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Por Martha García Damián
Número 27
Inicio
con un párrafo del discurso de Fidel Castro en la cumbre
de Monterrey de marzo pasado:
Este orden económico
ha conducido al subdesarrollo a 75 por ciento de la población
mundial. La pobreza extrema en el tercer mundo alcanza ya la cifra
de 1200 millones de personas ... En 2001 el número de personas
con hambre física alcanzó la cifra de 826 millones;
la de adultos analfabetos, 854 millones; la de niños que
no asisten a la escuela, 325 millones; la de personas que carecen
de medicamentos esenciales de bajo costo, 2 mil millones;..... No
menos de 11 millones de niños menores de 5 años mueren
anualmente por causas evitables y 500 mil quedan definitivamente
ciegos por falta de vitamina "A"2
Ante estas cifras ¿quién
tiene la culpa? ¿a quién se puede culpar de esta tragedia?
No lo sé, sin embargo me parece que más allá
de la discusión en la cual el enfoque es desde países
ricos y pobres, de la actuación y obligación de nuestros
gobiernos y las instituciones financieras internacionales, de globalización
y globalifóbicos; es necesario ver hacia lo más cercano,
hacia lo cotidiano, en este sentido la pregunta sería ¿cuál
es la situación y el papel de las familias (de las unidades
domésticas) y en específico cuál es el papel
de la mujer en nuestra sociedad?
Intentando dar respuesta
a la pregunta anterior inicio dando algunas cifras sobre la situación
de la mujer en México, en un segundo momento intento delinear
a qué mujer nos referimos al hablar del papel emergente de
las mujeres en nuestra sociedad y su participación en los
espacios de acción ciudadana, para concluir con el concepto
de capital social como propuesta de acción.
Desde 1992 con la
Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro y posteriormente en
la Conferencia Mundial de Mujeres en 1995 en Beijing, y a lo largo
de toda una década se han dado numerosas conferencias mundiales
de Derechos Humanos, Población, Desarrollo Social, Alimentación,
Salud, Educación, Racismo; de ellas han surgido un sinnúmero
de recomendaciones donde siempre ha estado presente el papel de
las mujeres y la necesidad de soluciones adecuadas para superar
las desigualdades de género. No obstante, baste algunas cifras
para ilustrar que aún no ha cambiado la situación
de la mujer mexicana:
- En 1997 de cada 100 mujeres trabajaban
37; no obstante, la incorporación de la mujer al mercado
de trabajo no ha significado igualdad en oportunidades o ingreso.
Una discriminación evidente se ejemplifica en las maquiladoras
donde es práctica común la prohibición (obviamente
ilegal) de que se embaracen, y sólo se les contrate al
conocerse el resultado negativo de un examen de embarazo.
- Según datos del INEGI
el número de madres solteras o abandonadas en México
era en el 2000 de un millón 80 mil, impactando a casi 10%
de la población total. De ellas alrededor de 540 mil son
jefas de hogar.
- En nuestro país las mujeres
constituyen el 51% del padrón electoral y a pesar que desde
1996 en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos
Electorales (Cofipe) se establece la norma donde se obliga a los
partidos políticos de implementar la cuota 70/30 (hombres/mujeres),
la participación de las mujeres en la vida política
aún no es equitativa. A la fecha, los más altos
puestos políticos a los que han tenido acceso las mujeres
en nuestro país son: tres gubernaturas, una jefatura de
gobierno y 10 secretarias de Estado. (no obstante, en Ciudad Juárez,
Chih., las mujeres de sectores populares simpatizantes del Partido
Acción Nacional fueron las que le dieron fuerza al movimiento
en defensa del voto ciudadano para combatir el fraude electoral).
En México somos más
de 50 millones de mujeres (cifra superior a la de los hombres),
sin embargo, a qué mujer me refiero al hablar del papel emergente
de las mujeres y cuál es y ha sido su papel en nuestra sociedad?
No sólo me voy a referir
a la mujer de la doble jornada, aquella que cuida un hogar además
de laborar en una actividad asalariada, no, también y en
especial me referiré a la mujer que se ha incorporado a la
fuerza política y social de nuestro país, aquellas
que se han levantado en defensa del voto, vivienda, respeto a sus
derechos y en pro de una vida mejor. Nos referimos a las mujeres
que además de atender un hogar y tener un trabajo asalariado
se dan tiempo para abrir espacios de participación ciudadana,
a través de su actuación en el movimiento urbano popular,
en las escuelas rurales, a las mujeres que forman las bases zapatistas
y las de los Organismos no Gubernamentales.
