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Derivaciones de las Cumbres Mundiales de la Sociedad de la Información en la Integración/Cooperación y el Libre Comercio.
Panoramas desde América Latina y el Caribe.

 

Por Bibiana del Brutto
Número 54

La sociedad de la información como interés global
La necesidad por el hacer Cumbres Mundiales, como por bloques de países, sobre determinados temas que son geopolíticos, está relacionada a las transformaciones ocurridas en la década de los 70 del siglo XX, posteriormente con relación a la caída del Muro de Berlín o el desmembramiento del bloque soviético comunista y a una nueva conformación de los bloques mundiales de poder.

La crisis económicas en los años 70, producidas por los cambios de la agricultura, el comercio, y las grandes hambrunas que pasaron los países del sudoeste asiático, unida a los cambios sobre las formas de comercialización del petróleo, más lo que se ha dado en llamar los acomodamientos por la gobernabilidad de los países, posee relación con el crecimiento exponencial del modelo de globalización que hoy actúa en el mundo. En el bloque occidental, los pensadores sociales de los países desarrollados comenzaron a reflexionar sobre un modelo de sociedad global que rigiese los destinos de las democracias y que se expandiese de igual forma al resto de los países no desarrollados.

Desde los años 50 las máquinas de la información están rodeando el lenguaje de los valores en las sociedades, hasta llegar al siglo XXI, en que la denominación sociedades de la información, se ha hecho un hábito en las comunicaciones sociales. Si bien tanto en Europa como en Estados Unidos la literatura es abundante, no lo fue menos en décadas anteriores, en las recomendaciones o con los decisionismos gubernamentales, para transformar con el modelo técnico a la economía y a las sociedades. Los énfasis en el pensamiento social sobre los efectos de los modelos tecnológicos no son nuevos para América Latina, sino que cubren gran parte del pensamiento político del siglo XIX y del XX. Las influencias de la guerra y la técnica fueron la base de los conflictos y reflexiones de la emancipación primero, de la conformación de las ciudades ateniéndose al progreso posteriormente, en las que se debía incluir ferrocarriles, telégrafos, electricidad, años más tarde y ya en el siglo XX, las comunicaciones y especialmente las de la prensa escrita. Pero a mediados de los años 50 el lenguaje de la adopción del modelo del progreso adoptó otras semánticas, apuntaban al gerenciamiento y al positivismo, a la finalización de los lenguajes que persistían con los ricos y los pobres. En términos de los lenguajes pertinentes para la sociedad de la información se acuñó hace años, la existencia de una brecha digital, parangonando las diferencias de accesos no sólo económicos a los derechos en las sociedades, como los derechos a la educación, a la salud, a la seguridad social, a los bienes simbólicos y culturales. Desgraciadamente la brecha, o las distancias entre las elites y las masas de excluidos, y que hoy se transformó en brecha digital, no sólo descuidó riquezas y pobrezas, sino que aumentó las distancias entre los polos de éstas.

En los años 70 los Estados Unidos de Norteamérica comenzaron a utilizar el término sociedad de la información bajo el gobierno de Nixon, para referirse a los cambios en las estructuras administrativas de gobierno, producidas por la innovación tecnológica y en 1975, OCDE, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, que agrupa a los países más ricos del planeta, ya usaba el mismo concepto. A comienzos de los años 80, la UNESCO alienta las transformaciones culturales y educativas y llamaba la atención sobre la posible significación en cuanto al adelanto que traerían en las sociedades industrializadas el cambio microelectrónico, a la vez el atraso, que significaría para los países que no alcanzasen por condiciones económicas este salto cualitativo.

El desmantelamiento de ATT, American Telegraph and Telephone, en 1984, fue el inicio concreto de la expansión de las redes transfronterizas y el comienzo de la desregulación de los servicios públicos de las telecomunicaciones. A los diez años de la caída de la ATT, entraba en el escenario global la OMC, Organización Mundial del Comercio, que en 1998, establecía la apertura del mercado de telecomunicaciones. En 1994 Washington lanzó el proyecto de las autopistas globales de la información, que en su programa local se denominó National Informational Infraestructure. Paralelamente en 1995, en Bruselas, se encontraron los líderes del G7, o agrupación de las sociedades más industrializadas, ratificando la denominación de sociedad de la información, pero sólo bajo la presencia de la comunidad empresarial transnacional. En el año 2000 el G8, que fueron los mismos países integrantes que el G7 más Rusia, se reunieron en Okinawa con nuevamente el empresariado transnacional pero de la informática, lanzando la Carta de la Sociedad global de la Información en la que se dejaba constancia de la fractura digital. Un distanciamiento que fue advertido por gobernantes en cuanto –a la imposibilidad de alcanzar el pleno empleo- con los medios tecnológicos1. En los años sucesivos se iniciaron las Cumbres Mundiales, tanto las específicas sobre las tecnologías, como encuentros de presidentes, de las Américas, Andinos, del Cono Sur, por acuerdos comerciales en los que se reinstalaban acuerdos del empresariado, o de las iniciativas privadas con políticas públicas de diferente tenor, ya fuere por la educación, el conocimiento y las tecnologías, como por otras áreas estancadas del desarrollo. En los encuentros el leitmotiv que aún continua, es cómo y qué hacer para disminuir la pobreza de millones de personas.

