México

Imagen, simulaciÓn y simulacro: hacia una reflexiÓn sobre los principios del lenguaje de las imÁgenes producidas digitalmente

Por Olivia Fragoso
Número 59

A partir de la década de los 90 comienza a desarrollarse una serie de publicaciones tendientes a reflexionar alrededor de la presencia cada vez más significativa de la tecnología en las prácticas comunicacionales vinculadas con las imágenes visuales, esto ha traído el desarrollo de una serie de reflexiones sobre la forma en que se debe abordar el lenguaje de las imágenes con la emergencia del paradigma tecnológico. Se requiere de manera inmediata la intervención en estos procesos   desde un proceso teórico-metodológico alternativo que debía reflejarse en algún momento en la producción académica de la comunicación en México. Es así que algunos autores comienzan a preocuparse por la reflexión en torno a fenómenos vinculados con la teoría y la metodología del lenguaje de las imágenes y la tecnología. A partir de este fenómeno se comienzan a elaborar algunos textos que tratan los fundamentos del lenguaje de las imágenes a manera de manuales en donde se continúa considerando los principios tradicionales de los fundamentos del lenguaje de las imágenes aplicados a un nuevo medio sin cuestionar la pertinencia de tales conceptos y retomando algunos elementos de teorías de la posmodernidad o de la neo modernidad que complementan esta visión a manera de mosaico. De este modo, a pesar de que se ha mencionado la pertinencia de replantear los principios fundamentales del lenguaje de las imágenes para adecuarlos a las necesidades generadas por la inserción de la tecnología no se ha realizado un trabajo que los formule.

Si se hace un análisis simple del quehacer cotidiano se puede decir que la tecnología ha transformado los mensajes visuales. La comunicación en este contexto ya no es lo que era hace 25 años ni sus productos son exactamente los mismos ha habido, como en muchas otras áreas, una transformación que no podemos negar. Este proceso ha traído   consigo un cambio de la manera tradicional en que se conceptualizaba el ejercicio de la comunicación en México


incluyendo las herramientas, los medios y los productos por lo que podría suponerse que los principios del lenguaje de las imágenes han sufrido un cambio de la misma manera que lo han sufrido sus productos. En este contexto surgen preguntas sobre ¿cuáles son los principios tradicionales en los que el lenguaje de las imágenes se fundamenta y en relación con esto, de que manera estos principios han sido transformados por el uso de la tecnología como herramienta dando lugar a nuevas propuestas? ¿cuál es el papel que ha jugado la emergencia de la tecnología en la generación de nuevos principios del lenguaje de las imágenes? Y finalmente es necesario formular el cuestionamiento sobre la factibilidad, pertinencia y definición de los principios del lenguaje de las imágenes vinculados con la producción teórica relacionada a partir de la emergencia de la tecnología. En este texto se pretende formular de manera general una serie de cuestionamientos que permitan iniciar una reflexión en torno al lenguaje de las imágenes que de pie al intercambio de ideas orientadas a la solución de los interrogantes planteados.

Uno de los postulados iniciales en la reflexión en torno al lenguaje de las imágenes está en torno a la discusión de los cambios que se generaron en este contexto desde el arribo de la modernidad y la transformación que en el campo de las imágenes se creo a partir de los postulados planteados por la posmodernidad. La característica del lenguaje de las imágenes en la modernidad es la creencia absoluta en la razón y el hecho de que cualquier planteamiento proveniente de la intuición o lo místico se mira con desconfianza, recelo y sospecha. Se duda de cualquier explicación que remita al pensamiento mágico.   Desde esta óptica   el concepto de lo real no solo es susceptible de matematizarse sino también de ser comprobado experimentalmente.

