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2006

 

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“Internet es Sociocéntrico, no Tecnocéntrico”: Joan Mayans, Director General del Observatorio para la Cibersociedad

 

Por Amaia Arribas
Número 53

El Observatorio para la Cibersociedad <http://www.cibersociedad.net> es un escenario de encuentro, discusión y publicación de investigaciones en Internet sobre los diversos aspectos sociales que las nuevas tecnologías están generando. El Observatorio abarca las diversas disciplinas de las ciencias humanas y sociales, siendo su punto de encuentro lo cibersocial. Desde este Observatorio, realizado desde Barcelona (España) se pretende estimular la investigación y la curiosidad sociológica sobre el ciberespacio, entendido como un fenómeno socio-cultural, y no exclusivamente tecnológico.

En noviembre celebrará su III Congreso Online, y su máximo responsable, Joan Mayans, autor del libro “Cómo la etnografía puso un pie en el ciberespacio”, advierte en su reciente visita a México que los sistemas abiertos de generación y transmisión del conocimiento nos llevará a una sociedad con más libertad de creación y de elección.

¿Cómo nació el Observatorio para la Cibersociedad?
En el año 2000 estaba realizando la tesis doctoral en antropología sobre la etnografía de los Chats como espacio socio-urbano, de relación social. Pero en mi facultad no encontré a nadie con la que intercambiar ideas, y no me refiero sólo a investigadores relacionados con la disciplina sino con otras carreras que estuvieran estudiando temáticas similares. Entonces se me ocurrió abrir un espacio en línea para comunicarme con otras personas con las mismas inquietudes. Así nació el Observatorio para la Cibersociedad, aunque al principio sólo contuvo un espacio para bibliografía, una revista muy sencilla y los objetivos de esta iniciativa. Buscaba principalmente lecturas críticas sobre mi tema.

De una iniciativa tan personal y centrada en la temática etnográfica se ha extendido a otras disciplinas….
Sí, efectivamente, incluso la etnografía tiene una representación mayor que la que tiene en el mundo académico “real”. Ahora sobre todo se puede encontrar trabajos de gran rigor metodológico de sociología, política, educación y la cibercultura que es transversal y lo atraviesa todo. Cada vez se ha hecho más pluridisciplinar pero también centrado en temáticas.

¿El observatorio está ligado a alguna institución?
No, afortunadamente no es de nadie, y esa la gran ventaja. Somos una asociación sin ánimo de lucro que tiene actualmente seis socios, que son los que realmente lo representan legalmente. Luego están unos ocho mil inscritos que son los auténticos usuarios de este espacio.

A nivel de instituciones no hay ninguna que esté por encima. Sí hemos buscado vinculaciones con universidades para generarnos una cierto prestigio. Hemos trabajado muy de cerca con la Generalitat de Catalunya (gobierno autonómico catalán) ya que había una identidad de objetivos comunes porque la persona que estaba a cargo de las telecomunicaciones en el gobierno era usuario del Observatorio.

Hemos sobrevivido gracias a las subvenciones, pero para los próximos años buscaremos la forma para tener más estabilidad, con la vinculación de otras instituciones sin comprometer nuestra independencia. Y si no se puede trabajaremos como hasta ahora: trabajo colaborativo, centralidad de trabajo más duro y colaboraciones.

¿Qué perfil tienen las personas que visitan y aportan su conocimiento en el Observatorio?
Realmente es muy plural, un cruce de caminos ya que la comunidad del Observatorio la conforman tanto académicos como la sociedad civil y personas de acción vinculadas a ONGs, e intentamos también llegar a la administración. Todas ellas participaron en el 2002 de nuestro primer congreso online, donde se consolidó la actividad.

Un congreso que fue totalmente online
Sí, creamos un formato de congreso diferente. Nuestra red inicial estaba formada por unas treinta personas, y unas doscientas cincuenta o trescientas personas que recibían el boletín y eran usuarias del Observatorio. Se abrieron nuevas temáticas y se acordó una línea editorial. La dinámica y el ritmo de trabajo se parecían a la de un congreso tradicional en el sentido de que había un contenido central y aproximaciones diferentes en curso.

¿Cuáles han sido las temáticas de los anteriores congresos?
En el 2002 la temática fue “Cultura y Política en el ciberespacio” para hacer ver al mundo de las ciencias sociales en general que su campo de estudio era Internet y no el de los ingenieros necesariamente. Su carga semántica estaba en Internet ya que ahí hay personas y por lo tanto hay cultura, luchas, y por lo tanto, política. Se logró llamar la atención de que Internet es sociocéntrico, no tecnocéntrico. En el 2004, el tema fue la sociedad del conocimiento vinculado a las tecnologías de la comunicación donde hay discursos institucionales convertidos en ocasiones en pancartas políticas, discursos comerciales convertidos en espacio de consumo, y un discursos comercial-académico que deseaban subirse al carro de la sociedad del conocimiento como producto de mercado.

¿Qué tiene de novedoso este modelo de congreso?
Congresos virtuales hay muchos, pero metodológicamente no aportan nada. Cuelgan las ponencias en pdf y ponen a disposición de los usuarios herramientas para abrir un debate. Como herramienta puede funcionar para abrir un espacio académico. Lo que nosotros hicimos fue crear un concepto, y haber trabajado un modelo. Y le damos una sede electrónica diferente cada vez, así como funcionalidades que tiene un portal de contenidos, con el objetivo de crear de una identidad corporativa, de continuidad, de generar entusiasmo para generar esa sensación de extracción de cotidianeidad.

¿Y su temática?
El titulo del congreso es “Conocimiento abierto, sociedad libre”. Una de las temáticas estará relacionado con las licencias libres, los contenidos libres estándares, el software libre, que cada vez se están entrando cada vez más como un discurso menos técnico e informático y cada vez más social. El fenómeno del uso o instalación del software libre en Brasil es un ejemplo de lo que puede ser una política y de agente económico. Nos preguntamos si es verdad que estamos avanzando hacia sistemas más abiertos de generación y transmisión del conocimiento. Ello nos llevará a una sociedad con más libertad de creación, de elección, de competencia…

Si es online se podrían dejar foros abiertos, algo que no sucede en su congreso
Sí, de hecho técnicamente no supone ningún trabajo, pero contradice nuestro concepto del congreso, ya que convencemos para que vengan catorce días, y luego no vamos a tenerlo eternamente porque luego si no pones una meta la gente no sabe hacia donde correr. Creemos que en este congreso llegaremos a los diez mil inscritos.

¿Alguna novedad para esta tercera edición del congreso?
Seguimos trabajando en el modelo. De hecho en este congreso va a haber más contenidos plenarios, se bajará el número de grupos, habrá más mecanismos de navegación transversal ya que es una asignatura pendiente del congreso anterior. En el 2004 reunimos un gran volumen de contenidos pero nos faltó la cercanía entre puntos. Para ello, la gestión de conocimientos y contenido y creación de entornos sensibles al contenido y a la persona son fundamentales para lograrlo. A nivel técnico es muy similar al del 2004 con el sistema de registro de usuario, con los foros, chats, y videoconferencia.


Dra. Amaia Arribas Urrutia
Cátedra de Comunicación Estratégica y Cibercultura, Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, México.