Paralelamente se implantó en el terreno de las informaciones y de las comunicaciones una suerte de guerra informática con la aplicación de las tecnologías en la vida de la humanidad y por los conflictos bélicos. Los atentados del 11/09/2001, repetidos como impacto sin sangre y sin muertes, llevan a su vez la advertencia que en el mundo sin las tecnologías no se puede vivir. Las cadenas mediáticas que surgieron después de aquella fecha entraron en competencia, a la CNN y a la BBC, se le unió Al –Jazeera en inglés, y la cadena Telesur latinoamericana, o venezolona con ramificaciones en América Latina. En la Unión Europea, Francia inició en el 2006, el lanzamiento de la Cadena Francesa de Información Internacional, CFII, y Rusia la cadena de Rusia Today. Estas informaciones se superponen en el espacio de los flujos de la información, y se imponen para construir los relatos del progreso de las tecnologías en función de países, pero especialmente a través de los relatos de la política y de la guerra. Una ofensiva diplomática muy diferente al pasado, que busca imponer marcas culturales del progreso. En el terreno de la globalización y la correspondiente concentración del poder económico y político se reduce a través de los años el número de actores internacionales, o el comportamiento democrático de las relaciones internacionales. Mientras que aún en los años 80 se hacía cada vez más evidente el distanciamiento entre una retórica democrática y la realidad, ya en la última década del siglo XX y comienzos del XXI se hizo evidente la existencia de una diplomacia secreta, a través de negociaciones en círculos exclusivos de países para el logro de acuerdos que luego se pretende imponer a los demás.

Las cumbres mundiales de la sociedad de la información
Las cumbres proliferaron en la última década del siglo XX tanto en el Norte como en el Sur y aparecen como un diferente marco de concertación política intergubernamental, se han convertido en uno de los destinos más significativos para impulsar iniciativas, proyectos, agilizar toma de decisiones en foros mundiales y gestionar interdependencias de carácter mundial. El asunto problemático es el papel de los países, de los mandatarios para poner en juego la realización efectiva de los proyectos y por último el papel de las sociedades, que generalmente no participan de estas de estas cumbres mundiales. Entre los beneficios, obligan a los gobernantes a establecer metas y plazos para acciones comunes, posibilitan superar obstáculos burocráticos e iniciar programas innovadores y las organizaciones de la sociedad civil pueden participar o generar acciones para cambiar los rumbos de las reuniones. Las temáticas sobre la sociedad de la información suelen entrar en las propuestas de acuerdos ya fuere bilaterales como multilaterales, en acuerdos de cooperación y en los de integración. Nos referiremos aquí exclusivamente a las Cumbres de la Sociedad de la Información.

En la Cumbre de Génova del 2001, el empresariado transnacional de las tecnologías de la información y de la comunicación, propuso apoyar a los e-governments para los países pobres, como medida para fortalecer la democracia y el Estado de derecho, fomentar la conexión a Internet, promover las iniciativas en materia de educación virtual, e impulsar a las empresas a invertir en proyectos de desarrollo sustentables, y crear contenidos locales explotando el software libre. En el rubro de las transnacionales informáticas la monopólica Microsoft, en mayo del 2003, realizó una Cumbre Microsoft, con los funcionarios de mayor jerarquía, dándose la política de convencer a las autoridades gubernamentales de países occidentales, especialmente del continente Sur2, no sólo de lo beneficioso de los usos digitales en las áreas gubernamentales, sino de los acuerdos por compras en los gobiernos y de los usos del software propietario, encadenando de esa forma, los usos cotidianos, tanto en las áreas gubernamentales como en los hogares, o usos privados.

No todo fue un plan de las corporaciones de las tecnologías. En el 2001, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, afirmaba que las redes tecnológicas transformarían el mapa del desarrollo, que permitiría realizar en 10 años lo que no se había logrado en varias generaciones. Los informes referían a los alcances de las poblaciones con respecto a electricidad, teléfonos, analfabetismo, como barreras para alcanzar estadios más accesibles a las tecnologías de información y comunicación. A la vez que la UNESCO ubicó la lucha por el acceso universal al ciberespacio, en el marco de una “infoética”, el respeto a la diversidad cultural y lingüística, “para evitar que la globalización económica sea culturalmente empobrecedora, desigual e injusta”. De esta manera permitía la entrada del pensamiento de la multiculturalidad. , y el multilingüismo.

A grandes rasgos esta fue la filosofía que imperó en la Primera Cumbre Mundial realizada en el 2003 en Ginebra. Los documentos base de esta Cumbre de la Sociedad de la Información, fueron las reuniones intergubernamentales de Bamako, Bucarest, Tokio, Santo Domingo y Beirut, más tres conferencias preparatorias denominadas precoms en la sede de la Unión Internacional de Telecomunicaciones IUT, en Ginebra.

La Primera Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información, se realizó en Suiza entre el 10 y 12 de diciembre del 2003, el objetivo fue propiciar la redacción de un documento “con voluntad política”, que propiciara medidas concretas para preparar los fundamentos de la Sociedad de la Información con alcance para todos. A ella asistieron 50 jefes de estado y vicepresidentes, más 82 ministros, 26 viceministros, así como representantes de organizaciones internacionales, el sector privado y la sociedad civil. En la Declaración de

Principios y el Plan de Acción, un documento significativo que toca todos los puntos del desarrollo, centrado en la persona, en la Carta de las Naciones Unidas y respetando la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se destaca la construcción de una nueva sociedad, basada en la tecnología, y en los objetivos de la Declaración del Milenio para erradicar la pobreza extrema, el hambre, instaurar la enseñanza primaria universal, promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, mejorar la salud materna, combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades. Garantizar la sustentabilidad del medio ambiente y fomentar asociaciones mundiales para el desarrollo que permitan forjar un mundo más pacífico, justo y próspero. Tanto antes como después de las Cumbres se han venido desarrollando discusiones en torno a las posibilidades que poseen las Tics Para el Desarrollo, una amplia temática, sobre la que se desenvuelve los intereses de la participación de la sociedad civil.

Aquella Cumbre, basaba su documentación y principios en la Declaración y el Plan de Aplicación de Johannesburg y en el Consenso de Monterrey, en especial con las nociones de desarrollo. La comunicación, en la Declaración de Principios, es considerada un proceso social fundamental, una necesidad humana básica y el fundamento de toda organización social. Este es el eje de la Sociedad de la Información. "Todas las personas, en todas partes, deben tener la oportunidad de participar y nadie debería quedar excluido de los beneficios que ofrece la sociedad de la Información”.