Sin embargo, participación
política no sólo es la actuación a través
de partidos políticos, como líderes sindicales o funcionarias
públicas. Participación política es también
la considerada "informal" la que tienen las mujeres en
movimientos sociales, y a lo que hoy podemos considerar como "la
espina dorsal" del movimiento urbano-popular, me refiero a
la parte sustancial de los organismos no gubernamentales y a la
participación como fuertes impulsoras de proyectos productivos
en diversas regiones de nuestro país, así como a la
activa participación en la solución de los problemas
de su comunidad.
Sin embargo, es necesario recordar
que la participación política de la mujer rebasa el
acceso a cargos en órganos de gobierno, abarca mucho más
espacios de la vida económica, política y social.
En esta participación política observamos mujeres
que provienen de las clases medias, pero también de las capas
populares, con niveles limitados de educación formal y en
sus hogares no siempre se satisfacen las necesidades básicas,
observamos a mujeres que generalmente dirigen sus hogares y con
parejas o sin ellas llevan la continuidad familiar, pues su acción
es básica en el mantenimiento de las tradiciones y significados
culturales que permiten la identificación comunitaria y el
reforzamiento del capital social de generación en generación.
Mujeres que transgreden las normas sociales, cuestionan al sistema
político económico y social e incluso se enfrentan
a él, que logran escaparse de las expectativas que les ha
dado la sociedad en su estatus de "mujer" y renuevan las
normas, permitiendo construir nuevos significados, vía la
interacción. Y que han logrado procesos de cambio que emergen
cuestionando la organización de nuestra sociedad no sólo
en la institución familiar, también en lo político
y económico han reinterpretado el mundo que las rodea.
Es precisamente a estas mujeres
a las que me refiero, aquellas que han participado e incluso generado
movimientos que tienen visiones y propuestas propias.
En América Latina un ejemplo
de ellas es la actuación de las Madres de la Plaza de Mayo
en Argentina, que desde 1978, luchan por encontrar a sus hijos y
a decir de las mismas se crearon porque en otros organismos no se
sentían cerca. En México el grupo Eureka lidereado
por Rosario Ibarra de Piedra nos habla de la fuerza y tenacidad
de las mujeres en busca de sus esposos e hijos perdidos durante
el periodo que hoy se ha dado a llamar de "guerra sucia".
Es inevitable mencionar a Rigoberta
Menchu Tum activista por la Paz y los Derechos Humanos, primera
mujer de raza indígena que recibe el Premio Nobel de la Paz
(1992), y quien a pesar de que nunca recibió educación
formal mostró siempre una actitud especial para liderar a
las comunidades indígenas de su país, lo que la llevó
a ser perseguida por las fuerzas represivas guatemaltecas y al exilio.
En México en los movimientos campesinos e indígenas
es incipiente la participación de las mujeres en cargos de
liderazgo, sin embargo a partir de la presencia explícita
del EZLN se ha observado el importante papel que juegan las mujeres
indígenas en la construcción de la ciudadanía.
Y no solo hacemos referencia a la importante labor de la comandante
Ramona o la presencia de la Comandante Esther en el Congreso de
la Unión el 28 de marzo del 20013.
Junto con las comandantes, también están y no debemos
olvidar a las mujeres que son parte de las bases zapatistas, a las
madres, esposas e hijas de los masacrados en Aguas Blancas, que
arriesgando su vida se han enfrentaron al ejercito y a paramilitares.
Y qué decir de Digna Ochoa, que incluso con su muerte nos
invita a participar y arriesgar en pro de los Derechos Humanos del
otro, de aquel cuya marginación es mayor.
En el movimiento urbano popular
también observamos la presencia de las mujeres, en éste
es evidente que las mujeres forman el grueso de las bases (aún
cuando su participación en las dirigencias es mucho menor),
donde a través de redes, líneas de acción e
identidad genérica, las mujeres organizadas de las principales
ciudades de México intentan enfrentar sus necesidades de
abasto y consumo, de salud y vivienda en un contexto de crisis económica.
No obstante, a decir de gran parte
de los autores que trabajan estudios de genero, uno de los elementos
que dificultan la participación política de las mujeres
y su acceso a posiciones de liderazgo es su papel de responsables
del trabajo doméstico y de la crianza de los hijos, y al
mismo tiempo el temor a no cumplir con esas funciones adecuadamente
si a la vez forma parte de un movimiento social, partido o sindicato.
Con el temor siempre(nos dicen también los antropólogos
sociales) de no perpetuar en sus hijos los valores y tradiciones
de su cultura (y sin dejarlo explicito) con el temor de no generar,
fomentar y aprovechar el capital social que como comunidad tenemos.
