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Por Marisa Avogadro
Número 30
La información
hoy es considerada imprescindible tanto para el desarrollo de la
ciencia como de las sociedades y los individuos.
La difusión
de los acontecimientos generados por científicos e investigadores,
no siempre es realizada con claridad ya sea porque las palabras
no son comprensibles, porque para muchos resultan materiales carentes
de interés y hasta "aburridos" o porque las políticas
editoriales de los medios no consideran rentables los temas referidos
a la ciencia.
Ahora bien, podríamos
dar innumerables definiciones del vocablo ciencia, más digamos
de ella sólo unas palabras, para situarnos. Por su origen
latino, nos remitimos a conocimiento, práctica, doctrina.
Por su definición del diccionario, es el conjunto de conocimientos
sobre la realidad observable, obtenidos mediante el método
científico. Encontramos de esta manera que es condición
utilizar un método. Podemos también aludir a los planteos
posmodernos y con la introducción de la idea de lo cierto
y lo incierto, los epistemólogos refieren que la ciencia
está constituída por teorías en perpetua revisión
y construcción.
En este entorno, es
donde el periodismo científico deberá realizar su
labor formativa y educativa. Se propone este subgénero periodístico
como objetivos la formulación y el replanteamiento de los
problemas de la comunicación de los acontecimientos de la
ciencia al público y el estudio y la puesta en práctica
de las posibles vías de solución.
La difusión
de dicho material científico se debe adecuar al público
al que va a llegar, utilizando un código entendible por esa
mayoría neófita en el tema. Evidentemente, así
como los periodistas, médicos, abogados, empleados, estudiantes,
tienen palabras que le son propias, los científicos no escapan
a esta realidad.
No menos cierto es
que, como cada medio de comunicación tiene particularidades
para difundir los mensajes y que el público no es homogéneo;
sino más bien que está constituido por una serie de
grupos diferentes que a su vez tienen valores, gustos, intereses,
experiencia que no serán las mismas; la tarea se complica
un poco.
Por lo tanto , habrá
que prestar atención tanto al plano de las palabras como
a la organización de las mismas, es decir, al código
y el modo de trasmitirlo, adecuándolo también al marco
de referencia con el que se está trabajando.
Otro detalle a tener en cuenta
es que, si por ejemplo hablamos de un descubrimiento que daremos
a conocer en media cuartilla de un periódico, a veces esto
no es el espacio suficiente, y por lo tanto, la simplificación
del tema debe realizarse con los cuidados necesarios para no desvirtuarlo
en función de la escasez de centímetros.
No quedan fuera de la agenda setting
los temas de ciencia, adonde al igual que con otros temas relevantes,
muchas veces se aprecia un "divorcio" entre las políticas
editoriales, las públicas y las necesidades de los individuos.
La situación social actual
nos deja observar que es imprescindible entender el conocimiento
y popularizarlo, ya que cada día es mayor la brecha entre
las nuevas tecnologías de la comunicación y la información,
el avance constante de los descubrimientos en áreas como
la ingeniería genética, biología molecular
( por nombrar sólo algunas) y lo que la gente realmente entiende
de lo que pasa a su alrededor. Mientras menos se sabe y comprende,
más temor se tiene. Y la ciencia, lejos de estar escindida
y ubicada en un anaquel inalcanzable de nuestra biblioteca, está
cada día más, mediando nuestros actos cotidianos.
Sin olvidarnos, que existen grandes
diferencias entre los países con un alto desarrollo científico-tecnológico
y los que están en vías de serlos; que hay profundas
diferencias entre los miembros de las sociedades; la imperiosa necesidad
de convertir a los temas de ciencia en temas de real interés
y convocatoria; la necesidad de buscar los más óptimos
sistemas de trasmisión y almacenamiento de información
y una larga lista a completar.
Comunicadores y lenguaje
Por todo lo que hemos detallado en los párrafos anteriores,
contamos específicamente para esta tarea con el periodismo
científico (ya abordado en la columna anterior) y con los
profesionales de la comunicación preparados en estas áreas
del conocimiento, que actuarán como mediadores entre la producción
de la ciencia y el público mayoritario; sin embargo, será
responsabilidad compartida el resultado final de este trabajo: tanto
de los que generan los procesos científico - tecnológicos,
como de los medios informativos y de las instituciones educativas.
Más allá de que algunas
ciencias, como la química, nos pueden dar fórmulas
y sabemos que para obtener agua necesitamos dos moléculas
de hidrógeno y una de oxígeno, sería pretencioso
dar "la receta" para difundir adecuadamente temas de ciencia
y tecnología. No obstante ello, daremos una serie de recomendaciones
a tener en cuenta: utilizar un lenguaje sencillo, claro, breve,
ordenado, sin abusar de las adjetivaciones y sin ludir recursos
idiomáticos y del ingenio que harán nuestro material
más atractivo. Evitar términos ambiguos o que generen
ambigüedad en el relato. Cuando se emplean tecnicismo, definirlos,
al igual que escribir las siglas con el nombre completo a que corresponden
y si es el caso, ubicar geográficamente al público;
basta con colocar el nombre del país de origen entre paréntesis.
Valerse de los recursos como el humor, el entretenimiento, la imaginación,
recordemos que puede ser el humor un buen recurso para captar la
atención y que ello no implica que el estudio no sea serio.
Sin dejar de mencionar que cada autor le imprime su sello personal
al trabajo.
Finalmente, el periodismo científico
aludido, parte de una base de conocimiento y conciencia tanto sobre
un tema como de los individuos, que debe constatar la seguridad
y confiabilidad de sus fuentes ( merece un estudio a parte la confiabilidad
, por ejemplo, del material que circula por la red); su capacidad
de comparación, de informar y explicar conforme a un marco
socio-económico-histórico y político, contextualizando
la información y también, la necesidad desde los centros
de estudio de periodismo y comunicación, de profesionalizar
esta tarea de los periodistas científicos.
Mgter.
Marisa Avogadro
Catedrática universitaria. Magister
en Comunicación y Educación |