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2006

 

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Internet en el Imaginario de la Actividad Subversiva

 

Por Octavio Islas
Número 53

Este ensayo parte de un estupendo texto de Silvia Lagos, destacada investigadora del Instituto de Investigación Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, Argentina. El título de la ponencia que Silvia Lagos presentó en el grupo de investigación “Internet, sociedad de la información y cibercultura”, en el reciente congreso de la Asociación Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación (ALAIC) –julio de 2006, UNISINOS, São Leopoldo, Rio Grande do Sul, Brasil-, fue: “La intervención política de los movimientos sociales en la sociedad de la información”. El texto de Silvia me llamó poderosamente la atención porque aborda un tema poco explorado por analistas de la sociedad de la ubicuidad -el relativo al provenir de la imaginación subversiva-.

A mediados de la pasada década, algunos académicos e investigadores de la comunicación emprendieron el análisis comunicológico del sitio web del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). La preocupación por emprender el análisis de movimientos subversivos en Internet desdichadamente fue moda pasajera. Es posible afirmar que en México no fuimos capaces de articular una línea de investigación en la materia, a pesar del radicalismo de inspiración althuseriana que distinguía la producción de algunos destacados académicos e investigadores de la comunicación.

Con base en las cinco ideas que Neil Postman propuso para comprender los cambios tecnológicos, es posible comprender el potencial subversivo de Internet como, en general, de todo dispositivo digital y toda tecnología. Si la instrucción escolar admite ser entendida como actividad subversiva, el empleo alternativo de Internet también podría ubicarse en similar razonamiento. Es posible reivindicar la utopía marcusiana en el imaginario del otro Internet. Gracias a las palabras de Neil Postman, infiero la posibilidad de establecer estrechas relaciones conceptuales entre el pensamiento de Herbert Marcuse y el de Marshall McLuhan. Lo opuesto y divergente definitivamente no cancela la comunicabilidad. Las utopías de Marcuse y McLuhan admiten sorprendentes coincidencias. En 1964 fue publicada la primera edición de Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, la obra más conocida y citada del formidable visionario y filósofo canadiense. Ese mismo año, por extrañas coincidencias que suele depararnos el destino, también fue publicada la primera edición de El hombre unidimensional, aguda crítica a la ferocidad de la sociedad del espectáculo, anticipaba con notable claridad por Herbert Marcuse. La aldea global mcluhaniana es también escenario idóneo para la dialéctica de la liberación. De ello trata el presente ensayo, dividido en dos partes: Las reglas del cambio tecnológico; y el recurso de la tecnología en el imaginario subversivo.

Las reglas del cambio tecnológico

“Cualquier invento o tecnología es una extensión o autoamputación del cuerpo físico, y, como tal extensión, requiere además nuevas relaciones o equilibrios entre los demás órganos y extensiones del cuerpo”
Marshall McLuhan: Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano.

El 27 de marzo de 1998, en Denver, Colorado, Estados Unidos, durante el segundo día de actividades del “Congreso Internacional sobre Nuevas Tecnologías y Persona Humana: Comunicando la fe en el Nuevo Milenio, o NewTech´98”, Neil Postman, entonces decano de la Universidad de Nueva York, y considerado con Marshall McLuhan, uno de los pilares y fundadores de la ecología de los medios o “media ecology”, dictó una de las conferencias magistrales del citado congreso, cuya organización corrió a cargo de la Arquidiócesis de Denver. El título de la conferencia que dictó Neil Postman fue: “Cinco cosas que necesitamos saber sobre el cambio tecnológico” (“Five Things We Need to Know About Technological Change”). Las cinco tesis son: 1.- La cultura siempre paga el precio de la tecnología; 2.- Siempre hay ganadores y perdedores en el cambio tecnológico; 3.- Toda la tecnología tiene una filosofía; 4.- El cambio tecnológico no es aditivo; es ecológico; 5.- Los medios de comunicación tienden a convertirse en míticos. Antes de reflexionar en el empleo de las avanzadas tecnologías de información en el imaginario subversivo, dedicaremos algunas líneas a comentar las agudas tesis de Postman.

