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QUISIERA HABLAR DE la pelÍcula The Lark Farm,
La Masseria Delle Allodole, de los directores Paolo y Vittorio Taviani
(Italy-Bulgaria-France-Spain)

Por Susana Arroyo
Número 60

Cuando fui a ver esta película The Lark Farm (traducida al español como La casa de las alondras), el 12 de octubre en el Festival de Cine Italiano, en Brisbane, Australia, que es el lugar donde donde vivo, Ken, mi esposo, me dijo: “¡Qué actual!, justamente el día de hoy aprobó la ONU el acuerdo que reconoce el genocidio de armenios”. Yo no pude decir nada porque, en honor a la verdad, no estaba enterada de las últimas noticias en relación con los armenios, así que me di a la tarea de leer y encontré:
12 de octubre de 2007. Diario Armenia. "...Aquellos que representamos a los países más pequeños sabemos que éste es el foro donde las grandes naciones tratan las dificultades mundiales y debemos referirnos a los asuntos que involucran específicamente a las regiones a las que pertenecemos. Pareciera que la potestad de discutir los grandes problemas que nos aquejan está limitada a los poderosos que pueden resolverlos”.

Mi curiosidad aumentó debido al grave problema del cual se hablaba e hice mentalmente a un lado la cinta que había visto recientemente para dirigir mi atención hacia lo que de ellos se publicaba:

“Hace casi 100 años las víctimas fueron los armenios de Der el Zor, las siguientes generaciones padecieron el terror de Auschwitz, o la ignominia de la matanza de los camboyanos. La más reciente probablemente haya sido Ruanda. Si con cada uno de estos casos de genocidio, son recordadas la ignorancia, el desamparo y la mención de guerras como pretextos, Darfur es hoy sinónimo de vergüenza.”

No pude mirar, entonces, la película que habíamos visto en el Palace Centro, sino con gran respeto y admiración. Así que no pudiendo escribir esta reseña de inmediato, mis ojos y mi mente cambiaron y he seguido más de cerca las noticias al respecto:

Sábado 13 de octubre de 2007. El Universo. “…el Congreso estadounidense emitió una resolución en la que califica de genocidio las masacres de 1915 contra armenios a manos de turcos del Imperio Otomano”.

Y entonces, el cine, dado que no estamos aquí para analizar las noticias, ése es un asunto que compete a los sociólogos o a especialistas en esa área, nos refleja un trozo de la ignominia sufrida a miles de inocentes. Yo, simple observadora, me referiré al filme que me conmovió por la congruencia de la historia y por los sucesos sangrientos vertidos en la pantalla.

Revivo ahora con más calma la cinta que contiene la desgracia ocurrida a esos infelices, inocentes armenios, la cual no puede ser analizada en este lugar. La historia se encargará de enjuiciar a los verdugos, inclementes, desalmados turcos. A mí me toca darles a conocer lo poco que sé y quizá despertar su curiosidad como el tema del filme despertó la mía.
Dicho de otro modo, analizaremos aquí la cinematografía, las actuaciones, la dirección, el guión, la música y los elementos que componen la pieza artística de la película.

Si Eisenstein viviera, tal vez sería agudo y crítico con esta mise en scène, pero yo quisiera ser benévola con la afluencia de un grupo de excelentes actores que si bien no tuvieron una dirección espectacular que les permitiera “moverse” con más libertad (y no es que condene al director sino a la “puesta en escena” en general), se habría logrado un cine de alta factura.

Paz Vega, quien normalmente es convincente,1 se muestra un poco limitada en sus dotes histriónicas y su habitual sensualidad. Es el personaje femenino principal del filme y siempre nos deja a los espectadores (expectantes) deseando algo más de su actuación. Aún el semidesnudo casi al final no nos convence del todo.

Moritz Bleibtreu,2 el fabuloso “Mani” de mi admirada, la alemana Franka Potente, en Lola, es ahora una especie de capitán inocuo, temeroso, dolientemente incierto, que no deja huella en el espectador en ningún momento, ni aún con su declaración final sobre las atrocidades cometidas durante su participación en la masacre. El testimonio de Ferzan (Moritz) es bastante ramplón, menos realista aún y menos sugerente que lo que vimos o intuimos los observadores del filme durante su breve relación con Nunik (Paz Vega).

Y es que Moritz Bleibtreu ha demostrado ser un excelente actor pero habrá de ser mejor dirigido. Eso mismo le ha sucedido a grandes figuras de la pantalla grande, desde Marlon Brandon hasta la misma Franka Potente. Permítaseme un paréntesis para recomendar a Franka en una película australiana, de la cual no me quiero extender pero lleva por título Romulus, My Father (Richard Roxburgh, 2007), en ella participa en estelar Eric Bana.3 El tema es sobre un personaje de la historia de la filosofía y su relación con su padre. La recomiendo ampliamente. Lo único que no me agrada, y aquí quisiera apuntar a mi amigo el profesor Fulvio Vaglio, de quien aprendí Semiótica, que los niños son usados en los filmes y explotados. Hay muchos ejemplos y no ahondaremos en ellos por el momento, pero el hijo de Eric Bana en esta cinta, cae dentro de este paradigma.