Los elementos constitutivos de esta sociedad, son el fruto de los avances científicos y técnicos que han sido posibles gracias a la comunicación mutua de los resultados de la investigación, a su vez reconocía que la educación, el conocimiento, la información y la comunicación son esenciales para el progreso, la iniciativa y el bienestar de los seres humanos. Las TIC tienen inmensas repercusiones en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas, decía la Declaración de Principios de aquella Primera Cumbre de la Sociedad de la Información, (CMSI). El rápido progreso de estas tecnologías brinda oportunidades sin precedentes para alcanzar niveles mas elevados de desarrollo. También la construcción de una Sociedad de la Información integradora requiere nuevas modalidades de solidaridad, asociación y cooperación entre los gobiernos y demás partes interesadas, es decir, el sector privado, la sociedad civil y las organizaciones internacionales.

Con respecto al acceso a la información y al conocimiento, la Declaración de Principios dice que la capacidad universal de acceder y contribuir a la información, las ideas y el conocimiento es un elemento indispensable en una Sociedad de la Información integradora. Y es posible promover el intercambio y el fortalecimiento de los conocimientos mundiales a favor del desarrollo si se eliminan los obstáculos que impiden un acceso equitativo a la información, para actividades económicas, sociales, políticas, sanitarias, culturales, educativas, científicas, y si se facilita el acceso a la información, que está en el dominio público, lo que incluye el diseño universal y la utilización de tecnologías auxiliares.

Todos los temas que trató tanto la Declaración como el Plan de Acción de la primera CMSI giraban a tratar a las TIC como la revolución del siglo XXI, y llamaban a entusiasmarse por el progreso que traerían, aunque las disponibilidades para que fueran factibles para todos los países, incluyera el salto de la brecha digital. Lo destacable de la Declaración de la Cumbre y el Documento Un Desafío Global para el Nuevo Milenio, es la articulación con los documentos de las Naciones Unidas, como se mencionó anteriormente y con la Declaración de los Derechos Humanos. La ideología de esta CMSI, como las posteriores, es que los males ocasionados por el subdesarrollo pueden ser amenguados por las tecnologías de las informaciones y de las comunicaciones. La solución al problema del subdesarrollo es que los ricos acceden a las computadoras, en cambio los pobres no, por lo tanto se trata de dar computadoras a los pobres, para hacerlos accesibles a grados de desarrollo. El gran salto al desarrollo quedaba enfocado hacia el comercio electrónico, hacia la instauración de la sociedad global de la información y la propagación de la educación digital en todos los niveles educativos, pero esencialmente proponiendo la “alfabetización informática” en los inicios de la escolaridad, de niños y de niñas3.

La grandilocuencia en las palabras y el juego con los derechos, no se correspondió con la emanación de los grupos propiciatorios de una cierta benevolencia con las poblaciones mundiales excluidas, teniendo en cuenta que fueron los grandes capitales los que sostuvieron la expansión de aquella CMSI, como de las que le precedieron. Un punto esencial fue el énfasis en la infraestructura de la información y las comunicaciones, definida como el fundamento básico de una Sociedad de la Información integradora. “La conectividad”, fue y sigue siendo el factor indispensable de la creación de la Sociedad de la Información. Al cual le corresponde “un acceso universal, ubicuo, equitativo y asequible a la infraestructura y los servicios de las TIC”. La conectividad implica el acceso a la energía, factor básico y determinante que marca justamente el inicio de las desigualdades; la conectividad por sí sola es un factor más de la multiplicación de burocracias en programas de los gobiernos, que no incluye la disponibilidad hacia el acceso de las tecnologías. Si bien puede considerarse como elemento de análisis del desarrollo el acceso a la energía eléctrica de las poblaciones, lo que no se toma en cuenta en las reuniones mundiales es la privatización, que en toda América Latina y el Caribe, como en África, han sufrido las empresas encargadas de la redistribución de la energía, los costos, como tampoco las disponibilidades, ni las obras de infraestructura en muchos casos paralizadas en varias regiones. Las restricciones al desarrollo siguen siendo las mismas que en décadas anteriores, ausencia de leyes contractuales adecuadas para el funcionamiento jurídico de los estados, burocracias superpuestas, entornos de negocios que derivan en corrupciones, programas de endeudamiento que pretenden ser salvadores, escasos o nulos programas de desarrollo, escasez de leyes de inversión con su correspondiente control estatal. Este es justamente uno de los pilares básicos que sostienen los partidarios del desarrollo a partir de las tecnologías, pero en el sentido contrario, o propugnando la ausencia de controles regulatorios para la instalación ya fuere de servicios de comunicaciones mediante la Internet, e incluso las comunicaciones inalámbricas y las telefonías móviles.

Los puntos de fricción de la primera Cumbre de Ginebra, entre los gobiernos, en el proceso preparatorio, fueron la gobernanza de la Internet, como la creación de un Fondo de Solidaridad Digital para África, que fue saldado por una conciliación en Grupos de Trabajo de las Naciones Unidas, y pospuestos para la Segunda CMSI en Túnez, en el año 2005.

La ubicación de los grandes organismos internacionales con el énfasis en la sociedad de la información coincidió con la fagocitación de las grandes corporaciones y potencias mundiales, del Sistema de las Naciones Unidas, del Control del Consejo de Seguridad, de la imposición del Secretario General y del vaciamiento de atribuciones de la Asamblea General, del PNUD, de la UNCTAD, de la UNESCO y de la UIT. Coincidente con la política instalada en la segunda mitad del siglo XX, de una nueva lógica del gobierno del mundo comandada por el FMI, el BM, la OCDE, la OMC, el G8, en que el voto de Estados Unidos, con el FMI, vale miles de veces más que el de los estados pequeños. Ocurrió un cambio de paradigma, que pasó de la convivencia universal de la ONU, consensual, multilateral, humanista, ecologista, imbuida de éticas, al paradigma del banquero mercantil, formado por una plutocracia, contractual, armamentista, antiecologista, e imbuido de una ética competitiva.