Primera tesis. “La cultura siempre paga el precio de la tecnología”
Neil Postman comprendía el cambio tecnológico como intercambio. Al igual que Marshall McLuhan recurría a agudas metáforas y frecuentes ejemplos para facilitar la comprensión de sus argumentos e ideas. Postman solía referirse a su primera tesis como “el pacto de Fausto”. La tecnología da y la tecnología quita, -sentenciaba Postman-. Todo cambio tecnológico desplaza consigo ventajas y desventajas. No toda nueva tecnología implica necesariamente mayores ventajas. Mientras mayores sean las maravillas de una nueva tecnología –afirmaba Postman-, mayores serán sus consecuencias negativas. No sólo es necesario analizar qué podemos hacer con cada nueva tecnología. Es indispensable, además, reparar en todo aquello que podría resultar afectado por el desarrollo de cada nueva tecnología. Marshall McLuhan coincidía con Postman.

De acuerdo con McLuhan, toda tecnología admite ser considerada como extensión de los sentidos, órganos o facultades del hombre. La introducción de cada nueva tecnología inevitablemente altera la ecología cultural de las sociedades: “Cualquier extensión, sea de la piel, de la mano o del pie, afecta a todo el complejo psíquico y social” (McLuhan. 1996: 26). La dialéctica del cambio tecnológico definitivamente resulta perturbadora. La cultura, afirmaba Postman, siempre paga el precio de la tecnología.

Segunda tesis. “Siempre hay ganadores y perdedores con el cambio tecnológico”
La segunda tesis de Postman comprende agudas reflexiones sobre los efectos que producen las tecnologías en la ecología cultural de las sociedades. En primer lugar, Postman denunció que las aplicaciones de las nuevas tecnologías nunca han sido distribuidas entre la población. Los beneficios de las tecnologías no necesariamente son destinados a elevar la calidad de vida de las personas. De cada nueva tecnología se desprenden beneficios para determinados sectores de la sociedad y, por supuesto, otros sectores resultan perjudicados. Las nuevas tecnologías, sin embargo, pueden alterar el sistema de intereses y privilegios que mantienen determinados grupos sociales. McLuhan afirmó que la electricidad resultó descentralizadora: “El cambio de sentido más importante se dio con la electricidad, que acabó con la secuencia haciendo que todo se vuelva instantáneo” (McLuhan. 1996: 33).

Neil Postman anticipó que la gran revolución informática produciría ganadores y perdedores. Como saldo negativo del formidable desarrollo de las ciencias de la informática, por ejemplo, las personas han perdido privacidad. Por medio de avanzados dispositivos panópticos es posible establecer avanzados sistemas de vigilancia al detalle, los cuales superan las capacidades descritas por Michael Foucault en Vigilar y castigar, a determinados recursos ortopédicos, haciendo posible la abrumadora omniprescencia del “big brother orweliano”. La sociedad de la información y el conocimiento bien podría devenir en el mejor negocio posible de Bill Gates y Microsoft, aún cuando Armand Mattelart insista en señalar a IBM como principal amenaza de las sociedades abiertas.

Postman parece ubicarse a contracorriente de los llamados tecno-optimistas, al afirmar que no basta disponer de abundante información para asegurar la positiva transformación de las sociedades:

