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Por Enriqueta Rivera
Número
46
El
ejercicio de la política, utiliza de los
medios de comunicación para la difusión
de sus acciones, logros, preocupaciones, hasta
propuestas y candidatos durante las campañas
electorales, pues sólo así puede
ser visible ante los ciudadanos que tienen el
poder de elegir al candidato más idóneo
desde sus particulares perspectivas, México
está inserto en esta lógica.
Millones de
pesos se invierten en las campañas –de
los abusos cometidos tenemos noticias-, se contratan
especialistas extranjeros asesores de políticos
que fueron presidentes de países poderosos
o se copian estrategias aplicadas exitosamente
en otros países latinoamericanos; se administran
los medios de comunicación masivos, alternativos,
todo tipo de objetos promocionales para que el
rostro del candidato esté hasta en la
cocina; de lo que puede resultar un efecto contraproducente,
el abstencionismo por el nivel de saturación
y el grado de credibilidad que ante los ojos
de la ciudadanía tienen partidos y candidatos...
como aquella canción favorita de “prometes
y prometes y luego me prometes y nada...y nada”,
por supuesto hay honrosas excepciones, pues como
en la vida y en la política: no hay negro
ni blanco sólo infinitas tonalidades de
grises.
Así podemos
observar un sinnúmero de anuncios publicitarios
en los medios de comunicación que este
año del 2005 parecen hacer el mejor negocio
de todas las décadas pasadas y lo que
está por venir de aquí a junio
del 2006; hecho que no deja de recordarnos las
más diversas versiones mesiánicas
y catastróficas creadas y vividas en miles
y miles de años. Sin embargo, no hay dejar
de lado, lo que pudieran considerarse mínimos
detalles: la disposición y organización
física de los medios utilizados, si lo
que se busca es impresionar al electorado de
tal forma que confíe o al menos ejerza
el voto por quien aparece en la fotografía.
Se seleccionan
las vías rápidas donde colocar
los anuncios, en este caso los espectaculares
que cada vez más cierran el horizonte
y recrean nuevos cielos que se construyen con
coches del año, jabones mágicos,
leches nutritivas, modelos de hombres y mujeres
en sugerentes posiciones sin importar que producto
esté anunciando; resulta entonces que
ahora el cielo está lleno de promesas,
la felicidad eterna está al alcance de
nuestras manos con sólo comprar aquel
producto y hacer uso de algún servicio,
nada de comprar indulgencias...ya no es necesario,
el mercado es bondadoso.
La colocación
física del espectacular es básico,
el que sea visible en un primer impacto de reconocimiento
(wear-in), para después en otro impacto
acercarse a la información del anuncio
y más adelante ese ‘nuevo’
espectacular pasará a ser parte del paisaje
publicitario sin mayor uso para el perceptor
(wear-out) (Sánchez, 1999), al tomar en
cuenta, entre otras cosas, el tiempo real que
tiene el usuario de una vía rápida
para fijar la atención en un anuncio,
aún cuando hay personas que pueden fijar
la mirada y en realidad están en otro
plano del universo recreando realidades o fantasías,
eso ayuda en una de las zonas metropolitanas
más complejas del mundo. Bueno, el espectacular
es este:
Aquí
un ejemplo de un espectacular donde no es objetivo
analizar el candidato o el texto en específico,
sino la combinación de este espectacular
con el paisaje publicitario:
Este es el caso
de un espectacular que si bien fue ubicado en
una de las vías rápidas más
importantes de la zona metropolitana -periférico
norte a la altura de Plaza Satélite- no
se contempló que fue insertado en un espacio
físico que incluía a muchos otros
espectaculares que otorgan un contexto simbólico
caprichoso para quienes pasan por ahí.
Se puede leer
entonces: la palabra apetito, que refiere a un
restauran y a su lado, un candidato a la presidencia
de la República Mexicana que habla de
firmeza.
En los tiempos
que vivimos actualmente en México, esta
coincidencia tiene connotaciones que sorprenden,
pues la fotografía es del mes de enero
del 2005 y ahora se observa una contienda donde
la competencia es encarnizada, por ser primero,
candidato de un partido y después -si
las negociaciones y concertaciones lo permiten-
candidato oficial del partido; a pesar de las
imágenes y realidades creadas por el discurso
hablen de un equipo de trabajo, aunque independientemente
del grupo al que se pertenezca se tiene un mismo
objetivo, el poder:
[Para Parsons]
El poder significa la adquisición del
control de los factores de efectividad de la
acción colectiva; no es el poder mismo
uno de estos factores, como puede ser la violencia
simbólica o física... [Para Weber]...
la concepción del poder es ‘negativa’,
ya que se basa en la probabilidad de imponer
la propia voluntad en una relación social,
aun contra toda resistencia y cualquiera que
sea el fundamento de tal probabilidad... [Para
Parsons] El poder no tiene ningún valor
intrínseco, simboliza la eficiencia
política. (Beriain, 1996,p.223-224)
La cita textual
queda como invitación a la reflexión
sobre la relevancia del poder, su administración,
su ejercicio y aplicación, pacífica,
acordada, dialogada, concertada y/o impuesta;
lo que no hay que olvidar es que, el poder existe
tanto en las instituciones instituidas para la
administración del poder para el “beneficio
de la mayoría” –las comillas
por la complejidad de la palabra democracia y
representatividad-, como en personas que tienen
capacidad de organización, lo que contribuye,
en ocasiones, a un equilibrio de poderes para
procurar calidad de vida, si por ello entendemos
el respirar, comer, dormir, trabajar, caminar
y amar de forma cálidamente humana.
Este apetito
de poder tendrá que analizarse en contextos
histórico, político y publicitario,
para continuar con el desarrollo de Publiconsumidores
inteligentes que aprehenden la publicidad como
un conjunto compacto de significados, significaciones
y cosmovisiones que también incide en
la construcción de las realidades que
vivimos... hay mucha tarea por delante.
Referencias:
BERIAIN Josetxo
(1996). La integración de las sociedades
modernas, ed. ANTRHOPOS, España.
pp.383
SÁNCHEZ Franco Manuel (1999) Eficacia
publicitaria. Teoría y Práctica,
ed. McGraw-Hill, España , pp.294
Mtra.
Enriqueta Rivera
Catedrática del
ITESM, Campus Estado de México y
de la UNAM, México. |