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Por Armando Barrañón
Número
58
Introducción
La incertidumbre en la evolución de las
nuevas tecnologías exige el control sobre
sus efectos, lo que motiva la realización
de investigaciones sobre los efectos sociales
y ecológicos de estas nuevas tecnologías.
Como es bien conocido, la etapa liminar de estas
nuevas tecnologías ofrece la oportunidad
de incorporar a nuevos agentes que se beneficien
de los capitales que atraen estas nuevas tecnologías.
En la actualidad es posible distinguir un grupo
de países subdesarrollados que se han
sumado al desarrollo de la nanotecnología.
Brasil, India y China han logrado captar importantes
inversiones en el área de la nanotecnología
y cuentan con una masa crítica de investigadores
y recursos en el área de la nanotecnología.
En el caso de México, la promoción
de una Iniciativa Nacional para la Nanotecnología,
instituida con fondos en el rango de los fondos
asignados por estos tres países líderes,
podría inducir al aprovechamiento de estas
oportunidades que ofrece la etapa liminar de
desarrollo de la nanotecnología. Sin embargo,
la incertidumbre que caracterizan a la evolución
de las nuevas tecnologías nos impide predecir
cuál será el nivel de compromiso
gubernamental, empresarial y académico
en esta etapa inicial de desarrollo de la nanotecnología.
El artículo
está organizado de la siguiente manera:
En la segunda sección se aborda el problema
teórico del control y el indeterminismo
que se presentan en la evolución de cualquier
tecnología, planteando la conveniencia
de extender la democracia al ámbito de
la tecnología y el sistema de trabajo.
En la tercera sección se explica la forma
en que las instituciones sociales y la tecnología
se determinan entre sí, citando casos
en los que esta coevolución es determinada
por la necesidad de regular los efectos sociales
y ecológicos de la tecnología.
En la cuarta sección se explican los retos
de las incipientes Iniciativas Nacionales mexicanas
para la Nanotecnología y finalmente en
la sexta sección establecemos algunas
conclusiones.
Control
e indeterminismo en la tecnología
El eterno dilema de las nuevas tecnología
es la capacidad que estas tienen para modificar
el mundo que vivimos, pudiendo inclusive derrumbarlo.
Esta falta de control sobre los efectos de la
nanotecnología es la temática de
los críticos a la nanotecnología,
quienes buscan el establecimiento de leyes que
supervisen los efectos de los nuevos productos
derivados de la nanotecnología. Como comentaba
Marhall McLuhan, el verdadero problema de las
tecnologías es la inconsciencia con que
introducimos nuevas fuerzas derivadas de estas
tecnologías sin prevenir sus efectos (McLuhan,
1962:248), como ha ocurrido con la imprenta,
la microelectrónica, el internet y la
nanotecnología. Los grupos de presión
que buscan contener el arribo de los nanoproductos,
se concentran en la forma en que se modifica
el mundo de vida al hacer eclosión una
nueva tecnología. No solamente se modifican
las relaciones sociales que se establecen con
las nuevas actividades que acompañan al
uso de estas nuevas tecnologías sino que
se altera de manera irreversible el medio ambiente
conforme se consumen recursos renovables y no
renovables en estas nuevas formas de transformación.
Un caso muy conocido es el de Marta Crouch (1990),
quien abandonó la investigación
básica en plantas al descubrir que sus
métodos de cultivo de plantas habían
sido usados por la industria de aceite de palma
de una manera que destruía la producción
nativa de aceite de palma y afectaba las selvas
tropicales. Casos similares ponen en duda la
neutralidad de la tecnología, que puede
tener efectos devastadores sin importar la buenas
o malas intenciones de sus creadores o usuarios.
Como Kleinschmidt y Koetje(2001) han señalado,
es importante establecer un diálogo permanente
entre los científico naturales, tecnólogos
y científicos sociales, para que pueda
entenderse cuál será el impacto
social de las nuevas tecnologías.
Sin embargo,
esta postura sustantiva tiene su antípoda
en la perspectiva instrumental, que considera
a la tecnología como una mera herramienta,
que puede ser usada de buena o mala manera dependiendo
sólo de las intenciones de sus usuarios.
En este sentido, la perspectiva instrumental
considera que la tecnología es neutral.
