conocidos
por los pequeños (98%) que los héroes
de la Revolución mexicana (33%). "El
Chapulín Colorado" es más
evocado por los infantes (96%) que los Niños
Héroes de Chapultepec (82%). "Superman"
está más presente en la mente de
los pequeños (97%) que Don Benito Juárez.
En materia religiosa, no obstante que nuestra
sociedad es acentuadamente católica, más
de la mitad de los niños (56%) conoce
el día en que se transmitía "Hogar
dulce hogar", mientras que sólo el
(86%) recuerda el día en que se celebra
la Navidad. Mientras el 55% de los niños
puede decir qué día se difundía
el programa "Mis huéspedes",
sólo el 32% sabe la fecha en que se celebra
la fiesta de la Virgen de Guadalupe. Los pequeños
identifican mejor el logotipo de "Sabritas"
(86%) que una ostia (46%).
En el área cívica, el 87% de los
infantes conoce los días en que se transmiten
los programas cómicos y sólo el
13% sabe la fecha en que toma posesión
el Presidente de la República. Sólo
el 8% conoce la fecha en que el primer mandatario
rinde su informe anual, mientras que el 61% sí
puede decir el día y la hora en que aparecen
las series fantásticas. El 83% de los
niños identifica el logotipo de los pastelitos
rellenos y sólo el 63% conoce el Calendario
Azteca. Mientras que el 81% de los pequeños
evoca el logotipo de los productos "Marinela",
sólo el 66% identifica el escudo nacional.
Las tres cuartas partes (77%) de los niños
identifican la imagen de Chicles Adams y menos
de una quinta parte (17%) reconoce el Monumento
a la Revolución. Finalmente, el logotipo
de los chocolates "Carlos V" es más
reconocido (77%) que el Monumento del Ángel
o la columna de la Independencia (40%). La Televisión
y los Niños. Conocimiento de la Realidad
Televisiva Vs. Conocimiento de la Realidad Nacional,
Cuadernos del Consumidor, Instituto Nacional
del Consumidor (INCO), México, D.F, noviembre
de 1982.
Este problema de identidad se agrava crecientemente
en la medida en que se avanza en la aplicación
de los principios de mercado del Tratado de Libre
Comercio sobre la comunicación colectiva
nacional y se acentúa el debilitamiento
de la política educativo-cultural del
Estado Mexicano.
20 En el
TLC el mercado fijará precios a los básicos,
Excelsior, México, D.F, 27 de marzo de
1992; ¿ De qué sirve la democracia
si pervive el mercantilismo en América
Latina ?, Excelsior, México, D.F, 3 de
junio de 1992; Está en duda que el mercado
solucionará mágicamente los problemas
económicos, El Financiero, México,
D.F, 26 de noviembre de 1993.
21 La lógica
del mercado, El Financiero, México, D.F,
4 de agosto de 1992; Regula la existencia de
la sociedad, México, D.F, Excelsior, 31
de mayo de 1992; Base del Estado corporativo,
México, D.F, Excelsior, 2 de junio de
1992; Intervencionismo del Estado. Orígenes
y modalidades del Estado, Excelsior, México,
D.F, 3 de junio de 1992;
22 El retiro
del Estado impone retos capitales al neoliberalismo,
Excelsior, México, D.F, 28 de septiembre
de 1993; El cambio debe ser garantía de
justicia, Excelsior, México, D.F, 28 de
septiembre de 1993; La nueva cara del regulador
económico, Excelsior, México, D.F,
28 de septiembre de 1993; Peligro el capitalismo
salvaje, Excelsior, México, D.F, 2 de
noviembre de 1993.
23 Sí
al neoestatismo para guiar y no remplazar al
mercado, Excelsior, México, D.F, 13 se
abril de 1992; Corrige J. Major a M. Thatcher
y fortalece al Estado Benefactor, Excelsior,
México, D.F, 15 de julio de 1992; Profundo
rechazo en Wall Street a Clinton. Temor a un
incremento de tasas de interés e inflación,
El Financiero, México, D.F, 13 de noviembre
de 1992; El Neointervencionismo Estatal, El Financiero,
México, D.F, 23 de noviembre de 1992;
Clinton: ¿ Un nuevo Liberalismo Social
?, El Financiero, México, D.F, 24 de noviembre
de 1992; Clinton, intervencionista astuto si
concilia Estado y mercado, Excelsior, México,
D.F, 26 de noviembre de 1992.
La aplicación del liberalismo a ultranza
en Estados Unidos durante más de 15 años
provocó que una pequeña minoría
se enriqueciera desproporcionadamente, mientras
la mayoría social se convirtiera en más
pobre, sin encontrar en el "paraíso
capitalista" la felicidad prometida. De
igual forma, la implementación durante
varios años de la dinámica de la
"mano invisible" en Inglaterra descuidó
la educación pública al grado que
en 1992 sólo el 34 % de los jóvenes
entre 16 y 18 años gozaban de un sistema
de capacitación, contra 47 % en Alemania
y 66 % en Francia. El Neoliberalismo continúa
haciendo "agua" en Estados Unidos,
El Universal, 2 de octubre de 1993.
24 ¿Realmente
debemos confiar todo a la Iniciativa Privada?:
El caso de la Física, El Financiero, México,
D.F, 1 de noviembre de 1991.
