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Abril - Mayo
2007

 

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¿Por qué se Debe Seguir Haciendo Cine Mexicano?

 

Por Pedro Matute
Número 56

Mas allá de los beneficios que le puede traer en materia económica (empleos, crecimiento, rentabilidad, etc.) a un país (en este caso México) el contar con una sólida industria fílmica, existen otros que son aun mas importantes de índole artística, cultural, social y comunicacional, por lo que estos bienes en buena parte intangibles y nada rentables económicamente, pero si ideológicamente, deben ser considerados estratégicos para la subsistencia de cualquier nación.

En la sociedad de la información -como diría Castells- y en un mundo que tiende a la globalización en el que los adelantos tecnológicos avanzan a pasos agigantados, el lenguaje audiovisual del que forma parte la cinematografía, es el medio por excelencia y preponderante para la transmisión del conocimiento, la cultura, la conservación de nuestra identidad, la cohesión y unidad de los valores nacionales y un baluarte eficaz para defendernos del brutal avasallamiento del imperialismo cultural proveniente de los bárbaros del norte que pretenden reducir a cenizas lo que con tanto esfuerzo y a través del tiempo hemos logrado construir en esta tierra que nos identifica como nación.

La industria cinematográfica nacional, antes de su punto de quiebre en 1997, paso por todas las fases existenciales que cualquier ser vivo tiene que transitar: nació, creció, tuvo su época de auge y después poco a poco con la llegada de la enfermedad incurable de la corrupción, murió. En esta longeva vida que tuvo existen varias películas de muy buena calidad en las que nos identificamos y que representan nuestros valores, cultura, tradiciones, idiosincrasia, lo que es México y no me refiero al folklorismo indigenista (que si bien forma parte de este crisol, no lo es todo) al que tan afecto era el “Indio” Fernández, uno de los iconos de nuestra cinematografía, de los principales mas no el mejor. Allí están “El Compadre Mendoza”, “Allá en el Rancho Grande”, “Vamonos con Pancho Villa”, “La Barraca”, “Campeón sin Corona”, las de Cantinflas, sobretodo las de blanco y negro, “El Esqueleto de la Señora Morales”, “Distinto Amanecer”, “Viento Negro”, “Las Poquianchis”, “Canoa”, “Los Olvidados”, “Una Familia de Tantas”, “Nosotros los Pobres”, “Rojo Amanecer” y varias mas que omito debido a que la lista se llevaría varias cuartillas, pero que no se demeritan en su calidad, sus fines, su influencia y el aspecto de ser un ente cohesionador que además de narrar la historia de México, de alguna u otra forma, todos los mexicanos nos identificábamos y nos veíamos representados en el. Y no solo eso, si no que también unió y reflejo la identidad latinoamericana a través del melodrama urbano, como lo llego a mencionar Jesús Martín Barbero en su libro “De lo Medios a las Mediaciones”

Se puede decir que la industria fílmica mexicana cumplió su cometido sobre todo en la primera mitad del siglo XX, tuvo reconocimientos internacionales, era vista en gran parte del mundo, llego a ser la sexta industria del país con mas de cien películas producidas anualmente, tenia un gran mercado interno donde no solo recuperaba la inversión, sino que hasta obtenía dividendos y se exportaba a varios países. Pero a partir de la década de los años cincuenta empezaron a aparecer los primeros síntomas seniles que la empezaron a atacar y su decadencia en todos los órdenes fue lenta pero segura, hasta llegar a enterrar a este anquilosado sistema de producción.