Pese a ello, son mujeres que desde sus respectivos ámbitos,
nos invitan a explorar nuevas posibilidades para entender el mundo
y nos enseñan que es posible transformarlo, que nos ayudan
a seguir construyendo una sociedad más plural, más
participativa y más equitativa.
Creo que Bourdieu tiene razón al hablar del "individuo
creador puesto en un espacio social"4,
es cierto, el hombre y la mujer crea, transforma y modifica, no
obstante, al igual que Bourdieu creo que el hombre construye su
visión del mundo, pero bajo coacciones estructurales, es
decir el estado de pobreza de la población, la situación
de marginación de las mujeres es condicionante, de aquí
que ese espacio del que habla Bourdieu sea fuertemente limitante
para el grueso no solo de las mujeres, es limitante para esos 43
millones en pobreza, extremadamente limitante para los 26 millones
de personas en pobreza extrema.
¿Cómo se puede ampliar
ese espacio social? ¿Cómo se puede romper el círculo
de la marginación? Me parece que una alternativa es precisamente
el capital social.
A manera de introducción
a este concepto transcribo una frase de Maffesoli donde nos dice
"Nunca nada, ni nadie, es exclusivamente lo que parece ser
en un momento dado. Siempre se es más, y eso es así
porque en cada uno, y en cada fenómeno, hay algo preformado
que conviene desarrollar"5.
Y es precisamente a esta parte a la que creo debemos apostar todos
aquellos que buscamos un cambio en nuestra sociedad, por ello la
importancia del capital social (aquel que hace referencia "a
las normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza
y la cooperación entre las personas, en las comunidades y
en la sociedad en su conjunto...."6),
capital social que es parte de nuestra cultura, entendida ésta
como la dimensión simbólica de lo social, en donde
las relaciones estables de confianza y cooperación pueden
reducir los costos de transacción, producir bienes públicos
y facilitar la constitución de actores sociales o incluso
de sociedades civiles saludables7.
Partimos de la afirmación
de que las mujeres son socializadoras básicas en el proceso
de educación al interior de la familia en el ámbito
escolar y en las relaciones hacia la comunidad (la calle, la colonia,
el pueblo, etc.) por ello es importante contemplar el papel de las
mujeres en la conformación del capital social como
un instrumento eficaz para articular acciones locales y globales
en busca de una mayor equidad social (no solo de genero), pues la
sustentabilidad de la vida humana sólo es posible con justicia
y equidad social8.
Finalmente podemos decir que es
obvio que se ha generado una conciencia cívica en las mujeres
que no necesariamente esta dada por la educación formal,
quizás su punto de partida se encuentre precisamente en nuestra
cultura, en el capital social y este puede ser uno de los conceptos
básicos a trabajar en nuestra sociedad.
Creo que ése es precisamente
el papel emergente de las mujeres en la sociedad post-industrial,
el ser protagonistas no sólo observadoras de una nueva sociedad.
Bibliografía:
2
La Jornada. 28 de Marzo de 2002.
3 Hecho trascendente en la vida
democrática de México quien no solo se dirigió
al Congreso sino a todo el pueblo que quiso escuchar, "Mi nombre
(nos dijo) es Esther, pero eso no importa ahora. Soy zapatista,
pero eso tampoco importa en este momento. Soy indígena y
soy mujer, y eso es lo único que importa ahora. Esta tribuna
es un símbolo, por eso convocó tanta polémica.
Por eso queríamos hablar en ella y por eso algunos no querían
que aquí estuviéramos. Y es un símbolo también
que sea yo, una mujer pobre, indígena y zapatista, quien
tome primero la palabra y sea el mío el mensaje central de
nuestra palabra como zapatistas".
4 Bourdieu. P. "Espacio social
y el poder simbólico", Cosas Dichas. Ed. Gedesa.
1993. p. 133
5 Michel Maffesolli. Elogio
de la razón sensible: Una visión intuitiva del mundo
contemporáneo. Piados, Studio. P. 79
6 John Durston. Construyendo capital
social comunitario. Una experiencia de empoderamiento rural en Guatemala
Comisión Económica para América Latina y el
Caribe.
7 El capital social de los pobres
se deriva primordialmente de la familia y de los vecinos, y puede
servir como una red de seguridad cotidiana e importante, pero el
capital social de los ricos les permite promover sus intereses.
Ayudar a los pobres a trascender sus redes de seguridad a fin de
que puedan tener acceso a recursos adicionales. Grupo del Banco
Mundial. Un mundo sin pobreza.
8 Palabras expresadas en la por Lilián Celiberti, coordinadora
de la Comisión Nacional de Seguimiento de Beijing. .
Mtra.
Martha García Damián
Catedrática del Departamento de Humanidades
del ITESM Campus Estado de México,
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