Comunicación en la Vida Cotidiana
Número 6, Año 2, febrero-marzo 1997


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"A nosotros nos pasó lo que al pájaro que llamamos "yase",
que cuando alguien toca su nido,
aún sin hacerle daño a los huevos de los pajarillos,
la pájara los destruye y se va a otra parte.
Lo que nosotros no sabemos es quién se acercó a tocar el nuestro.
Prácticamente esa ha sido nuestra historia:
nos hemos pasado la vida auto destruyéndonos."

Ser o No Ser

Por: Brenda Hernández Storch

Curiosamente, como ha ocurrido a escritores de la talla de Octavio Paz, por ejemplo, Sarmiento también se extrae (como nos refiere Morse ) de la realidad de su contexto para observar desde fuera. Este fenómeno ha ocurrido en múltiples ocasiones (Krauze, Monsiváis y largos etcétera) para desembocar en obras célebres como sería en el caso de Paz, "El Laberinto de la Soledad". El mismo Cortázar alguna vez se refirió a este curioso hecho en uno de sus cuentos más intrincados: "Cartas de Mamá", en el que narra la historia de un hombre que recibe correo en París de su suegra en Argentina y reflexiona sobre el hecho de que es más sencillo ver claramente lo que ocurre en un lugar cuando se está fuera de él. En fin, no es la intención de este ensayo cavilar mucho al respecto, sin embargo ha llamado mi atención la recurrencia de esta situación, misma, que quizás nos desaliente cuando tenemos que escribir sobre la realidad mexicana, pues parece que para hacerlo magistralmente tendremos que viajar a Europa, o al menos, a Estados Unidos; de manera que logremos adquirir, si no una mejor óptica, por lo menos una gran nostalgia que funja como el detonador de nuestra creatividad literaria.

Así, Sarmiento se dedica a la tarea de analizar una situación extrapolada a toda Iberoamérica: el caso del liberalismo y la democracia, en estos países. Dichos sustantivos (que más deberían entenderse, desde la lupa positivista, como condicionalmente codependientes ) no han logrado coexistir en Hispanoamérica, como debería suceder idealmente y como ha ocurrido en países europeos y en Estados Unidos. Lo interesante no es únicamente detenerse en las hipótesis de los porqués, sino el pensar en los mismos términos y en la idéntica problemática crónica, pero con la variante de que esta tiene lugar, hoy por hoy, de cara a la globalización.

Varios autores coinciden en mostrarse un tanto escépticos ante la versión oficial que nos habla sobre la Independencia (al menos de México) fraguada en las manos de un pueblo bastante analfabeta dirigido además, por las intenciones filantrópicas de un cura. Desde luego, dicha incredulidad ha sido producto de profundos estudios que los ha llevado a un juicio más crítico, desligado de intenciones nacionalistas, pro-sistémicas o maníqueas, para observar los hechos desde un ángulo más científico. Así, las intenciones (por buenas que sean y de quien sean) se dejan de lado como explicación válida, para revelar un movimiento gestado en la Europa de la Ilustración y llevado Iberoamérica mediante escritos que cayeron, desde luego en las manos de las élites que poseían acceso a la información y a la lectura. El movimiento que promulgara la Revolución Francesa enarbolando los ideales de Igualdad, Libertad, Fraternidad, germinó en las mentes de los criollos de las colonias españolas en el "Nuevo Mundo" , rindiendo como frutos los movimientos de Independencia a lo largo y ancho de Iberoamérica , en el Siglo XIX.

Richard Morse, sin embargo, plantea otra posibilidad acerca del origen de las ideas que dieron forma a los movimientos de independencia: el propio pensamiento español que pretendía justificar la perpetuación de su poderío bajo el poder de otra generación: "... la revolución hispanoamericana de independencia fue un asunto interno de la familia hispana, sin influencia alguna de ideologías extranjeras..." Con todo, ya sea en uno u otro caso, sucedió que después de que los países se declararon soberanos, los criollos, ricos y hacendados siguieron al frente de los gobiernos.

