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Noviembre 2003

 

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Apuntes de Prensa y Anexas

Sobre Medios, Leyes y Democracia

 

Por Omar Raúl Martínez
Número 35

Un tema tan polémico y frecuentado como el de las interrelaciones medios-democracia conlleva, por lo general, más interrogantes que certezas: la dinámica sociopolítica así lo exige. Así, nada desdeñable resulta preguntarse: ¿Puede concebirse y avanzar una naciente democracia con leyes de información paridas en un sistema autoritario? ¿Cómo entienden los medios de comunicación el concepto democracia? ¿En qué forma y hasta qué grado éstos consideran en su agenda la necesidad de dar estímulo a los cambios democráticos? ¿Cómo se da el engarce entre medios y democracia, y qué tipo de factores se involucran en tal relación?1

Coordenadas
Aventuremos diez coordenadas mínimas para la reflexión:
1. La democracia moderna tiene sus raíces primigenias en la antigua Grecia: las discusiones públicas y la libre expresión y tránsito de ideas significan la semilla. He allí dos factores esenciales: debate e intercambio. Diversidad y tolerancia representan los otros dos elementos que deben suponerse para que aquéllos fructifiquen2. A diferencia de los añejos tiempos, hoy la palabra hablada sólo cobra fuerza con los medios masivos de comunicación.

2. La democracia implica la expresión de la pluralidad social y política, de lo contrario su existencia es una falacia. Y los canales de expresión fundamentales lo constituyen, hoy día, los medios de comunicación: prensa, radio, televisión y, eventualmente, cine, video e internet. He allí el engarce obligado. Y si los medios a sí mismos se conciben como interlocutores político-sociales, como foros de difusión e intercambio de opiniones e ideas, y como vehículos de lo que ocurre y se piensa en la sociedad, es entonces que por anotonomasia entrecruzan su sendero con la democracia3.

3. Más allá de discursos de ocasión, el concepto democracia puede comenzar a perfilar su sentido medular a partir del establecimiento de pautas o normas jurídicas. Sin embargo, algunos sectores políticos y grupos mediático-empresariales siguen empeñados en no encontrarle la "cuadratura al círculo" al intento de impulsar una reforma legal en materia de prensa, radio y televisión. Prefieren continuar maravillándose con el ensalzamiento retórico de la democracia, sólo eso, quizás para no ver menguados sus privilegios.

4. El aparato gubernamental y el poder mediático-económico mexicanos con frecuencia contienen cualesquiera iniciativas tendientes a instaurar mayores cauces democráticos en el ámbito de la comunicación, argumentando que resulta suficiente con una autorregulación ética de los propios medios4.¿Acaso ello resolverá las diferentes incidencias profesionales, políticas, económicas y jurídicas que implican y a la vez traspasan el terreno de los propios medios y periodistas? Por ejemplo, el asumir un código deontológico ¿obligará a una mayor y real transparencia de las relaciones prensa-gobierno?, ¿eliminará acaso el sistema discrecional e incluso arbitrario de entregar y renovar concesiones de radio y televisión?, ¿protegerá al ejercicio periodístico de las presiones para revelar sus fuentes informativas por parte del poder público? Creemos que una transición democrática no puede concebirse sin un profundo replanteamiento jurídico, político y social del quehacer de los medios masivos5.

5. Tan manido y dúctil parece el término democracia, que se procura insertar a la primera oportunidad cual llave maestra que concita el aplauso inmediato... y pareciera que los propios medios contribuyen a instituirlo como eficaz recurso demagógico, o a constreñir su significación sólo a la figura de alternancia en el poder.

6. Cuando hablamos de democracia en el perímetro de la comunicación, suele entenderse a nivel micro, como un fragmento de la Gran Democracia. Pero no es así: se trata de la misma democracia a la que aspira un pueblo, en tanto que los medios son reflejo de la sociedad es que están insertos. La democracia pasa por el derecho a la información, por el respeto a la libertad de prensa, por la divulgación de las variadas opciones políticas e ideológicas, por el derecho a la divergencia y el debate; pero también pasa por el rompimiento de la discrecionalidad y favores mutuos entre gobierno y empresarios de los medios, por el fin de los monopolios o duopolios informativos, por la necesaria expresión de las minorías, por el estímulo y reflejo de la participación social, y por el establecimiento de compromisos prodemocráticos por parte de los medios de comunicación. Y todas esas avenidas se toman por la ruta legislativa, aunque sin desestimar el refuerzo de la autorregulación ética6.

