Dimensiones Internacionales
de la Comunicación
Número 7, Año 2, junio - agosto 1997


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La Metamorfosis Urbana

por: Dr. Oscar Ochoa González
ITESM, Campus Monterrey

La ciudad, como espacio propicio para la concentración de la vida humana, ha generado, a través de su desarrollo, fenómenos singulares en el marco histórico de las sociedades.

Diferentes disciplinas se han ocupado del estudio de los fenómenos que en la ciudad se presentan. Sin embargo, por sus características mismas, es difícil emitir un diagnóstico definitivo sobre los casos que se analizan. La dinámica social urbana presenta permanentemente situaciones nuevas que deben ser asimiladas por quienes habitan estos espacios.

La Revolución Industrial trajo consigo consecuencias peculiares que modificaron los moldes tradicionales de la estructura social urbana. Nuevos inventos, como la electricidad y el automóvil, fueron transformando los modelos de vida comunes. Los medios masivos de comunicación y la tecnología presentaron, a la vez que comodidad a sus habitantes, nuevas problemáticas y exigencias.

Di Donna (1) señala que "la ciudad, tal y como la conocemos actualmente, es un fenómeno que no tiene antecedentes históricos lejanos. Resulta imposible imaginarnos que en las comunidades griegas o romanas hubieran podido existir problemas como los actuales".

Davara (2) entiende a la ciudad como "un espacio acotado por el hombre para vivir en sociedad, en el sentido de ser una creación humana oponible al espacio exterior, al entorno circundante. El entorno, la naturaleza, el medio natural es un mundo dado al hombre; la ciudad es una realización cultural" y parafraseando a Ortega y Gasset añade "ensayo de sucesión que hace el hombre para vivir fuera y frente al cosmos, tomando de él, porciones selectas, pulidas y acotadas" (3).

Estudiando la ciudad histórica, la creada desde los orígenes de nuestra civilización hasta la etapa previa a la revolución industrial, el mismo Davara señala una peculiar organización de sus espacios urbanos, "basada en la oposición estructural de espacios públicos y espacios privados" (4) los primeros para actividades comunales y los segundos para funciones individuales y familiares. Señala también que "esta dualidad de espacios nos hace concebir a las ciudades históricas como entes sociológicos, donde existe una concreta estructura social, en conformidad con el grado de ordenación de la sociedad que habita en ellas (4) y pone como ejemplo la contraposición entre la ciudad latina mediterránea, donde predominan los espacios públicos, propios para la conservación, el intercambio y la reunión de sus habitantes; y la ciudad anlosajona, más sileciosa, con predominio de los espacios privados, donde los edificios y viviendas son lugares básicos para la convivencia.

Davara concluye al respecto que la ciudad es "una acotación concreta del espacio, ordenada según las oposiciones de lo público y lo privado, que en todo caso es un diálogo del hombre urbano con su propio medio ambiente, a través de un proceso histórico en constante renovación".'

Acorde con Marcel Mauss (5) quien señalaba que "en una sociedad no hay más que dos elementos: El grupo que la forma, de ordinario sobre un suelo determinado y las representaciones y los movimientos de este grupo" (6), Davara afirma que en toda ciudad no existen más que dos elementos: El hombre y los grupos que acotan su espacio urbano y las representaciones o mensajes de estos mismos hombres. (7)

Di Donna distingue dos características que no se presentan en los demás períodos históricos y que, por eliminación, constituyen rasgos escenciales de la ciudad contemporánea: la sociedad de masas y la tecnología. La primera entendida como aquella en la que existen instituciones de grandes dimensiones, cuya organización se encuentra centralizada, y que asume una naturaleza burocrática y despersonalizada, propiciando relaciones interpersonales superficiales, parciales y transitorias que, por su parte generan individuos con fuertes tendencias hacia la soledad, ansiedad, desarraigo y carencia de sentido de comunidad, y la segunda, referida a la revolución industrial. (8)

Sin embargo, sociedad de masas y tecnología no son causa sino efecto. Di Donna explica este argumento señalando (9) que "en la antiguedad hubo manifestaciones tecnológicas, entre las que se pueden contar la invención de la rueda o las diversas formas de navegación, entre otras". SinUnos suben y otros bajan Lola Álvarez Bravo. embargo, antes del advenimiento de la revolución industrial, ninguna manifestación tecnológica afectaba a la inmensa mayoría de la sociedad en un lapso tan reducido y uniforme. Otro factor que ha influido, a consecuencia de lo mismo, es la producción en serie o masiva que introdujo métodos de organización para la producción, surgiendo la división y especialización del trabajo humano afectando al individuo en lo que se le ha denominado alienación. (10)

La alienación, como concuerdan la mayoría de los autores, provoca el sentimiento de que el propio destino escapa al destino de la persona que lo vive, a la vez que genera una ausencia de respuesta hacia las normas sociales establecidas en lo que se refiere al comportamiento.