De esta forma, la estructura social se sacudió para volver a quedar igual. Un sistema ajeno a la realidad de los países hispanoamericanos se implantó so pretexto de seguir un sistema "liberal" extranjero, que más generó un paternalismo antidemocrático, que la igualdad y la libertad de las ideas que copiaron. En el nuevo orden, los españoles seguían siendo favorecidos y paradójicamente entendían como ajenos, a los propios nativos de cada uno de los nuevos "Estados Soberanos". Así, desde una perspectiva un tanto barroca, habría de ¡"tolerarse" a las etnias! De esta forma, hasta la fecha, esta promesa "tolerante" (misma que refleja rechazo) ha sido la causante de tanta pobreza y marginación de nuestros Indígenas, quienes no quieren ser vistos ni como niños ni como objetos "Kitsch" sino desean ser respetados dentro de su diversidad y su cosmogonía, como lo promete la Constitución Mexicana cuando afirma que nuestro país es "pluriétnico y pluricultural" (la teoría suena bien, pero no se nos da la praxis).

El mismo Galeano habla de esta situación en su libro "Las Venas Abiertas de América Latina", obra casi imposible de conseguir, ya que se editó hace algunos años en Argentina. En él, Eduardo Galeano toma esta problemática y la compara, un tanto a la manera de Sarmiento, con lo ocurrido en Estados Unidos. En este último caso, el concepto de "libertad" fraguó junto con el de "democracia", en vista de que fueron los propios ingleses quienes colonizaron y no quienes implantaron una ideología en aras de mantener su hegemonía. Mientras que para los primeros norteamericanos estos ideales marcaron las pautas que los regirían socialmente, para los iberoamericanos, el sistema ajeno a su contexto fue importado e instituido, para permitir a las élites, seguir gobernando, por lo que el liberalismo para estas jóvenes repúblicas fue: "...perfectamente adaptable como vocabulario, como ideología, como programa selectivo o como estrategia económica, pero no como una manera de vida política..."

Así, en 1789 se marcaron las reglas, valore e ideales de la sociedad liberal, bajo la luz del contexto de la época. El concepto de "liberalismo y también el de "occidente" como sinónimo de civilización, fraguaron en el crisol de la Francia del siglo XVIII, para más tarde imponerse en Iberoamérica y sembrarse en estados Unidos, (donde los indios también se exterminaron y marginaron, aunque en circunstancias distintas al resto de América).

Bajo esta óptica heredada, a menudo se dice con absoluta insolencia que los indígenas son enemigos de la "modernización". este último concepto engloba, entre sus particularidades, a la colonización, la producción en serie, la despersonalización de los individuos y de las sociedades, la mala distribución de la riqueza, el daño ecológico, la destrucción y la barbarie. Para el mundo moderno o de "occidente" (que se ha vuelto en nuestros días más a semejanza del American Way of Life ) antimoderno es lo autóctono y generalmente se olvida que precisamente las antiguas civilizaciones indígenas eran capaces de ser astrónomos, astrólogos y poetas al mismo tiempo, porque sus mentes no estaban coartadas por el pensamiento segregador y especializador de la actualidad. Su vida, no era una lucha, sino una comunión con la naturaleza. De aquí que se antoje la pregunta ¿qué es pues lo moderno y qué lo obsoleto? ¿porqué debemos de imitar un modo de vida que no pertenece a nuestro contexto, pasado, valores o características? ¿qué es primitivo y qué es civilizado?Q

Los vertiginosos avances en materia de comunicación desde la segunda mitad del siglo pasado, y más aceleradamente, a lo largo nuestro siglo, han cambiado radicalmente la forma de hacer publicidad. Desde los antiguos carteles Lautrequianos, hasta los anuncios vía ciberespacio, la rápida evolución de los medios ha sorprendido minuto a minuto, a los publicistas. La socialización de los medios, corre a pasos agigantados. Términos como televisor de alta definición, internet, sky, entre otros, han salpicado nuestra vida cotidiana en el último lustro. Esto revela, desde luego, el fenómeno que sacude a los habitantes del Planeta entero. A cuatro años de empezar un nuevo milenio, el concepto de globalización toca al de la comercialización a nivel mundial y, por ende, al de la comunicación, la publicidad, la cultura y los valores. Desde luego, no son estos los únicos puntos que conciernen a dicha expresión, pero el impacto cultural del acercamiento de los mundos es un tópico que no puede ser desdeñado, ya que en gran medida, esto determina el carácter de la relación entre los sistemas que interactúan.

El problema empieza cuando se somete a discusión el significado de "globalización", mismo que nos remite al término acuñado por McLuhan. Sin embargo, la raíz más remota de lo que encarna el significado de dicha palabra, se remonta a la conquista de América. A más de 500 años del hecho, el mundo se ha reducido a una Pangea gracias a las redes de comunicación, al tiempo que se antoja difícil el reparar en que de una u otra forma, todos interactuamos con individuos a kilómetros de distancia.