25Liberalismo
social, nuestra filosofía: Contra Estatismo
y Neoliberalismo absorbente, El Financiero, México,
D.F, 5 de marzo de 1992; El liberalismo social,
Excelsior, México, D.F, 7 de marzo de
1992; El liberalismo social: Nuestro camino,
Uno Más Uno, México, D.F, 8 de
marzo de 1992; ¿ Neoliberalismo social
?, Uno Más Uno, México, D.F, 11
de marzo de 1992; Entre la política y
la economía. La condición de los
serviles, Excelsior, México, D.F, 13 de
marzo de 1992; El liberalismo social fortalece
la soberanía, Uno Más Uno, México,
D.F, 1º de marzo de 1992; Recursos a los
marginados con mecanismos de mercado, Excelsior,
México, D.F, 14 de marzo de 1992; Que
del liberalismo, Uno Más Uno, México,
D.F, 17 de marzo de 1992; De nuevo sobre el liberalismo,
Uno Más Uno, México, D.F, 10 de
marzo de 1992; El liberalismo social se vive
con el Pronasol, Excelsior, México, D.F,
21 de marzo de 1992; Ni la soberanía es
obsoleta, ni existe un modelo único, Excelsior,
México, D.F, 22 de marzo de 1992.
26Occidente
debe olvidar la privatización a ultranza,
Excelsior, México, D.F, 1 de junio de
1992; Mercado con política social: Salinas,
Excelsior, México, D.F, 23 de noviembre
de 1993.
27 Requiere
la sociedad actual de una nueva revolución
científica, Uno Más Uno, México,
D.F, 31 de marzo de 1992.
28 Tomarán
el Zócalo por cuatro frentes, El Independiente,
México, D.F, 26 de noviembre del 2003;
Todo listo para la mega marcha, Milenio Diario,
México, D.F, 26 de noviembre del 2003.
29 Se desborda
la exigencia social a las autoridades, Excelsior,
México, D.F, 28 de junio del 2004; Sacuden
al país, El Universal, México,
D.F, 28 de junio del 2004; Unidos contra la violencia,
El Sol de México, México, D.F,
28 de junio del 2004; La multitud arrebató
la marcha a los organizadores, La Jornada, México,
D.F, 28 de junio del 2004 y Temblor social, solidaridad
como en el 85, Diario Monitor, México,
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México, D.F, 26 de noviembre de 1993.
- Inicia
Radio Ibero con una propuesta ecléctica,
Periódico Zócalo, México,
D.F, abril del 2003.
- Intervencionismo
del Estado. Orígenes y modalidades del
Estado, Excelsior, México, D.F, 3 de junio
de 1992.
- Izquierda
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del Estado, Excelsior, México, D.F, 4
de junio de 1992.
- La lógica
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- La multitud
arrebató la marcha a los organizadores,
La Jornada, México, D.F, 28 de junio del
2004.
- La nueva
cara del regulador económico, Excelsior,
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Diario, México, D.F, 28 de abril del 2003.
- La teoría
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y Neoliberalismo absorbente, El Financiero, México,
D.F, 5 de marzo de 1992.
- Menosprecia
el gobierno a medios públicos, Periódico
Zócalo, México, D.F, enero del
2003.
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con política social: Salinas, Excelsior,
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- Miedo
de la CIRT a las radios comunitarias, Periódico
Zócalo, México, D.F, enero del
2003.
- Ni la
soberanía es obsoleta, ni existe un modelo
único, Excelsior, México, D.F,
22 de marzo de 1992.
- Occidente
debe olvidar la privatización a ultranza,
Excelsior, México, D.F, 1 de junio de
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- Otorgar
medios a grupos confesionales es peligroso, Periódico
Zócalo, México, D.F, Enero del
2003.
- Peligro
el capitalismo salvaje, Excelsior, México,
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- Pese
a las hostilidades, boom de emisoras comunitarias,
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comunitaria de Michoacán denuncia hostigamiento
militar, Periódico Zócalo, México,
D.F, abril del 2003.
- Radio
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a Dgl Gay Radio, La Jornada, México, D.F,
27 de marzo del 2003.
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a los marginados con mecanismos de mercado, Excelsior,
México, D.F, 14 de marzo de 1992.
- Regula
la existencia de la sociedad, Excelsior, México,
D.F, 31 de mayo de 1992.
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la sociedad actual de una nueva revolución
científica, Uno Más Uno, México,
D.F, 31 de marzo de 1992.
- Sacuden
al país, El Universal, México,
D.F, 28 de junio del 2004.
- Se desborda
la exigencia social a las autoridades, Excelsior,
México, D.F, 28 de junio del 2004.
- Sí
al neoestatismo para guiar y no remplazar al
mercado, Excelsior, México, D.F, 13 se
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- Sociedad
civil al rescate, Universal, México, D.F,
México, 7 de marzo del 2003.
- Telearquía,
María Scherer Ibarra, Revista Proceso
No. 1427, México, D.F., 27 de marzo del
2004.
- Temblor
social, solidaridad como en el 85, Diario Monitor,
México, D.F, 28 de junio del 2004.
- Todo
listo para la mega marcha, Milenio Diario, México,
D.F, 26 de noviembre del 2003.
- Tomarán
el Zócalo por cuatro frentes, El Independiente,
México, D.F, 26 de noviembre del 2003.
- Unidos
contra la violencia, El Sol de México,
México, D.F, 28 de junio del 2004.
Dr.
Javier Esteinou Madrid
Investigador Titular del Departamento de Educación
y Comunicación de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco,
México, D.F., México |