Según Feenberg (1992), la postura determinista
considera que la tecnología se desarrolla
de manera unilineal y que la base tecnológica
determina a las instituciones sociales. Estas
dos tesis se llevan al extremo de plantear que
la forma concreta de tecnología y estructuras
institucionales en que vivimos deben ser universales
o por lo menos mundiales. Esta es la línea
argumentativa que se esconde detrás de
las predicciones de las agencias mundiales de
investigación que predicen el advenimiento
inevitable de la nanotecnología en los
próximos diez años y la necesidad
de adaptar cuanto antes nuestros sistemas productivos
y educativos para que sean funcionales con esta
nueva tecnología. En contra de este determinismo,
el constructivismo sostiene que hay más
de una solución para un problema que a
final de cuentas es resuelto por los actores
sociales. La misma definición del problema
cambia conforme se implementa una solución
al problema originalmente planteado. Para la
posición indeterminista, la tecnología
es una variable dependiente de distintos factores
sociales y técnicos que influyen en las
diferentes bifurcaciones que puede presentar
el desarrollo de las tecnologías. En estas
bifurcaciones influyen las formas concretas en
que la sociedad interpreta a las tecnologías
que recibe pues en base a estas interpretaciones
la sociedad modifica a las tecnologías
en nuevos y distintos objetos de consumo. Dentro
de cada horizonte cultural hay una tecnología
que confirma a este horizonte, como ocurre en
nuestra cultura donde la racionalización
es el horizonte y el diseño tecnológico
es la base de la efectividad de esta racionalización.
La nanotecnología proclama un dominio
ilimitado del diseño tecnológico,
sin considerar el problema anexo de las interpretaciones
sociales de estas nuevas tecnologías,
de las cuales dependerá su evolución
sustentable.
Feenberg (1992)
ha puesto en claro la influencia decisiva de
la tecnología en nuestro sistema de vida
y propone que para democratizar a la tecnología
es necesario llevar la democracia al sistema
de trabajo que se asocia a cada tecnología.
La hegemonía se impone a través
de mundos de vida sociales que subsisten a partir
de una mediación técnica. La forma
concreta de esta hegemonía que conocemos
está ligada a una jerarquía social
autoritaria de manera contingente, que puede
ser democratizada. De aquí el llamado
de los diferentes grupos ambientalistas y organizaciones
no gubernamentales para aprovechar la concentración
masiva de capitales hacia la nanotecnología
y lograr que estos recursos sirvan también
para alcanzar un mayor nivel de democracia en
la educación y el trabajo.
Coevolución
de la tecnología y las instituciones
Una de las nuevas tecnologías que ha preocupado
más a la sociedad es la biotecnología,
por sus métodos de modificación
genética que afecta a los organismos vivos.
Desde la irrupción de la biotecnología
en los setentas, ha modificado las prácticas,
percepciones y reglas que gobiernan las relaciones
e interacciones sociales.
Las interacciones
entre el cambio tecnológico y la innovación
institucional no son lineales sino que están
insertas dentro de los cambiantes sistemas de
mercado (Ruttan, 2003). De esta manera, la característica
de las nuevas tecnologías es la incertidumbre
en la que se desarrollan por lo que es importante
adoptar enfoques heurísticos para comprenderlas
adecuadamente. Los modelos biocomputacionales
han revelado la complejidad de la dinámica
del mundo en que irrumpen las nuevas tecnologías
(de la Mothe y Niosi, 2000). La conciencia de
los efectos que tiene la comercialización
de los productos derivados de estas nuevas tecnologías
ha hecho que se desarrolle el nuevo campo de
estudio llamado responsabilidad social corporativa
(Parson, 2004). Juma ha puesto en claro la coevolución
que existe entre las nuevas tecnologías,
como la nanotecnología, y las instituciones
sociales, coevolución que se da fuera
del modelo mecanicista y se explica con un enfoque
sistémico característico de una
economía globalizada (Juma, 2005).
De concretarse
la revolución tecnológica que promete
la nanotecnología, se espera que un trillón
de dólares sean desplazados por los nanomercados
a través de firmas multinacionales que
pudieran tener una influencia decisiva en la
supervisión y regulación del desarrollo
de los nanoproductos (Barrañón,
2006). A pesar de que inicialmente se pensaba
que la Nanotecnología ofrecía la
oportunidad de diseñar los productos controlando
las configuraciones de sus componentes nanométricos,
la tendencia actual es la de apreciar la influencia
de las propiedades emergente que surgen de la
complejidad de estos sistemas cuando se ensamblan
para formar componentes industriales. Hay ciertas
determinaciones de arriba hacia abajo y comportamientos
no lineales que pueden darse en zonas específicas
de manera compleja, lo que descarta esta aspiración
original de un control de abajo hacia arriba.
Un ejemplo reciente y definitivo de los riesgos
derivados de la interacción compleja entre
los nanoproductos y el medio ambiente lo representa
la declaración de la Agencia para la protección
ambiental de los EUA que considera a los desechos
de la lavadora con nanopartículas de plata
comercializada por Samsung, como pesticidas que
deben ser regulados. Estas nanopartículas
de plata son bactericidas muy efectivos que pudieran
atacar a bacterias benéficas para el medio
ambiente después de ser desalojadas por
el drenaje hacia los ecosistemas (Hori et. al.,
2002) y también podrían afectar
a los seres humanos (White et. al., 2003) pues
pueden traspasar los tejidos que protegen al
cerebro humano. Estas preocupaciones han provocado
que la lavadora Samsung con nanopartículas
de plata sea retirada del mercado en Suecia y
su retiro sea solicitado en otros países.