Según Lyotard (1987)   la modernidad incluye a la posmodernidad. "Lo posmoderno sería aquello que alega lo impresentable en lo moderno y en la presentación misma; aquello que se niega a la consolación de las formas bellas, al consenso de un gusto que permitiría experimentar en común con la nostalgia de lo imposible; aquello que indaga por presentaciones nuevas, no para gozar de ellas, sino para hacer sentir mejor que hay algo que es impresentable. Un artista, un escritor posmoderno están en la situación de un filósofo: el texto que escriben, la obra que llevan a cabo, en principio no están gobernadas por reglas ya establecidas, y no pueden ser juzgados por medio de un juicio determinante, por la aplicación a ese texto, a esa obra de categorías conocidas.

Estas reglas y estas categorías son lo que la obra o el texto investigan. El artista y el escritor trabajan sin reglas y para establecer las reglas de aquello que habrá sido hecho." (p. 25)

En la posmodernidad existe una visión del lenguaje de las imágenes nihilista y una esperanzadora, se mira al mismo tiempo hacia atrás y hacia adelante sin mirar de cualquier modo a ninguna parte. La exclusión Vs. la inclusión es un fenómeno constante la fragmentación planteada por Bohm es un hecho, el ser humano está fragmentado.   Lo genital y lo fálico se encuentran presentes combinándose con visiones existencialistas. Se retoma el negro en las vestimentas, actitudes neobohemias fatalistas, se usan las perforaciones en el cuerpo y se popularizan los Drag Queen.

Slavoj Zizek (1999) plantea que debido a la posmodernidad se da la fascinación por la cosa , en el lenguaje de las imágenes, este concepto se aplica fácilmente al lenguaje de las imágenes. El ser humano se embelesa con un objeto externo, ajeno y le da características de ser autónomo y vivo generalmente lo relaciona con la electrónica: las mascotas cibernéticas, los juegos de video, la computadora, la banca electrónica.

Para Zizek (1999) el sistema fascina o devora. Esta obsesión por la cosa, provoca que la relación sujeto-objeto se diluya y finalmente el que vale es el objeto, la máxima expresión de la fascinación por el objeto en las imágenes se manifiesta en el espacio virtual.   Con respecto a este problema los esperanzadores como Bohm dicen que la fragmentación se puede acabar si el hombre se colectiviza. Los nihilistas como Harvey (1990) dicen que la fragmentación nunca se va a terminar y que la flexibilidad no sirve de nada.

Existe en el mundo cada vez más polarización de riquezas, más exclusión más conflictos políticos que buscan soluciones. La posmodernidad no plantea ninguna salida, al contrario solo pretende ser el reflejo de la situación actual, del hombre al finalizar el segundo milenio que es tal porque ha si lo decidió la misma modernidad que ha sido el origen y causa de todo lo que acontece hasta este momento.

Las tecnologías juegan un papel singularmente primordial para el lenguaje de las imágenes. La tecnología y la comunicación han conformado una amalgama mágica que permanece con el hombre desde que despierta hasta el final del día, desde que nace hasta que muere.

El arribo del desarrollo tecnológico en las comunicaciones, atribuido fundamentalmente merced a las conflagraciones mundiales, permitió la creación de un nuevo modelo de hombre y una distinta relación con el mundo. A esta circunstancia radicalmente diferente a la anterior se le podría denominar desde la propuesta de Kuhnn (2004) un nuevo paradigma pues plantea no sólo una concepción revolucionaria del modo en el que el hombre hace sus comunicaciones sino que al mismo tiempo contempla una serie de problemas en el orden filosófico, social, político, económico y cultural que se ha dado en denominar posmodernidad.

El ascenso al imperio de la   comunicación con sus invencibles medios: la radio, el cine. La electrónica, que basada en la teoría de la información   y los sistemas, se auxilia de la comunicación y en pocos años alcanza un poder insospechado, reduce espacios, cambia la noción del tiempo, del lugar del aquí y el ahora.

