Por Gabriela Leveroni
Número
54
Retrospectiva,
tan de moda el concepto. Ver atrás, valorar
el tiempo ido, recordar con testigos que guardamos
en las manos.
Una retrospectiva,
una mar de recuerdos, algunos olvidados en el
fondeo del alma, otros, expulsados por la memoria
y refugiados en olores, en visiones o simplemente
en silencios que por la noche acechan la calma.
La pérdida
deja siempre el vacío, la ausencia...
aquella palabra que no describe nada e invoca
fantasmas.
Del tiempo ido
pasado perfecto, del venidero futuro incierto.
Presente, siempre presente en el recuerdo como
tenaza que no suelta y recuerdo que envanece
por lo que fuimos en otra época, por lo
que significamos olvidando lo que somos.
Nos reflejamos en el otro, nos leemos en aquella
carta escrita tiempo atrás. La felicidad
plasmada en una fotografía, colocada en
un sueño a futuro.
Es incongruencia
de la memoria expedita, en olvidos de la mente
que regresan. Se es sin ser nada... se nulifica
la presencia en el reflejo del espejo que nos
indica que estamos listos para enfrentar un día
más. Con el exacto discurso cerebral para
enfrentar el hoy y la palabra correcta para el
interlocutor que nos incita a la respuesta.
Ayeres perdidos
en un tiempo que no existe más, incongruencias
vertidas en el alma, en el sentir.
Desvaríos
infinitos que llenan la existencia para no ver,
para no sentir el presente que en un suspiro
se exhala
Lic.
Gabriela Leveroni Castro
México. |