Como consecuencias del fenómeno de la alienación se pueden marcar el desconcierto cultural o sensación de que uno ha sido marginado de los valores establecidos y aceptados por la sociedad. Otra es el aislamiento social, la soledad que padecen los habitantes de los conglomerados urbanos, producida como resultado de su exclusión de unas relaciones sociales deseables. En síntesis la vida urbana se despersonaliza.

Anderson (11), al referirse al estado actual que han alcanzado las sociedades, señala que "todas las comunidades modernas son urbanas en cierto grado". Wirth (12) destaca como características del urbanismo la transitoriedad de las relaciones sociales, donde el individuo establece nuevas relaciones y olvida las antiguas; la superficialidad, consistente en la dificultad y desinterés de poder conocer bien a todas las personas relacionadas con uno; y el anonimato, en el que el habitante se conduce a través de la multitud sin procurar el acercamiento.

Los sociólogos contemporáneos explican el proceso de urbanización como una consecuencia de la transformación de las sociedades agrícolas en industriales. También distinguen grados de urbanización, según sea la etapa de desarrollo de unas con respecto a otras. Sin embargo hay que considerar que "la urbanización es una tendencia, no una medida exacta. No se puede decir con seriedad y exactitud que un individuo se urbaniza después de, por ejemplo, 45 días de vivir en la ciudad, o que una comunidad se transforma en urbana en el momento mismo del nacimiento del habitante 50,001" (13). Lo urbano es un concepto convencional, que varía adaptándose al tiempo y las circunstancias, como el espacio y sus características particulares.

En acelerado desarrollo económico, apoyado en la industria y el comercio de algunas comunidades, ha traído como conbsecuencia el desajuste en las condiciones de vida social de sus habitantes, presentando contrastes de todo tipo. En el plano económico, la cohabitación entre opulencia y marginación; en lo social, actitudes de competencia, obstinación y agresividad, que promueven a su vez, desintegración.

Anderson cita en su obra (14) un documento preparado por la Comisión Económica para Asia y el Lejano Oriente (CEPALO) sobre las causas e implicaciones de la urbanización donde define a ésta así: "en su sentido más simple y demográfico, la urbanización puede ser definida como el proceso mediante el cuál la población tiende a aglomerarse en grupos mayores que el tamaño planeado" (15). Igualmente hace mención de Warren S. Tompson, quien en la Encyclopedia of the Social Sciences define este término como "el movimiento de gente desde comunidades interesadas principalmente en la agricultura, o sólo en ella, a otras comunidades, mayores por lo general, cuyas actividades están centradas sobre todo en el gobierno, el comercio, la manufactura o en intereses similares" (16). Admite, sin embargo, que las definiciones no pueden ser aceptadas sin reservas.

La historia considera que el ser humano vivió sus primeras etapas evolutivas guareciéndose en las cavernas. Quizás luego construyó rústicas viviendas de ramas. La civilización vendría luego para algunos pueblos, los más privilegiados, quienes contarían con comodidades y hasta lujos.

Keith establece (17) que "la humanidad primitiva estaba dividida en un excesivo gran número de pequeñas comunidades" por lo que se puede considerar que, conforme la sociedad ha avanzado en sus etapas de desarrollo, ha ido sintiendo la necesidad de conglomerarse en nucleos espaciales unidos cada vez mayores. Diversos autores ubican los inicios de la ciudad moderna en Europa entre 1750 y 1850.

En Europa el renacimiento trajo consigo la aportación de nuevos estilos que conformaron su arquitectura, recreando un arte más refinado. Más apremiaba superar, a su vez, las etapas renacentistas en busca de otras alternativas.

Gobiernos y organizaciones han pretendido conservar el patrimonio cultural que representan las ciudades antiguas, amenazadas de perder encanto conforme el modernismo avanza trastocando la original función que las integraba. Así, el Consejo de Europa declaró en 1981 el año del renacimiento de la ciudad, marcando cinco objetivos genéricos: el mejoramiento de la calidad entorno urbano; la restauración de edificios, viviendas y barrios antiguos existentes; la creación de actividades sociales, culturales y económicas; el desarrollo de la participación comunitaria y; un análisis de la participación de los poderes locales. En resumen, contemplar la ciudad europea como origen de democracia.

El futuro de los cascos urbanos antiguos es negro, debido a las dificultades de mantenimiento e implantación de comodidades.

El arquitecto francés Pierre Vagó afirma que "las ciudades han llegado a ser demasiado grandes y terminan por ser una masa amorfa en la que las personas pierden su identidad como ciudadanos de un lugar concreto. Es una consecuencia patológica de un crecimiento rápido e incontrolable" (18).