Ahora bien, de aquí derivan las disertaciones sobre si está o no delimitada una ciudad; sobre si hay o no un sistema de valores compartido universalmente. Estas cuestionantes las han planteado diversos teóricos de la comunicación, sociólogos e incluso filósofos, ya que es evidente que en una época como la que vivimos, estas inquisiciones resultan el suelo fértil sobre el que se fincan las hipótesis que dan origen a sus trabajos. Estos intelectuales convergen, desde sus distintas ópticas, en que no se puede hablar de una total separación de culturas, delimitaciones de civilizaciones o ciudades, ya que de una u otra forma, hay un continuo intercambio, por lo menos objetual (y según Canclini, por ende, cultural) entre los diversos países que se encuentran cada vez más cercanos entre sí por medio de fibra óptica y satélites espaciales. No se puede hablar siquiera de culturas puras, ya que incluso la artesanía folklórica, muestra a veces, rasgos de transculturación.

Esto nos lleva a pensar en la forma en que dichas influencias externas se han hecho arte de la vida común y adquieren la importancia suficiente como para convertirse en parte de la cotideanidad en todos los aspectos; basta el ejemplo de las top of mind words para recordarnos el legado comercial-cultural que la publicidad ha dejado en amplios sectores de la población mundial. De aquí emerge el puente para establecer la relación entre propiedad privada e información; entre la élite burguesa que impone una ideología y el Estado que otorga las concesiones para el uso de los medios de comunicación. Esto aparece como un juego de intereses económicos, de poder y de hegemonía, en el que la esfera pública de Habermas no pude tornarse crítica como sucedería idealmente, en vista de que el Estado es juez y pare en la producción de una información que emerge de las élites, establece un modus vivendi, ensalza y justifica el status quo y establece un sistema de valores e ideales que no hace sino perpetuar el régimen.

Hemos traído a la superficie esta reflexión, a propósito de la actualidad del problema entre las dicotomías entre libertad y democracia, que se ha extendido hasta nuestros días. En este punto se antoja detenerse un poco a ahondar en lo que implican estos términos, que se utilizan para justificar la imitación de la forma de vida y valores, en un principio, de los europeos de la Ilustración y más tarde, aquellos propuestos por la Revolución Industrial. Conceptos como "neoliberalismo", "burguesía", "élite", "racionalismo" y "ciencia", son herencia netamente francesa. ¡La gran mayoría de los países del mundo nos hemos estado "occidentalizando" por siglos, y apenas nos estamos percatando de ello! ¿No es entonces que el neoliberalismo se ha establecido desde entonces y se sigue perpetuando hasta la fecha? ¿No será que con la globalización ocurra lo mismo? Lo anterior no se antoja imposible, ya que existen definidas élites que producen la información que trasciende a entornos culturales y constituye la estructura que sostiene al propio régimen. Basta señalar como ejemplo de que este fenómeno no está lejano, cuando la los ahora "ciudadanos del mundo" nos parece de lo más familiar la frases "Siempre Coca-Cola"; cuando jóvenes a lo largo de toda América y Europa reconocen los nombres de "Beavis y Butthead" y cuando teléfonos de México anuncia a los usuarios que podrán hacer uso de la clave norteamericana 1-800, para comprar por televisión, haciendo uso de los dígitos 9580. Curiosamente, la ciudadanía mundial se adquiere comprando, es decir, lo que se compra define lo que se es y cómo se es. Es decir, nuestra ciudadanía depende de la cantidad, calidad y origen de los productos que consumimos. El neoliberalismo ha implantando el Compro ergo sum: "...es coherente que nos sintamos convocados como consumidores, aún cuando se nos interpele como ciudadanos." .

Resulta bastante lógico el pensar que la globalización va más allá de ser un proceso de "internacionalización" (como lo llama el mismo Canclini), en el que se busca un producto distinto cuando no se encuentra el bien que satisface cierta necesidad, o bien cuando el consumo de productos extranjeros implica cierto status. La globalización es un fenómeno que supone "...una interacción funcional de actividades económicas y culturales, bienes y servicios generados por un sistema con muchos centros, en el que importa más la velocidad para recorrer el mundo, que las posiciones geográficas desde las cuales se actúa."