Las organizaciones de la “sociedad civil” que participaron en los procesos previos a la Cumbre en Ginebra, efectuaron su propia Declaración, en la que marcaron las diferencias conceptuales con los gobiernos, con respecto a la sociedad de la información, la requerida para esta revolución tecnológica. El lenguaje oficial de la Primera Cumbre incluía a la Declaración de los Derechos Humanos, sin embargo un análisis detallado de los Documentos de la Cumbre de Ginebra, indicaban una visión tecnológica impulsada por los intereses mercantiles, y opuesta a una concepción de las herramientas tecnológicas como desarrollo humanitario, como proponía la sociedad civil. Los documentos oficiales tampoco resolvieron los puntos conflictivos como “el de la propiedad intelectual”. La declaración de la sociedad civil cuestionó los reglamentos internacionales existentes, incluido el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de la Propiedad Intelectual, relacionados con el comercio (ADPIC) y los instrumentos de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). La sociedad civil hacía intervenir a la diversidad cultural, lingüística y mediática que contribuyen al desarrollo humano. Sobre estos puntos, el gobierno de Estados Unidos, se oponía a que en el proceso de la CMSI, entrasen en consideración aspectos sobre el comercio de bienes y servicios, alegando que el ámbito natural para estos temas era la OMC, la Organización Mundial de Comercio, o la OMPI, Organización Mundial de Propiedad Intelectual.

Durante las reuniones previas, la sociedad civil y las organizaciones no gubernamentales (ONG) tuvieron un destacado papel, tanto en Ginebra como en la última reunión del 2005 en Túnez. Este sector, aunque ha merecido criticas desde diferentes miradas, ya que acatan en su totalidad las propuestas del desarrollo para innovar a las sociedades y alcanzar los niveles básicos que propone la Sociedad de la Información, estuvo formado por universidades, científicos, personas involucradas a los temas de las tecnologías de información y comunicación de las comunidades científicas y tecnológicas; de los medios de comunicación; sectores ligados a la cultura; sindicatos, grupos de jóvenes; grupos definidos por “género”; los pueblos autóctonos; las personas discapacitadas; los movimientos sociales; las instituciones filantrópicas; los thinks thanks; las “asociaciones de multiactores”; los grupos regionales de África, Asia, América Latina, el Caribe, Europa y los países árabes. Una participación ampliada de diversos sectores sociales no fue fortuita, sino que amplió las limitaciones tocadas en los puntos básicos para la transformación de las sociedades en el Plan de Acción, o el documento de las empresas, la UIT, y los sectores gubernamentales. El 11 de diciembre del 2003 se presentó a la CMSI la declaración de la sociedad civil denominada Construir sociedades de la Información que atiendan a las necesidades humanas. La encargada de presentar esta declaración, fue Sally Burch, representante de la Agencia Latinoamericana de la Información, la mencionada periodista y militante de las temáticas de la sociedad de la información, en especial para América Latina y el Caribe, al leer la declaración proponía:

Construir una visión de las sociedades de la información inclusiva, y centrada en la gente, en la justicia social, el desarrollo sostenible y los derechos humanos, proponiendo que los desarrollos en este campo deben de estar orientados a resolver necesidades vitales de la gente incluyentes y equitativas. Sociedades en las que todas y todos puedan crear, utilizar, compartir y diseminar libremente la información y el conocimiento, así como acceder a éstos, con el fin de que particulares, comunidades y pueblos sean habilitados y habilitadas para mejorar su calidad de vida y llevar a la práctica su pleno potencial. Sociedades fundadas en principios de justicia social, política y económica, con plena participación y habilitación de los pueblos, y en consecuencia, sociedades en que aborden realmente los desafíos clave que el desarrollo tiene hoy planteados en el mundo. Sociedades que persigan los objetivos de desarrollo sostenible, democracia e igualdad de género, con miras a la consecución de un mundo más pacífico, justo, igualitario, y por ende sostenible, basados en los principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
(Alainte (http://alainet.org))

Las áreas problemas se basaban en cómo corregir los desbalances en derechos, en poder y en accesos. Los grupos de asociaciones de la sociedad civil reclamaban que los gobiernos no se ponían de acuerdo en cómo superar “la brecha digital”, porque no tenían políticas específicas, y por ello se hacía necesario esfuerzos financieros. O el equivalente a la toma de préstamos, buscar caminos para la comercialización como fuentes de divisas, y/o acelerar el consumo tanto de gobiernos como de particulares con respecto a las TIC. Tampoco había unanimidad entre gobiernos con respecto a “la libertad de expresión”, o a la generación de estándares básicos de los derechos humanos con respecto a la Sociedad de la Información. Ni existían criterios homogéneos con respecto al gobierno de Internet, los monopolios intelectuales como los derechos de autor, el software libre, la seguridad. Pero también reconocían la falta de preparación de gran cantidad de gobiernos y autoridades, que desconfiaban de las nuevas tecnologías y especialmente de “las formas que usan las personas para trabajar en redes”, “con nuevas formas de asociación y colaboración, para compartir experiencias y conocimientos, en el ámbito local y global”.