Señala también que otro problema es el derivado del principio de separación de funciones, explicando que "históricamente, una ciudad era equilibrada y armoniosa cuando las funciones también lo estaban. Hoy, debido en parte a condicionamientos demográficos, económicos, tecnológicos, sociológicos y hasta psicològicos, existen graves diferencias de las que resultanKm 287 Lola Álvarez Bravo. tendencias sociales muy graves. Por una parte, se han constituido auténticos guetos industriales acompañados de ciudades dormitorio y, por otra, se han instalado en el corazón, en el centro de la ciudad, los lugares de administración pública o privada o los grandes almacenes. Se produce así la desaparición del contacto humano en el centro de la ciudad". (19).

El tráfico, añade Vagó, y más concretamente la civilización del autómovil, ha terminado en las ciudades de tradición antigua con las relaciones humanas, al convertir las plazas en aparcamientos para coches y las calles en puro asfalto para tráfico rodando. Se añade a esto la falta de contacto con la naturaleza (20).

Las comunidades humanas han ido pasando de la vida nómada a la sedentaria, de la aldea a los poblados y de éstos a las grandes concentraciones urbanas. Ha sido la huella social de su cultura, lo que ha permitido, a su vez, aumentar el cúmulo de experiencia de todo género.

Desde la perspectiva de la ecología humana, diversos estudios se dedican a la investigación de la relación hombre habitat en el contexto de su vida comunitaria. Kliczowski anota la siguiente receta para hacer una ciudad (21):

"Se elige una región, se le secciona en partes menores y se le construye palmo a palmo hasta que no quede un solo metro cuadrado sin tapar. Para ello se excava bien hasta asegurarse haber profundizado por debajo de la tierra fértil hasta llegar a la tosca.

Se elevan sus construcciones hasta poder parar los vientos y desviarlos, dar sombra a sus calles e impedir toda posible vista al horizonte. Se rellenan todos los inserticios con asfalto o piedra y encima se coloca latas que al moverse produzcan ruido, bases tóxicas y olor.

Se perforan las raíces de los árboles existentes, para el pase de cañería de agua, gas y electricidad. Pero si a pesar de nuestro esfuerzo, algún arbolito floreciese en primavera, se le tala, pues es allí donde debe ubicar la entrada de un garage.

Concluida la tarea, con la tierra, se colocan tantas chimeneas como sean necesarias para que el sol y el aire no cometan la locura de dar vida a la ciudad.

Terminada la primera etapa de impermeabilizar la tierra contra el aire, el sol y el agua, podemos continuar nuestra labor contaminando y agotando sus ríos y mapas de agua con la certeza que nuestra impermeabilización impedirá cualquier reposición.

Al no preveer su crecimiento, tendremos garantizado que será descontrolado y arbitrario; al no pensar en su gente, tendremos asegurada su destrucción. Cuando todo esté logrado, se esperan unos años y estarán todas las condiciones para abandonarla y comenzar nuevamente nuestra notable tarea de creación, en otra parte de nuestro mundo". Tal parecen ser los intentos de algunos gobiernos por descentralizar funciones mediante el cambio de ubicación de sus sedes.

Para Frank Lloyd Wright, la arquitectura es el más expresivo y duradero testimonio de la civilización. "La arquitectura es el único archivo que se puede leer en la actualidad de aquellas civilizaciones que se han quedado lejos" (22).

Tao declaró -señala Lloyd Wright- que la realidad de los edificios no consistía en las paredes y el techo, sino en el espacio interior que habrá de habitarse. El espacio interior es la realidad de la construcción. Ahora bien, eso significa que uno construye de adentro hacia afuera, y no de afuera hacia adentro, como siempre se ha hecho en occidente. (23)

Las comunidades urbanas norteamericanas, recientes en su establecimiento, han resentido, sin embargo, un acelerado proceso de crecimiento urbano apoyado por los avances tecnológicos. El rascacielos, comentaba Lloyd Wright (24) es el responsablde de la congestión y está convertiendo -se refería a Norteamérica- a la ciudad moderna en algo imposible de usar. El rascacielos apila a una muchedumbre hacia arriba, la vacía de golpe en la calle, la vuelve a devorar y las calle no son lo suficiente anchas.

