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Por Octavio Islas
Número
53
Este
ensayo parte de un estupendo texto de Silvia
Lagos, destacada investigadora del Instituto
de Investigación Gino Germani, de la Facultad
de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos
Aires, Argentina. El título de la ponencia
que Silvia Lagos presentó en el grupo
de investigación “Internet, sociedad
de la información y cibercultura”,
en el reciente congreso de la Asociación
Latinoamericana de Investigadores de la Comunicación
(ALAIC) –julio de 2006, UNISINOS, São
Leopoldo, Rio Grande do Sul, Brasil-, fue: “La
intervención política de los movimientos
sociales en la sociedad de la información”.
El texto de Silvia me llamó poderosamente
la atención porque aborda un tema poco
explorado por analistas de la sociedad de la
ubicuidad -el relativo al provenir de la imaginación
subversiva-.
A mediados de
la pasada década, algunos académicos
e investigadores de la comunicación emprendieron
el análisis comunicológico del
sitio web del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN). La preocupación por emprender
el análisis de movimientos subversivos
en Internet desdichadamente fue moda pasajera.
Es posible afirmar que en México no fuimos
capaces de articular una línea de investigación
en la materia, a pesar del radicalismo de inspiración
althuseriana que distinguía la producción
de algunos destacados académicos e investigadores
de la comunicación.
Con base en las cinco ideas que Neil Postman
propuso para comprender los cambios tecnológicos,
es posible comprender el potencial subversivo
de Internet como, en general, de todo dispositivo
digital y toda tecnología. Si la instrucción
escolar admite ser entendida como actividad subversiva,
el empleo alternativo de Internet también
podría ubicarse en similar razonamiento.
Es posible reivindicar la utopía marcusiana
en el imaginario del otro Internet. Gracias a
las palabras de Neil Postman, infiero la posibilidad
de establecer estrechas relaciones conceptuales
entre el pensamiento de Herbert Marcuse y el
de Marshall McLuhan. Lo opuesto y divergente
definitivamente no cancela la comunicabilidad.
Las utopías de Marcuse y McLuhan admiten
sorprendentes coincidencias. En 1964 fue publicada
la primera edición de Comprender los
medios de comunicación. Las extensiones
del ser humano, la obra más conocida
y citada del formidable visionario y filósofo
canadiense. Ese mismo año, por extrañas
coincidencias que suele depararnos el destino,
también fue publicada la primera edición
de El hombre unidimensional, aguda crítica
a la ferocidad de la sociedad del espectáculo,
anticipaba con notable claridad por Herbert Marcuse.
La aldea global mcluhaniana es también
escenario idóneo para la dialéctica
de la liberación. De ello trata el presente
ensayo, dividido en dos partes: Las reglas del
cambio tecnológico; y el recurso de la
tecnología en el imaginario subversivo.
Las
reglas del cambio tecnológico
“Cualquier
invento o tecnología es una extensión
o autoamputación del cuerpo físico,
y, como tal extensión, requiere además
nuevas relaciones o equilibrios entre los demás
órganos y extensiones del cuerpo”
Marshall McLuhan: Comprender los medios
de comunicación. Las extensiones del
ser humano.
El 27 de marzo
de 1998, en Denver, Colorado, Estados Unidos,
durante el segundo día de actividades
del “Congreso Internacional sobre Nuevas
Tecnologías y Persona Humana: Comunicando
la fe en el Nuevo Milenio, o NewTech´98”,
Neil Postman, entonces decano de la Universidad
de Nueva York, y considerado con Marshall McLuhan,
uno de los pilares y fundadores de la ecología
de los medios o “media ecology”,
dictó una de las conferencias magistrales
del citado congreso, cuya organización
corrió a cargo de la Arquidiócesis
de Denver. El título de la conferencia
que dictó Neil Postman fue: “Cinco
cosas que necesitamos saber sobre el cambio tecnológico”
(“Five Things We Need to Know About Technological
Change”). Las cinco tesis son: 1.- La cultura
siempre paga el precio de la tecnología;
2.- Siempre hay ganadores y perdedores en el
cambio tecnológico; 3.- Toda la tecnología
tiene una filosofía; 4.- El cambio tecnológico
no es aditivo; es ecológico; 5.- Los medios
de comunicación tienden a convertirse
en míticos. Antes de reflexionar en el
empleo de las avanzadas tecnologías de
información en el imaginario subversivo,
dedicaremos algunas líneas a comentar
las agudas tesis de Postman.