Las competencias y diferentes visiones del desarrollo fueron opuestas, entre los dos grupos enfrentados tanto en la Cumbre organizada en Suiza como en la de Túnez. Las reuniones previas de los sectores gubernamentales no aprobaban la participación de la sociedad civil, que siempre fue alentado por las Naciones Unidas. El otro grupo, el de la UIT y resto de empresarios tampoco estuvieron de acuerdo en una flexibilidad de presentaciones en documentos ni en la participación de la multiplicidad de grupos que conformaban la sociedad civil. Los representantes de la actividad privada, como es de suponer pusieron el énfasis en el espíritu de competencia entre empresas, insistiendo en limitar la interferencia de los poderes públicos con respecto a sus inversiones, pero ésta fue y es también la posición de la UIT como forma metafórica de la representación de las tecnologías dentro de las Naciones Unidas. Los sectores de la sociedad civil aprovecharon la Primera CMSI para poner en la agenda los derechos y las libertades, la apropiación social de las tecnologías con relación a las anteriores, como la radio en particular, en la gobernanza democrática o el gobierno de la Internet mediante la transparencia y la participación para todos y todas; en la alfabetización, la educación, la investigación; los derechos humanos; el conocimiento como patrimonio de la humanidad; la diversidad cultural y lingüística; la reducción de los costos de conexión: el software libre; la participación en el gobierno de la Internet y en todas las zonas del ciberespacio donde intervenga la OMC, así como la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, (Internet Corporation for Asigned Names and Numbers) y la seguridad del derecho de los ciudadanos a comunicarse.

Dos años mas tarde en Túnez, los procesos de reuniones, competencias, arreglos, negociaciones, no fueron mejor, a pesar de las contradicciones por la existencia de controles sobre la libertad de expresión, en la sede de la CMSI. En aquella oportunidad el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, reafirmaba una frase harto común en la década de los ochenta del siglo XX: “ ha pasado la época de los diagnósticos y llegado la de las acciones”, desvalorizando los diagnósticos que no concordaban con las visiones tan optimistas de la llegada de las sociedades de la información o las del conocimiento. El documento “Compromiso de Túnez”, volvía a replantear la declaración universal de los derechos humanos, para que los pueblos del mundo pudiesen utilizar, compartir, consultar la información y el conocimiento para desarrollar su pleno potencial de acuerdo con las metas y objetivos del Desarrollo del Milenio. Al igual que la reunión en Ginebra los acuerdos de las manifestaciones estructurales de la Cumbre de Túnez, volvía a señalar la necesidad de la reducción de la brecha digital, y que los países del mundo tuviesen accesos igualitarios a las tecnologías. Pero esta vez localizaba los grupos en inmigrantes en la sociedad global, los desplazados internos, los refugiados, los desempleados, las minorías, los pueblos nómadas, personas mayores y discapacitados.

En Túnez presentó Nicholas Negroponte su proyecto de “One Laptop per Child”, o la posibilidad de millones de computadoras portátiles para millones de niños y niñas pobres, encaminando la alfabetización digital. Una computadora por chico que siete países aprobaron, siendo de los primeros Argentina. Esta iniciativa que fue divulgada como proyecto del MIT, pertenece a una organización creada por Negroponte, y aceptada pocos meses después de la Cumbre en Túnez, por el ministro de educación argentino, Daniel Filmus. Por el acuerdo, que no es de ninguna manera una donación, se comprarán computadoras de plástico, ensambladas en países asiáticos y se distribuirán un millón de ellas en todo el territorio argentino, con usos inalámbricos. Cada computadora costará un poco más de 100 U$D4.

TIC's para el desarrollo, la integración y cooperación
El modelo de las TIC para el desarrollo coincide con el Global Knowledge Partnership, como un paradigma que pretende instaurar la cooperación entre el Norte y el Sur, encausando el desarrollo a través de negocios, asesoramientos, intercambios, modos de prácticas de usos en los países que no han entrado en el desarrollo pleno de las TICs. Los trayectos han sido el buen uso de la Internet en los gobiernos, los procesos de creación de políticas y la construcción de alianzas globales de políticas de TICs y TICs Para el Desarrollo. El principio básico es la transformación de los países mal llamados no desarrollados, transformando su brecha digital, de manera que se derriben barreras, nuevamente con los paradigmas de los países del Norte, como se construyó en los años sesenta las políticas del desarrollo.

Lo que hoy se entiende por desarrollo dinámico en el campo de las TICs, consiste en implementar programas dentro de los gobiernos de ciencia y tecnología, modificando los entornos normativos de los gobiernos, la conformación de redes científicas internacionales, asociaciones estratégicas para el desarrollo, la competitividad y la promoción del acceso universal a la Internet, así como promover experimentaciones prácticas con el uso de tecnologías en el campo de la salud y la educación.

Las TICs para el Desarrollo en las agendas del desarrollo y de la cooperación Norte-Sur se establecieron a partir de la Cumbre del Milenio de la ONU en el año 2000, en lo que es conocido como “Objetivos del Desarrollo del Milenio” ODM. Estos objetivos consisten en el establecimiento de metas para el año 2015 y se refieren especialmente a la reducción y erradicación de la pobreza extrema y el hambre, mejorar las condiciones sanitarias, la sustentabilidad del medio ambiente, etc. A partir de estos objetivos han pululado las ayudas y formulación de proyectos para el desarrollo con el uso de las tecnologías, con especial apoyo de la sociedad civil, o fundaciones, ONG, en los que se pone el acento en la mejora en la calidad de los servicios públicos con el uso de las TICs, el aumento de la productividad del sector privado, y/o la crítica a los gobiernos como no sustentadores de las políticas de las TICs para el Desarrollo, la falta de inversiones, la escasez de innovaciones para combinar a la empresa privada con los proyectos gubernamentales, y otros. El argumento de peso sobre la cooperación del desarrollo con las TIC es la inclusión de la concepción del desarrollo humano en el contexto de la Sociedad Red, que es el aumento de las opciones y libertades para una mejor calidad de vida o cambiar la arquitectura del desarrollo combinando estrategias y acciones para reducir la pobreza. En cuanto a la cooperación en sí misma son escasas las agencias de desarrollo que poseen esquemas avanzados con el uso de las TIC que incluyan gobiernos, sociedad civil y empresas5.