Los ganadores hablan constantemente de la Era de la Información, siempre implica que mientras mayor información tengamos, mejor resolveremos los problemas significativos -tanto los personales como los problemas sociales a gran escala. Pero ¿qué tan cierto es esto? Si hay niños que mueren de hambre en el mundo -y existen- no es porque haya información insuficiente. Hemos sabido por un largo tiempo cómo producir suficiente comida para alimentar a todos los niños en el planeta. ¿Cómo es que dejamos que muchos mueran de hambre? Si hay violencia en nuestras calles no es porque tengamos información insuficiente. Si se abusa de las mujeres, si el divorcio, la pornografía y las enfermedades mentales aumentan, nada de eso tiene algo que ver con la información insuficiente. Me atreveré a decir que es porque algo más se está perdiendo, y no creo que deba decirle a esta audiencia lo que es. ¿Quién sabe? Ésta era de la información, puede volverse una maldición si estamos ciegos como para no poder ver verdaderamente dónde descansan nuestros problemas. Por eso es que siempre es necesario para nosotros preguntar a aquellos que hablan entusiastamente sobre la tecnología informática, por qué lo hacen. ¿A qué intereses representan? ¿A quién esperan darle poder? ¿A quién le retienen poder? (Postman. 1998).

Tercera tesis. "Toda la tecnología tiene una filosofía"
Postman recurre a un conjunto de analogías para explicar su tercera tesis: toda la tecnología tiene una filosofía. Esta tesis, como reconoce el propio Postman, admite ser considerada lógica extensión de una de las principales tesis que Marshall McLuhan propuso en Comprender a los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano: el medio es el mensaje:

Para una persona con una cámara filmadora, todo parece una imagen. Para una persona con una computadora todo parece datos (…) En una cultura sin escritura, la memoria humana es la de más importancia, como los proverbios, dichos y canciones que contienen la sabiduría oral acumulada durante siglos. Eso es por lo que Salomón pensó en ser el más sabio entre los hombres. En Reyes, me enteré que sabía 3,000 proverbios. En Reyes, me enteré que sabía 3,000 proverbios. Pero en una cultura con escritura, tales proezas de la memoria son consideradas una pérdida de tiempo, y los proverbios sólo son fantasías irrelevantes. La persona que escribe favorece a la organización lógica y el análisis sistemático, no a los proverbios. La persona "telegráfica" valora la rapidez no la introspección. La persona de la televisión valora la inmediatez, no la historia. Y la gente de la computadora, ¿qué debemos decir de ellos? Tal vez podemos decir que la persona de la computadora valora la información, no el conocimiento, y ciertamente no la sabiduría. Realmente en la era de las computadoras, el concepto de sabiduría puede desvanecerse todo. (Postman. 1998).

En Comprender a los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, podemos ubicar un párrafo que facilita el entendimiento de la tercera tesis de Postman: “Todas las culturas y edades tienen un modelo preferido de percepción y conocimiento que suelen prescribir para todo y a todos” (McLuhan. 1996: 27). Bastaría agregar que entre las pautas culturales y el cambio tecnológico se establece una compleja relación de intercambios.

Cuarta tesis. "El cambio tecnológico no es aditivo; es ecológico"
Los efectos de los cambios tecnológicos son múltiples y complejos. En algunas ocasiones los efectos pueden resultar irreversibles. Marshall McLuhan también insistía en la necesidad de ser cautelosos al emprender el análisis de la innovación tecnológica: “Los efectos de la tecnología no se producen al nivel de las opiniones o de los conceptos, sino que modifican los índices sensoriales, o pautas de percepción, regularmente y sin encontrar resistencia” (McLuhan. 1996: 39). Mediante el uso irresponsable de las nuevas tecnologías, señala Postman, es posible alterar ritos y tradiciones. Por ende es necesario proceder con extrema cautela.

Al explicar su cuarta idea, Postman desplegó una aguda crítica al bárbaro radicalismo revolucionario de los capitalistas -quienes suelen ser estereotipados como conservadores-:

También debemos ser suspicaces con los capitalistas. Los capitalistas son, por definición, no sólo "tomadores" de riesgo personal sino, más precisamente, "tomadores de riesgo cultural". Los más creativos y osados entre ellos esperan explotar al máximo las nuevas tecnologías, y no les importa mucho qué tradición es demolida en el proceso o si una cultura no está preparada para funcionar sin tales tradiciones. Los capitalistas son, en una palabra, radicales. (…) los capitalistas necesitan ser observados y disciplinados. Para estar seguros, ellos hablan sobre la familia, el matrimonio, la piedad y el honor; pero con el permiso para explotar las nuevas tecnologías al máximo en su potencial económico, ellos pueden deshacer las instituciones que hicieron tales ideas posibles (…) Los radicales que han cambiado la naturaleza de los políticos en Estados Unidos son los empresarios en trajes y corbatas grises que administran la gran industria televisiva en el país (Postman. 1998).

