Políticas de Comunicación
Número 8, Año 2, Agosto - Octubre 1997


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Eterno Viajero

por: E. Scheffler Zawadzki
scheffle@data.net.mx

El silencio del espacio exterior me hace recordar lo que alguna vez fui. Escucho el latido de mi propio corazón y escucho el eco de todas y cada una de la palabras que alguna vez pronuncié. Las de gozo y las de odio; las de alegría y las de temor; las habladas y las calladas; las escuchadas y también las ignoradas.

He llegado a pensar que no es mi cuerpo el que se mueve, sino que todo lo que está a su alrededor… aunque yo sé que las voces de los planetas dicen que son ellos quienes me ven pasar.

Quizás sea algo extraño, pero la verdad es que desde que floto, escuchando el silencio de las palabras pronunciadas, sólo pienso en ti.

Pienso en tus ojos y en la manera en que veías la luz haciendo uso de ellos, transformando al mundo en un lugar mejor… pienso en tus ojos y en la extraña forma en que me permitían ver lo que sentías y lo que sabías.

Tan sólo fuiste un instante de mi vida… tal vez únicamente un recuerdo, pero ¿cómo es que se generan los recuerdos?, ¿acaso no tienen su génesis en el mundo real?

A veces lo dudo. Dudo tu existencia y dudo mi sentir. Dudo mi memoria y mi dolor… dudo la eternidad del espacio que me rodea. Dudo que alguna vez, hace ya demasiado tiempo, haya sido yo humano, y tú… tú lo único que yo podía mirar; imposible de alcanzar desde el exilio de mi propia lejanía.

Imposible de alcanzar, pero habitando el cielo, eras mucho más que un sueño por el simple hecho de ser algo real. Una distante galaxia brillando en la obscuridad… y ahora, ¿en dónde podrás estar? Ni siquiera puedo recordar hace cuanto tiempo comencé a viajar… no recuerdo tiempo ni razón… no recuerdo nada más que un deseo sincero de poder estar junto a ti… ahora te busco entre los planetas mientras los seres solitarios me miran, se asombran, me esperan, se imaginan, me sueñan y se suicidan. Me miran esperando encontrar una razón para existir, preguntándose sí algún día volveré… sin saber que yo viajo porque te busco, y te busco porque pienso en ti.

Dedicado al Cometa Hale-Bopp
Ithaca, N. Y. Marzo 1997


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