El lenguaje de las imágenes, habitante de un limbo tecnológico, centra su objeto en un exceso de individualidad, Lipovetsky (2005) se refiere a un debilitamiento de la intersubjetividad orientado a una disminución de la noción de la realidad una especie de nihilismo generalizado que caracteriza el pensamiento actual.

Todo este universo social de intercambio de información, de creciente globalización está respaldado por una visión cultural que vanaliza el lenguaje de las imágenes, para Baudrillard (1984) este hecho implica una tendencia fatal de nuestra cultura en donde existe una fuerte obsesión por lo real. Sin embargo esta realidad se encuentra centrada en el imaginario, en lo simbólico y se logra gracias a la repetición, las series repetitivas sustituyen la imposibilidad de atrapar lo real.   Esta angustia por lo real se resuelve de acuerdo con Baudrillard (1990) en la seducción que es una suerte de juego con lo real y las apariencias como una forma de desvío de deseo del otro.

De lo contrario se generan imágenes cuya preocupación estética es desplazada por la obsesión de la visibilidad, la obscenidad lo real en exceso, aquello que no permite el juego de la realidad, cuando se muestra todo, en la cultura se hace imprescindible lo porno-erótico en el sentido de lo exhibido, lo que ya ni siquiera es realidad sino que se convierte en simulación de un mundo sin referencia. De ahí la importancia del estudio de la imagen pues se convierte en el "sustituto" de la realidad, del espacio y del tiempo. Imagen que representa a una cultura obsesionada por mostrar ya no el sentido, el signo o la significación.

Hay una modificación y una sustitución de la temporalidad y la espacialidad en una suerte de imágenes repetidas imágenes fractales de la multiplicación a partir del vacío, la interpretación de la imagen le da sentido   ya no a una interacción social orientada al desarrollo y crecimiento del hombre sino a una fragmentación de la visión del mundo que lo convierte en exceso de instantaneidad.

De acuerdo con Vattimo (1990-a)   los operadores de la fabulación del mundo se encuentran ahora centrados en las nuevas tecnologías, es por ello que no deja de ser imprescindible los estudios del lenguaje de la imagen que permitan una mejor comprensión de los fenómenos culturales que explican al hombre.

Un hombre cuyas relaciones están basadas en la anomia, un hombre que se relaciona con otro espectral, vacío, carente de identidad en un espacio inexistente y con una carencia de reglas reguladoras. El tradicional intercambio comunicativo cara a cara se ha trastocado por una forma comunicativa en una cultura de la simulación y de la sustitución que nos hace preguntarnos por el sentido de realidad en este complejo intercambio de representaciones del mundo dadas por simulacros y apariencias en donde la imagen se encarga de gestar una suerte de realidad más allá de lo real una hiper-realidad obsesionada por el consumo basado en lo maquínico y en el exceso de información consumo en un espacio virtual que ocasiona que se de un debilitamiento de lo real.

El estudio del lenguaje de las imágenes permitirá, en la era de la nueva tecnología de comunicación, comprender los procesos mediante los cuáles se pueda lograr creer en la realidad de la realidad, la creación de estrategias de difracción planteada por Deleuze (2000 ): Uso de la repetición por diferencia, un lenguaje de las imágenes basado en la multiplicidad. Multiplicidad que solamente se puede pensar en relación a dos factores fundamentales: el espacio y el tiempo.

En el lenguaje de las imágenes en el ámbito de las tecnologías de la información y de la comunicación es indispensable considerar aspectos como: espacio y tiempo. No exactamente a la noción tradicional de los mismos pues ambos conceptos han sido reconsiderados en cuanto a su concepción tradicional. Virilio (1996) incluye en la teoría de la imagen la noción de lo trayectivo como espacio de circulación.

Desde una novedosa perspectiva de urbanista Virilio (1996) se plantea que lo más importante entre el objeto y el sujeto es el trayecto y desde este punto de vista se pregunta sobre la urbanización del espacio y el tiempo en la red añadiendo el factor velocidad como elemento significativo entre ambas variables.