Primera tesis.
“La cultura siempre paga el precio de la
tecnología”
Neil Postman
comprendía el cambio tecnológico
como intercambio. Al igual que Marshall McLuhan
recurría a agudas metáforas y frecuentes
ejemplos para facilitar la comprensión
de sus argumentos e ideas. Postman solía
referirse a su primera tesis como “el pacto
de Fausto”. La tecnología da y la
tecnología quita, -sentenciaba Postman-.
Todo cambio tecnológico desplaza consigo
ventajas y desventajas. No toda nueva tecnología
implica necesariamente mayores ventajas. Mientras
mayores sean las maravillas de una nueva tecnología
–afirmaba Postman-, mayores serán
sus consecuencias negativas. No sólo es
necesario analizar qué podemos hacer con
cada nueva tecnología. Es indispensable,
además, reparar en todo aquello que podría
resultar afectado por el desarrollo de cada nueva
tecnología. Marshall McLuhan coincidía
con Postman.
De acuerdo con
McLuhan, toda tecnología admite ser considerada
como extensión de los sentidos, órganos
o facultades del hombre. La introducción
de cada nueva tecnología inevitablemente
altera la ecología cultural de las sociedades:
“Cualquier extensión, sea de la
piel, de la mano o del pie, afecta a todo el
complejo psíquico y social” (McLuhan.
1996: 26). La dialéctica del cambio tecnológico
definitivamente resulta perturbadora. La cultura,
afirmaba Postman, siempre paga el precio de la
tecnología.
Segunda tesis.
“Siempre hay ganadores y perdedores con
el cambio tecnológico”
La segunda
tesis de Postman comprende agudas reflexiones
sobre los efectos que producen las tecnologías
en la ecología cultural de las sociedades.
En primer lugar, Postman denunció que
las aplicaciones de las nuevas tecnologías
nunca han sido distribuidas entre la población.
Los beneficios de las tecnologías no necesariamente
son destinados a elevar la calidad de vida de
las personas. De cada nueva tecnología
se desprenden beneficios para determinados sectores
de la sociedad y, por supuesto, otros sectores
resultan perjudicados. Las nuevas tecnologías,
sin embargo, pueden alterar el sistema de intereses
y privilegios que mantienen determinados grupos
sociales. McLuhan afirmó que la electricidad
resultó descentralizadora: “El cambio
de sentido más importante se dio con la
electricidad, que acabó con la secuencia
haciendo que todo se vuelva instantáneo”
(McLuhan. 1996: 33).
Neil Postman
anticipó que la gran revolución
informática produciría ganadores
y perdedores. Como saldo negativo del formidable
desarrollo de las ciencias de la informática,
por ejemplo, las personas han perdido privacidad.
Por medio de avanzados dispositivos panópticos
es posible establecer avanzados sistemas de vigilancia
al detalle, los cuales superan las capacidades
descritas por Michael Foucault en Vigilar y castigar,
a determinados recursos ortopédicos, haciendo
posible la abrumadora omniprescencia del “big
brother orweliano”. La sociedad de la información
y el conocimiento bien podría devenir
en el mejor negocio posible de Bill Gates y Microsoft,
aún cuando Armand Mattelart insista en
señalar a IBM como principal amenaza de
las sociedades abiertas.
Postman parece
ubicarse a contracorriente de los llamados tecno-optimistas,
al afirmar que no basta disponer de abundante
información para asegurar la positiva
transformación de las sociedades:
Los ganadores
hablan constantemente de la Era de la Información,
siempre implica que mientras mayor información
tengamos, mejor resolveremos los problemas significativos
-tanto los personales como los problemas sociales
a gran escala. Pero ¿qué tan cierto
es esto? Si hay niños que mueren de hambre
en el mundo -y existen- no es porque haya información
insuficiente. Hemos sabido por un largo tiempo
cómo producir suficiente comida para
alimentar a todos los niños en el planeta.