En la explicación de su cuarta idea Postman afirmó: “un nuevo medio no agrega algo; lo cambia todo”. Tan radical planteamiento representaría la rotunda negación de toda posibilidad de remediación o mediamorfosis.

Marshall McLuhan sostiene una posición menos radical a la expresada por Postman. Toda nueva tecnología produce cierta fascinación narcisista -particularmente en aquellos grupos que resultan beneficiados-. En el capítulo cuarto de Comprender a los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano, McLuhan aborda el tema de la fascinación narcisista que suelen producir todas las extensiones tecnológicas. La promesa implícita en cada nueva tecnología consiste en procurarnos un relativo equilibrio. El sistema además dispone de algunos “antiirritantes” que responden a la necesidad de amortiguar algunos de los efectos nocivos que acompañan el desarrollo de las nuevas extensiones. En no pocas ocasiones –reconoce McLuhan-, las acciones de los antiirritantes suelen resultar más molestas, incluso, que las generadas por el irritante inicial. Como sea, cierta tensión resulta inevitable La energía híbrida se proyecta como resultado de las tensiones –el tema lo aborda McLuhan en el capítulo quinto de Comprender a los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano-:

Los medios, como extensiones de los sentidos, establecen nuevas proporciones, no sólo entre sentidos, por separado, sino también en conjunto, en sus interacciones. La radio modificó la forma del artículo de noticias tanto como afectó a la imagen cinematográfica en el cine sonoro. La televisión produjo cambios drásticos en la programación de la radio, en la forma de la cosa o novela documental (McLuhan. 1998: 73).

Quinta tesis. "Los medios de comunicación tienden a convertirse en míticos"
En su quinta idea Postman parte de explicar el sentido que Roland Barthes estableció para designar lo mítico. “Él usó la palabra "mito" para referirse a la tendencia común de pensar en las creaciones tecnológicas como si fueran dadas por Dios, como si fueran una parte del orden natural de las cosas” (Postman: 1998).

La visión mítica implica sustraerse o ignorar las condiciones históricas, políticas y culturales en las cuales se inscribe la producción de determinados objetos –el sistema de objetos (Barthes)-. Postman advierte los graves riesgos que supone el mitificar las tecnologías:

Lo que estoy diciendo es que nuestro entusiasmo por la tecnología puede volverse una forma de idolatría y nuestra creencia en su beneficio puede ser un falso absoluto. La mejor manera de ver la tecnología es verla como un intruso extraño, para recordar que la tecnología no es una parte del plan de Dios sino un producto de la creatividad y soberbia humanas, es decir, que su capacidad para el bien o el mal descansa enteramente en la conciencia humana de lo que ésta hace por nosotros y a nosotros (…) Necesitamos proceder con nuestros ojos muy abiertos así muchos de nosotros usaremos la tecnología en lugar de ser usados por ella.

Las cinco ideas de Postman efectivamente admiten ser consideradas sólidas tesis que permiten explicar la forma cómo el cambio tecnológico impacta la ecología cultural de las sociedades contemporáneas.

El recurso de la tecnología en el imaginario subversivo

La liberación (rechazo) individual debe incorporar lo universal a la protesta individual, reflejando las imágenes y valores de una futura sociedad libre en las relaciones personales que se desarrollan en la sociedad sometida”.
Herbert Marcuse: Contrarrevolución y revuelta.

De acuerdo con la segunda idea de Postman sobre el cambio tecnológico –con el cambio tecnológico siempre hay ganadores y perdedores-, valdría la pena preguntarse si las nuevas tecnologías efectivamente podrían ser empleadas para alterar el sistema de intereses y privilegios de determinados grupos sociales, beneficiando, incluso, a determinados sectores de la sociedad que deliberadamente han sido marginados por los propietarios de los medios de difusión masiva convencionales.

