Por Amaia Arribas
Número
53
El Observatorio
para la Cibersociedad <http://www.cibersociedad.net>
es un escenario de encuentro, discusión
y publicación de investigaciones en Internet
sobre los diversos aspectos sociales que las
nuevas tecnologías están generando.
El Observatorio abarca las diversas disciplinas
de las ciencias humanas y sociales, siendo su
punto de encuentro lo cibersocial. Desde este
Observatorio, realizado desde Barcelona (España)
se pretende estimular la investigación
y la curiosidad sociológica sobre el ciberespacio,
entendido como un fenómeno socio-cultural,
y no exclusivamente tecnológico.
En noviembre
celebrará su III Congreso Online, y su
máximo responsable, Joan Mayans, autor
del libro “Cómo la etnografía
puso un pie en el ciberespacio”, advierte
en su reciente visita a México que los
sistemas abiertos de generación y transmisión
del conocimiento nos llevará a una sociedad
con más libertad de creación y
de elección.
¿Cómo
nació el Observatorio para la Cibersociedad?
En el año 2000 estaba realizando la tesis
doctoral en antropología sobre la etnografía
de los Chats como espacio socio-urbano, de relación
social. Pero en mi facultad no encontré
a nadie con la que intercambiar ideas, y no me
refiero sólo a investigadores relacionados
con la disciplina sino con otras carreras que
estuvieran estudiando temáticas similares.
Entonces se me ocurrió abrir un espacio
en línea para comunicarme con otras personas
con las mismas inquietudes. Así nació
el Observatorio para la Cibersociedad, aunque
al principio sólo contuvo un espacio para
bibliografía, una revista muy sencilla
y los objetivos de esta iniciativa. Buscaba principalmente
lecturas críticas sobre mi tema.
De una
iniciativa tan personal y centrada en la temática
etnográfica se ha extendido a otras disciplinas….
Sí, efectivamente, incluso la etnografía
tiene una representación mayor que la
que tiene en el mundo académico “real”.
Ahora sobre todo se puede encontrar trabajos
de gran rigor metodológico de sociología,
política, educación y la cibercultura
que es transversal y lo atraviesa todo. Cada
vez se ha hecho más pluridisciplinar pero
también centrado en temáticas.
¿El
observatorio está ligado a alguna institución?
No, afortunadamente no es de nadie, y esa la
gran ventaja. Somos una asociación sin
ánimo de lucro que tiene actualmente seis
socios, que son los que realmente lo representan
legalmente. Luego están unos ocho mil
inscritos que son los auténticos usuarios
de este espacio.
A nivel de
instituciones no hay ninguna que esté
por encima. Sí hemos buscado vinculaciones
con universidades para generarnos una cierto
prestigio. Hemos trabajado muy de cerca con la
Generalitat de Catalunya (gobierno autonómico
catalán) ya que había una identidad
de objetivos comunes porque la persona que estaba
a cargo de las telecomunicaciones en el gobierno
era usuario del Observatorio.
Hemos sobrevivido
gracias a las subvenciones, pero para los próximos
años buscaremos la forma para tener más
estabilidad, con la vinculación de otras
instituciones sin comprometer nuestra independencia.
Y si no se puede trabajaremos como hasta ahora:
trabajo colaborativo, centralidad de trabajo
más duro y colaboraciones.
¿Qué
perfil tienen las personas que visitan y aportan
su conocimiento en el Observatorio?
Realmente es muy plural, un cruce de caminos
ya que la comunidad del Observatorio la conforman
tanto académicos como la sociedad civil
y personas de acción vinculadas a ONGs,
e intentamos también llegar a la administración.
Todas ellas participaron en el 2002 de nuestro
primer congreso online, donde se consolidó
la actividad.
Un congreso
que fue totalmente online
Sí, creamos un formato de congreso diferente.
Nuestra red inicial estaba formada por unas treinta
personas, y unas doscientas cincuenta o trescientas
personas que recibían el boletín
y eran usuarias del Observatorio. Se abrieron
nuevas temáticas y se acordó una
línea editorial. La dinámica y
el ritmo de trabajo se parecían a la de
un congreso tradicional en el sentido de que
había un contenido central y aproximaciones
diferentes en curso.
¿Cuáles
han sido las temáticas de los anteriores
congresos?
En el 2002 la temática fue “Cultura
y Política en el ciberespacio” para
hacer ver al mundo de las ciencias sociales en
general que su campo de estudio era Internet
y no el de los ingenieros necesariamente. Su
carga semántica estaba en Internet ya
que ahí hay personas y por lo tanto hay
cultura, luchas, y por lo tanto, política.
Se logró llamar la atención de
que Internet es sociocéntrico, no tecnocéntrico.
En el 2004, el tema fue la sociedad del conocimiento
vinculado a las tecnologías de la comunicación
donde hay discursos institucionales convertidos
en ocasiones en pancartas políticas, discursos
comerciales convertidos en espacio de consumo,
y un discursos comercial-académico que
deseaban subirse al carro de la sociedad del
conocimiento como producto de mercado.
¿Qué
tiene de novedoso este modelo de congreso?
Congresos virtuales hay muchos, pero metodológicamente
no aportan nada. Cuelgan las ponencias en pdf
y ponen a disposición de los usuarios
herramientas para abrir un debate. Como herramienta
puede funcionar para abrir un espacio académico.
Lo que nosotros hicimos fue crear un concepto,
y haber trabajado un modelo. Y le damos una sede
electrónica diferente cada vez, así
como funcionalidades que tiene un portal de contenidos,
con el objetivo de crear de una identidad corporativa,
de continuidad, de generar entusiasmo para generar
esa sensación de extracción de
cotidianeidad.
¿Y
su temática?
El titulo del congreso es “Conocimiento
abierto, sociedad libre”. Una de las temáticas
estará relacionado con las licencias libres,
los contenidos libres estándares, el software
libre, que cada vez se están entrando
cada vez más como un discurso menos técnico
e informático y cada vez más social.
El fenómeno del uso o instalación
del software libre en Brasil es un ejemplo de
lo que puede ser una política y de agente
económico. Nos preguntamos si es verdad
que estamos avanzando hacia sistemas más
abiertos de generación y transmisión
del conocimiento. Ello nos llevará a una
sociedad con más libertad de creación,
de elección, de competencia…
Si
es online se podrían dejar foros abiertos,
algo que no sucede en su congreso
Sí, de hecho técnicamente
no supone ningún trabajo, pero contradice
nuestro concepto del congreso, ya que convencemos
para que vengan catorce días, y luego
no vamos a tenerlo eternamente porque luego si
no pones una meta la gente no sabe hacia donde
correr. Creemos que en este congreso llegaremos
a los diez mil inscritos.
¿Alguna
novedad para esta tercera edición del
congreso?
Seguimos trabajando en el modelo. De hecho en
este congreso va a haber más contenidos
plenarios, se bajará el número
de grupos, habrá más mecanismos
de navegación transversal ya que es una
asignatura pendiente del congreso anterior. En
el 2004 reunimos un gran volumen de contenidos
pero nos faltó la cercanía entre
puntos. Para ello, la gestión de conocimientos
y contenido y creación de entornos sensibles
al contenido y a la persona son fundamentales
para lograrlo. A nivel técnico es muy
similar al del 2004 con el sistema de registro
de usuario, con los foros, chats, y videoconferencia.
Dra.
Amaia Arribas Urrutia
Cátedra de Comunicación Estratégica
y Cibercultura, Tecnológico
de Monterrey, Campus Estado de México,
México. |