Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Junio 2002

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

Filosofía, Cultura y Sociedad

El papel emergente de las mujeres en la sociedad post-industrial

 
Por Martha García Damián
Número 27

Inicio con un párrafo del discurso de Fidel Castro en la cumbre de Monterrey de marzo pasado:

Este orden económico ha conducido al subdesarrollo a 75 por ciento de la población mundial. La pobreza extrema en el tercer mundo alcanza ya la cifra de 1200 millones de personas ... En 2001 el número de personas con hambre física alcanzó la cifra de 826 millones; la de adultos analfabetos, 854 millones; la de niños que no asisten a la escuela, 325 millones; la de personas que carecen de medicamentos esenciales de bajo costo, 2 mil millones;..... No menos de 11 millones de niños menores de 5 años mueren anualmente por causas evitables y 500 mil quedan definitivamente ciegos por falta de vitamina "A"2

Ante estas cifras ¿quién tiene la culpa? ¿a quién se puede culpar de esta tragedia? No lo sé, sin embargo me parece que más allá de la discusión en la cual el enfoque es desde países ricos y pobres, de la actuación y obligación de nuestros gobiernos y las instituciones financieras internacionales, de globalización y globalifóbicos; es necesario ver hacia lo más cercano, hacia lo cotidiano, en este sentido la pregunta sería ¿cuál es la situación y el papel de las familias (de las unidades domésticas) y en específico cuál es el papel de la mujer en nuestra sociedad?

Intentando dar respuesta a la pregunta anterior inicio dando algunas cifras sobre la situación de la mujer en México, en un segundo momento intento delinear a qué mujer nos referimos al hablar del papel emergente de las mujeres en nuestra sociedad y su participación en los espacios de acción ciudadana, para concluir con el concepto de capital social como propuesta de acción.

Desde 1992 con la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro y posteriormente en la Conferencia Mundial de Mujeres en 1995 en Beijing, y a lo largo de toda una década se han dado numerosas conferencias mundiales de Derechos Humanos, Población, Desarrollo Social, Alimentación, Salud, Educación, Racismo; de ellas han surgido un sinnúmero de recomendaciones donde siempre ha estado presente el papel de las mujeres y la necesidad de soluciones adecuadas para superar las desigualdades de género. No obstante, baste algunas cifras para ilustrar que aún no ha cambiado la situación de la mujer mexicana:

  1. En 1997 de cada 100 mujeres trabajaban 37; no obstante, la incorporación de la mujer al mercado de trabajo no ha significado igualdad en oportunidades o ingreso. Una discriminación evidente se ejemplifica en las maquiladoras donde es práctica común la prohibición (obviamente ilegal) de que se embaracen, y sólo se les contrate al conocerse el resultado negativo de un examen de embarazo.
  2. Según datos del INEGI el número de madres solteras o abandonadas en México era en el 2000 de un millón 80 mil, impactando a casi 10% de la población total. De ellas alrededor de 540 mil son jefas de hogar.
  3. En nuestro país las mujeres constituyen el 51% del padrón electoral y a pesar que desde 1996 en el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe) se establece la norma donde se obliga a los partidos políticos de implementar la cuota 70/30 (hombres/mujeres), la participación de las mujeres en la vida política aún no es equitativa. A la fecha, los más altos puestos políticos a los que han tenido acceso las mujeres en nuestro país son: tres gubernaturas, una jefatura de gobierno y 10 secretarias de Estado. (no obstante, en Ciudad Juárez, Chih., las mujeres de sectores populares simpatizantes del Partido Acción Nacional fueron las que le dieron fuerza al movimiento en defensa del voto ciudadano para combatir el fraude electoral).

En México somos más de 50 millones de mujeres (cifra superior a la de los hombres), sin embargo, a qué mujer me refiero al hablar del papel emergente de las mujeres y cuál es y ha sido su papel en nuestra sociedad?

No sólo me voy a referir a la mujer de la doble jornada, aquella que cuida un hogar además de laborar en una actividad asalariada, no, también y en especial me referiré a la mujer que se ha incorporado a la fuerza política y social de nuestro país, aquellas que se han levantado en defensa del voto, vivienda, respeto a sus derechos y en pro de una vida mejor. Nos referimos a las mujeres que además de atender un hogar y tener un trabajo asalariado se dan tiempo para abrir espacios de participación ciudadana, a través de su actuación en el movimiento urbano popular, en las escuelas rurales, a las mujeres que forman las bases zapatistas y las de los Organismos no Gubernamentales.