¿Cómo es que dejamos que muchos
mueran de hambre? Si hay violencia en nuestras
calles no es porque tengamos información
insuficiente. Si se abusa de las mujeres, si
el divorcio, la pornografía y las enfermedades
mentales aumentan, nada de eso tiene algo que
ver con la información insuficiente.
Me atreveré a decir que es porque algo
más se está perdiendo, y no creo
que deba decirle a esta audiencia lo que es.
¿Quién sabe? Ésta era de
la información, puede volverse una maldición
si estamos ciegos como para no poder ver verdaderamente
dónde descansan nuestros problemas. Por
eso es que siempre es necesario para nosotros
preguntar a aquellos que hablan entusiastamente
sobre la tecnología informática,
por qué lo hacen. ¿A qué
intereses representan? ¿A quién
esperan darle poder? ¿A quién
le retienen poder? (Postman. 1998).
Tercera tesis.
"Toda la tecnología tiene una filosofía"
Postman recurre a un conjunto de analogías
para explicar su tercera tesis: toda la tecnología
tiene una filosofía. Esta tesis, como
reconoce el propio Postman, admite ser considerada
lógica extensión de una de las
principales tesis que Marshall McLuhan propuso
en Comprender a los medios de comunicación.
Las extensiones del ser humano: el medio
es el mensaje:
Para una persona
con una cámara filmadora, todo parece
una imagen. Para una persona con una computadora
todo parece datos (…) En una cultura sin
escritura, la memoria humana es la de más
importancia, como los proverbios, dichos y canciones
que contienen la sabiduría oral acumulada
durante siglos. Eso es por lo que Salomón
pensó en ser el más sabio entre
los hombres. En Reyes, me enteré que
sabía 3,000 proverbios. En Reyes, me
enteré que sabía 3,000 proverbios.
Pero en una cultura con escritura, tales proezas
de la memoria son consideradas una pérdida
de tiempo, y los proverbios sólo son
fantasías irrelevantes. La persona que
escribe favorece a la organización lógica
y el análisis sistemático, no
a los proverbios. La persona "telegráfica"
valora la rapidez no la introspección.
La persona de la televisión valora la
inmediatez, no la historia. Y la gente de la
computadora, ¿qué debemos decir
de ellos? Tal vez podemos decir que la persona
de la computadora valora la información,
no el conocimiento, y ciertamente no la sabiduría.
Realmente en la era de las computadoras, el
concepto de sabiduría puede desvanecerse
todo. (Postman. 1998).
En Comprender
a los medios de comunicación. Las extensiones
del ser humano, podemos ubicar un párrafo
que facilita el entendimiento de la tercera tesis
de Postman: “Todas las culturas y edades
tienen un modelo preferido de percepción
y conocimiento que suelen prescribir para todo
y a todos” (McLuhan. 1996: 27). Bastaría
agregar que entre las pautas culturales y el
cambio tecnológico se establece una compleja
relación de intercambios.
Cuarta tesis.
"El cambio tecnológico no es aditivo;
es ecológico"
Los efectos
de los cambios tecnológicos son múltiples
y complejos. En algunas ocasiones los efectos
pueden resultar irreversibles. Marshall McLuhan
también insistía en la necesidad
de ser cautelosos al emprender el análisis
de la innovación tecnológica: “Los
efectos de la tecnología no se producen
al nivel de las opiniones o de los conceptos,
sino que modifican los índices sensoriales,
o pautas de percepción, regularmente y
sin encontrar resistencia” (McLuhan. 1996:
39). Mediante el uso irresponsable de las nuevas
tecnologías, señala Postman, es
posible alterar ritos y tradiciones. Por ende
es necesario proceder con extrema cautela.
Al explicar
su cuarta idea, Postman desplegó una aguda
crítica al bárbaro radicalismo
revolucionario de los capitalistas -quienes suelen
ser estereotipados como conservadores-:
También
debemos ser suspicaces con los capitalistas.
