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Por Xavier
Vilchis
Número
23
Decía
el filósofo Federico Nietzsche respecto
del carácter científico moderno
que "en un hombre de ciencia, la compasión
casi hace reír, como un cíclope
que tuviese manos femeninas" (Nietzsche;1999:73).
En efecto la principal pretension de la ciencia
moderna es el poder, puesto que la comprensión
de la naturaleza implica la dominación
de la misma por el hombre. La actitud de los
primeros fundadores de la ciencia moderna a partir
del siglo XVI fue precisamente la eliminación
de la consideración de las causas finales
en el conocimiento científico basándose
en que la indagación de ellas lleva a
los pensadores a contentarse con asignar a los
acontecimientos causas "irreales" porque
estas últimas no son observables. Su verdadero
interés se debe centrar en el conocimiento
de las causas eficientes que si son observables
esto es buscar cómo se producen los fenómenos,
sin importar su relación con la causas
finales. La misión de la ciencia pierde
así su carácter sagrado, ya no
se dirige entonces (como era en la Edad Media)
hacia el conocimiento del ser necesario o divino
porque ha quedado fuera de ella el campo de la
metafísca; pierde también su carácter
axiológico ya no es (como era en la Antiguedad)
un conocimiento desinteresado de la realidad
sino que busca siempre su utilidad. De ser una
"razón" sagrada se convierte
ahora en una "razón instrumental"
por ello ciencia y tecnología son dos
caras de una misma moneda. El origen de la técnica
está en la forma de confrontarnos con
la naturaleza. Pero la diferencia de la antigua
concepción griega de la verdad como descubrimiento
(Aletheia) en donde se trata de dejar
que la naturaleza brote a la luz, en la moderna
actitud técnica nosotros provocamos la
naturaleza para que nos muestre sus secretos.
La técnica, según Heidegger es
"una forma de desocultación",
el desocultar que domina la técnica moderna
tiene un carácter de un poner, en el sentido
de "una provocación", en lugar
de sacar a la luz en el sentido de un dejar que
la cosa se muestre. Capra dice que los términos
que Bacon utilizaba para defender su nuevo método
empírico eran atroces pues en opinión
de este último "la naturaleza tenía
que ser acosada en sus vagabundeos, sometida
y obligada a servir, esclavizada, había
que reprimirla con fuerza y la meta de un científico
era torturarla hasta arrancarle sus secretos"
(Capra; 1985 : 58.).
En la modernidad pretender una ética que
limite el trabajo del nuevo hombre de ciencia
es como pedirle a un deportista que no compita
para ganar, el lema de la investigación
científica parece ser: "prohibido
prohibir". La principal misión del
saber científico va de la mano con el
proyecto de la modernidad que es el ideal del
progreso humano. Sin embargo el resultado de
esta actitud científica ha sido asombroso,
no hay duda que lo verdaderamente valioso en
la tecnología moderna es la manera en
que ha revelado la energía de lo que está
"encerrado"en la naturaleza y por lo
tanto oculto en ella, no cabe duda que el éxito
de la tecnología se manifiesta en el nivel
de bienestar humano de la sociedad actual. La
nueva Atlantida que fue el sueño de Bacon
se ha hecho realidad pues en el pragmatismo científico
moderno se busca que todas las necesidades del
hombre sean satisfechas y en cuanto a las enfermedades
se busca siempre un remedio adecuado, esto relevante
particularmente en la investigación del
Genoma Humano. Dicen los científicos que
existe la posibilidad de prevenir y terminar
con las enfermedades que más nos agobian
en la actualidad como el cáncer o el Alzheimer
al identificar de modo preciso qué gen
es el que falla cuando contraemos una enfermedad,
lo cual abriría a nuevos tratamientos
más precisos y personalizados así
la esperanza de vida se hace cada vez mayor.
Pero precisamente por ello dice el filósofo
Hans Jonás que los desarrollos del poder
técnico en función de este progreso
han modificado las condiciones de existencia
humana de una manera tan radical que es necesario
plantearse seriamente el problema ético
de la responsabilidad científica . Aunque
en ninguna época anterior careció
el hombre de técnica ninguna ética
anterior se preguntaba tanto sobre la actividad
científica o tecnológica, porque:
"la técnica era un dosificado tributo
pagado a la necesidad, no el camino conducente
a la meta elegida por la humanidad" (Jonas:1995,
29). Pero hoy, la techné se ha transformado
en un infinito impulso hacia adelante de la especie,
en su empresa más importante, en cuyo
continuo progresar que se supera a sí
mismo hacia cosas más grandes se intenta
ver la misión de la humanidad, y cuyo
éxito en lograr el máximo dominio
sobre las cosas y los propios hombres se presenta
como la realización de su destino. Esto
es apriorí lo peligroso respecto del proyecto
Genoma Humano porque a pesar de la afirmación
de los científicos que los objetivos del
proyecto estan limitados a buscar enormes beneficios
para la sociedad y se procura evitar la modificación
de genomas de células germinales la tentación
es enorme. En efecto; el principal peligro puede
provenir de los intereses privados en donde puede
existir radicales de derecha, grupos neonazis
entre otros. El ciudadano tiene todo el derecho
de sentirse inquieto ante cambios tan rápidos
en ésta y en otras áreas científicas
y tecnológicas y de hecho esta preocupación
dio lugar a una polémica sobre la posibilidad
de patentar genes humanos. La defensa de la UNESCO
del Proyecto Genoma Humano como Patrimonio de
la Humanidad es coherente con el derecho del
ser humano a la libertad y a la democracia. Bill
Clinton declaró también que el
conocimiento del Genoma Humano es patrimonio
de la humanidad. No es razonable patentar genes,
no hay en ello nada que sea inventivo. En Estados
Unidos la eligibilidad de un invento para patentarlo
depende sobre todo del hecho de que éste
no sea evidente y que tenga utilidad es decir,
que pueda servir para "algo" en todos
los ámbitos empresariales, la vida no
se puede patentar, pero sin patentes no hay inversión
condición indispensable para la nvestigación.
