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Manuel MartÍn Serrano y la posibilidad de renovar nuestra esperanza en las ciencias de la comunicaciÓn

Por Octavio Islas
Número 59

La evolución se tomó cinco millones de siglos para probar las opciones comunicativas que finalmente han configurado las capacidades comunicativas humanas. A Manuel Martín Serrano le tomó 20 años de trabajo escribir Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida y la sociedad. Forzado por las circunstancias, Octavio Islas se tomó una semana en leer un libro que hubiese deseado leer en reposo, con la dedicación suficiente.

En Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida y la sociedad , Manuel Martín Serrano responde a quienes en la incertidumbre que abruma nuestros agitados días, niegan a la comunicación el reconocimiento de ciencia, y también a aquellos que, sensibles a las crisis que hoy enfrentan las ciencias de la comunicación, promueven la necesidad de trascenderlas para acceder a un estado superior. Si el socialismo es la fase superior del capitalismo es posible afirmar que la comunicología admite afirmarse como la fase superior de las ciencias de la comunicación.

Como sistema, la obra de Manuel representa una contribución definitiva a la legitimación de la ciencia de la comunicación y la construcción de la teoría de la comunicación.   En Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida y la sociedad , Manuel ofrece inteligentes respuestas a tres dilemas medulares: los orígenes de la comunicación -estudio genético de la comunicación-, la naturaleza de la comunicación estableciendo las características y el funcionamiento de los sistemas comunicativos, y la comunicación humana -analizar las relaciones entre la comunicación y la coacción-.

Contrario a las tesis de algunos filósofos del conocimiento que conciben la acción comunicativa inherente al logos en la privilegiada condición de homo sapiens (Eduardo Nicol, por ejemplo), la comunicación, advierte Manuel, es un tipo de interacción que está inicialmente al servicio de necesidades biológicas y que funciona con pautas zoológicas.  

Manuel investiga la comunicación desde la vida pues comprende que la comunicación en primera instancia admite ser entendida como un mecanismo adaptativo tardío. La competencia informativa es una capacidad precomunicativa. En consecuencia el estudio de la comunicación tiene que partir de cuando no había ni cultura, ni sociedad, ni valores.

En Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida y la sociedad , Manuel Martín Serrano, destacadísimo discípulo de Abraham Moles, describe los cambios evolutivos que transformaron la comunicación animal en humana, partiendo de una sencilla y profunda reflexión: los comportamientos comunicativos evolucionan a partir de interacciones no comunicativas.

A la paleontología de la información corresponde investigar el tránsito de los usos precomunicativos de la información a las aplicaciones comunicativas.   La capacidad de comunicar nunca hubiese sido posible sin una sucesión de transformaciones previas de los organismos y de los comportamientos. La información significativa es necesaria para que la hembra y el macho se encuentren y puedan reproducirse. En millones de siglos los órganos perceptivos de algunas especies consiguieron evolucionar. Las señales de estado sirvieron como signos de identidad. Los primeros animales capacitados para comunicarse con otros, recurriendo al uso indicativo de la información, tuvieron que poseer células nerviosas especializadas y organizadas en un sistema nervioso, por rudimentario que éste fuera.

Los seres humanos y algunos animales tienen la capacidad de usar la información para hacerse indicaciones. Todos ellos son comunicantes. Los comunicantes pueden pertenecer a la misma especie o bien a especies diferentes.

El cambio que representa pasar de competencias informativas a competencias comunicativas supone transitar a una nueva dimensión, reservada para los seres comunicantes: el universo de los objetos de referencia

Los comunicantes se distinguen de los no comunicantes en la conformación de sus cuerpos y en las manifestaciones de sus conductas. La Teoría de la Comunicación estudia una clase determinada de interacciones. Concretamente aquellas en las que dos o más comunicantes llevan a cabo actividades indicativas. Actividades que consisten en producir, enviar y recibir información que se refiere a un objeto de referencia.

La comunicación es un mecanismo evolutivo. La diversidad de especies comunicantes resulta de las mutaciones genéticas, cuando tienen valor adaptativo.

Efectivamente, es posible estudiar la progresiva complejidad y variedad que adquieren los contenidos del universo referencial, partiendo de los cambios en las capacidades expresivas. Las aptitudes comunicativas conseguidas por otras especies que antecedieron a los humanos aportaron el capital evolutivo cuya herencia hizo posible la comunicación humana.