Algunas interpretaciones doctrinarias del marxismo, como la elaborada por el polémico pensador francés Louis Althusser, por ejemplo, sostienen que únicamente las clases hegemónicas obtienen beneficios del “progreso capitalista”. La realidad, sin embargo, parece empeñada en desacreditar los determinismos, incluyendo, por supuesto, el althusseriano, el cual fue elevado a la condición de mito en América Latina –tal como Barthes definió lo mítico-, por no pocos académicos e investigadores de las ciencias de la comunicación.

Al amparo de tal escuela de pensamiento, las nuevas tecnologías de información y comunicaciones –que no pocos académicos insistirían en designar como “aparatos ideológicos del estado”-, contribuirían a perpetuar la hegemonía que ejercen las clases dominantes al garantizar, mediante dosis de ideología y violencia, la reproducción ampliada de la ideología dominante como la reproducción ampliada de la calificación diversificada de la fuerza de trabajo. Sólo la revolución violenta, a cargo del proletariado, podría asegurar la efectiva ruptura con el sistema de dominación establecido.

A finales de la década de 1960, Herbert Marcuse anticipó el advenimiento de una nueva izquierda, cuya sensibilidad artística, sensualidad e inteligencia política renovarían el imaginario posible del “Gran Rechazo”. La nueva revolución científica, advertía Marcuse, sería parte de la revolución social. Con base en la propuesta de la “larga marcha” -de Rudi Dutschke-, Marcuse señaló que es posible trabajar contra las instituciones establecidas mientras se trabaja en ellas:

Pero no simplemente cavando desde adentro, sino haciendo el trabajo, aprendiendo a programar e interpretar computadoras, a enseñar en todos los niveles de la educación, a emplear los medios masivos de información, cómo organizar la producción, reconocer y evitar la caducidad planeada, cómo diseñar, etc., y, al mismo tiempo, preservando su propia conciencia mientras trabaja con los demás. La larga marcha implica un esfuerzo concertado para desarrollar contrainstituciones (…) Es muy importante que las contrainstituciones sean competitivas. El hecho de que la Izquierda radical no tenga igual acceso a las grandes cadenas de información e indoctrinación, es responsable en buena medida de ese aislamiento (Marcuse. 1975: 67).

De acuerdo con Noam Chomsky, destacado investigador del MIT, la “larga marcha” no resulta viable a través de los medios de comunicación convencionales:

si el contenido rebasa los límites tolerados por los propietarios, sin duda tomarán medidas para restringirlo. Sin embargo hay un cierto grado de flexibilidad. Los inversionistas no llegan al estudio de televisión para asegurarse de que el reportero o conductor de un determinado programa de entrevistas haga lo que ellos quieren. Existen otros mecanismos más sutiles y complejos para lograrlo. Se trata de un largo proceso de filtración que asegura que únicamente asciendan al cargo de gerentes o editores aquellos que hayan asimilado los valores de los propietarios (Chomsky: 1997:60).

Los medios de difusión convencionales –afirma Chomsky-, promueven una especie de pasividad dirigida en sus audiencias:

No desean gente que tome decisiones o participe; quieren una población de consumidores y espectadores políticos pasivos y obedientes; una comunidad tan atomizada y aislada que le resulte imposible reunir sus limitaos recursos para convertirse en una fuerza independiente, poderosa que denuncie la concentración de poder (Chomsky: 1997:60).

A diferencia de los medios de comunicación convencionales, donde no es posible considerar la exitosa aventura de una “larga marcha”, es posible emplear Internet como útil recurso de la imaginación subversiva del “Gran Rechazo” renovado y extendido. Las redes internacionales de oposición a la globalización representan un estupendo ejemplo de la disputa que hoy emprenden algunos actores contrainstitucionales en la llamada dimensión “internetional”1 o ciberespacio.

