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Por Patricia Arbeláez
Número
57
¡Tac,
tac! Corazón
¿Por qué afligido?
¿Por qué tan constante recaída?
¿Por qué tan simple tu razón?
¿Por qué tan vana tu existencia
y tan simple tu vivir?
Acaso será
la ausencia del amor,
¿la inexistencia de la vida,
la nostalgia de emociones?
¿Adónde
fueron los susurros de amor,
el palpitar de gozo,
el fluir de la sangre,
la esperanza, la fuerza y la vitalidad?
¿No era acaso tu misión y tu propósito?
Has perdido
el aliento.
Maldita tu razón,
desgraciado tu propósito,
fracaso te sigue a la muerte espiritual,
muerte lenta y eterna,
voces te acosarán,
te guiarán al suicidio, al masoquismo.
Incertidumbre
habitará en ti,
no verás sino tinieblas y
tu pecado te cubrirá de soledad
hasta dejarte tendido en tierra,
acariciando tu piel desangrada y marcando deshonra
en ella,
pregonando maldición,
esclavitud, condena, impureza a tu alma,
tu espíritu quedará encerrado entre
tus huesos y tejidos putrefactos.
El hedor dará
bienvenida a seres de oscuridad,
carceleros, verdugos de tu ser,
jueces de lo bajo y lo profundo,
amantes de lo vil, que gozarán y festejarán
tan interminable e indestructible destino infernal.
¡Ay de
ti, traicionero
Patricia
Arbeláez Velásquez
Estudiante, Medellín, Colombia. |