En el lenguaje de las imágenes lo real tiene que ver con el aquí y el ahora, sin embargo en lo virtual esta noción se modifica no solo no es aquí sino que en ocasiones no es ni ahora o al contrario este fenómeno se incrementa ocasionando la pérdida de una credibilidad de lo real pues lo real deja de ser real. Por lo tanto se genera una crisis en la concepción del mundo.

En el lenguaje de las imágenes hay una re-concepción del espacio y una primacía del tiempo sobre el espacio. Para Virilio (1996) lo lejano va a implicar mayor cercanía que lo cercano, fundamentalmente por el proceso de intercambio interpersonal. La velocidad la dromología, no sólo está vinculada con lo trayectivo, el espacio y el tiempo, sino que se caracteriza por incrementar el factor   accidente que implica modificación y cambio y una relación directa con el peligro implícito en el desarrollo tecnológico propuesto por la humanidad .

El trayecto está vinculado con la noción de espacio, el lenguaje de las imágenes tendrá que considerar además el hecho de que se debe pensar en el espacio en donde se tiene que ubicar esta problemática pues es un factor que se relaciona directamente con la identidad.

El no lugar planteado por Augé (1993) es un espacio de circulación, es el sitio en donde se lleva al cabo el trayecto en donde fundamentalmente se conserva el carácter de anonimato. La imagen al enfrentarse con la nueva tecnología tendrá que considerar este carácter, por lo tanto estará cargada de referencias a los no-lugares como un proceso transparente y proyectivo.  

El espacio público deja de ser un espacio de identidad colectiva para convertirse en aquel lugar en donde no se es, en donde el personaje se confunde con la escenografía y los diálogos fluyen de altavoces etéreos. Nadie ve, nadie escucha, nadie existe. Lugar favorito de los transgresores a la norma quienes se preocupan por ocultar su identidad, las grandes ciudades son un ejemplo macro del no lugar, laberinto mitológico al que entras y desapareces, en donde no importa quién eres ni aquello que haces hasta que te encuentras en medio y reconoces que sí, todavía, al menos en la nuestra la magia anónima es relativa ya que al reconsiderar   el espacio como propio se le reconoce como un ente interrelacionado con el proceso, entonces sucede que el no lugar se convierte reversiblemente en un juego de seducción o en un acontecimiento porno-erótico de hiperrealidad matizado de opacidad transparente, el complemento perfecto del blanco y el negro, del allá y el aquí, de lo bueno y lo malo, el juego de poderes por los que el hombre siempre se ha preocupado y con los que ha creado sus más grandes fantasías, mitos y religiones, sí y no al mismo tiempo... Serenidad .

Los creadores de imágenes   desde el punto de vista estético se enfrentan no sólo a distintas problemáticas sino a múltiples y fragmentadas formas de acceder a la realidad, la cuál se encuentra ubicada en tal cantidad de niveles como comunidades interpretativas y creadoras existen, en este aspecto la identidad cobra importancia relevante. La conceptualización y el estudio del lenguaje de las imágenes necesariamente tendrán como eje   la consideración de nuevos criterios identitarios estéticos compartidos con las artes. Vale la pena apuntar que el estudio de las imágenes conlleva un trabajo metadisciplinario, en el problema de las imágenes debe considerarse la fractalidad y la difracción antagónicamente conceptuados existen en cada una de las comunidades a las que la imagen accede.

Esta perspectiva culturalista no deja de lado la visión fundamentalmente simbólica de los elementos que propician el intercambio y la hermenéutica,   desde el punto de vista antropológico de Geertz (1996), que posibilita el uso y la apropiación de las formas culturales. Desde aquí, como   un mosaico fractálico, transparente, virtual y teledirigido un sector societal fragmentado y auto renombrado como "importante" vincula   aspectos sociológicos, políticos, económicos, comunicacionales y, antropológicos desde una visión fundamentalmente tecnológica y científica con pretensiones antropológicas y socializantes en un mosaico trans y   meta disciplinario que retoma mitos ancestrales y los hace venir a cuento para asombro y regocijo de las generaciones intelectuales gestadas y acunadas en el último cuarto del siglo anterior.