Regresando a The Lark Farm, insisto en la puesta en escena que es lo más frágil de la cinta desde mi punto de vista. La casa, que es un actante 4 y de cuyo nombre se nutre el título de la película, se encuentra construida bajo las rocas en un paraje ciertamente alejado de Estambul pero dentro de Turquía. El plot 5 es tan irreal que parece, en momentos, un dibujo. En alguna parte de la película se ve una pintura de la casa en cuestión y en ese momento se ve más real que cuando se encuentra físicamente. Hay muchos lugares irreales, los personajes, los diálogos, en muchas ocasiones parecen pertenecer al teatro antiguo, son como de cartón.

En una escena (el plató que se repite) hay un jardín que supuestamente está fuera de la casa, aunque la distribución de la misma siempre es irreal, no nos permite tener una idea clara de esa casa; el jardín, pues, parece hecho con plantas de plástico.

Nunik (Paz Vega) se encuentra en el frágil jardín con su supuesto amante Egon (Alessandro Preziosi) quien por cierto tuvo al principio una brevísima pero atinada actuación, relajado y pícaro. Nunik y Egon planean escapar para poder amarse libremente -ella es armenia y él es un soldado turco- dado que el soldado tiene conocimiento de la expulsión de los armenios que harán los turcos y un hombre, un vagabundo turco, el cual ha sido acogido durante años por la familia dueña de the Lark farm escondido tras unos míticos arbustos, escucha lo que hablan para luego acusarlos con el coronel (del cual me ocuparé más adelante). Todo el plot es teatral, desde el apasionado beso de los dos personajes que han sido advertidos con seguridad de parecer que se aman, el vagabundo espía, hasta el jardín mismo con una mustia banca a la mitad. Me hizo recordar los cuentos de Cachirulo en mi infancia. Todo es tan irreal que parece gracioso.

El montaje de Roberto Perpignani tuvo, entonces, algunos accidentes.
Ismene (Ángela Molina), la camaleónica actriz española, es sencillamente genial, considero que es la única actriz que supera al director y proyecta la imagen de una mujer en gran conflicto por liberar a sus hermanos, no de sangre, sino de profundo y fino sentimiento.

La libanesa Arsinée Khanjian (Armineh Avakian), como la fiel y abnegada esposa armenia de Tcheky Karyo (Aram Avakian), actor francés de origen turco; ambos son fascinantes actores pero quizá por separado. No encontré la consistencia de su origen armenio y su aparente apasionado amor aun cuando sus rostros y sus gestos denotaban grandes talentos, la performance histriónica no ha sido lo que, con seguridad, se esperaba. Pienso que al director no le faltó talento por parte de los actores.
El actor francés André Dussollier 6 (quien desempeñó el papel del Coronel Arkan) nunca estuvo dentro de la película aunque siempre portaba el inmaculado uniforme. Quizá antes de desaparecer de la pantalla, cuando fue a cerciorarse con gran tristeza (honda y real) de la matanza de los hombres de the Lark farm, convenció levemente a un público que le había conocido grandes actuaciones en su ya larga trayectoria.
El guión fue escrito por quienes dirigieron la cinta: Paolo Taviani y Vittorio Taviani, basado en el libro de la arqueóloga y profesora de literatura italiana de origen aremnio Antonsia Arslan. La cinematografía, de grandes aspiraciones, estuvo a cargo de Giuseppe Lanci.

La música de Giuliano Taviani y el diseño del sonido a cargo de Dani Fontrodona  logra crear el ambiente que nunca se logró en su conjunto. Es de una delicadeza pasmosa, sobre todo cuando observamos las largas filas de armenios rumbo al cadalso.

Estremecedora por su contenido, por el mensaje y por la injusticia, lo más real de este mundo en el que nos ha tocado vivir.


1 Lucía y el sexo (Julio Medem, 2001), Habla con ella (Almodóvar, 2002), Carmen (Vicente Aranda, 2003), Sólo mía (2001), junto con Sergi López, excelentemente dirigidos por Javier Balaguer, entre otras.

2 Knockin' On Heaven's Door (1997), de Thomas Jahn; El Experimento (Das experiment), (2001), de Oliver Hirschbielgel; Munich  y otras.

3 Hulk (Ang Lee, 2003), Troya (Ang Lee, 2004), Munich (Spielberg, 2005), Lucky you (Curtis Hanson, 2007), por citar algunos filmes.

4 Actante: término empleado en Semiótica. Según Greimas, el actante es quien realiza o el que realiza el acto, independientemente de cualquier otra determinación. El concepto de actante tiene su uso en la semiótica literaria, en la que amplía el término de personaje, porque no sólo se aplica a estos tipos de actantes, sino que corresponde al concepto de actor, definido como la figura o el lugar vacío en que las formas sintácticas o las formas semánticas se vierten.

5 Plot: en el sentido aristotélico: la organización de los sucesos en la narración, la trama.

6 Excelente en Lemming (2005), compartiendo estelares con dos de las más famosas Charlottes: Rampling y Gainsbourg, bajo la dirección del alemán Dominik Moll; Vidocq (De Pitof, 2001); Tanguy (Étienne Chatiliez, 2001) y muchas películas más.


Dra. Susana Arroyo-Furphy
Investigadora, The University of Queensland, Australia.

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