En el año 2005 se efectuaron tres Cumbres importantes, la Reunión del G8 en Gleneagles, la Cumbre del Milenio +5, para evaluar el progreso de las Metas de la Declaración del Milenio y la Reunión Ministerial de la OMC. Ese año cambiaron las propuestas para las ayudas a los países del Sur, los países contribuyentes decidieron aportar 18.000 millones de dólares al Banco Mundial, con el fin de permitir un crecimiento de al menos el 25% del monto de sus donaciones y préstamos. En segundo lugar el tsunami que azotó a toda la zona del Océano Índico en diciembre del 2004, hizo que afluyera hacia Asia una importante ayuda financiera para la recuperación de las zonas costeras desbastadas. En tercer lugar en noviembre del 2004 los países asociados al Club de París preveían una anulación del 80% de la deuda pública de Irak con el Club. Después del 11 de junio del 2005, la Ayuda Para el Desarrollo (APD) destinada a los países del Sur aumentó en 18.000 millones de dólares, pero que fueron aportados al BM con el fin de permitir un crecimiento de por lo menos el 25% del monto de donaciones y préstamos. La APD no fue cumplida por los países ricos con el aporte del 0.7% de su ingreso nacional bruto, compromiso asumido en 1970 ante la ONU. Sólo algunos países como Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Suecia y Países Bajos cumplieron. Los miembros del CAD, o Comité de Ayuda para el Desarrollo están solventando a Estados Unidos por los gastos en Irak. El CAD da préstamos o donaciones otorgadas por el sector público a los países y territorios de ingresos bajos o intermedios que son receptores de dicha ayuda. Los préstamos están calculados a una tasa inferior a la del mercado, pero cuando incluyen una donación superior al 25%, lo que implica “deuda” de dichos países pobres o la deuda de la APD. Los reembolsos que implican y que incluyen acuerdos bilaterales a tasas preferenciales termina con que los países pobres desembolsan mucho más dinero que el que reciben. Esto ocurrió entre 1996-2003, para el 2004 la APD en un 12% fue destinada a cancelaciones de deuda y esta cifra se cuadriplicó en los últimos años.

A partir del 2005 el embajador de Estados Unidos ante la Organización de Naciones Unidas en concordancia con la política de ese país, en sus declaraciones, anuló todo enfoque de desarrollo, el ambiente y la justicia internacional y en su lugar propuso el enfoque del libre mercado, el control de armas de otros países, y la cancelación de la agenda mundial conocida como las Metas del Milenio. Se cancelaba de esta forma la asistencia extranjera a los países pobres, la anulación a los llamados de acción por el cambio climático, la anulación de las Metas del Milenio, la eliminación a toda referencia al Tribunal Penal Internacional alterando la cláusula que insta a los cinco países miembros permanentes del Consejo de Seguridad, a no emplear el veto contra medidas para detener el genocidio, crímenes de guerra o limpiezas étnicas. En su lugar Estados Unidos propuso el enfoque que enfatiza la lucha terrorista, la promoción de derechos humanos, la democracia y mayor control de armas de destrucción masiva. La intervención de Estados Unidos se focalizó en reemplazar las Metas del Milenio para el 2015, en lugar de asistencia al desarrollo y a los pobres, Washington enfatizó “El Consenso de Monterrey”, en el que se defiende el libre mercado, mayor transparencia de gobiernos y compromisos concretos a cambio de asistencia y cancelación de deuda.

En el terreno de la integración, en el 2003 surgieron con fuerza las iniciativas de negociación de los países centroamericanos y los del sur con los Estados Unidos, parangonando las formas de integración suscritos por México, Canadá y Estados Unidos en 1994, o lo que se conoce como Tratado del Libre Comercio de América del Norte, TLCAN. Estos complejos tratados de libre comercio que en el discurso tienden a una homogeneización de pautas productivas, tecnológicas y de consumo vienen retrotrayendo a las estructuras económicas y productivas de las economías existentes. Y más aún vienen atentando a la soberanía, y autonomía de los países del Tercer Mundo, ya que los tratados suscritos con la Casa Blanca, consagran una nueva territorialidad controlada externamente, con lo que las autoridades locales de cada país, poco y nada podrán decir sobre los recursos adscritos como petróleo, agua, oxígeno, clima, plantas y animales. El otro correlato a los TLC, es el vaciamiento democrático, ya que en virtud de este tipo de integración de una sola vía, la democracia se vacía de contenidos, porque los representantes en virtud de los tratados internacionales, carecen de las atribuciones para disponer de obras de infraestructura y/o generar empleo.

Fue ampliamente discutido y reflexionado por especialistas de estas incumbencias que uno de los obstáculos a la mundialización capitalista son los estados nacionales, con sus sistemas jurídicos de protección. Para vulnerar dichos sistemas el mundialismo a través de sus sistemas de opresión (FMI, BM, OMC) ha emprendido acciones en las dos últimas décadas del siglo XX, para desmontar la institucionalidad de nuestras naciones. Las presiones no sólo son hacia el fraccionamiento de los estados, agudizando lo que Samir Amín ha caracterizado como “el modelo de deposición”, sino imposición de normas de propiedad intelectual y aperturas de los servicios del Estado hacia la competencia del mercado.