Los capitalistas son, por definición,
no sólo "tomadores" de riesgo
personal sino, más precisamente, "tomadores
de riesgo cultural". Los más creativos
y osados entre ellos esperan explotar al máximo
las nuevas tecnologías, y no les importa
mucho qué tradición es demolida
en el proceso o si una cultura no está
preparada para funcionar sin tales tradiciones.
Los capitalistas son, en una palabra, radicales.
(…) los capitalistas necesitan ser observados
y disciplinados. Para estar seguros, ellos hablan
sobre la familia, el matrimonio, la piedad y
el honor; pero con el permiso para explotar
las nuevas tecnologías al máximo
en su potencial económico, ellos pueden
deshacer las instituciones que hicieron tales
ideas posibles (…) Los radicales que han
cambiado la naturaleza de los políticos
en Estados Unidos son los empresarios en trajes
y corbatas grises que administran la gran industria
televisiva en el país (Postman. 1998).
En la explicación
de su cuarta idea Postman afirmó: “un
nuevo medio no agrega algo; lo cambia todo”.
Tan radical planteamiento representaría
la rotunda negación de toda posibilidad
de remediación o mediamorfosis.
Marshall McLuhan
sostiene una posición menos radical a
la expresada por Postman. Toda nueva tecnología
produce cierta fascinación narcisista
-particularmente en aquellos grupos que resultan
beneficiados-. En el capítulo cuarto de
Comprender a los medios de comunicación.
Las extensiones del ser humano, McLuhan
aborda el tema de la fascinación narcisista
que suelen producir todas las extensiones tecnológicas.
La promesa implícita en cada nueva tecnología
consiste en procurarnos un relativo equilibrio.
El sistema además dispone de algunos “antiirritantes”
que responden a la necesidad de amortiguar algunos
de los efectos nocivos que acompañan el
desarrollo de las nuevas extensiones. En no pocas
ocasiones –reconoce McLuhan-, las acciones
de los antiirritantes suelen resultar más
molestas, incluso, que las generadas por el irritante
inicial. Como sea, cierta tensión resulta
inevitable La energía híbrida se
proyecta como resultado de las tensiones –el
tema lo aborda McLuhan en el capítulo
quinto de Comprender a los medios de comunicación.
Las extensiones del ser humano-:
Los medios,
como extensiones de los sentidos, establecen
nuevas proporciones, no sólo entre sentidos,
por separado, sino también en conjunto,
en sus interacciones. La radio modificó
la forma del artículo de noticias tanto
como afectó a la imagen cinematográfica
en el cine sonoro. La televisión produjo
cambios drásticos en la programación
de la radio, en la forma de la cosa o novela
documental (McLuhan. 1998: 73).
Quinta tesis.
"Los medios de comunicación tienden
a convertirse en míticos"
En su quinta
idea Postman parte de explicar el sentido que
Roland Barthes estableció para designar
lo mítico. “Él usó
la palabra "mito" para referirse a
la tendencia común de pensar en las creaciones
tecnológicas como si fueran dadas por
Dios, como si fueran una parte del orden natural
de las cosas” (Postman: 1998).
La visión
mítica implica sustraerse o ignorar las
condiciones históricas, políticas
y culturales en las cuales se inscribe la producción
de determinados objetos –el sistema de
objetos (Barthes)-. Postman advierte los graves
riesgos que supone el mitificar las tecnologías:
Lo que estoy
diciendo es que nuestro entusiasmo por la tecnología
puede volverse una forma de idolatría
y nuestra creencia en su beneficio puede ser
un falso absoluto. La mejor manera de ver la
tecnología es verla como un intruso extraño,
para recordar que la tecnología no es
una parte del plan de Dios sino un producto
de la creatividad y soberbia humanas, es decir,
que su capacidad para el bien o el mal descansa
enteramente en la conciencia humana de lo que
ésta hace por nosotros y a nosotros (…)
Necesitamos proceder con nuestros ojos muy abiertos
así muchos de nosotros usaremos la tecnología
en lugar de ser usados por ella.
