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Septiembre de 2002

 

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Filosofía, Cultura y Sociedad

El 11 de septiembre y la banalidad del mal

 
Por Xavier Vilchis
Número 28

El filósofo F. Nietszche que murió en los inicios del siglo XX, profetiza que con el advenimiento del nihilismo activo: "Habrá guerras tales como no se han visto jamás en la tierra. Sólo a partir de ahora existirá en el mundo política a gran escala" (Nietzsche,1984:124). En efecto, según historiadores como E.J. Hobsbawm si queremos identificar el principal carácter de lo que fue el siglo XX podríamos definirlo con una sola palabra: violencia. Es suficiente recordar que antes de transcurriera su primera mitad, ya habían ocurrido dos terribles guerras mundiales, y aunque es verdad que en la historia de la humanidad siempre han existido las guerras, y estas son siempre violentas. Lo terrible de los conflictos armados del siglo del final del milenio, no es que se distingan de otros periodos de la historia simplemente por su magnitud, su distinción se debe a su modo de ejercer su agresividad. El carácter del guerrero, del noble al que Nietzsche admiraba por su gran respeto a sus enemigos, su enorme fortaleza, y su gran orgullo, que se había caracterizado desde la épica homérica y a través de la edad media en el valiente caballero, ha desaparecido por completo en las guerras modernas. La guerra de trincheras en la primera gran guerra fue de tal manera infernal, que tal vez ni el mismo pesimismo de Schopenhauer la hubiera podido imaginar. "Millones de hombres se enfrentaban desde los parapetos de las trincheras formadas por sacos de arena, bajo los que vivían como ratas y piojos(y con ellos)"(Hobsbawm :1998, 329).

El desarrollo de la tecnología había servido para inventar un nuevo tipo de armas y experimentar con ellas: las ametralladoras, el submarino, los tanques de guerra, el avión y las armas químicas(Sin embargo estas últimas resultaron ser tan terribles que fueron prohibidas por la Convención de Ginebra de 1925) hicieron que en las batallas se confiara más en la tecnología que en los mismos combatientes. Porque la eficacia de las armas consistía en aniquilar en masa a un mayor número de soldados, la guerra se había despersonalizado. La segunda guerra mundial fue mucho más deshumanizante que la primera, porque el desarrollo de la tecnología hizo que el grado potencial de destrucción fuera mucho mayor:

Las pérdidas ocasionadas por la guerra son literalmente incalculables y es imposible incluso realizar estimaciones aproximadas, pues a diferencia de lo ocurrido en la primera guerra mundial las bajas civiles fueron tan importantes como las militares y las peores matanzas se produjeron en zonas, en que no había nadie que pudiera registrarlas o se preocupara por hacerlo. Según las estimaciones, las muertes causadas por la guerra fueron de tres a cinco veces superiores a la primera guerra mundial (Hobsawmn:1998, 51)

En realidad, el que hayan sido 20 o 30 millones, no refleja la verdadera tragedia porque las muertes no pueden sumarse para aumentar o disminuir la gravedad del hecho, lo verdaderamente grave, es que por primera vez en la historia, se trato de aniquilar un pueblo entero de una manera racional y sistemática a la manera de la modernidad: como cualquier industria en donde lo importante es su eficacia. El mejoramiento en la eficacia para aniquilar en forma generalizada desde la guerra civil en España y durante toda la segunda guerra mundial los objetivos de los ataques aéreos fueron indiscriminadamente tanto militares como civiles. Lo terrorífico de los bombardeos a las ciudades se intensifica a medida en que se perfecciona la técnica, los misiles B1 y B2 de Hitler y la bomba atómica con la que termina la segunda guerra. El afán de perfeccionismo en racionalidad del poder destructivo del hombre es infinito, pero, paradójicamente, la bomba atómica se convirtió en una arma demasiado eficaz . Así, la imposibilidad de una enfrentamiento armado de las superpotencias hacia parecer que la esperanza de Kant de una paz perpetua se haría realidad, sin embargo su sueño no se cumplió, después de la segunda guerra comenzó casi inmediatamente la guerra fría cuya característica fueron los enfrentamientos locales. La perfección en la tecnología y la crueldad de las siguientes guerras (Corea, Vietnam) nos advirtieron que la racionalidad de la violencia se diversificaba y se perfeccionaba en su capacidad destructiva y despersonalizada; por un lado se perfecciona técnica (se emplean nuevas armas químicas, nuevos tipos de bombas, helicópteros especializados para el combate en la selva) y por otro el enemigo (en Vietnam) a combatir fue la misma población civil.

