Por Octavio Islas
Número 38
Las
encuestas que fueron realizadas una semana antes del jueves 11 de
marzo (3-11), y cuyo propósito era anticipar la intención
del voto del pueblo español en las elecciones generales del
domingo 14, concedían una ventaja prácticamente definitiva
a Mariano Rajoy Brey, candidato del Partido Popular (PP) a la presidencia
del gobierno español, sobre los principales candidatos opositores.
Un evento extraordinario
-los peores actos terroristas que ha padecido el pueblo español
en su historia-, y la torpe manipulación de la información
que exhibieron el gobierno de José María Aznar y directivos
del PP para enfrentar la crisis, permitieron inclinar la preferencia
del electorado español en favor de José Luis Rodríguez
Zapatero, candidato del Partido Socialista Obrero Español
(PSOE).
Rodríguez
Zapatero efectivamente consiguió beneficiarse del “voto
útil” de un importante sector del electorado español.
Sin embargo, no debemos pasar por alto la profunda indignación
que causaron en el pueblo español las mentiras en las cuales
incurrieron los voceros del PP y algunos funcionarios del gobierno
del ex presidente Aznar.
En la llamada “noche de los
mensajes cortos” –sábado 13 de marzo-, los teléfonos
celulares fueron instrumentos decisivos en el espectacular giro
que admitió la jornada electoral del domingo 14. El inteligente
empleo de los teléfonos celulares efectivamente contribuyó
a afirmar la vocación ciudadana de la mayoría sensible
del pueblo español.
¿Qué lecciones podríamos
aprender en México de los sucesos extraordinarios que modificaron
el posible comportamiento electoral del pueblo español, tras
los dramáticos acontecimientos del 11 de marzo?
En México la difusión
de los llamados “videoescándolos” ha causado
profunda indignación en la ciudadanía sensible. Primero
fue transmitido el video que compromete la ética del senador
Jorge Emilio González Martínez, presidente del Partido
Verde Ecologista. Después se dieron a conocer los videos
que involucran en actos de corrupción a importantes funcionarios
del gobierno de Manuel López Obrador. El imaginario político
hoy es sinónimo de desesperanza y desencantamiento de la
realidad.
Las recientes encuestas que han
sido realizadas para evaluar la popularidad y carisma de los posibles
“suspirantes” (Daniel Cosío Villegas) a la presidencia
de México, registran las sensibles repercusiones que han
introducido los “videoescándalos” en el ánimo
ciudadano. Además se ha afirmado que videos más reveladores
serán dados a conocer próximamente a la opinión
pública.
El futuro no responde a una progresión
lineal, es imprevisible, aunque el presente gesta el futuro. El
presente histórico es una integración variable de
muchos factores diversos e indeterminables.
Las comunicaciones que desplazan
consigo las avanzadas tecnologías de información y
comunicaciones, efectivamente son capaces de incidir en la calidad
de vida ciudadana. La difusión de algún nuevo “videoescándalo”,
tres o cuatro días antes de la fecha en la cual los mexicanos
acudiremos a las urnas para elegir al próximo presidente,
bien podría deparar una desagradable sorpresa a algún
candidato a la presidencia de la República. Las sorpresas
y las crisis suponen la ausencia de información oportuna
y confiable. Definitivamente no hay peor crisis que aquella que
no conseguimos advertir y anticipar. Sea ésta una advertencia.
Dr.
Octavio Islas
DIrector de la Cátedra de Comunicaciones
Estratégicas y Cibercultura, Tecnológico
de Monterrey, Campus Estado de México, México. |