Las cinco ideas
de Postman efectivamente admiten ser consideradas
sólidas tesis que permiten explicar la
forma cómo el cambio tecnológico
impacta la ecología cultural de las sociedades
contemporáneas.
El
recurso de la tecnología en el imaginario
subversivo
La liberación
(rechazo) individual debe incorporar lo universal
a la protesta individual, reflejando las imágenes
y valores de una futura sociedad libre en las
relaciones personales que se desarrollan en
la sociedad sometida”.
Herbert Marcuse: Contrarrevolución
y revuelta.
De acuerdo con
la segunda idea de Postman sobre el cambio tecnológico
–con el cambio tecnológico siempre
hay ganadores y perdedores-, valdría la
pena preguntarse si las nuevas tecnologías
efectivamente podrían ser empleadas para
alterar el sistema de intereses y privilegios
de determinados grupos sociales, beneficiando,
incluso, a determinados sectores de la sociedad
que deliberadamente han sido marginados por los
propietarios de los medios de difusión
masiva convencionales.
Algunas interpretaciones
doctrinarias del marxismo, como la elaborada
por el polémico pensador francés
Louis Althusser, por ejemplo, sostienen que únicamente
las clases hegemónicas obtienen beneficios
del “progreso capitalista”. La realidad,
sin embargo, parece empeñada en desacreditar
los determinismos, incluyendo, por supuesto,
el althusseriano, el cual fue elevado a la condición
de mito en América Latina –tal como
Barthes definió lo mítico-, por
no pocos académicos e investigadores de
las ciencias de la comunicación.
Al amparo de
tal escuela de pensamiento, las nuevas tecnologías
de información y comunicaciones –que
no pocos académicos insistirían
en designar como “aparatos ideológicos
del estado”-, contribuirían a perpetuar
la hegemonía que ejercen las clases dominantes
al garantizar, mediante dosis de ideología
y violencia, la reproducción ampliada
de la ideología dominante como la reproducción
ampliada de la calificación diversificada
de la fuerza de trabajo. Sólo la revolución
violenta, a cargo del proletariado, podría
asegurar la efectiva ruptura con el sistema de
dominación establecido.
A finales de
la década de 1960, Herbert Marcuse anticipó
el advenimiento de una nueva izquierda, cuya
sensibilidad artística, sensualidad e
inteligencia política renovarían
el imaginario posible del “Gran Rechazo”.
La nueva revolución científica,
advertía Marcuse, sería parte de
la revolución social. Con base en la propuesta
de la “larga marcha” -de Rudi Dutschke-,
Marcuse señaló que es posible trabajar
contra las instituciones establecidas mientras
se trabaja en ellas:
Pero no simplemente
cavando desde adentro, sino haciendo el trabajo,
aprendiendo a programar e interpretar computadoras,
a enseñar en todos los niveles de la
educación, a emplear los medios masivos
de información, cómo organizar
la producción, reconocer y evitar la
caducidad planeada, cómo diseñar,
etc., y, al mismo tiempo, preservando su propia
conciencia mientras trabaja con los demás.
La larga marcha implica un esfuerzo concertado
para desarrollar contrainstituciones (…)
Es muy importante que las contrainstituciones
sean competitivas. El hecho de que la Izquierda
radical no tenga igual acceso a las grandes
cadenas de información e indoctrinación,
es responsable en buena medida de ese aislamiento
(Marcuse. 1975: 67).
De acuerdo con
Noam Chomsky, destacado investigador del MIT,
la “larga marcha” no resulta viable
a través de los medios de comunicación
convencionales:
si el contenido
rebasa los límites tolerados por los
propietarios, sin duda tomarán medidas
para restringirlo. Sin embargo hay un cierto
grado de flexibilidad. Los inversionistas no
llegan al estudio de televisión para
asegurarse de que el reportero o conductor de
un determinado programa de entrevistas haga
lo que ellos quieren. Existen otros mecanismos
más sutiles y complejos para lograrlo.
Se trata de un largo proceso de filtración
que asegura que únicamente asciendan
al cargo de gerentes o editores aquellos que
hayan asimilado los valores de los propietarios
(Chomsky: 1997:60).