Las causas de su decadencia fueron múltiples y muy variadas en el esquema anteriormente utilizado::En primer lugar tenemos a la corrupción representada por la santísima trinidad de la asociación de productores, los sindicatos cinematográficos y el gobierno del país que fueron creciendo en una espiral agigantada hasta que de plano reventó, la cerrazón de las entidades anteriormente mencionadas que impedían el paso a cualquier gente fuera de ese gremio por lo que era imposible acceder a el y refrescarlo con ideas innovadoras y solo mediante recomendaciones de muy alto nivel o heredando posiciones se podía acceder a la industria cinematográfica, debido a lo anterior la calidad de las prelícualas se iba degradando paulatinamente (claro que todos los años realizaban dos o tres que valían la pena para que representaran a nuestro país en los festivales internacionales), hasta que alcanzaron el nada honroso denominativo de “churros” en alusión a la calidad de las cintas y era común escuchar la frase “yo no veo cine mexicano” por lo que la cinematografía nacional fue perdiendo mercados y quedando solo como diversión popular dirigida a las clases mes bajas y analfabetas de la población que eran a las únicas que les gustaban este tipo de películas que en la vulgaridad y la violencia encontraron el imán para una pobre taquilla que bajaba día a día, pero lo curioso es que se mantenían los altos índices de producción ya que se financiaban a través de nuestros impuestos sin importarle al gobierno que se recuperara la inversión ya que su finalidad era ofrecer el circo fílmico al populacho a través de la paraestatal “Operadora de Teatros”, apapachando a productores y sindicatos, hasta que la carga fue tan pesada que reventó la hebra. El advenimiento de nuevas tecnologías como los videocasetes y posteriormente los DVDS que junto con las transmisiones televisivas de películas vía cable que las ofrecen en múltiples canales lograron ser un sustituto perfecto y mucho mas económico para la asistencia a las salas de exhibición cinematográfica, las eternas crisis económicas que padeció el país a partir de 1976 que depauperaron a la ya de por si empobrecida población lo que hizo imposible que el publico cautivo que tenia nuestra cinematografía siguiera asistiendo a sus exhibiciones en las salas cinematográficas al convertírselo en articulo de lujo gracias a los constantes incremento en los precios del boleto de ingreso, no quedándoles otra alternativa que refugiarse en las películas que se podían ver por los medios electrónicos, y finalmente la nueva ley de cinematografía promulgada por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari que redujo el tiempo de pantalla de las películas mexicanas del 50% al 10% y autorizo el doblaje de los films extranjeros.

Antaño realizar películas era muy costoso y laborioso. Hacer una buena película era enrolarse en una gran empresa de dimensiones enormes que no cualquiera, mas bien unos pocos tenían el capital y las relaciones para hacerlo, por lo que la cinematografía se enfoco mayormente a ser una industria de entretenimiento con gran riesgo de inversión, por lo que pocos eran los atrevidos a incursionar en ella y ya que estuvieron dentro les cerraron la puerta a los que de algún modo desearan ingresar. Pero con el advenimiento de nuevas tecnologías, primero cinematográficas: 16 y 8 milímetros y después el súper 8, y luego de video que culmino en la digitalización ya se pueden elaborar actualmente películas a muy bajo costo (un buen equipo de video digital cuesta alrededor de cien mil pesos y la cinta es susceptible de exhibirse con muy buena resolución en las salas cinematográficas) lo que pone al alcance de un gran numero de personas e instituciones la posibilidad de expresarse a través del lenguaje audiovisual.

Paralelamente mientras decaía la industria fílmica nacional allá por los años sesenta, se fue gestando un movimiento por parte de aquellos que estaban excluidos del sistema de producción establecido como los estudiantes de la carrera de cinematografía ofrecida por la Universidad Nacional Autónoma de México en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos y otras personas que deseaban expresarse a través de este medio al cual ya tenían a su alcance en los formatos alternos de 16 y súper 8 mm. Por lo que se fue gestando un movimiento de varios cineastas que cada vez fue tomando mas fuerza creando sus propias redes de distribución y exhibición, principalmente en recintos universitarios y culturales cuyas producciones rebasaban en calidad y contenidos a los denominados churros que tan en boga estaban en aquella época . Y ellos esos jóvenes del entonces llamado cine independiente fueron los que le cambiaron el rostro a la cinematografía nacional.

Actualmente y gracias a las nuevas tecnologías, una película no necesariamente tiene que ser hecha para la pantalla grande, ahora hay una gran cantidad de films que se hacen exclusivamente para la televisión y DVDS por lo que las formas de difundir las realizaciones audiovisuales se están modificando, ya que es un hecho innegable según lo muestran las estadísticas que año con año asiste menos gente a las salas de exhibición cinematográfica como por ejemplo en el 2005 que bajo alrededor de un 7%, y se incrementan las ventas de DVDS que le proporcionan a cada film alrededor del 40% de sus ingresos.

Todos estos antecedentes son importantes para contextualizar el momento que estamos viviendo ahora con un esquema de producción cinematográfica totalmente diferente al que impero por varias décadas y finalmente reventó, y al uso de unas nuevas tecnologías que han abaratado sustancialmente la realización de películas.

También hay que tomar en cuenta lo que representa y lo es el cine como medio de comunicación, de expresión, que ya no es un simple entretenimiento banal cuyo único fin es la rentabilidad económica. El lenguaje audiovisual que se manifiesta a través del celuloide impreso y la grabación en cintas magnéticas que son digitalizadas es ahora mas que nunca el medio mas eficaz para transmitir mensajes, educar a las personas, informar de situaciones de todo tipo en el momento en que están sucediendo, aprender cosas nuevas, almacenar datos y archivos exactamente como son, preservar el conocimiento y transmitirlo, registrar la historia de la humanidad tal y como sucedió a partir del siglo XX, etc. De alguna forma se pude decir como lo menciona Raféale Simone en su libro “La Tercera Fase” que el lenguaje audiovisual esta sustituyendo al tipográfico, es decir al libro, ya que mirar es mas fácil que leer.