7. Una arista insuficientemente explorada: cómo se entiende el concepto democracia al interior de los medios. A la luz de la opinión pública no pocos de sus directivos la defienden encendidamente, la promueven con singular persuación e interés, la estimulan con inusual energía y convencimiento inocultable... y sin embargo incurren en actitudes autoritarias e incluso despóticas en el seno de su propio ámbito profesional7, o eventualmente llegan a emprender acciones desinformadoras ante cualquier tentativa por impulsar una reforma legislativa que pudiera afectar sus privilegios8.

8. Nadie duda de que una de las misiones fundamentales del ejercicio periodístico consiste en monitorear, criticar, cuestionar las prácticas e ideas del poder, todo ello sustentado en afanes democráticos. Sin embargo, resulta paradójico que los mismos medios de comunicación se mantengan herméticos e incluso no toleren ser exigidos --por sectores tanto académicos como legislativos o gubernamentales u otros miembros de la sociedad-- respecto de cuestiones en apariencia internas, pero de insoslayable interés público: estructuras de propiedad, documentos financieros y administrativos, convenios de publicidad programada, tirajes, tipos de acuerdos con el poder público, etcétera9.

9. Tal vez el tren que lleva al destino democrático correría a menor velocidad si los medios no existieran. Pero en ese riel avanza más rápido el furgón de la sociedad civil --demandante y tesonera-- que el de los medios y el del aparato de gobierno.
10. Si la democracia es de quien la trabaja, entonces los medios de comunicación tienen ante sí un amplísimo terreno por arar.


Notas:

1 Una obra reciente que desmenuza una gran variedad de preguntas enraizadas en esa tónica y que analiza con tino el binomio Medios-Democracia es: Sánchez de Armas, Miguel Ángel, El enjambre y las abejas. Reflexiones sobre comunicación y democracia, Universidad Veracruzana / Fundación Manuel Buendía, México DF, 2003, 144 pp.
2 Para profundizar en este tema véase: Salazar Luis y Woldenberg José, Principios y valores de la democracia, Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática, Número 1, Instituto Federal Electoral, México 1995.
3 El politólogo Robert Dahl explica la vinculación medios-democracia al referir las siete instituciones imprescindibles de lo que él llama Poliarquía para encuadrar al moderno régimen democrático: a) funcionarios electos, b) elecciones libres e imparciales, c) sufragio inclusivo, d) derecho a ocupar cargos públicos, e) autonomía asociativa, f) libertad de expresión, y g) variedad de fuentes de difusión. Estas dos últimas instituciones son, a fin de cuentas, prioritarias en una democracia habida cuenta que sin ellas las cinco restantes podrían ver acotada, disminuida o manipulada su presencia y por ende su práctica. Véase Dahl Robert, La democracia y sus críticos, Paidós, Argentina, 1992. Véase también Woldenberg José Et al, Medios, democracia, fines, UNAM / Notimex, México DF, 1990. Pp. 15-23.
4 Véase Revista Mexicana de Comunicación Núm. 66 noviembre-diciembre de 2000, pág. 5; y Revista Mexicana de Comunicación Núm. 73 enero-febrero 2002, pp. 56 y 57.
5 Al respecto pueden revisarse los planteamientos expuestos en: Villanueva Ernesto (Coord.), Derecho y ética de la información: el largo sendero hacia la democracia en México, Media comunicación, México DF, 1995. 283 pp.
6 Martínez, Omar Raúl, "Ética, periodismo, democracia, medios…", en Revista Mexicana de Comunicación Número 59 julio-septiembre de 1999. pp 4-5.
7 Se pueden extraer diversas experiencias ejemplificadoras en Roura Víctor, Cultura, ética y prensa, Paidós, México DF, 2001. 373 pp.
8 Recuérdese la polémica y la desinformación en tono a la llamada Ley mordaza en septiembre y octubre de 1998, en Revista Mexicana de Comunicación Núm. 56 octubre-diciembre 1998, pp. 34-37.
9 Woldenberg José Et al, Op.Cit.


Lic. Omar Raúl Martínez
Presidente de la Fundación Manuel Buendía, director de Revista Mexicana de Comunicación y profesor de periodismo de la UNAM-ENEP Acatlán. Estado de México, México

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