Los medios de
difusión convencionales –afirma
Chomsky-, promueven una especie de pasividad
dirigida en sus audiencias:
No desean gente
que tome decisiones o participe; quieren una
población de consumidores y espectadores
políticos pasivos y obedientes; una comunidad
tan atomizada y aislada que le resulte imposible
reunir sus limitaos recursos para convertirse
en una fuerza independiente, poderosa que denuncie
la concentración de poder (Chomsky: 1997:60).
A diferencia
de los medios de comunicación convencionales,
donde no es posible considerar la exitosa aventura
de una “larga marcha”, es posible
emplear Internet como útil recurso de
la imaginación subversiva del “Gran
Rechazo” renovado y extendido. Las redes
internacionales de oposición a la globalización
representan un estupendo ejemplo de la disputa
que hoy emprenden algunos actores contrainstitucionales
en la llamada dimensión “internetional”1
o ciberespacio.
El inteligente
empleo que hacen de las herramientas de comunicaciones
de Internet algunas redes internacionales de
oposición a la globalización, se
ajusta perfectamente a las recomendaciones vertidas
por Marcuse en lo relativo a la llamada “larga
marcha”. En el marco de la globalización,
algunos movimientos de resistencia ciudadana
y, por supuesto, expresiones abiertamente subversivas,
hoy emplean con notable efectividad distintas
herramientas de comunicaciones del llamado “medio
de comunicación inteligente”, así
como avanzados dispositivos de comunicaciones
digitales –teléfonos celulares o
PDAs, por ejemplo-, para realizar diversas tareas
de proselitismo, capacitación y educación.
El empleo de
Internet no se limita al desarrollo de actividades
de difusión. Internet representa un útil
recurso para la organización y el desarrollo
de sus actividades. La “mundialización”
de la protesta emprendida por redes internacionales
de oposición a la globalización,
admite ser interpretada como la actualización
del “Gran Rechazo” que anticipaba
Herbert Marcuse.
El primero de
enero de 1994, el Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN), inauguró
las primeras expresiones de rechazo internacional
al neoliberalismo. ¡Ya basta!
-entonces el sitio web oficial del EZLN-, favoreció
la articulación de una entusiasta red
mundial de simpatizantes de la insurgencia indígena
y campesina. El destacado sociólogo Manuel
Castells inclusive reconoció la efectividad
de las acciones comunicativas emprendidas por
el EZLN en el ciberespacio, calificándolo
como primera guerrilla informacional. La red
internacional de simpatizantes del EZLN en Internet,
no sólo traducía cada comunicado
del Subcomandante Marcos a otros idiomas; además
se encargaba de remitirlos a los principales
medios de comunicación en sus respectivas
localidades. Ello efectivamente contribuyó
a universalizar su protesta, impidiendo que el
decadente “ogro filantrópico”
ensayara alguna medida represiva, como la matanza
del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres
Culturas en Tlatelolco -justo diez días
antes del inicio de los Juegos Olímpicos-,
para sofocar la revuelta estudiantil y detener
a los principales líderes del Consejo
Nacional de Huelga (CNH).
En la década
de 1990 algunos movimientos internacionales alternativos
prolongaron su visibilidad a través del
inteligente empleo de Internet. Marcha Mundial
de Mujeres (1996); Jubileo 2000 (1996); Social
Watch (1996); ATTAC (1998); Acción Global
de los pueblos (1998); Jubileo Sur (1999) desarrollaron
intensa difusión de su ideario y actividades
en Internet. En junio de 1999, Movimiento ATTAC
Internacional –el Movimiento internacional
para el control democrático de los mercados
financieros y de sus instituciones-, organizó
un encuentro internacional para debatir sobre
la actuación de los movimientos sociales
que utilizan Internet para el establecimiento
de redes de organizaciones alternativas. La creación
del Movimiento Internacional ATTAC [http://www.attac.org/indexes/]
precisamente tuvo origen en una reunión
celebrada en París, Francia, el 11 y 12
de diciembre de 1998.
