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Por Edgar Gómez
Número 28
Llevo todo el
año coordinando una investigación sobre cibersexo
y, aunque la definición que tengo de ello es muy clara no
la diré, a manera de invitación para que los lectores
y las lectoras visiten la página del proyecto y compren algún
día la publicación que espero surja de este año
de trabajo. En este tiempo me he encontrado con páginas de
Internet muy interesantes y que hablan de la amplia gama de posibilidades
que abre un medio donde las personas con un poco de imaginación,
recursos y conocimientos básicos, pueden desarrollar estas
habilidades. Dado que en mi trabajo no hablaré de ellas,
aprovecharé esta columna para hacerlo y con ello quitarme
el gusanito de compartir unas reflexiones en torno al Internet como
medio de sexo, pudor y lágrimas. Aclaro que unas cuantas
de éstas páginas las encontré leyendo el texto
(muy divertido aunque poco académico) de la periodista española
Pilar Eyre llamado simplemente "Cibersexo" (lástima,
me ganó el nombre). Y como también me ganaron el nombre
de Sexo, pudor y lágrimas (película interesante sobre
las relaciones en el México moderno) pues hago la referencia
a manera de reconocimiento.
Cibersexo
Si me pusiera a escribir de todas las páginas, correos, archivos
anexos, direcciones, fotos, videos, CD-ROMS y demás monerías
tecnológicas con que me he topado durante este año
de investigación, el libro que podría escribir sería
algo así como "Guía Roji del sexo en Internet".
Sin embargo, no es mi interés ni mi intención. Lo
que sí puedo decir es que me sigue impresionando la forma
en la que el Internet se está convirtiendo en una "incubadora"
empresarial que hasta los programas "Emprendedor" del
Tec o el de "Changarros" de Fox envidiarían. La
oferta de páginas de personas que tienen su webcam y que,
ya sea por una actitud desinteresada y altruista o por una franca
visión neoliberal, interactúan sexualmente con un
"público" asiduo, es enorme. En ese sentido, el
Big Brother es una mala reproducción para las "masas"
de lo que a diario se puede contemplar en el Internet. Hace poco
me llegaron un par de correos de mexicanas que promocionaban páginas
de este tipo (evidentemente no difundiré esta información,
baste decir que la edad, la posición social o la talla no
son impedimento alguno para que estas mujeres difundan su mensaje
al cibermundo) por si alguien creía que en México
no se cocían esas habas.
Por otro lado, la pornografía
encuentra en Internet no sólo el medio y el fin sino el recurso,
el espacio, el tiempo y la tecnología para desarrollarse,
sin duda una de las industrias más importantes en la Red.
Pero más allá de lo comercial y rentable que pueda
ser el Internet para las empresas pornográficas (caseras
y macro), también es la forma novedosa de una práctica
que yo recuerdo mucho en mi infancia: el intercambio de estampitas.
Cuando yo era niño, nos reuníamos con los amigos del
barrio que estábamos llenando el mismo álbum e intercambiábamos
los cromos que nos sobraban: "ya, ya, ya, ya, no, ése
no lo tengo" la versión moderna e hipertecnológica
se llama Internet y tiene como su cúspide la página
"Napster del porno" (Napster es un programa que permite
intercambiar archivos de música entre usuarios sin necesidad
de un servidor central). Esta página funciona igual que éstos
intercambios en la esquina: al conectarte puedes bajar el software
que te abre las puertas a todas las fotos, videos, imágenes,
animaciones y demás linduras que tengan miles de usuarios
en su archivo personal. Y para no parecer apologista de la pornografía,
pasamos al ciberpudor.
Ciberpudor
A las personas que creen que Internet es una sucursal virtual de
Sodoma y Gomorra, quizá les tranquilice saber que también
hay un espacio (pequeño, hay que decirlo) en donde la sexualidad
no sólo se evita sino que se ataca. Páginas que destaquen
y promuevan la abstinencia sexual existen (un poco menos que de
las de pornografía, pero existen), desde organizaciones estilo
"Pro-Vida", como la página "Vida humana",
en donde además atacan al aborto de manera muy enérgica,
hasta organizaciones juveniles tanto gubernamentales como no gubernamentales
que promueven la abstinencia sexual como una solución, sobre
todo, a las enfermedades de transmisión sexual. Y unas un
poco más "folclóricas", que dan consejos
de cómo debe comportarse una "mujer decente" (¿Por
qué será que el concepto de hombre decente se promociona
menos?). Por cierto, y como dato cultural, la noticia de moda en
la red (y en estos círculos ideológicos) es la campaña
de Bush y los 30 millones que invertirá en pro de la abstinencia.
Ahora, una cuestión que me
parece muy positiva e interesante del Internet es que también
funciona como un vehículo de creación de vínculos
de solidaridad, de información, de apoyo y de difusión,
ya sea para grupos marginados o simplemente para personas que quieren
hablar sobre sexualidad. Páginas como "Nación
Gay", "Zona Eros" y muchas más representan
un intento desde la sociedad civil de utilizar a la Red como un
espacio de reflexión y discusión sobre la sexualidad
sin tabúes, sin prejuicios y con una verdadera conciencia
sobre la importancia de ello en una sociedad moderna y abierta.
Ciberlágrimas
Es cierto, no todo en la vida es gozar, y a veces por el mismo gozo
se sufre. Estos dos sentimientos se unen en la página llamada
"El Cornudo Vengador", en donde se exponen fotos de mujeres
(por supuesto, las más buscadas son las que tienen algún
tipo de desnudo) que han engañado a sus parejas (es un sitio
con fotos solamente de mujeres porque todavía no hay un desarrollo
tecnológico que permita tener una base de datos con todos
los hombres que han engañado a sus parejas). En fin, que
el sitio se divide en galerías en donde los varones cuentan
la historia de cómo fueron "cornados" por sus amadas
doncellas y, como la lapidación por adulterio de los africanos,
la venganza es exhibirlas ahí (con Internet o sin él,
no hemos aprendido nada aún). Una de estas declaraciones
varoniles, lastimosas y con el corazón roto, dice "Espero
que su web llegue lejos como una gran labor social que está
realizando". Sin duda deberían incluirla en los apoyos
para las ONG´s o en planes de desarrollo tecnológico
para la civilización como un ejemplo de solidaridad y buena
voluntad.
Epílogo:
Nuevamente la invitación a participar en nuestra investigación
(que es mucho más seria que esta columna), ya sea como informantes,
como comentaristas o simplemente respondiendo los pequeños
sondeos que vamos haciendo. Aquí está el enlace a
la página del proyecto (que además tiene la ventaja
de que no tienes que salirte de esta magnífica revista electrónica).
<http://www.razonypalabra.org.mx/cibersexo>
Mtro.
Edgar Gómez
Profesor-investigador en la la Facultad de
Letras y Comunicación de la Universidad
de Colima, México. Se ha dedicado a investigar la cibercultura
desde hace 5 años. Ha escrito textos sobre Comunicación
Internacional, Comunidades Virtuales y la Comunicación Mediada
por Computadora (CMC) en diversas publicaciones. Es colaborador del
laboratorio para la Cibersociedad y es coproductor de un programa
de radio de músicas del mundo |