Por otra parte y tomando como base la teoría de la Mediologia propuesta por Regis Debray, ya que la comunicación como el la entiende y divulga, tiene en la cinematografía un buen ejemplo de cómo se da, al preservar la cultura de un país no importa los años que pasen, siempre habrá a donde recurrir como una base de datos para traer al presente usos, costumbres, acontecimientos, etc. y revivir nuestras raíces y lo que ha sucedido con ellas, por lo que es importante que se continúe imprimiendo en celuloide las etapas por las que ira transitando el país, así como la diversidad de valores de las diferentes regiones y habitantes que forman este gran crisol en que se ha convertido México.

Son múltiples las formas en que nos vemos y reconocemos en el cine, sucediendo esto desde sus inicios, cuando hace mas de un siglo los enviados de los hermanos Lumiere y posteriormente los trashumantes tomaban las “vistas” de cada población a que llegaban, las revelaban en la noche y al día siguiente las exhibían al asombrado publico, que incrédulo, se veía reflejado sobre una tela de manta. A partir de ahí se vivió la vida cotidiana en el cine, desde que cada caudillo revolucionario llevaba sus camarógrafos para que dieran cuenta de sus hazañas hasta películas hechas a la medida del régimen (Zapata de Felipe Cazals, 1970) u otras criticas, otras queriendo ser mas objetivas que retrataban la realidad de la épica revolucionaria. Como olvidar la comedia ranchera que narra las vicisitudes de la vida campirana o el melodrama urbano en el que se llego a reconocer, identificar y cohesionar no solo México, sino toda Latinoamérica como lo afirma Jesús Martín Barbero en su libro de los Medios a las Mediaciones, ya que al fin de cuentas estamos mas cerca de ellos que de Estados Unidos.

Con todo lo anteriormente expuesto y retomando el caso del cine mexicano a partir del punto de quiebre de 1997 donde se abandonan los anquilosados esquemas de producción y surgen unos nuevos gracias al empuje de los verdaderos cineastas cuyas propuestas audiovisuales y de contenidos llegaron a transformar la imagen que se tenia de nuestra cinematografía (ahora ya nadie habla de “churros”), basados fundamentalmente en elevar la calidad de las películas, narrando historias atractivas y de interés para la sociedad contemporánea cosa que lograron siendo cada vez mayor las invitaciones a participar en festivales internacionales y logrando obtener distinciones en los mismos lo que hizo que las miradas de todo el mundo voltearan hacia nuestra cinematografía y a sus creadores lo que coadyuvo a que de 9 películas producidas en 1997 se incrementaran a 28 y que el numero de espectadores de 3.5% llegara a casi 10% logrando dar un salto cuantitativo y cualitativo de grandes proporciones que catapultaron al cine mexicano.

Las temáticas abordadas reflejan claramente la problemática en que se encuentra el país motivando en muchos casos a la reflexión como en el caso de “El Crimen del Padre Amaro” en la que un sacerdote induce a abortar a su amante en condiciones totalmente insalubres e inadecuadas lo que le produce la muerte, pero esto es solo el hilo conductor para mostrarnos la intima relación existente entre los altos jerarcas del clero, los político y los narcotraficantes que a toda costa y sin ningún escrúpulo mantienen sus cotos de poder y su privilegiada situación económica, haciendo caso omiso a las enseñanzas de Cristo y a los preceptos de los mandamientos de Dios. “Santitos” es otro ejemplo de la enajenación religiosa que padece una mujer que la llevan a realizar un largo y penoso peregrinaje siguiendo los designios e instrucciones de aquella figura que se le apareció en la estufa de la cocina.

La corrupción un mal endémico en nuestro país es mostrada abiertamente en films como “La Ley de Herodes” que narra el ascenso en puestos políticos de un personaje insignificante que hace todo tipo de contubernios para alcanzar sus fines, y “Todo el Poder” que nos cuenta como los judiciales son intocables en este México lindo y querido, siendo a la vez representantes de la ley y criminales por lo que la gran mayoría de casos quedan sin resolver. Y “En un Mundo Maravilloso” asistimos a constatar todos los desaciertos del gobierno del cambio que ha sumido en la pobreza aun mas a nuestro país. Una pobreza que a cualquier precio se han empeñado en ocultar como queda de manifiesto en la historia que cuanta esta película.