El martes 30
de noviembre de 1999, con la llamada “batalla
de Seattle”, en Washington, D.C., en la
llamada Ronda del Milenio o N3, dieron inicio
las movilizaciones y actos de protesta mundial
contra la Organización Mundial del Comercio
(OMC). El domingo 28 de noviembre, miles de manifestantes
partieron de la cima del Capitolio de Seattle
para dirigirse a un almacén de la marca
de ropa Gap, el cual ubicaba a pocos kilómetros
de distancia. En el acto los manifestantes protestaron
contra las condiciones de trabajo que Gap ha
impuesto en sus talleres, los cuales los manifestantes
designaron como “talleres de explotación”,
extendidos en más de 50 países.
Al advertir la gran respuesta, los organizadores
del referido acto de protesta decidieron extender
los cuestionamientos a las prácticas de
“libre comercio” impuestas por la
OMC, las cuales, de acuerdo con los activistas,
en última instancia explican las condiciones
de trabajo que Gap mantiene en sus talleres.
En días inmediatos a tal marcha, el discurso
de los manifestantes se radicalizó, extendiéndose
la crítica al modelo económico
impuesto por los países ricos. La violenta
respuesta que la policía de Seattle dio
a los manifestantes no impidió que consiguieran
una victoria efímera, pero de profundo
significado simbólico: detener la reunión
de la OMC. Se estima que por lo menos 1,400 organizaciones
participaron en los actos de protesta en Seattle.
Un manifiesto redactado por las ONGs "Public
Citizen's" y "Global Trade Watch"
fue firmado por 1,400 organizaciones. La “batalla
de Seattle” hoy es reconocida como el origen
de las llamadas “contracumbres”.
En la llamada
“batalla de Seattle” fue posible
advertir la adhesión, más o menos
espontánea, de un considerable número
de organizaciones no gubernamentales, dedicadas
a atender causas muy específicas, pero
que entre sí observar profundas coincidencias
en el sentido de los objetos de su cuestionamiento
y protesta. Muchas de las organizaciones que
entonces participaron en los actos de protesta
de Seattle han coincidido en expresar su inconformidad
en posteriores reuniones de la OMC, el Grupo
de los Ocho, Fondo Monetario Internacional (FMI),
Banco Mundial; y, en América, el NAFTA
y ALCA. Ello definitivamente no es resultado
de la casualidad. Es posible advertir cómo
la mayoría de esas organizaciones emplea
inteligentemente Internet, no como complemento
accesorio de los medios convencionales, sino
como medio independiente, para cuyo empleo es
indispensable definir objetivos específicos
que, pos supuesto, no se limitan al imaginario
de la difusión. Es posible entender a
Internet como útil recurso para el mejor
desarrollo de procedimientos básicos de
toda organización.
Las organizaciones
no gubernamentales que suelen protestar en reuniones
o actos organizados por instituciones cuestionadas
por grupos “globalifóbicos”,
no se limitan a intentar “reventar”
los actos y reuniones del gran capital mundial.
En la organización de sus propias reuniones
internacionales han demostrado una formidable
capacidad de organización. El primer Foro
Social Mundial (FSM), realizado en Porto Alegre,
Brasil, por ejemplo, concebido como respuesta
de algunas organizaciones sociales contrarias
a la reunión del Foro Económico
Mundial, en Davos, Suiza, evidenció la
notable articulación que han alcanzado
algunas organizaciones sociales opuestas a la
llamada globalización neoliberal. Con
el lema “otro mundo es posible”,
el primer Foro Social Mundial se realizó
del 26 al 29 de enero de 2001. Las sedes de siguientes
ediciones del Foro Social Mundial fueron: Porto
Alegre, Brasil, en 2002, 2003 y 2005; Mumbai,
India, en 2004; Caracas, Venezuela, en 2006:
Las reuniones del FSM han coincidido con las
reuniones del Foro Económico Mundial,
en Davos, Suiza.
El repertorio
de lemas adoptados –parecería inspirado
en Marcuse-, y precisamente responde a la necesidad
de universalizar la protesta:
- Otro mundo
es posible.
- Que nuestra
resistencia sea tan global como el capital!