Pero es en el terrorismo moderno en donde aparece sin lugar a dudas la forma más deshumanizada y la técnica más perfeccionada de ganar una batalla. En efecto lo pavoroso e impresionante del ataque a las Torres Gemelas fue la eficacia de su estrategia fundamentada en la sorpresa. Sorpresa terrorífica igual que el descubrimiento de un cáncer terminal en un individuo. La mortalidad del cáncer esta determinada por su ocultez, eso es lo pavoroso de su malignidad que cuando se detecta ya es demasiado tarde. Pero, lo "maligno" de su ocultez proviene no solamente de cómo se presenta, sino en que en muchos tipos de cáncer no se sabe cuál es su origen de la misma manera que en acontecimientos como el 11 de septiembre. La versión oficial que nos dieron los norteamericanos a través de los medios de comunicación social es que el culpable era Bin Laden, encontrarlo fue el pretexto para invadir y destruir al pueblo de Afganistán. Por ello Kierkegaard da el nombre de enfermedad mortal a esa alienación de la modernidad que consiste en "la falta de espíritu" de fariseísmo e hipocresía: "Y lo que a mí me parece más terrible y más me impresiona de esta enfermedad y miseria, la más espantosa de todas las miserias es su ocultez" (Kierkegaard,1984:55)

Esa falta de espíritu que según Kierkegaard consiste en no "querer ser sí mismo", y que se traduce en un sistema que en nombre de la "libertad y la democracia" agrede e impone una forma única de relaciones político - económicas. Esta forma económica o "mano invisible"que se manifiesta en una transvaloración de todas las relaciones humanas. Un año después de los terribles sucesos todavía no sabemos que se nos oculta : ¿los verdaderos motivos son económicos o fundamentalistas? ¿se trata es de mejorar la imagen de un presidente que tiene problemas de legitimidad?, ¿ se trata de una guerra que oculta una necesidad de impulsar una economía estancada?. La industria del entretenimiento también se encuentra necesitada de grandes espectáculos para elevar su rating. La ocultez de las verdaderas intenciones del sistema hace aparecer virtual las imágenes dantescas del ataque, (incluso podrían confundirse con una "muy buena" película de Arnold Schwarzenegger) pues la otra función principal de los medios de comunicación es "educar" y preparar la mentalidad de las masas para los acontecimientos futuros, por ello además de vender la violencia y el erotismo únicamente como forma de entretenimiento; también nos vende programas estúpidos como Big Brother (cuyo principal objetivo oculto del programa, es preparar a las personas a que se acostumbren a perder su privacidad e intimidad ante la vigilancia cada vez más sutil de la tecnología moderna) pues lo que se trata es unificar a las masas en un mismo criterio maniqueísta de moralidad superficial.

El alimento homogeneizado nos es dado no solamente para poder enfrentar con éxito un término medio de gustos, sino ocultar y neutralizar las iniciativas individuales al mismo tiempo que se canaliza la imaginación. Hannah Arendt en su estudio sobre los orígenes del totalitarismo dice que. "Hay sólo algo que parece discernible : podemos decir que el mal radical ha emergido en relación con un sistema en el que todos los hombres se han tornado igualmente superfluos" (Arendt, 1994:557). La banalidad del mal radica no en el entendimiento sino en la voluntad de la personalidad narcisista que solamente percibe de la realidad lo que le interesa, es decir el éxito, la fama el poder con ello se aísla y pierde la capacidad de comunicarse, esa incapacidad de expresarse, de sentirse incomprendido hace que el aislamiento del sujeto se torne en resentimiento y soledad. Con ello se cae en la desesperación y la depresión, pero ese estado de animo es precisamente la condición para ser fácilmente manipulado por una secta fundamentalista o una ideología política totalitaria.:

Lo que resultaba tan atractivo era que el terrorismo se había convertido en una clase de filosofía a través de la cual se podía expresar el resentimiento, la frustración y el odio ciego, en un tipo de expresionismo político que recurría a las bombas para manifestarse, que observaba con placer la publicidad otorgada a los hechos resonantes y que estaba absolutamente dispuesta a pagar el precio de la vida por haber logrado obligar al reconocimiento de la existencia propia sobre los estratos normales de la sociedad (Arendt, 1994:414)

Vivimos en un mundo deshumanizado, en el que se perdido la dignidad humana, en el que la desesperación de un joven de querer ser único y excepcional al convertirse en héroe inmortal, es el camino que puede llevar al fanatismo y a al terrorismo en los albores de una postmodernidad en donde todo puede suceder y ya nadie esta a salvo. El filósofo Rüdiger Safranski en su ensayo sobre El Mal o El drama de la libertad comenta: "Hay instantes en los que Nietzsche quiso ser refutado por la realidad. Pero la realidad no lo refutó sino que vino tal y como Nietzsche la había previsto. Sus verdades han sido confirmadas"(Safranski, 2000:230) El hecho de que no podamos concebir el mal radical, el hecho de que la modernidad haya traído como consecuencia crímenes que los hombres no pueden castigar ni perdonar; nos hace reflexionar seriamente sobre la pstmodernidad y nuestra responsabilidad sobre los acontecimientos futuros, pero sin perder la confianza en la realidad : "Sin borrar de nuestra memoria las huellas del mal -del que hacemos y del que nos pueden hacer a nosotros- esta en nuestras manos actuar como si un Dios o nuestra propia naturaleza tuviera buenas intenciones para con nosotros"(Safranski 2000:279)


Bibliografía consultada:

Arendt Hannah (1994) Los Orígenes del Totalitarismo Planeta -Agostin Barcelona
Hobsbawm,E.J.(1998) Historia del Siglo XX Grijalbo Mondadori Buenos Aires.
Kierkegaard S. (1984 ) La Enfermedad Mortal, Sarpe Madrid.
Safranski R. El Mal o El Drama de la Libertad TusQuets editores Barcelona


Dr. Xavier Vilchis
Catedrático del Departamento de Humanidades del ITESM Campus Estado de México, México

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