“Un Día sin Mexicanos” nos hace ver lo que le pasaría a la sociedad estadounidense si prescinde de nuestros connacionales que trabajan en las faenas mas rudas y desagradables en el vecino país y el problema migratoria queda de manifiesto en películas tales como “American Visa”, “De Ida y Vuelta” y “Al Otro Lado”, por solo mencionar algunas.

De una forma jocosa, en tono de comedia es tratada la relación de pareja en films de gran éxito como “Sexo, Pudor y Lagrimas” en la que se enredan la vida de seis personajes creando las situaciones muy divertidas e hilarantes que van de lo absurdo a lo real en que la que conviven continuamente hombres y mujeres para llegar a tomar conciencia de su situación para seguir el camino mas conveniente después de un proceso de maduración. En la misma tónica se encuentra “Cilantro y Perejil” que tras la separación de una pareja nos muestra el funcionamiento de los clubes de almas solitarias para que al final se vuelvan a reunir. Lo que nos lleva a una reflexión sobre la viabilidad y la ligereza con que tomamos esta forma de cohabitar.

En “De la Calle” vemos reflejada la deprimente realidad de los habitantes de la misma, sus sueños y la desesperanza a la que están condenados en una existencia en la que sobreviven de milagro recordándonos aquella obra maestra que realizo Luis Buñuel con el nombre de “Los Olvidados”. La problemática que vive la juventud sobre todo del sexo femenino de las clases menos favorecidas en donde continuamente reciben maltratos llevándolas a un callejón sin salida para solo encontrar una puerta falsa queda registrada en “Perfume de Violetas”.

Como olvidar esa memorable película denominada “Amores Perros” que además de ser un éxito de taquilla, obtuvo varios galardones internacionales, en la que se entretejen tres historias de diferentes clases sociales , en la que refleja los problemas y la vida cotidiana de cada una de ellas, lo que nos muestra las diferentes preocupaciones, valores, cultura, tradiciones, etc. de cada una de ellas siendo además un retrato costumbrista de gran parte de la sociedad mexicana contemporánea, armado y narrado con gran eficacia, haciendo de estas una de las mejores películas de la cinematografía nacional y un claro ejemplo de las diversas representaciones sociales que se pueden lograr a través de este medio, que muestran la realidad de nuestro país.

El éxito de “Y Tu Mama También” deviene de del erotismo y la sexualidad abierta que muestra en sus escenas, este film cuya narración a veces quiere ser una Road Movie, sirviendo de pretexto para lo anterior y también para mostrarnos y he ahí lo verdaderamente interesante un paisaje deprimente pero real, de la situación en que se encuentra el país a través de su banda sonora y tomas alejadas que aparentemente no tienen la menor importancia.

“Matando Cabos” es una excelente comedia, extremadamente divertida, con una gran propuesta visual y sonora, en la que la picardía mexicana pasa lista de presente, siendo esta un magnifico producto de entretenimiento. Otras películas que han seguido este mismo camino son “Amar te Duele”, “La segunda Noche” y “El tigre de Santa Julia”, por solo mencionar las mas relevantes y que mayor afluencia de espectadores han tenido.

Mención aparte es “El Sueño del Caimán” que si bien por un lado tiene fallas técnicas bastante notorias y no gozo en nuestro país de una distribución comercial pese a que en España estuvo un mes en cartelera, tiene en su haber una maravilloso e imaginativa propuesta visual, una narración con temática costumbrista, de la vida diaria que se sitúa en una de las grandes ciudades de México y que fluye estupendamente, unas actuaciones frescas y costo solo quinientos mil pesos es decir cincuenta mil dólares, lo que nos habla de lo que se puede hacer con tan poco dinero y es este tipo de producciones las que deben voltear a mirar los cineastas ya que dentro de la realidad económica del país, esto es lo que debemos tratar de hacer. Los grandes capitales no son garantía de buenas películas, pero si la imaginación, los conocimientos, la creatividad y el talento. La problemática del país, la idiosincrasia de los mexicanos, la forma de ver la vida, las tradiciones, nuestros usos y costumbres, nuestra historia, los valores culturales y la identidad donde nos reconocemos, lo que nos une, anclados en una sociedad muy heterogénea, pero que al fin de cuentas es la nuestra, donde nos toco vivir y ser de una forma determinada, única en el mundo, con mucho mayores semejanzas con los pueblos latinos que con los anglosajones por ejemplo, todo eso se ve reflejado en el cine mexicano que hace gala de una gran imaginación sociológica para contar nuestras historias quienes somos, quienes hemos sido y quienes queremos seguir siendo, lo que lo hace imprescindible para que se siga contando la vida de este país y sus habitantes, sino ¿quién lo hará?.