Anderson destaca que "durante generaciones, los pensadores han vislumbrado un tioi de comunidad ideal u otro. A pesar de las diferencias, estas utopías tienen por lo menos una característica común: estas ciudades de sueño siempre han alcanzado un grado de perfección. Prevalece la ley y el orden y la conducta legal se ha vuelto habitual. No existe lucha por el espacio, no se hallan zonas desagradables, ya no es problema el proceso de demolición y reconstrucción. Hasta el problema del tráfico ha sido solucionado permanentemente. No obstante, las que conocemos, las ciudades reales de la experiencia de cada hombre, se caracterizan por el cambio continuo. Han de cambiar puesto que son dinámicas y agudamente competitivas. Este cambio podrá ser esporádico, como en época de auge, o lento, como en época de depresión, pero no podemos describirlo como ordenador. Sea rápido o lento, comprende tanto el crecimiento como la decadencia. En la dinámica vida urbana, los acontecimientos menos planeados y los más sorprendentes pueden ocurrir en cualquier época, lo que hace que para la gente la moderna comunidad urbana sea muy intrigante como lugar para vivir" (25).

"El desarrollo y el cambio urbanos traen consigo consecuencias tanto positivas como negativas (contaminación, transporte, desorden). Las ciudades son los talleres del mundo" (26), agrega Anderson, mientras que para Baudelaire la forma de las ciudades cambia más aprisa que el corazón de los hombres.

Las interrogantes que se plantean son múltiples: ¿Cuál es el futuro de las ciudades? es decir, de las actuales, o bien, ¿Cómo serán las nuevas ciudades ? o mejor aún, ¿Cómo será la ciudad tipo en el siglo XXI? ¿Qué nuevos modelos sociales, económicos, políticos culturales y por lo tanto urbanos se plantearán? ¿Qué tendencias seguirán las grandes concentraciones humanas? ¿Dejará la familia de representar la base de la estructura social y así los grandes núcleos humanos generarán una nueva estructura indispensable para su supervivencia? ¿Qué nueva tecnología obligará la implantación de bruscos cambios en el espacio acotado de las ciudades? ¿Qué margen de supervivencia rendrá la humanidad ante la amenaza de las guerras modernas? ¿Cuáles serán las energías más usadas cuando los recursos no renovables se agoten? ¿Se construirán nuevas sociedades basadas en otros modelos urbanos apoyados en sucesivas invenciones y descubrimientos? Por primera vez, tras millones de años sobre la faz de la tierra, la humanidad consigue volar. Nuestra generación ha salido al espacio abierto y pronto alcanzará las estrellas. ¿Estamos asistiendo al nacimiento de una nueva era? ¿Será posible la colonización del espacio y con ello el desarrollo de nuevos habitats?

Sólo el tiempo responderá estas cuestiones. Sin embargo queda patente la gran capacidad de adaptación del ser humano, una especie en perpetua transición.

Citas:

(1) Di Donna, Jorge. Comunicación Urbana. Apuntes para su delimitación como Disciplina Autónoma, en Cuadernos de Comunicación, No. 94, Anuario, Comunicología Aplicada de México, dic. 1984 pp. 37-44
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(2) Davara, Francisco Javier. El espacio Urbano como un Sistema de Signos, en Revista de Ciencias de la Información. Fac. de cc de la Información. Univ. Complutense de Madrid. 1984, p. 223-248
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(3) Ortega y Gasset, J. Notas, Madrid, 1975. pp. 111
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(4) Davara, op. cit. pp. 225-226
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(5) Mauss, M. Sociedad y ciencias Sociales, Barcelona, 1972, p. 127
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(6) Ibidem
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(7) op. cit. pp. 227
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(8) Di Donna, op. cit. pp. 37
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(9) Ibidem, pp. 38
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(10) La alienación es un sentimiento de desconcierto cultural, es la sensación de que somos marginados con respecto a los valores establecidos y aceptados por la sociedad, lo que produce rebelión. Este fenómeno, característico de nuestro tiempo, se distingue a medida en que la sociedad avanza en sus etapas de desarrollo.
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(11) Anderson, Nels. Sociología de la comunidad urbana. FCE, México, 1975, p. 9
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(12) Wirth, Louis. "Urbanism as a Way of Life", American Journal of Sociology, vol. 41, num. 1 julio de 1938, pp. 1-23 en Anderson, Nels, op. cit. pp. 15-16
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(13) Di Donna, op. cit. pp. 39
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(14) Anderson, op. cit. pp. 19
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(15) Ibidem, p. 19
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(16) Ibidem, p. 19
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(17) Ibidem, p. 49
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(18) Vagó, Pierre. El hombre para la ciudad o la ciudad para el hombre. Conferencia pronunciada el 4 de marzo de 1981 en la asociación Hispania Nostra de Madrid
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(19) Ibidem
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(20) Ibidem
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(21) Kliczowski, Hugo A. en Kliczowski, Guillermo V., Arquitectura para la Recreación. Espacio Editora, Bs. As., 1978
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(22) Branden, Henry. Así somo, Ed. Novaro, México, S.A. México, 1962. p. 189
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(23) Ibidem, p. 192
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(24) Ibidem, p. 192
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(25) Anderson, op. cit. p. 233
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(26) Ibidem, p. 261
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