Este caso demuestra que la nanotecnología
sigue avanzando en su penetración de mercados,
lo que conlleva la sumisión de la nanotecnología
a una serie exhaustiva de regulaciones, como
ha ocurrido con cualquier otra nueva tecnología
que es sometida al control estatal para reglamentar
su consumo. Oberdöster et. al. (2005) han
bosquejado los puntos esenciales del protocolo
a seguir para controlar los efectos de las nanopartículas
en la salud humana, poniendo énfasis en
los antecedentes experimentales que demuestran
la influencia negativa de las nanopartículas
en el metabolismo humano y en el medio ambiente
donde son desalojadas después de ser consumidas.
La incertidumbre
en la etapa inicial de la nanotecnología
mexicana
Niosi y Reid han señalado que en esta
etapa inicial sólo tres de los países
menos desarrollados han tomado ventaja de la
nanotecnología y no se sabe aún
cuales serán las trayectorias evolutivas
de las nuevas tecnologías en los países
subdesarrollados como México (Niosi y
Reid, 2007) . Brasil, China y la India eesultan
estar en el grupo de los más grandes dentro
de los países menos desarrollados y son
los que han invertido más millones de
dólares en sus programas de desarrollo
de nanotecnología.
En comparación,
México se encuentra en el umbral de la
nanotecnología, pero carece de un programa
fondeado con varios millones de dólares
para el desarrollo de la nanotecnología.
Las iniciativas mexicanas nacionales para la
nanotecnología, que surgieron como consecuencia
de la Convocatoria para Megaproyectos del CONACYT,
aún no han captado fondos en el rango
de los fondos originalmente considerados por
el CONACYT para estos megaproyectos, que eran
de cien millones de dólares. Tomando en
cuenta la tendencia decreciente en el monto del
porcentaje del PIB dedicado a la Ciencia y la
Tecnología en México, que se encuentra
en el nivel más bajo de los últimos
veinte años, 0.35% del PIB en 2007 (Avilés,
2007), parece ser que sólo una decisión
al más alto nivel puede facilitar la concesión
de fondos substanciales para el desarrollo de
una iniciativa nacional para la Nanotecnología
en México, que promueva la inclusión
de México en el mercado de los nanoproductos,
aprovechando esta etapa inicial de la nanotecnología.
En mayo del 2007 se reunió la División
de Nanotecnología de la Sociedad Mexicana
de Física, para discutir la factibilidad
de esta Iniciativa Nacional para la Nanotecnología
(Cruz, 2007) y otras iniciativas nacionales para
la nanotecnología se encuentran en etapa
germinal.
Para tener una
idea de la magnitud de los fondos necesarios
para iniciar una iniciativa nacional para la
nanotecnología en México, baste
mencionar que a nivel mundial se han dedicado
3 trillones de dólares para el desarrollo
de la nanotecnología, China ha destinado
480 millones de dólares para la nanotecnología
en el período de 2002 a 2007 (Nemets,
2004), la industria nanotecnológica de
Taiwán se espera que alcance los 8 trillones
para el 2008, la India sólo dedicó
25 millones de dólares para tres años
de avance en la nanotecnología tal vez
como consecuencia de su carencia de una iniciativa
nacional para la nanotecnología y Brasil
acumula alrededor de 70 millones de dólares
para la nanotecnología.
Conclusiones
Conforme la nanotecnología recorre su
trayectoria particular en la senda de convertirse
en la nueva revolución tecnológica,
sus productos empiezan a penetrar los mercados
globales como patentes administradas por las
grandes corporaciones. En esta etapa de penetración
de mercados, los nanoproductos sufren la inevitable
regulación gubernamental que busca controlar
sus efectos sociales y ecológicos. En
la medida en que los nanoproductos se sometan
a este control exhaustivo, lograrán alcanzar
los niveles de confiabilidad que les permitan
saturar los mercados mundiales y captar los grandes
capitales que permitan la instalación
de la esperada revolución nanotecnológica.
Es en este umbral donde aún esperamos
una definición de los sectores públicos,
privados y académicos mexicanos, con respecto
a la adopción de una Iniciativa Nacional
de la Nanotecnología que permita a México
tomar partido de las oportunidades de negocios
que se abren en la etapa liminar de la esperada
revolución nanotecnológica.
Notas:
*
El autor agradece el apoyo del fondo CONACYT-58939
para la realización de esta investigación.
Referencias:
Avilés
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ciencia: Mario Molina. La Jornada, jueves
5 de julio de 2007.
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Dr.
Armando Barrañón Cedillo
Depto. de Ciencias Básicas.
Universidad Autónoma Metropolitana Azcapozalco,
Ciudad de México, México. |