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Julio 2003

 

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Filosofía, Cultura y Sociedad

Filosofía de la Educación

 

Por Irma Osnaya
Número 33

La educación ordena diversas cualidades: perfecciona al hombre. Lo acaba, o lo cumple; siendo la educación el proceso de perfeccionamiento del sujeto y mientras exista este proceso habrá educación, por lo que se dice que hay educación porque hay perfectibilidad, esta perfectibilidad exige realización. La educación es una variante del desarrollo lógico de la idea de que el hombre es contingente, imperfecto, inacabado y que por lo tanto debe completarse, acabarse. La educación es un acabamiento, por lo que la educación no debe ser sólo de un tipo pues se requiere de cada uno de los momentos por los que ha pasado la educación para hacer con ellos una educación integral, no solamente liberal, o social ni aristócrata, ni demócrata, así como idealista, o realista, ni de tradición y mucho menos modernista.

Así la educación es igual a desarrollo del hombre, es de su esencia, es de su naturaleza, y toda la educación dependerá de lo que se entiende por naturaleza humana.

Así se tiene que si la educación es liberal, su base es individualista, supone libertad ante todo, neutralidad, no interferencia, soluciones dejadas al azar o al tiempo, supone que todo, aún lo no previsto se equilibra por sí, sucede, o sea racionalmente, por lo que no hay valores o principios básicos , pues el único valor es la libertad. La realidad social es racional, las fuerzas se oponen y equilibran mutuamente porque hay razón organizadora de los hechos de ahí la libre competencia, el desarrollo natural de formas y técnicas más complejas, el progreso como inmanente a la vida humana. Pero lo que se tiene con este modelo es una sociedad de competencia en la que los valores no existen. Así se tiene que la competencia libre y el ajuste individual son características del modelo liberal de la educación.

La educación debe dar a los individuos un interés personal en las relaciones sociales, la posibilidad de participación en los intereses de la sociedad, en condiciones iguales, la posibilidad de compartir intereses comunes sólo está dada por la igualdad de oportunidad, para tener un gran número de valores en común, todos los miembros del grupo deben poseer una oportunidad equitativa para recibir y tomar de los demás; ha de brindar la máxima posibilidad de participación y el mayor número de interese ya que no hay individuos predeterminados para cierto sector de intereses, pero precisamente como existe una diversidad de interese personales, es difícil que la educación sea meramente social.

A la educación le atañe la formación y el bienestar de las personas y de manera explícita, busca el desarrollo integral del individuo para un ejercicio pleno de las capacidades humanas. Para conseguir este fin se necesitan sólidos cimientos sobre los cuales basar las decisiones y comportamientos, de modo que éstos correspondan con los postulados legales. Tales cimientos son los Valores y las Actitudes.

Los valores constituyen la base de las actitudes y las conductas externas; son los cimientos de una educación encaminada a lograr un desarrollo humano integral que busca formar al hombre y preparar al profesionista, pero además se necesita desarrollar y profundizar una serie de valores y actitudes que permitan a este profesionista normar un criterio sobre los problemas del mundo actual a fin de que pueda participar de manera coherente y propositiva en su solución.

A manera de conclusión se puede decir que la educación es el proceso o conjunto de actos, por los que un grupo social o institución se constituye en un ambiente suscitador de experiencias en los sujetos, quienes al liberar tendencias activas o potencialidades, las transforman en disposiciones de conducta y se convierten en miembros, según el modelo de valores, de esa sociedad o institución, es por eso que independientemente del momento por el cual pase la educación se requiere que esta sea integral, que tome del modelo liberal la intelección y el desarrollo reflexivo, del modelo social, considere la lucha de clases, pero sobre todo que considere los valores de tolerancia, respeto, dignidad y honestidad base primordial de cualquier modelo educativo.


Referencias:

Branden, Nathaniel; El respeto hacia uno mismo, Barcelona, 1990, Paidós
Cirigliano, Gustavo, Filosofía de la Educación, Buenos Aires, editorial Humanitas
García, Salord, Susana, Normas y valores en el Salón de clases, México 1992 FCE


Mtra. Irma Osnaya S.
Profesora de Cátedra ESRI

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