En este reino donde la información domina, la confusión impera. Basta intentar trazar un recorrido para observar que cualquier trayecto es inútil pues el camino no existe, no desde una sola posibilidad. La carencia de relatos, la confusión por multiplicidad y fragmentación, el fenómeno retro y la trasgresión son característicos de aquello que es indefinible por su complejidad y que se conforma con fragmentos de relatos y de teorías oscuros y retorcidos, ocultos e indescifrables, perdidos en la anomia, en una constante búsqueda por la creación y confundidos por el reto de una tecnología que no acaba de explicar ni de resolver la eterna angustia del hombre: la explicación de la naturaleza. Vida y muerte.

El cyborg encontrado como reminiscencia a lo largo de las manifestaciones de toda la cultura de la humanidad, planteamiento irónico que refleja los deseos y las aspiraciones de una cultura que necesita manifestar su importancia o exacerbar su potencia tal vez ausente en múltiples circunstancias. Importancia acentuada de la misma manera que los atributos reproductivos de las venus de Wildendorf que se repiten en Jaina con miles de años de diferencia, arquetipo recurrente del inconsciente colectivo.

El punto diferencial en cuanto a la preocupación por el lenguaje de las imágenes está centrado, no tanto en una estética de la representación de formas cibernéticas, sino como en la frecuencia con que estas se utilizan y fundamentalmente en el carácter del medio. El elemento tecnológico caracterizador de el uso de la tecnología en la imagen ( y no al revés) se ubica en la premonitora alusión de Mc Luhan (1998) por el estudio centrado en la manera cualitativamente distinta de hacer trayectiva la imagen y la creación de comunidades y espacios notópicos que caracterizan el discurso.

En este sentido son esos elementos mediáticos los que habrán de conformar, mediante la utilización de conceptos emanados de la teoría de la posmodernidad, las constantes estéticas de la imagen de principios de siglo. Una imagen que se puede permitir el lujo de crear y reproducir las más sofisticadas alucinaciones sublimemente mecanizadas haciendo posible en una realidad virtual la solución al enigma eterno del hombre en torno a la creación de la naturaleza y la prolongación de la vida así como la reversibilidad de la   muerte.

La ciberestética entonces posee un lenguaje fantástico centrado en lo no fantástico. La fantasía ha sido una manera de resolver la imperante necesidad del hombre por existir psicológicamente sano en una cultura que lo limita y lo condena a reprimir sus pulsiones primigenias. El ser humano crea mundos posibles que hacen mucho más llevadera su existencia. El arribo del arte y la manifestación cultural de cualquier tipo posibilitaron la realización de la tecnología la cual se vio magnificada y glorificada en el siglo pasado por el advenimiento de los medios de comunicación de masas, gracias a los cuales se posibilitó que los mensajes tuvieran características casi reales.

Sin embargo con la llegada de los nuevos medios esta realidad en un mundo virtualmente existente es real, real en la medida de un acortamiento de distancias una constante de luz, una reconceptualización del tiempo y una consideración del infinito como elemento posible y conceptualizable en términos paradójicamente tangibles.

