Políticas de Comunicación
Número 8, Año 2, Agosto - Octubre 1997


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Es difícil cerrar los ojos, ignorar al movimiento liviano del sonido.
El aire, se precipita en secreto.

por: Oscar Reyes

EN EL PASEO, AL FRENTE EL MUELLE,MAS AL FONDO LOS BARCOS SE ADORMECEN

Ay una mujer, su interior es de ámbar, ella contempla el tejido que ha fabricado con sus diez dedos transparentes, la contemplo, y se siente complacida, yo no se como es que se ha colmado con esa palidez morena que trasluce su cara de color naranja, la miro. Ella posee un escarabajo en el interior de su pecho, cuando ella se inclina su escote cae y te deja ver al animal obscuro e inerte, tan grande, como lo es mi puño cerrado, la mujer espera tranquila, ella posee una flota de barcos que navegan en el liquido azul de las botellas recicladas, en cada frasco hay una tormenta de aceite e insulina, afuera; la ciudad reposa con su quietud de vértigo, yo les contemplo de la manera más estúpida y lejana.

Permanezco extasiado, no he podido retirar mi vista de toda esta tarde.

EL HORIZONTE Y EL DESTELLO AZUL COBALTO

Pero la imagen no te espera, en este breve mirar,la gota de sudor estalla, el buque, gigantesco, sale por la enorme puerta de la bahía, se aleja igual de taciturno, yo me despido de él con una extensa sonrisa agotada, todo ese metal tan pesado y rojo.

PURIFICACION,CONTEMPLACION

He traído una botella de agua, y la bebo como si me estuviera tragando todo este bulevar, colmado de personas y barcos derruidos; bebo y me atraganto de bicicletas que cruzan con sus tinajas colmadas de elotes hirviendo, me atraganto con el aroma de los peces envueltos en el diesel, bebo la sal y el alcohol que evapora de la sonrisa de los pescadores, trenzado a sus redes, trago con ansiedad el borde, el interior y el fondo de la botella de agua y mi estómago se siente aun vacío angustiado, senil de contemplar los mismos estuarios.

A LO LEJOS EL VIEJO ACUARIO

Mi mano sujeta el pabilo de la pesca, la imagen aletea y se agita con angustia, ha mordido la carnada y mis ojos la sostienen con vehemencia y rigor de dibujante, también hay un vendedor agazapado, el, es un juglar de mar adentro de arrecife, su cuerpo permanece inmóvil, sus brazos reposan sobre una pila de caracoles y espirales, su antebrazo sangra desde pequeñas heridas que asemejan a lunas y a cruces tatuadas, sobre toda esa cerámica rosa, su boca sonríe,sus dientes estallan de luz y resplandor de escama, la luz no se detiene ni la imagen; en toda esta secuencia un caracol moribundo se arrastrado sobre toda esta pila de cuerpos y corazas de calcio.

GRITO ONDULANTE Y SALITRE

Los caracoles grandes valen diez pesos, los medianos cinco y los más diminutos son comerciados por ciudades enteras, esos solo te valen cuatro pesos la bolsa.

LARGA CAMINATA DE TURISTAS

No quería hablar de todas las demás personas que cruzan a toda prisa, ellos sonríen con sus mejillas flageladas por la luz y el intenso c o l o r de los corredores de piedra mucara , ellos sostienen entre sus dedos brillosas monedas , avanzan nerviosos, compran y cargan entre sus brazos sudorosos toda estos cuerpos inertes, acuario de ojos sólidos y escamas irritadas, de los depredadores sólo diré que son extranjeros, lo descubres por que no circulan con la placidez y el alucine de la casa.

LA CONFESION Y EL MITO

No quiero hablar, pero no puedo retirar mis ojos esféricos de toda esta jornada de cosas, mi cuerpo es un galeon que reposa en una banca,la banca es una pequeña crujía de metal, desgastada con el rose de tanta gente que agotada llegan hasta aquí para ver morir al sol y contemplar el estupor de su sepélio , mi cuerpo es rojo y gigantesco , hoy me salí temprano del trabajo, me quedé depositado en este sueño frenético y solitario.

LA CONCLUSION Y LA NAUSEA

La mujer de ámbar se atraganta con un zeppelin de coca cola, me mira, sabe que soy un estúpido, intoxicado con el calor de hoy, sin embargo ella desconoce que yo llegué a este lugar en ese mismo estado, que soy una persona forjada con el bochorno y el ocio del verano, lo que quiero decir es que cualquier ser humano tiene el permiso de hacerlo, de volcar la imagen a su gusto y perder una tarde, cual , la que sea, tomar los elementos que le sean atractivos y al fin resolver el hastío de este muelle, con sus edificios atracados y después tomar otro camino, ¿cuál?, el que en este preciso momento se me ocurra, caminar, perdonar y perderme entre la muchedumbre violenta .

Yo soy el escarabajo que se aferra a los senos de la vendedora, soy el pez que sostiene a un ecosistema con su último tirón de aire polvoriento, soy la botella colmada con el agua liviana y pestilente, y soy una majestuosa artesanía de mi propia humanidad, soy casi transparente, y lo digo así por que en mi interior hay una obsesión que me hace distinto y vulnerable, de ella no diré nada, permaneceré callado contemplando la llegada de este inmenso buque, con su sirena de caoba, y un largo sonido de caracol que sostiene entre sus labios barnizados.

Veracruz es el recipiente de cemento, éxtasis de agua salada...

Abril de 1997


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