Sin embargo, participación política no sólo es la actuación a través de partidos políticos, como líderes sindicales o funcionarias públicas. Participación política es también la considerada "informal" la que tienen las mujeres en movimientos sociales, y a lo que hoy podemos considerar como "la espina dorsal" del movimiento urbano-popular, me refiero a la parte sustancial de los organismos no gubernamentales y a la participación como fuertes impulsoras de proyectos productivos en diversas regiones de nuestro país, así como a la activa participación en la solución de los problemas de su comunidad.

Sin embargo, es necesario recordar que la participación política de la mujer rebasa el acceso a cargos en órganos de gobierno, abarca mucho más espacios de la vida económica, política y social. En esta participación política observamos mujeres que provienen de las clases medias, pero también de las capas populares, con niveles limitados de educación formal y en sus hogares no siempre se satisfacen las necesidades básicas, observamos a mujeres que generalmente dirigen sus hogares y con parejas o sin ellas llevan la continuidad familiar, pues su acción es básica en el mantenimiento de las tradiciones y significados culturales que permiten la identificación comunitaria y el reforzamiento del capital social de generación en generación. Mujeres que transgreden las normas sociales, cuestionan al sistema político económico y social e incluso se enfrentan a él, que logran escaparse de las expectativas que les ha dado la sociedad en su estatus de "mujer" y renuevan las normas, permitiendo construir nuevos significados, vía la interacción. Y que han logrado procesos de cambio que emergen cuestionando la organización de nuestra sociedad no sólo en la institución familiar, también en lo político y económico han reinterpretado el mundo que las rodea.

Es precisamente a estas mujeres a las que me refiero, aquellas que han participado e incluso generado movimientos que tienen visiones y propuestas propias.

En América Latina un ejemplo de ellas es la actuación de las Madres de la Plaza de Mayo en Argentina, que desde 1978, luchan por encontrar a sus hijos y a decir de las mismas se crearon porque en otros organismos no se sentían cerca. En México el grupo Eureka lidereado por Rosario Ibarra de Piedra nos habla de la fuerza y tenacidad de las mujeres en busca de sus esposos e hijos perdidos durante el periodo que hoy se ha dado a llamar de "guerra sucia".

Es inevitable mencionar a Rigoberta Menchu Tum activista por la Paz y los Derechos Humanos, primera mujer de raza indígena que recibe el Premio Nobel de la Paz (1992), y quien a pesar de que nunca recibió educación formal mostró siempre una actitud especial para liderar a las comunidades indígenas de su país, lo que la llevó a ser perseguida por las fuerzas represivas guatemaltecas y al exilio. En México en los movimientos campesinos e indígenas es incipiente la participación de las mujeres en cargos de liderazgo, sin embargo a partir de la presencia explícita del EZLN se ha observado el importante papel que juegan las mujeres indígenas en la construcción de la ciudadanía. Y no solo hacemos referencia a la importante labor de la comandante Ramona o la presencia de la Comandante Esther en el Congreso de la Unión el 28 de marzo del 20013. Junto con las comandantes, también están y no debemos olvidar a las mujeres que son parte de las bases zapatistas, a las madres, esposas e hijas de los masacrados en Aguas Blancas, que arriesgando su vida se han enfrentaron al ejercito y a paramilitares. Y qué decir de Digna Ochoa, que incluso con su muerte nos invita a participar y arriesgar en pro de los Derechos Humanos del otro, de aquel cuya marginación es mayor.

En el movimiento urbano popular también observamos la presencia de las mujeres, en éste es evidente que las mujeres forman el grueso de las bases (aún cuando su participación en las dirigencias es mucho menor), donde a través de redes, líneas de acción e identidad genérica, las mujeres organizadas de las principales ciudades de México intentan enfrentar sus necesidades de abasto y consumo, de salud y vivienda en un contexto de crisis económica.

No obstante, a decir de gran parte de los autores que trabajan estudios de genero, uno de los elementos que dificultan la participación política de las mujeres y su acceso a posiciones de liderazgo es su papel de responsables del trabajo doméstico y de la crianza de los hijos, y al mismo tiempo el temor a no cumplir con esas funciones adecuadamente si a la vez forma parte de un movimiento social, partido o sindicato. Con el temor siempre(nos dicen también los antropólogos sociales) de no perpetuar en sus hijos los valores y tradiciones de su cultura (y sin dejarlo explicito) con el temor de no generar, fomentar y aprovechar el capital social que como comunidad tenemos. Pese a ello, son mujeres que desde sus respectivos ámbitos, nos invitan a explorar nuevas posibilidades para entender el mundo y nos enseñan que es posible transformarlo, que nos ayudan a seguir construyendo una sociedad más plural, más participativa y más equitativa.

