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APERTURA Y MULTICULTURALIDAD

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Por Walter Islas Barajas

 

A estas alturas del siglo XXI, al menos en la red de redes y en decenas de países, decir que una persona carece de espacios para expresar lo que piensa, con casi el 100 por 100 de libertad, podría parecer algo difícil de creer. Mediante textos, fotos, videos, presentaciones, pistas de audio, animaciones, galerías virtuales o videojuegos, casi cualquier individuo con acceso a Internet y a un poco de tecnología de información tendría la capacidad de expresar una enorme cantidad de cosas.

Sin embargo, es sabido que hay enfrentamientos entre diversos creadores (músicos, fotógrafos, escritores, cineastas), sus promotores (empresas discográficas y medios de comunicación, grupos editoriales, estudios fílmicos) y personas que desearían descargar archivos de música, imágenes, libros y películas casi sin restricción legal alguna y sin una barrera de lo más molesta para dichas personas: los derechos de autor o los derechos reservados.

Hace unos 12 años, desde mi casa, enterarme un martes de septiembre, gracias a un noticiero de Televisión Española (TVE), de la existencia de una publicación que reúne historias de creadores que se han beneficiado de una infraestructura legal y técnica que les permite compartir conocimientos, obras de arte y datos con miles de personas; y el mismo martes del citado mes, acceder a Internet y descargar la versión en PDF de dicha publicación hubiera sido algo prácticamente impensable.

En la actualidad, la televisión de paga y el acceso a Internet de banda ancha han hecho posible que descubra uno de tantos lados positivos de las tecnologías de la información: la inmediatez, la descarga de un archivo interesante y la novedad que para mí significa The Power of Open (http://thepowerofopen.org), un esfuerzo impulsado por Creative Commons (CC) para difundir las luces de su quehacer en pro de la difusión masiva de conocimientos y archivos varios que enriquezcan aspectos comunes a lo largo y ancho de la Tierra.

De acuerdo con Catherine Casserly y Joi Ito, líderes de CC, su entidad comenzó a proveer licencias para compartir contenidos de forma abierta hace una década. Hoy, existen más de 400 millones de obras con licencia de CC disponibles en la red de redes, lo cual ha permitido a sus creadores compartir dichas obras y que miles de personas las conozcan o las modifiquen/reinterpreten. Esa interacción entre creadores y público ha resultado, por así decirlo, en un intercambio provechoso para la difusión cultural, noticiosa y educativa de contenidos valiosos para muchos internautas y público en general.

Un ejemplo destacable, a mi juicio, del buen aprovechamiento de la apertura que impulsa CC es el trabajo del pinchadiscos o DJ Vadim, de origen ruso, quien a lo largo de 19 años ha laborado como productor, colaborador con otros músicos y ejecutante de mezclas sonoras en directo y en estudio. En el documento en formato PDF de The Power of Open, se dice que Vadim ha aprovechado ccMixter, un sitio comunitario para hacer remezclas, para que otros productores descarguen pistas del propio Vadim bajo licencia de Creative Commons y las rehagan a su gusto.

El resultado llama la atención: tres mil personas han descargado dichos tracks, vía ccMixter, y han producido 500 remezclas. Ben Dawson, quien colabora con el citado pinchadiscos, menciona que esa interactividad entre generador y procesadores de contenido “es una forma estupenda de permitir que la gente se involucre en la música y le ponga algo de emoción, corazón y alma en lugar de solo escucharla en la radio”.

Apertura y multiculturalidad. Vadim, DJ ruso que radica en Londres; Sabira Jade, una cantante de Manchester (Reino Unido), y Pugs Atomz, un rapero de Chicago (Estados Unidos), son capaces de reunirse y generar algo llamado The Electric: propuestas musicales con sustancia, con diversos estilos vocales, con ritmos que se alejan del ‘punchis-punchis’ insípido y se acercan a una música electrónica más pensada, más creativa. Toot toot –con un video inspirado en la historia de El mago de Oz y ambiente de videojuego antiguo– y Running sirven como botones de muestra de una propuesta artística que vale la pena tomar en cuenta. Ambos tracks pueden escucharse y verse en: http://www.djvadim.com/the-electric

 

 

Walter Islas Barajas

Comunicólogo egresado del Tecnológico de Monterrey (ITESM), Campus Estado de México. Editor en el despacho Colofón, diseño y comunicación -especializado en diseño editorial y comunicación organizacional-. Ha colaborado como reseñista de álbumes de rock en El Financiero y como reseñista de álbumes de jazz en el suplemento El Ángel (de Reforma). Ha publicado el poemario Lloran los ríos (Ed. Praxis), y publicado un cuento en la antología Entre gozos y rebozos. Nostalgias del campo (Palabras y Plumas Editores).


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