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LA CAJA DE PANDORA
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DESDE UNA PERSPECTIVA DIFERENTE

encuestas y construcción de la opinión pública

 

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Por Claudia Benassini F.

 


Fecha de publicación: 20 de febrero de 2012

El lunes 20 de febrero el portal de la revista Proceso publicó un breve texto titulado Encuestadoras: ¿a quién creerle? El argumento central se apoyaba en las diferencias porcentuales mostradas por las empresas dedicadas a generar encuestas, en este momento relacionadas por las preferencias electorales para presidente de la República. De acuerdo con el texto, existen diferencias entre los resultados arrojados por Buendía y Laredo, Covarrubias y Asociados, GEA-ISA, Mitofsky y Parametría. Habría que añadir Demotecnia y Gabinete de Comunicación Estratégica para que el panorama de las encuestadoras quedara completo.

Quienes se dedican a esta actividad suelen argumentar diferencias entre resultados a partir de diferencias metodológicas para establecer las muestras y fechas de levantamiento del instrumento como las más frecuentes. Es probable que así sea toda vez que cada una de estas empresas presenta una detallada explicación de las razones por las que se exhiben los resultados. Explicaciones que, adicionalmente, dan cuenta del profesionalismo de quienes participan en esta actividad. También se argumenta con razón que una encuesta es una suerte de retrato que plasma un momento de la realidad en este caso electoral y que la siguiente puede mostrar variaciones más o menos significativas de acuerdo a los escenarios que incluyen a candidatos y electorado como los actores principales.

Ciertamente, en los datos arrojados por las encuestadoras arriba mencionadas suele haber diferencias no necesariamente significativas. Es frecuente que la variación sea por unos puntos a favor de tal o cual candidato. No obstante, el resultado más reciente de Covarrubias y Asociados, empresa contratada por Andrés Manuel López Obrador desde su primera incursión en las campañas presidenciales, presenta en este momento diferencias en relación con el resto de las encuestadoras. Como las demás, Covarrubias da a Enrique Peña Nieto el primer lugar con 40 puntos, pero a diferencia de las otras, el segundo lugar es para López Obrador con 30 puntos y el tercero para Josefina Vázquez Mota con 27. Posiciones que están invertidas de acuerdo con los resultados presentadas por las encuestas recientes.

A este escenario habría que añadir que en días pasados circularon los resultados de una encuesta levantada por estudiantes y profesores del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) que daba a López Obrador el primer lugar con amplia ventaja sobre el segundo, Vázquez Mota, también con amplia ventaja sobre Enrique Peña Nieto. Es decir, tanto Covarrubias como el ITAM ubican al precandidato de las izquierdas en primer lugar y a sus contrincantes en segundo y tercero, aunque con inversión en los resultados. Los levantamientos que se hagan en las próximas semanas incluirán también a Gabriel Quadri, desde el domingo 19 de febrero candidato a la presidencia por el Partido Nueva Alianza (Panal).

En resumidas cuentas, de lo anterior se desprende que puede haber diferencias entre los resultados arrojados por cada empresa encuestadora. Que estas diferencias se modifican entre uno y otro levantamiento, dependiendo sobre todo del electorado, no necesariamente de algún cambio en los criterios metodológicos. Que hay más semejanzas que diferencias en los resultados obtenidos por cada empresa encuestadora. Y, finalmente, que los últimos resultados presentados por Covarrubias y Asociados y por el ITAM arrojan diferencias importantes con respecto a las otras seis encuestadoras. Cabe aclarar todo el procedimiento que caracteriza a esta actividad profesional pone en juego el prestigio de quien realiza el trabajo. De aquí que no sea tan sencillo afirmar que los datos presentados tergiversan la realidad a menos que se cuente con pruebas que fundamenten esta afirmación.

En este contexto, los retratos de la realidad que sistemáticamente presentan las encuestadoras cumplen una función adicional de la que han dado cuenta los estudiosos de la opinión pública. Los resultados de las encuestas pueden propiciar que los indecisos –e incluso quienes ya han tomado su decisión- se suban al carro ganador del candidato que aventaja en las encuestas, como señala la Espiral del Silencio. Adicionalmente, las encuestas son tema de espacios informativos y de opinión. Periódicos como El Universal y Milenio Diario, que encargan periódicamente el levantamiento de encuestas a Buendía y Laredo y al Gabinete de Comunicación Estratégica respectivamente, publican los resultados en sus primeras planas.  Reforma suele hacer encuestas telefónicas cuyos resultados son acompañados del análisis y la metodología del levantamiento. Mitofsky suele difundir sus resultados primero en medios electrónicos de donde pasa a los impresos. Y el resto de las encuestadoras tiene sus medios de difusión de los resultados arrojados por sus levantamientos periódicos.

Esta reflexión sobre las encuestas nos regresa a la pregunta formulada por Proceso: ¿a quién creerle? Responderla debe ser producto más de un análisis responsable –como los foros que al respecto ha organizado la UNAM, por ejemplo- que de una afirmación ligera carente de fundamento. No obstante, es evidente que los resultados periódicamente presentados y divulgados contribuyen a la construcción de la opinión pública y, en consecuencia, a la construcción de representaciones sociales y simbólicas sobre cómo se van percibiendo los escenarios electorales. Un elemento que, sin duda, influye en el ánimo del electorado y, comprobado está, en la toma de decisiones. De aquí la importancia de la pregunta ¿a quién creerle? dado el papel de los resultados en el proceso de sufragar. En este contexto, los resultados de Covarrubias y el ITAM conducen a pensar que, desde sus respectivas herramientas metodológicas, su socialización en espacios mediáticos contribuiría tanto a enriquecer los escenarios como, lo más importante, a la construcción de la opinión pública.

PANDORAMA: 1. “Los medios de comunicación administran la ignorancia”, ha repetido en diversos escenarios Andrés Manuel López Obrador, culpando sobre todo a la televisión de los bajos niveles de acceso a la información y el conocimiento por parte de las audiencias. Una preocupación que se inició durante las primeras décadas del siglo XX y que desde entonces ha generado polémica. Máxime si se le añade la variable, como lo hace el candidato de las izquierdas, que el nivel educativo no necesariamente se relaciona con el grado de información que poseen los individuos. Un asunto que debe retomarse con la seguridad de que habrá opiniones diversas que aportarán al debate. 2. Quizá por tratarse de un periódico deportivo, poco se ha comentado sobre el veto de que fue objeto el Récord por parte de Jorge Vergara la semana pasada. La razón: desacuerdos en el manejo de cierta información por parte del periódico que no fueron aclarados a satisfacción del empresario. Más grave aún que al veto se hayan sumado los otros clubs deportivos con excepción de Pumas, Tigres y Estudiantes Tecos. Un veto que atenta contra la libertad de expresión y sobre el que, todo indica, la Federación Mexicana de Futbol no moverá un dedo sobre todo si hacerlo va contra sus intereses.



Síganme en Twitter: @ClaudiaBenassin

 


Claudia Benassini
Profesora de las Universidades Lasalle y Simón Bolívar. Miembro del Consejo Directivo de Razón y Palabra.


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