Creo que Bourdieu tiene razón al hablar del "individuo creador puesto en un espacio social"4, es cierto, el hombre y la mujer crea, transforma y modifica, no obstante, al igual que Bourdieu creo que el hombre construye su visión del mundo, pero bajo coacciones estructurales, es decir el estado de pobreza de la población, la situación de marginación de las mujeres es condicionante, de aquí que ese espacio del que habla Bourdieu sea fuertemente limitante para el grueso no solo de las mujeres, es limitante para esos 43 millones en pobreza, extremadamente limitante para los 26 millones de personas en pobreza extrema.

¿Cómo se puede ampliar ese espacio social? ¿Cómo se puede romper el círculo de la marginación? Me parece que una alternativa es precisamente el capital social.

A manera de introducción a este concepto transcribo una frase de Maffesoli donde nos dice "Nunca nada, ni nadie, es exclusivamente lo que parece ser en un momento dado. Siempre se es más, y eso es así porque en cada uno, y en cada fenómeno, hay algo preformado que conviene desarrollar"5. Y es precisamente a esta parte a la que creo debemos apostar todos aquellos que buscamos un cambio en nuestra sociedad, por ello la importancia del capital social (aquel que hace referencia "a las normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza y la cooperación entre las personas, en las comunidades y en la sociedad en su conjunto...."6), capital social que es parte de nuestra cultura, entendida ésta como la dimensión simbólica de lo social, en donde las relaciones estables de confianza y cooperación pueden reducir los costos de transacción, producir bienes públicos y facilitar la constitución de actores sociales o incluso de sociedades civiles saludables7.

Partimos de la afirmación de que las mujeres son socializadoras básicas en el proceso de educación al interior de la familia en el ámbito escolar y en las relaciones hacia la comunidad (la calle, la colonia, el pueblo, etc.) por ello es importante contemplar el papel de las mujeres en la conformación del capital social como un instrumento eficaz para articular acciones locales y globales en busca de una mayor equidad social (no solo de genero), pues la sustentabilidad de la vida humana sólo es posible con justicia y equidad social8.

Finalmente podemos decir que es obvio que se ha generado una conciencia cívica en las mujeres que no necesariamente esta dada por la educación formal, quizás su punto de partida se encuentre precisamente en nuestra cultura, en el capital social y este puede ser uno de los conceptos básicos a trabajar en nuestra sociedad.

Creo que ése es precisamente el papel emergente de las mujeres en la sociedad post-industrial, el ser protagonistas no sólo observadoras de una nueva sociedad.


Bibliografía:

2 La Jornada. 28 de Marzo de 2002.
3 Hecho trascendente en la vida democrática de México quien no solo se dirigió al Congreso sino a todo el pueblo que quiso escuchar, "Mi nombre (nos dijo) es Esther, pero eso no importa ahora. Soy zapatista, pero eso tampoco importa en este momento. Soy indígena y soy mujer, y eso es lo único que importa ahora. Esta tribuna es un símbolo, por eso convocó tanta polémica. Por eso queríamos hablar en ella y por eso algunos no querían que aquí estuviéramos. Y es un símbolo también que sea yo, una mujer pobre, indígena y zapatista, quien tome primero la palabra y sea el mío el mensaje central de nuestra palabra como zapatistas".
4 Bourdieu. P. "Espacio social y el poder simbólico", Cosas Dichas. Ed. Gedesa. 1993. p. 133
5 Michel Maffesolli. Elogio de la razón sensible: Una visión intuitiva del mundo contemporáneo. Piados, Studio. P. 79
6 John Durston. Construyendo capital social comunitario. Una experiencia de empoderamiento rural en Guatemala Comisión Económica para América Latina y el Caribe.
7 El capital social de los pobres se deriva primordialmente de la familia y de los vecinos, y puede servir como una red de seguridad cotidiana e importante, pero el capital social de los ricos les permite promover sus intereses. Ayudar a los pobres a trascender sus redes de seguridad a fin de que puedan tener acceso a recursos adicionales. Grupo del Banco Mundial. Un mundo sin pobreza.
8 Palabras expresadas en la por Lilián Celiberti, coordinadora de la Comisión Nacional de Seguimiento de Beijing. .


Mtra. Martha García Damián
Catedrática del Departamento de Humanidades del ITESM Campus Estado de México, México

Columnas anteriores