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Julio 2003

 

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Carlos Bonilla

La Apariencia Personal, un Importante Codigo de Comunicacion

 
Por Carlos Bonilla Gutiérrez
Número 33

Huelga señalar que la habilidad comunicativa es una de las que debe distinguir a los profesionales de las relaciones públicas.
Un factor fundamental para que una persona pueda comunicar eficientemente sus mensajes es la credibilidad que tenga ante sus interlocutores, llámense éstos subordinados, feligreses, votantes, televidentes, o simplemente familiares y amigos.
Más allá, la imagen de una persona está íntimamente relacionada con la imagen de la empresa o institución que representa. No olvidemos que las pautas de conducta de los dirigentes permean la organización.

La credibilidad de una persona se construye a partir de la congruencia entre lo que ésta dice, lo que hace y lo que transmite su apariencia. Estos tres componentes son determinantes para la percepción que tienen de alguien quienes le rodean.

Víctor Gordoa, consultor en imagen pública, analizó fracasos de algunas figuras públicas de distitntos ámbitos y se econtró con un denominador común, los errores de comunicación.

Dice Gordoa, en su libro El poder de la imagen pública: "lo primero que descubrí fue que en los perdedores su apariencia decía una cosa, mientras que su discurso decía otra, sus fotografías transmitían un mensaje distinto y acababan por arruinar la comunicación con sus declaraciones personales". En contraparte, "en los triunfadores había una gran congruencia en el mensaje: su apariencia personal iba de acuerdo con su palabra, ésta con su actuación corporal, lo anterior con sus videos y fotografías, para rematar con sus apariciones en un escenario concordante".

Sin soslayar la importancia del diseño de un plan integral que construya esta congruencia entre el decir y el hacer, en esta ocasión nos referiremos solamente a la importancia de la apariencia personal como código de comunicación y como reforzadora de la credibilidad de una persona ante sus interlocutores.

La imagen de una persona o institución derivan de la percepción que sobre éstas tengan quienes con ellas interactúan, entendida ésta como la sensación interior que resulta de una impresión producida por los sentidos. La percepción es generada por estímulos, que puden ser verbales o no verbales. Estos últimos son aquellos que comunican sin palabras y provienen de infinidad de fuentes emisoras. Se relacionan principalmente con la vista, el olfato, el gusto y el tacto.

Cuando reflexionemos acerca de la importancia de nuestro aspecto personal como transmisor de mensajes para quienes nos rodean, debemos considerar que la formación de una imagen en la mente de los demás no es opcional, sino un fenómeno al que no podemos sustraernos. Hagamos o no algo por transmitir determinados mensajes con nuestra apariencia, en todas formas lo vamos a hacer.

El 83 por ciento de nuestras decisiones las tomamos como reacción a los estímulos que entran por los ojos. El dicho de que de la vista nace el amor tiene plena jujstificación, es el sentido de la vista el conducto por el cual entran la gran mayoría de los estímulos.

Además, como la percepción es meramente sensorial, se da en un lapso de unos cuantos segundos. Un vistazo deja en nosotros una primera impresión sobre una persona o una empresa, que generalmente es la que perdura, aunque posteriormente se reciban estímulos racionales que transmitan mensajes diferentes. De allí la importancia de cuidar en todo momento el aspecto personal.

Para dar una idea de la importancia de la primera impresión, basta citar el resultado de una encuesta que realizó recientemente el Centro de Investigación en Ciencias Sociales de la Universidad de Hong Kong, en una muestra de 545 mujeres, entre 18 y 40 años, el 81% de las cuáles dijo que la apariencia es un factor muy importante en la búsqueda de la pareja ideal. De ellas, el 92 por ciento reconoció que la pérdida de cabello afecta a la apariencia personal de los hombres, al grado de incidir en forma importante en su atractivo personal y en su imagen, al hacerlos ver con edad más avanzada. Inclusive, el 47 por ciento de las encuestadas afirmó que los hombres sin cabello parecen menos confiables.

Otra mala noticia para quienes han perdido cabello es el resultado de un experimento que se realizó en Alemania entre 98 jefes de personal, a quienes se envió el curriculum de algunos prospectos de empleados, acompañados algunos con fotografías de las mismas personas,con cabello y en otros habiéndoles quitado el cabello mediante retoques digitales. El 41 por ciento de los aspirantes con cabello fueron llamados posteriormente a una entrevista para selección de personal, contra sólo el 27% de las mismas personas, que aparecieron en la fotografía sin cabello.

Víctor Gordoa propone un método de ingeniería de la imagen, por medio del cuál se identifiquen la esencia y las potencialidades de un individuo, para proyectarlas a través del comportamiento y, por supuesto, a través de la apariencia personal.

Sobre este último punto, Gordoa propone llevar a cabo un diagnóstico para detectar el estilo de la persona y sus características personales, para con base en ello diseñar un programa de imagen que abarque desde un programa de comunicación hasta el diseño de un guardarropa y hábitos personales que contribuyan para una percepción acertada de una persona entre sus interlocutores. Sobre todo, una percepción que haga evidente la congruencia entre su apariencia, su pensamiento y su conducta.

En ocasiones estos programas conllevan la realización de importantes esfuerzos que van desde tratamientos de reducción de peso, para recuperar el cabello perdido (sistémicas o implantes) o para mejorar el aspecto de la dentadura, hasta cursos de oratoria o media training, pasando por renovación total del guardarropa, cambio de automóvil o de decoración de los lugares en donde se desempeña la persona.

Estos son aspectos a los que tradicionalmente no se ha dado mucha importancia como códigos de comunicación, pero que al atenderlos se contribuye en forma importante para proyectar una imagen acertada ante los diferentes interlocutores y, finalmente, ganar credibilidad y confianza.


Lic. Carlos Bonilla Gutiérrez
Director de relaciones públicas de Aeroméxico.

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