Nuestra especie ha heredado todos los sistemas de instrumentos de comunicación y ha introducido importantes mejoras evolutivas en los instrumentos acústicos y visuales. Han aparecido, en consecuencia, otros instrumentos y sistemas de comunicación que no forman parte del equipamiento humano. El principal rasgo que distingue a la comunicación humana de la animal es la incorporación de las técnicas a la producción, la difusión y la recepción de las señales, mediante el empleo de las herramientas.

La evolución es históricamente demostrable. Los medios, por ejemplo, también evolucionan. En la mediamorfosis o remediación de los medios (Fidler, Levinson, Bolter) los medios se transforman para pacerse más a las facultades o sentidos del hombre. McLuhan tenía razón y Manuel mismo lo reconoce. Los medios de comunicación -y las tecnologías, en general- admiten ser comprendidos como prolongaciones del ser humano. De acuerdo con Bill Gates -Los negocios a la velocidad del pensamiento, utilizando un nuevo sistema nervioso digital-, el complejo y evolutivo sistema de nuevos medios derivados de Internet y tecnologías adyacentes han conformado un complejo sistema nervioso digital en las organizaciones, alterando los cuerpos de las organizaciones y no pocas manifestaciones de sus conductas.

La comunicación participa en la creación de los seres humanos y, por supuesto, de las organizaciones también. El uso relevante de la interacción comunicativa representa, tanto para individuos como para organizaciones, un complejo cuestionamiento.

Los comunicantes evolucionan juntos -los esquemas comunicativos extradeterminados son códigos genéticos-. Conviene pues plantear el estudio evolutivo de los sistemas de instrumentos orgánicos de comunicación como la transformación del sistema en su conjunto.

La aparición de la imprenta y con ella la capacidad de producir en masa objetos comunicativos cierra una etapa en la humanización y acelera el ritmo de la historia. De la Galaxia Gutemberg pasamos así a la Aldea Global. De la Aldea Global a la Economía del Conocimiento y en el largo proceso intentamos ubicar el lugar que le corresponde a la ciencia de la comunicación.

En las últimas páginas de Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida y la sociedad , Manuel refiere como al amparo de seductores palabras hemos suspendido nuestro juicio crítico. Así, con respecto al dogma de la dialéctica, Manuel afirma:

"Es un error dar por supuesto que a cada contradicción le sigue un cambio dialéctico. En realidad casi todos los conflictos (comunicación><sociedad) que no hayan concluido con la desaparición de las sociedades, se han resuelto con transformaciones funcionales de la sociedad y/o de la comunicación

"Es un error creer que la dialéctica es un método con el que se explican todos los cambios históricos de los sistemas de comunicación y sus relaciones con los cambios en otros sistemas"

La revolución de las comunicaciones digitales introduce nuevas exigencias en la telenomía de la comunicación. En los nuevos ambientes y escenarios de producción-realización de las comunicaciones digitales se producen frecuentes readecuaciones de las señales a los espacios y nuevos tiempos comunicativos. La velocidad y la relatividad del tiempo afirman su condición de variables cuyo alcance habremos de escudriñar en   esta nueva etapa de la ciencia de la comunicación.

Hace algunos años, Gabriel García Márquez dictó un memorable discurso sobre la crisis del periodismo "El mejor oficio del mundo", que la revista Chasqui reproduce en su número 98, ahora en circulación. Efectivamente, solo es posible criticar aquello que amamos profundamente.

Teoría de la comunicación. La comunicación, la vida y la sociedad admite ser interpretado como una formidable crítica a no pocas apologías que pretenden afirmarse como metafísicas de la comunicación, u apologías de la metacomunicación.

El reciente libro de Manuel Martín Serrano contribuye, además, a permitirnos renovar la esperanza en las ciencias de la comunicación, a pesar de advertir las crisis que hoy abruman a los medios de comunicación convencionales y las crisis que históricamente han distinguido a la academia de comunicación -atrapados en politiquerías estériles, inercias y caudillismos, mientras afuera se multiplica la subempleabilidad de la inmensa mayoría de nuestros egresados.

Manuel no persigue el propósito de crear una secta, fundar una iglesia o establecer un nuevo evangelio. Su gran mérito sencillamente radica en la generosidad de un noble propósito: afirmar la legitimidad de las ciencias de la comunicación, despejar dudas sobre la indispensabilidad de la teoría de la comunicación.  


Octavio Islas
Investigador del Departamento de Comunicación del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, México.

 

 

 

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