Toda empresa privada busca naturalmente conseguir
beneficios, por ello lo verdaderamente preocupante
no es declarar el conocimiento del Genoma Humano
" patrimonio de la humanidad", sino
el uso que más tarde se haga del conocimiento
de los genomas. El conocimiento de los secretos
de la herencia y su manipulacion por el hombre
da la posibilidad de planificar y controlar el
destino (Heidegger nos dice que la palabra destino
significa envío) del individuo desde antes
del nacimiento; con ello se "liberaría"
al hombre de la angustia de su propia indefinición
que emana de su libertad. Queda superado el azar:
así el futuro carente ya de alternativas
se hace unidimensional y la aventura de la vida
se convierte en el engranaje social. La utopía
que presenta Aldous Huxley en su obra Un mundo
feliz deja de ser una posibilidad para convertirse
en una pavorosa realidad. "Sabemos muy bien
adónde vamos por primera vez en la historia"
(Huxley:1969;46) el progreso dirigido por el
desarrollo tecnológico, pero no sabemos
cuáles serán sus resultados.
Dice Heidegger que lo opuesto a la palabra griega
Techne era la Physis (Física)
que ahora traducimos por naturaleza, pero la
palabra naturaleza para los griegos también
tenía un significado distinto, pues es
el nombre primero y esencial del ente mismo en
su totalidad, lo que es anterior a todas las
manifestaciones. Para ellos ente es lo que surge
y brota por su propia fuerza y sin apremio alguno,
lo que vuelve sobre sí y perece: el imperar
que brota y vuelve a sí. Cuando el hombre
intenta ocupar el lugar del ente y controla despóticamente
la naturaleza convirtiéndola en un "fondo
disponible" para sus propios intereses egoístas,
cuando no dejamos que la naturaleza brote a la
luz, sino que la provocamos y la retamos a que
se anuncie de algun modo contestable por medios
calculables y que permanezca como un sistema
de informaciones que nosotros podemos encargar.
Cuando el hombre se propone crear algo únicamente
por su sed de conocimientos o su ambición
desmedida de poder y controla manipulando imprudentemente
los secretos y las leyes de la naturaleza no
sabemos que se nos puede desocultar.
Al
igual que Prometeo, que robó el fuego
de los dioses para entregarlo a los hombres,
el Doctor Frankenstein roba a Dios el conocimiento
de la vida, pero ese conocimiento en manos humanas
es una arma de doble filo: sirve para crear vida
o para crear una obra de su propia destrucción.
El evadirnos de nuestra vocación el no
querer ser nosotros mismos y tomar un papel que
no nos corresponde es lo que Kierkegaard llamó:
"la enfermedad mortal" por ello dice
dice Heidegger:
El hombre no es el déspota del ente,
el hombre es el guardián del ser. Con
este "menos" no pierde nada el hombre,
sino que gana -porque arriba a la verdad del
ser-. Gana la esencial pobreza del pastor, cuya
dignidad estriba en ser llamado por el ser mismo
a la custodia de su verdad (Heidegger : 1972;96).
Bibliografía:
Capra
Fritiof (1985 ) El punto Crucial , Barcelona,
Editorial Integral .
Huxley
Aldus (1969) Un mundo Feliz , Plaza Janes,
Barcelona.
Hans
Jonas,(1995) El principio de Responsabilidad
Ensayo de una ética para la civilización
tecnológica, Herder, Barcelona.
Heidegger
Martin. ( 1972) Carta sobre El Humanismo,
Argentina : Ediciones Huascar.
Kierkegaard
Sören (1984) La enfermedad mortal,
Editorial Sarpe, Madrid.
Nietzsche
Federico (1999) Más allá del
Bien y del Mal, México, Editorial
Edivisión.
Dr.
Xavier Vilchis
Catedrático del
Departamento de Humanidades del ITESM Campus Estado
de México, México |