- Justicia
global
- Estamos en
todas partes
El conjunto
de acciones de protesta que son ensayadas a través
de Internet o mediante avanzadas herramientas
de comunicaciones digitales, resulta tan extenso
como imaginativo y comprende, desde el hacktivismo
que responde a convicciones políticas,
la proliferación de blogs que dan forma
a múltiples causas ciudadanas y, por supuesto,
puntuales expresiones de protesta en las cuales
participan las llamadas “multitudes inteligentes”
(smart mobs). Internet y las comunicaciones digitales
representan útiles herramientas ciudadanas
en la reingeniería del imaginario político.
Internet además es obligado escenario
de la disputa por establecer un nuevo orden informativo
internacional. En Internet agencias de contrainformación
y portales no convencionales de noticias disponen
de condiciones óptimas para su desarrollo.
Algunos interesantes ejemplos de ciberperiodismo
alternativo son: la Agencia Pulsar de la Asociación
Mundial de Radios Comunitarias (AMARC) [http://www.amarc.org/]
–que publica su información en francés,
inglés y español-; la Agencia Latinoamericana
de Información (ALAI) [http://www.alainet.org/];
Ciranda Internacional de Información Independiente
[http://ciranda.softwarelivre.org]
–cuyo lema es “Para que otro mundo
sea posible es preciso reinventar la comunicación”-;
Minga Informativa de Movimientos Sociales [http://www.movimientos.org].
Contrainformación en red [http://www.nodo50.org/faq.htm].
En la página principal del citado sitio
es posible consultar el siguiente párrafo
explicativo:
Somos un proyecto
autónomo de contrainformación
telemática orientado a los movimientos
sociales, una asamblea independiente que proporciona
servicios informáticos y comunicativos
a personas, grupos y organizaciones de izquierda,
un servidor de Internet en el que confluyen
voces antagonistas y alternativas desde un amplio
espectro político; un centro de encuentro,
difusión y contrainformación para
l@s sin voz, disidentes, subversiv@s, utópic@s
y desencantad@s... nada más y nada menos2.
En algunos
sitios web y portales no convencionales de noticias
–como Indymedia [http://docs.indymedia.org]-,
cualquier ciudadano puede asumir roles de periodista
y publicar noticias e información que
ha sido omitida en los medios de información
convencionales.
Además
de la forma cómo de agencias de contrainformación
y portales no convencionales de noticias contribuyen
al significativo empoderamiento ciudadano, es
necesario destacar la proliferación de
múltiples espacios de publicación
abiertos, donde no existe moderación,
cada persona produce sus editoriales y noticias.
ATTAC, por ejemplo, movimiento internacional
para el control democrático de los mercados
financieros y sus instituciones, opera como red
que dispone de nodos en varios países
y ciudades del mundo, los cuales se desarrollan
de forma independiente, con iniciativas e información
propias. Internet no sólo representa una
avanzada plataforma tecnológica, sino
un espacio de aprendizaje mutuo desde el cual
es posible articular útiles funciones
de vinculación con organismos e iniciativas
coincidentes.
Notas:
1
Término que consigna Gebhard Scheigler
en el ensayo “Política internetional.
¿Un mundo feliz? En Thesing, J., y Pries,
F. (1999). Globalización, democracia
y medios de comunicación. Argentina:
Konrad Adenauer Sittfung-CIEDLA. La dimensión
internetional admite ser reconocida como nuevo
escenario de representación, más
allá de lo público y privado (Habermas).
El concepto efectivamente es un afortunado híbrido
de dos palabras, y responde al propósito
de designar una nueva realidad –como ocurre
con el concepto glocalización-. El concepto
internetional procede de las palabras Internet
e internacional, y justamente responde al propósito
de designar al ciberespacio como nueva esfera
representacional.
2 En (http://www.nodo50.org/faq.htm)
Fecha de consulta: 17 de septiembre de 2006.
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Dr.
Octavio Islas Carmona
Director de Proyecto Internet-Cátedra de
Comunicación Estratégica y Cibercultura,
Tecnológico de Monterrey,
Campus Estado de México. Miembro
del Sistema Nacional de Investigadores, México. |