Mención aparte merecen los creadores en formatos digitales cuya finalidad no es la rentabilidad económica, sino registrar la problemática del país sea en forma documental grabando los acontecimientos que tienen lugar para que queden como testimonio de nuestra verdadera historia o sea en forma ficcionada en la que queda reflejada nuestra realidad social para que den fe de lo que es México. Lamentablemente estas películas nunca llegan a exhibirse en corridas comerciales al igual que muchas otras manufacturadas dentro de la denominada industria cinematográfica ya que toda esta esta dominada por los intereses de las grandes trasnacionales del entretenimiento audiovisual, que les impiden su libre circulación, no quedándoles otra opción que su transmisión en televisoras culturales en programas específicos como es el caso de “El Abrelatas” emitido por el canal 11 de la ciudad de México y llegando por cable a varias poblaciones del pais.

Hace algunos días vi la película 21 Gramos de Alejandro González Iñarruti, ese mismo que hizo Amores Perros. Mismo director, mismos guionistas, misma narrativa(solo que mas rebuscada, como que si eso fuera garantía de una buena película) pero con actores norteamericanos, temática de aquel país y toda la industria hollywoodense atrás de ella. “Amores Perros” es una excelente película mexicana en donde se ve la problemática de nuestro México lindo y querido, de cómo somos los mexicanos reflejando todo aquello que ayudo a construirnos como pueblo, como nación, nuestra idiosincrasia. “21 Gramos” nada pero absolutamente nada, tiene que ver con México. ¿Es ahí a donde queremos llegar?

Habrá que preguntarle a las personas que escucharon el canto de las sirenas hollywoodenses y se fueron a probar fortuna en el vecino país del norte, algunos con espléndidos resultados en lo económico como Salma Hayek, Alfonso Cuaron, Alejandro González Inarruti, Guillermo Arriaga, Gael García Bernal, Eduardo Lubezki, Diego Luna, Guillermo del Toro, y varios mas, de los cuales no todos han llegado a sobresalir y simplemente sobreviven en su condición de emigrantes. Y los que alcanzaron el éxito, aparte del dinero obtenido, la otra cosa que lograron fue convertirse en artesanos a las ordenes de las grandes compañías trasnacionales

Ya lo manifestó Alfonso Cuaron en una entrevista que le otorgo a la prensa, al decir que sus películas no tenían nada de mexicanas, que solo eran migrantes de lujo, que eran mexicanos que trabajaban en producciones hollywoodenses.

Y son precisamente esas compañías trasnacionales las que impiden la libre circulación de los productos cinematográficos y mediáticos al controlar la distribución y en muchos casos la exhibición de los mismos en todo el mundo. Ellos deciden lo que el publico debe ver y lo que no, y obviamente son las producciones estadounidenses las elegidas ya que como lo menciona Herbert Schiller en su libro Cultura, S.A. “A estas grandes corporaciones lo único que les interesa es la rentabilidad económica y la implantación de la ideología dominante”. De esta forma nos sacan algunos de los pocos dólares que tenemos y van transculturizando a la sociedad mexicana para poco a poco irle metiendo en el cerebro las maravillas del American way of life.

Esta situación es mas que suficiente para que nuestros cineastas y videoastas utilizando las nuevas tecnologías digitales con lo que abaratan enormemente la realización de sus productos audiovisuales, utilicen este formato para elaborarlos y aumenten el numero de producciones, producciones que reflejen nuestra identidad, valores, costumbres, cultura, tradiciones que cuenten y preserven nuestra historia, que le hagan ver al mundo quienes somos y quienes queremos seguir siendo. Ya que el lenguaje audiovisual es la forma mas eficaz para lograrlo y deben de tomar en cuenta que no solo están las salas de exhibición cinematográfica para presentar sus obras, sino que también a través de la televisión sea abierta o de paga, hay una gran necesidad de los canales televisivos de hacerse de nuevo material y la prueba la tienen en las continuas repeticiones de la programación que conforman en bloques de cuatro horas para pasado ese tiempo volver a repetir los mismos programas. Además esta la venta en DVD los cuales pueden adquirir desde en un almacén de lujo hasta en los tianguis, al creador de una película mas que la rentabilidad económica lo que le interesa es que su material sea apreciado por el mayor publico posible sin importar la forma en que este llegue a el.


Pedro Matute Villaseñor