El inteligente empleo que hacen de las herramientas de comunicaciones de Internet algunas redes internacionales de oposición a la globalización, se ajusta perfectamente a las recomendaciones vertidas por Marcuse en lo relativo a la llamada “larga marcha”. En el marco de la globalización, algunos movimientos de resistencia ciudadana y, por supuesto, expresiones abiertamente subversivas, hoy emplean con notable efectividad distintas herramientas de comunicaciones del llamado “medio de comunicación inteligente”, así como avanzados dispositivos de comunicaciones digitales –teléfonos celulares o PDAs, por ejemplo-, para realizar diversas tareas de proselitismo, capacitación y educación.

El empleo de Internet no se limita al desarrollo de actividades de difusión. Internet representa un útil recurso para la organización y el desarrollo de sus actividades. La “mundialización” de la protesta emprendida por redes internacionales de oposición a la globalización, admite ser interpretada como la actualización del “Gran Rechazo” que anticipaba Herbert Marcuse.

El primero de enero de 1994, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), inauguró las primeras expresiones de rechazo internacional al neoliberalismo. ¡Ya basta! -entonces el sitio web oficial del EZLN-, favoreció la articulación de una entusiasta red mundial de simpatizantes de la insurgencia indígena y campesina. El destacado sociólogo Manuel Castells inclusive reconoció la efectividad de las acciones comunicativas emprendidas por el EZLN en el ciberespacio, calificándolo como primera guerrilla informacional. La red internacional de simpatizantes del EZLN en Internet, no sólo traducía cada comunicado del Subcomandante Marcos a otros idiomas; además se encargaba de remitirlos a los principales medios de comunicación en sus respectivas localidades. Ello efectivamente contribuyó a universalizar su protesta, impidiendo que el decadente “ogro filantrópico” ensayara alguna medida represiva, como la matanza del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco -justo diez días antes del inicio de los Juegos Olímpicos-, para sofocar la revuelta estudiantil y detener a los principales líderes del Consejo Nacional de Huelga (CNH).

En la década de 1990 algunos movimientos internacionales alternativos prolongaron su visibilidad a través del inteligente empleo de Internet. Marcha Mundial de Mujeres (1996); Jubileo 2000 (1996); Social Watch (1996); ATTAC (1998); Acción Global de los pueblos (1998); Jubileo Sur (1999) desarrollaron intensa difusión de su ideario y actividades en Internet. En junio de 1999, Movimiento ATTAC Internacional –el Movimiento internacional para el control democrático de los mercados financieros y de sus instituciones-, organizó un encuentro internacional para debatir sobre la actuación de los movimientos sociales que utilizan Internet para el establecimiento de redes de organizaciones alternativas. La creación del Movimiento Internacional ATTAC [http://www.attac.org/indexes/] precisamente tuvo origen en una reunión celebrada en París, Francia, el 11 y 12 de diciembre de 1998.

El martes 30 de noviembre de 1999, con la llamada “batalla de Seattle”, en Washington, D.C., en la llamada Ronda del Milenio o N3, dieron inicio las movilizaciones y actos de protesta mundial contra la Organización Mundial del Comercio (OMC). El domingo 28 de noviembre, miles de manifestantes partieron de la cima del Capitolio de Seattle para dirigirse a un almacén de la marca de ropa Gap, el cual ubicaba a pocos kilómetros de distancia. En el acto los manifestantes protestaron contra las condiciones de trabajo que Gap ha impuesto en sus talleres, los cuales los manifestantes designaron como “talleres de explotación”, extendidos en más de 50 países. Al advertir la gran respuesta, los organizadores del referido acto de protesta decidieron extender los cuestionamientos a las prácticas de “libre comercio” impuestas por la OMC, las cuales, de acuerdo con los activistas, en última instancia explican las condiciones de trabajo que Gap mantiene en sus talleres. En días inmediatos a tal marcha, el discurso de los manifestantes se radicalizó, extendiéndose la crítica al modelo económico impuesto por los países ricos. La violenta respuesta que la policía de Seattle dio a los manifestantes no impidió que consiguieran una victoria efímera, pero de profundo significado simbólico: detener la reunión de la OMC. Se estima que por lo menos 1,400 organizaciones participaron en los actos de protesta en Seattle. Un manifiesto redactado por las ONGs "Public Citizen's" y "Global Trade Watch" fue firmado por 1,400 organizaciones. La “batalla de Seattle” hoy es reconocida como el origen de las llamadas “contracumbres”.