Esta visión de mundos reales, paralelos en donde la identidad y los roles multiplican al infinito sus posibilidades de ser yo y ser miles de tal manera que satisfagan mi necesidad fantasiosa de existencia en el mundo sin tener que sacrificar mis pulsiones es lo que le da el sentido de gloria eterna a la solución de la sensación de esquizofrenia contemporánea. Satisfacción de múltiples roles, desarrollo de identidades en fragmentados niveles de realidad que coexisten con el existir limitando tecnológicamente, con las posibilidades de ser en el sentido tradicional del término pero ampliando potencialmente los mundos reales que satisfacen los mas difractales gustos contemporáneos. Necesidad compleja, limitada a solo una parte de la población, quizá la misma que necesita de tales artilugios pues la complejidad de su existir en el mundo le exige cada vez más retorcidos encuentros consigo mismo para sentirse pleno y feliz en el término puramente filosófico.

La ética, esbozada desde el quebranto del ideal moderno, es una constante que se deja escuchar al mismo tiempo que las múltiples voces que reclaman justicia, orden y clemencia a favor del otro. ¿Qué tanto el lenguaje de las imágenes en la era de la nueva tecnología debe considerar este tipo de preocupaciones? o tal vez, ¿deberá centrarse en el análisis y recreación   de las fantasías de una parte de la población? ¿Es acaso responsabilidad de quienes toman las decisiones a nivel político? Si se considera que las tendencias de los estados han sido orientadas a la solución de prácticas equívocas a favor de unos cuantos, tal vez se tenga entonces que recurrir a otras formas de resolver la problemática de una manera mucho más incluyente.

La respuesta tal vez se centre en orientar la visión de la tecnología sobre una visión del sí y el no planteada por Heidegger (1989) en Serenidad , tal vez, pero el hombre debe ser estar más allá de la media para no sesgar sus decisiones.

Tal vez la reingeniería de la forma en la era de la nueva tecnología no se centre en esta nueva dialéctica del sí y el no, sino en una cosmovisión holística que ha permitido de manera tolerante y revolucionaria estar por encima de los deseos individualistas que han aniquilado al mundo.

Los esquemas de simulación, la ilusión como esquema no constituye una amenaza para lo real porque guarda relación con la realidad existe una relación con los referentes. El lenguaje de las imágenes producidas digitalmente al comenzar a nutrirse únicamente de otras simulaciones se convierten en sustitutos de referentes a partir de otras simulaciones. (Baudrillard, 2000, p. 74)

En los sistemas digitales el sentido y el significado no son las prioridades en el proceso de comunicación y esto se observa en los ciclos de reproducción y la escasez de producción de originales. Los medios de comunicación dan cuenta de situaciones en donde el simulacro es perfectamente observable hay imágenes en las que en ningún momento se observa un referente real.

La simulación sucede cuando existe un principio de representación, éste se apoya en la equivalencia del signo con lo real; por otro lado, la simulación se nutre de la utopía de la existencia de un principio de equivalencia y, en consecuencia, en la negación del signo como valor otorgándose al signo reversible capaz de acabar con todo referente (Baudrillard, 1994; 6).

El lenguaje de las imágenes comienza a existir en una cultura de simulación y fascinación, ha dejado de lado la producción y el significado. Sin embargo existe la posibilidad de que en la construcción de las imágenes los referentes se nieguen a ser destruidos apoyándose en la inmediatez de su existencia; es decir, todavía es posible escapar del simulacro cuando la realidad se hace presente de manera violenta.

Por otra parte el papel informativo de los mensajes puede estar quedando en un segundo plano; por lo que es factible ver al mensaje como espectáculo y medio de seducción. Existen muchos datos pero difícilmente se convertirán en información que sirva para generar conocimiento; la exacerbación de la información flotan en la hiperrealidad ha terminado por destruir la información misma ahogándola debajo de una expansión desmesurada.

Sólo hay una mente maestra decodificando la experiencia del espectáculo y lo hace de manera individual; esa mente es la del yo .

En la simulación reina el principio de la autocomplacencia y dicha situación impide encontrar a alguien más dentro de la hiperrealidad que no sea una proyección de cada uno, del yo , resignificando signos despersonalizados y descarnados.


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Olivia Fragoso Susunaga
Profesora de la Universidad La Salle, México.

 

 

 

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