Los Tratados de Libre Comercio TLC, son los que han acentuado los procesos de globalización, privatización y desregulación de la economía. A partir de 1995, Estados Unidos consideró que las negociaciones de la OMC, no impulsaban con la necesaria rapidez las negociaciones para la formación de áreas de libre comercio. La primera de estas negociaciones fue el ALCA, Área de Libre Comercio de las Américas, en 1994, durante la primera Cumbre de las Américas. Las negociaciones por el ALCA, tratan especialmente de la suscripción por el libre comercio a áreas de 34 países, con 800 millones de personas, más de la mitad de ellas, o 500 millones en situación de pobreza, con ingresos de menos de 2 dólares por día, un producto bruto que era para el 2003, de 11 billones de dólares, y que significa el 38% del producto mundial, el 23% de las exportaciones mundiales de bienes y el 25 % del comercio internacional de servicios. La fuerza económica de la región descansa en las economías muy fuertes, como Canadá y Brasil. Cuba está excluida de las negociaciones.

En la categoría de Servicios de la página del ALCA, se considera “transacciones internacionales de servicios de comercio”, a los servicios prestados a través de relaciones contractuales, y los servicios prestados por medio de filiales extranjeras de una empresa matriz, (en el exterior), además de las consideraciones específicas sobre las características de intangibilidad o invisibilidad de un producto. En función de estas definiciones una forma de participación son los servicios de las comunicaciones, inversiones y explotaciones de comunicaciones, los servicios de computación, educación, franquicias, salud, películas cinematográficas, seguros, etc. Las transacciones internacionales de servicios incluyen servicios al productor, necesarios para la producción de bienes y servicios en el exterior (inversiones, servicios de administración, tecnológicos, de suministro de activos intangibles a los productores finales y franquicias). Para medir el comercio internacional de servicios se sigue utilizando el balance de pagos, sobre el “comercio invisible”. El FMI no posee una medición exacta sobre éste último, sino que incluye tres categorías: servicios de transporte, de viajes y otros servicios al sector privado. En esta última categoría se incluye: servicios de comunicación; de construcción; de seguros; financieros; de computación e información; regalías, comisiones por conceptos de licencias y patentes que corresponden a pagos y recaudaciones por el uso de activos no financieros intangibles y derechos de propiedad, como patentes, derechos de autor, marcas comerciales, procesos industriales y franquicias. También se incluyen los servicios personales, culturales y de esparcimiento, incluidos los servicios audiovisuales. Las transacciones de servicios que son consideradas de internacionalización deben cruzar las fronteras de los países al menos por alguna de las siguientes categorías: bienes; personas; información. La transnacionalización de los servicios no se refiere al desplazamiento de los factores de producción sino al análisis de las actividades de las empresas, y de los mecanismos que éstas utilizan para penetrar en los mercados extranjeros.

Las tecnologías de información y comunicación son uno de los aspectos básicos del comercio y de la transnacionalización de los servicios, y la comercialización de los servicios de las tecnologías a su vez son de importancia fundamental para las transferencias de tecnologías y las fuentes de innovación. Están afectadas al libre comercio la adquisición de servicios y de servicios vinculados a las tecnologías; la importación por la vía de la presencia física de medios externos de suministro de servios (empresas mixtas, franquicias, o la inversión extranjera directa); la adquisición de servicios de información (prestados a través de nuevos medios telemáticos y audiovisuales) y las adquisiciones para la organización de servicios locales de equipos y programas basados en las tecnologías de información. También se incluyen transferencias de servicios a los acuerdos de asistencia técnica y de otorgamiento de licencias; a la prestación de servicios técnicos específicos (estudios de viabilidad, manutención y capacitación); suministros de información sobre las características económicas y técnicas de cierta tecnología, así como las tecnologías alternativas disponibles en el mercado (catálogos, contactos personales, sistemas de computación). En lo fáctico estos acuerdos de liberalización se toman a espaldas de las sociedades de todos los países.

Los derechos a la comunicación y a la información se ven afectados como derechos humanos fundamentales por los acuerdos del libre comercio, así como los derechos a la educación en todos sus niveles, los derechos a la salud y son considerados servicios comerciables, regulando de esta forma los aspectos relacionados a las tecnologías de la información y de la comunicación, TIC. Son las decisiones que se toman a puertas cerradas de las sociedades, pero sí son consultados los grandes conglomerados mediáticos, cuyos brazos fundamentales se hallan en los Estados Unidos, alcanzan absolutamente todo lo relacionado a la comunicación y a la información y en la conexión internacional depende de: la OMC, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, OMPI, y la Unión Internacional de Telecomunicaciones, UIT. Estos organismos en conjunto con otros regionales como el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN, o el Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA, cumplen un doble rol a favor de los grandes medios y otras empresas transnacionales. Levantan las barreras para la expansión de corporaciones a la vez que aseguran sus ganancias sobre acuerdos de propiedad intelectual. Pero además con la OMC, desde 1995, el comercio de servicios pasa a ser regulado con el comercio de bienes mediante el Acuerdo General sobre Comercio de Servicios, AGCS, que incluye el comercio de las telecomunicaciones. Este acuerdo promueve la liberalización de los servicios con serias implicancias para las políticas sociales de los estados firmantes, a los que se les restringe el uso público de las telecomunicaciones a favor de la propiedad privada. Las ventajas de la liberalización de los servicios al comercio mundial según la OMC son: eficacia de la prestación de servicios como consecuencia de una mayor competitividad; desarrollo como resultado del mayor acceso a los servicios mundiales; ahorro de los consumidores que pueden elegir servicios más baratos y mejores; mayor y más rápida innovación como producto de la competitividad; transparencia y previsibilidad para las empresas inversoras; transferencia de tecnología por la inversión directa extranjera. El resultado de estos acuerdos es garantizar mayor certidumbre. Los consumidores y los productores pueden contar con un suministro seguro y con una mayor variedad en lo que se refiere a los productos acabados, los componentes, las materias primas, y los servicios que utilizan, mientras que los productores y los exportadores tienen la certeza de que los mercados exteriores permanecerán abiertos a sus actividades.