En la llamada “batalla de Seattle” fue posible advertir la adhesión, más o menos espontánea, de un considerable número de organizaciones no gubernamentales, dedicadas a atender causas muy específicas, pero que entre sí observar profundas coincidencias en el sentido de los objetos de su cuestionamiento y protesta. Muchas de las organizaciones que entonces participaron en los actos de protesta de Seattle han coincidido en expresar su inconformidad en posteriores reuniones de la OMC, el Grupo de los Ocho, Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial; y, en América, el NAFTA y ALCA. Ello definitivamente no es resultado de la casualidad. Es posible advertir cómo la mayoría de esas organizaciones emplea inteligentemente Internet, no como complemento accesorio de los medios convencionales, sino como medio independiente, para cuyo empleo es indispensable definir objetivos específicos que, pos supuesto, no se limitan al imaginario de la difusión. Es posible entender a Internet como útil recurso para el mejor desarrollo de procedimientos básicos de toda organización.

Las organizaciones no gubernamentales que suelen protestar en reuniones o actos organizados por instituciones cuestionadas por grupos “globalifóbicos”, no se limitan a intentar “reventar” los actos y reuniones del gran capital mundial. En la organización de sus propias reuniones internacionales han demostrado una formidable capacidad de organización. El primer Foro Social Mundial (FSM), realizado en Porto Alegre, Brasil, por ejemplo, concebido como respuesta de algunas organizaciones sociales contrarias a la reunión del Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza, evidenció la notable articulación que han alcanzado algunas organizaciones sociales opuestas a la llamada globalización neoliberal. Con el lema “otro mundo es posible”, el primer Foro Social Mundial se realizó del 26 al 29 de enero de 2001. Las sedes de siguientes ediciones del Foro Social Mundial fueron: Porto Alegre, Brasil, en 2002, 2003 y 2005; Mumbai, India, en 2004; Caracas, Venezuela, en 2006: Las reuniones del FSM han coincidido con las reuniones del Foro Económico Mundial, en Davos, Suiza.

El repertorio de lemas adoptados –parecería inspirado en Marcuse-, y precisamente responde a la necesidad de universalizar la protesta:

  • Otro mundo es posible.
  • Que nuestra resistencia sea tan global como el capital!
  • Justicia global
  • Estamos en todas partes

El conjunto de acciones de protesta que son ensayadas a través de Internet o mediante avanzadas herramientas de comunicaciones digitales, resulta tan extenso como imaginativo y comprende, desde el hacktivismo que responde a convicciones políticas, la proliferación de blogs que dan forma a múltiples causas ciudadanas y, por supuesto, puntuales expresiones de protesta en las cuales participan las llamadas “multitudes inteligentes” (smart mobs). Internet y las comunicaciones digitales representan útiles herramientas ciudadanas en la reingeniería del imaginario político.

Internet además es obligado escenario de la disputa por establecer un nuevo orden informativo internacional. En Internet agencias de contrainformación y portales no convencionales de noticias disponen de condiciones óptimas para su desarrollo. Algunos interesantes ejemplos de ciberperiodismo alternativo son: la Agencia Pulsar de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) [http://www.amarc.org/] –que publica su información en francés, inglés y español-; la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) [http://www.alainet.org/]; Ciranda Internacional de Información Independiente [http://ciranda.softwarelivre.org] –cuyo lema es “Para que otro mundo sea posible es preciso reinventar la comunicación”-; Minga Informativa de Movimientos Sociales [http://www.movimientos.org]. Contrainformación en red [http://www.nodo50.org/faq.htm]. En la página principal del citado sitio es posible consultar el siguiente párrafo explicativo:

Somos un proyecto autónomo de contrainformación telemática orientado a los movimientos sociales, una asamblea independiente que proporciona servicios informáticos y comunicativos a personas, grupos y organizaciones de izquierda, un servidor de Internet en el que confluyen voces antagonistas y alternativas desde un amplio espectro político; un centro de encuentro, difusión y contrainformación para l@s sin voz, disidentes, subversiv@s, utópic@s y desencantad@s... nada más y nada menos2.

En algunos sitios web y portales no convencionales de noticias –como Indymedia [http://docs.indymedia.org]-, cualquier ciudadano puede asumir roles de periodista y publicar noticias e información que ha sido omitida en los medios de información convencionales.

Además de la forma cómo de agencias de contrainformación y portales no convencionales de noticias contribuyen al significativo empoderamiento ciudadano, es necesario destacar la proliferación de múltiples espacios de publicación abiertos, donde no existe moderación, cada persona produce sus editoriales y noticias. ATTAC, por ejemplo, movimiento internacional para el control democrático de los mercados financieros y sus instituciones, opera como red que dispone de nodos en varios países y ciudades del mundo, los cuales se desarrollan de forma independiente, con iniciativas e información propias. Internet no sólo representa una avanzada plataforma tecnológica, sino un espacio de aprendizaje mutuo desde el cual es posible articular útiles funciones de vinculación con organismos e iniciativas coincidentes.


Notas:

1 Término que consigna Gebhard Scheigler en el ensayo “Política internetional. ¿Un mundo feliz? En Thesing, J., y Pries, F. (1999). Globalización, democracia y medios de comunicación. Argentina: Konrad Adenauer Sittfung-CIEDLA. La dimensión internetional admite ser reconocida como nuevo escenario de representación, más allá de lo público y privado (Habermas). El concepto efectivamente es un afortunado híbrido de dos palabras, y responde al propósito de designar una nueva realidad –como ocurre con el concepto glocalización-. El concepto internetional procede de las palabras Internet e internacional, y justamente responde al propósito de designar al ciberespacio como nueva esfera representacional.
2 En (http://www.nodo50.org/faq.htm) Fecha de consulta: 17 de septiembre de 2006.


Referencias:

Althusser, L. (1978). La filosofía como arma de la revolución. México: Siglo XXI Editores, Cuadernos de pasado y presente.
Castells M. (2001). La Galaxia Internet. Reflexiones sobre Internet, empresa y sociedad. Barcelona: Plaza Janés Editores.
León, Burch y Tamayo (2005). Movimientos Sociales y Comunicación. Quito: ALAI.
Marcuse, H. (1975). Contrarrevolución y revuelta. México: Joaquín Mortiz.
------------- (1979). Un ensayo sobre la liberación. México: Joaquín Mortiz.
------------- (2001). El hombre unidimensional. Barcelona: Editorial Ariel.
Marx, K. (1982). Progreso técnico y desarrollo capitalista. México: Siglo XXI Editores, Cuadernos de pasado y presente.
McLuhan, M. (1996). Comprender los medios de comunicación. Las extensiones del ser humano. Barcelona: Paidós Comunicación.
Sabada I., y Roig G. “Nodo50. “Territorio Virtual para los movimientos sociales y la acción política”. En Marí, V. (Coord.). (2004). La red es de todos. Cuando los movimientos sociales se apropian de la red. Madrid: Editorial Popular.
Scherer I., 2005: “Redes sociales y de movimientos en la sociedad de la información” en Revista Nueva Sociedad, Nº 196, Editorial Nueva Sociedad, Venezuela.
Thesing, J., y Pries, F. (1999). Globalización, democracia y medios de comunicación. Argentina: Konrad Adenauer Sittfung-CIEDLA.


Dr. Octavio Islas Carmona
Director de Proyecto Internet-Cátedra de Comunicación Estratégica y Cibercultura, Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, México.