Hoy por hoy, la comunicación ha convertido en realidad la profecía McLuhiana. Una aldea global construida con redes de fibra óptica se extiende e implanta valores, patrones y estereotipos generados, en muchos de los casos, fuera del contexto del receptor. Cada día, (en aras de la globalización y la apertura comercial), los habitantes del mundo entero encuentran cada vez más familiar el toparse con programas norteamericanos como MTV, que encierran, refleja y satisface las necesidades características de la generación de la era electrónica. De igual forma, un control remoto nos permite presenciar, en la comodidad de nuestros hogares, una guerra televisada vía CNN; ver películas mediante el sistema Pay per View , disfrutar del Rey León en la versión en Inglés o Español, al gusto del consumidor, comer en MacDonald’s, o en Burguer King , o bien llamar a Domino´s, comprar en Price Club, Wal-Mart, o K-Mart.

La paradoja que encierra esta "era de las comunicaciones", es el hecho de que nunca supimos tanto de todos, y al mismo tiempo, tan poco de nosotros mismos.

Muy seguramente, la mayoría de los países pobres encuentran en este fenómeno, la puerta al primermundismo, esperanza, que desde luego, resulta bastante cuestionable. La promesa global, sin dudas está en boga, pero n o podemos sentirnos en la ruta del progreso, si no reparamos en que los países que no son ricos, desde luego, no formarán parte de las élites dominantes, sino que se encontrarán debajo de estas, de acuerdo al nuevo orden mundial que situará a los círculos poderosos en la cima y al resto debajo.

Por momentos puede frustrar el hecho de pensar que resultan estériles las divagaciones sobre la conveniencia o no de la globalización, puesto que ésta se encuentra en un tránsito irrefrenable, propiciado por las actuales circunstancias políticas, económicas y tecnológicas. Sin embargo, desde nuestro particular punto de vista, el término "globalización" no es sino la forma de ocultar el verdadero sentido de una nueva reaparición del mundo entre los poderosos (por lo que un análisis de su impacto sobre la cultura podrá hacerse quizás en 30 años o más, aunque algunos síntomas de este proceso ya se han hecho bastante evidentes). Como ha ocurrido cada vez que este nuevo orden se implanta, las potencias obtienen lo que más conviene a sus intereses , mientras los países pobres son sometidos bajo el régimen de los más fuertes.

Comprar, comprar, comprar es el grito bélico de esta nueva guerra que apunta a la victoria de los países ricos, quienes están preparando al mundo psicológicamente para reducir los brotes de rechazo a la ola neoliberalista mercantil que es el ingrediente de esta potente arma que llega a miles de millones de personas a través de la radio, la televisión y todo tipo de redes de fibra óptica. Los países ricos han declarado la guerra y esta vez nadie puede declararse neutral. No puede negarse que lo anterior constituye un medio bastante fértil para hacer conjeturas acerca de lo que puede esperarse en la vida de los ciudadanos mexicanos, quienes serán incluidos en un sistema elitista que promueve, cada vez con más fuerza, una sociedad en la que el individuo es consumidor de un régimen que como hemos visto, produce desde chicles hasta cultura. De esta forma, la identidad mundial se creará alrededor de símbolos comerciales y el consumo personal de ciertos bienes, como se hace en la actualidad a nivel local, pero a escala mundial, sorteando desde luego ciertas barreras y ajustándose a precisiones culturales.

De esta forma, encontramos que a través de los años y con el vertiginoso surgimiento de nuevas tecnologías, el abismo entre liberalismo y democracia se ha ensanchado. Mediante fórmulas eufemísticas, se nos ha vuelto a vender la idea de un nuevo orden, hoy llamado "globalización", bajo el que se oculta la reorganización del mundo, favoreciendo la hegemonía de las élites dominantes.

De aquí que hay que cavilar sobre el ingreso al primer mundo, el que no se podrá lograr mientras el mexicano no acepte su pasado y logre encontrar en él, la claridad de su presente. Es preciso que despertemos a la historia, que dejemos de imponernos una amnesia que nos deja como única salida un nihilismo que se agrava cuando importamos modelos extranjeros. Es preciso que trascendamos la etapa adolescente del axolote bartiano, que adquiramos conciencia de nuestra singularidad y que nos entreguemos a un "...momento de reposo refléxico antes de entregarnos al hacer...". En esta reflexión debemos aceptar el pasado, para que en la comprensión de un presente, se planee coherentemente un futuro. Resulta evidente que no podremos progresar bajo un estándar ajeno. Tenemos que buscar en nuestro yo, un auténtico camino que no excluya una parte de nosotros mismos. Lo que nos ocurre es lo que le sucede al pájaro yase, cuando un extraño toca su nido. En nuestro caso, los extraños somos nosotros mismos, y por eso, al no conocernos, nos hemos estado autodestruyendo...

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Créditos fotografías:

"Madre Indígena" Tina Modotti, 1925
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