Posteriormente para cumplir con lo delineado con el AGCS, se celebraron dos acuerdos fundamentales, el Acuerdo sobre Tecnología de la Información, (ATI), y el Acuerdo Básico de Telecomunicaciones, (BTA). El primero, firmado por 55 países en 1996, tenía como fin la reducción de tarifas de productos de TICs para el año 2000, lo que permitió el crecimiento de las grandes compañías de la telecomunicación, aumentando su competitividad en el mercado internacional. Con respecto al BTA, los firmantes pueden incorporar la apertura de sus mercados, imponiendo un sistema pro competitivo que prohibe los subsidios a las empresas nacionales de telecomunicación. Los gobiernos de los países en vías de desarrollo se han mostrado flexibles a la liberalización de las TICs, a la espera que el mundo desarrollado le conceda a cambio subsidios para sus productos. A estas alturas del año 2006 sabemos que tanto Estados Unidos como la UE protegen sus producciones de todo tipo. Para una historia de las comunicaciones en Argentina y las progresivas políticas de privatizaciones y liberalizaciones en las comunicaciones e informaciones se puede ver el trabajo de Mastrini, Guillermo y de Charras Diego.

La cooperación Sur-Sur después del 2003 logró poner límites a la explotación privada de las telecomunicaciones en el sentido de asegurar una cierta pluralidad de los medios de comunicación y un cierto equilibrio con respecto a la diversidad cultural en el manejo de la información. Pero insistimos, ante la política de Estados Unidos que incluye acciones preventivas y liberalización del comercio los movimientos de este país, han sido lograr acuerdos “bilaterales” con numerosos países, tales como Australia, Chile, Marruecos, Singapur, México, Colombia, los países de Centro América y el Caribe con excepción de Cuba, que prohiben la introducción de medidas que “regulen” los productos digitales y en especial a la Internet, de manera que ésta sigue sometida en América Latina y la Central a los acuerdos y vaivenes del libre comercio.


Notas:

1 La cita pertenece a Armand Mattelart en: "La clave del nuevo orden internacional. Cumbre mundial sobre la sociedad de la información". En Le Monde Diplomatique. Edición argentina. Año V, número 50, agosto 2003. Argentina. Buenos Aires. Mattelart hace referencia a Francois Mitterand en la cumbre del G7 en Versalles, al Informe: Tecnología, empleo y crecimiento, en el que ponía en duda los avances de las tecnologías al alcance de todos. Mitterand propuso en aquella oportunidad la Carta Mundial de la comunicación que fracasó.
2 Por Sur se entiende en este caso, América Latina y el Caribe y África, así como algunos países del sudeste asiático, ya que las formas de penetración de la empresa multinacional han sido semejantes.
3 De la alfabetización digital se desprenden numerosos cambios en las políticas educativas de los países de América Latina y el Caribe, en parte por los intentos de modificación de la enseñanza tradicional a favor de la digital, pero también en los cambios operados en las metas educativas y de ciencia y tecnología como es el pasaje por la sociedad del conocimiento.
4 Argentina primer país de habla hispana con implementación de One Laptop per Child Nicholas Negroponte en Argentina (http://www.educ.ar/educar/institucional/notas/
verdoc.jsp?url=INSTITUCIONAL/20060310.HTML
)
(http://www.educ.ar/educar/institucional/notas/verdoc.jsp?
url=INSTITUCIONAL/20060309.HTML
) Educ.ar coordinará el comité de Evaluación del proyecto OLPC
5 Un Documento original sobre los temas de la cooperación especialmente del Sur-Sur es el realizado por Senaida Jansen y Daniel Pimienta: Perspectivas de la Cooperación Sur-Sur (CSS) en el marco de las Sociedades de los Saberes Compartidos. Visión desde el Terreno. Junio 2006.
(http://funredes.org/mistica/castellano/ciberoteca/tematica/css-sssi-final.rtf)
(http://funredes.org/mistica/castellano/ciberoteca/tematica/css-si-final.pdf)


Referencias:

Ciberoteca de MISTICA/ FUNREDES: Los lenguajes de la confusión en las sociedades del conocimiento. (http://www.funredes.org/mistica/castellano/ciberoteca/participantes/docupart)
Del Brutto, Bibiana Apolonia: Sociedades del conocimiento en los escenarios latinoamericanos. Contradicciones y desigualdades, en Páginas del Seminario de Filosofía e Historia de las Ideas, Universidad de Lund, Suecia (http://www.kult.lu.se/latinam/Virtual/geografia/Soci_del_co.htm)
Freres, Christian (2004): ¿De las declaraciones a la asociación birregional?. Perspectivas de las cumbres entre la Unión Europea y América Latina y el Caribe, en Revista Nueva Sociedad 189; enero-febrero. (http://www.nuso.org/revista.php?n=189)
Mastrini, Guillermo y de Charras Diego: 20 Años no es Nada del NOMIC a la CMSI, en
Políticas y Planificación de la Comunicación, UBA, Facultad de Ciencias Sociales, Carrera de las Ciencias de la Comunicación.
(http://catedras.fsoc.uba.ar/mastrini/investigaciones/mastrini_decharras.doc)
Mollet, Damien y Toussaint. Eric (2003): Una “generosidad” muy mediatizada. El espejismo de la ayuda para el desarrollo, en Le Monde Diplomatique. El Dipló. Julio. Año VII, N° 73. Bs. As. Argentina.

Sitios web
Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información:
(http://www.itu.int/wsis/index-es.html)
Temas pendientes de las CMSI:
(http://www.choike.org/nuevo/informes/647.html#Temas%20pendientes:%
20Mecanismos%20de%20financiamiento
)
CHOIKE:
(http://www.choike.org/nuevo/informes/647.html)
ALCA:
(http://www.ftaa-alca.org/alca_s.asp)
(http://www.ftaa-alca.org/Wgroups/WGSV/Biblnt/Com_ser1.asp)


Bibiana Apolonia del Brutto
Profesora e Investigadora de la Carrera de Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina.