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Filosofía, Cultura y Sociedad

Bicicletas: Por una Ciudad de México más Sana y más Ética

 

Por Carlos Palmeros
Número 47

Como resultado de la experiencia que tuve en el extranjero a partir de junio del 2003 al estudiar durante poco más de un año la maestría en filosofía social en la Universidad de Loyola en Chicago, Il., un aspecto que me provocó el realizar una profunda reflexión es la importancia que tiene la bicicleta en esta importante ciudad de Estados Unidos, no sólo como un medio para divertirse o hacer ejercicio, sino también como un medio de transporte efectivo. En este artículo trataré de exponer razones de peso que, desde mi personal punto de vista, demostrarían que valdría la pena introducir la bicicleta en la Ciudad de México como un medio de transporte de uso masivo, al menos para distancias cortas.

Uno de los aspectos que más me llamó la atención respecto al uso que se le puede dar a la bicicleta es el hecho de haber descubierto a la bicicleta como un buen medio de transporte precisamente en una ciudad como Chicago, y en un país como los Estados Unidos, ya que se trata de una de las ciudades más importantes de un país en donde es por muchos sabido la importancia que tiene para sus habitantes el uso del automóvil; de hecho, estamos hablando del país que tiene más automóviles per cápita en el mundo. Además, el hecho de que la zona urbana de Chicago sea comparable en cuanto a extensión con la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) me hace pensar que el que nosotros también adoptemos la cultura de utilizar más la bicicleta como medio de transporte represente un cambio factible.

Por otro lado, ¿qué es lo que hace factible, o por lo menos atractivo, el realizar un cambio de esta índole para la Ciudad de México?... en realidad considero que se pueden citar varios factores, algunos que tienen que ver con características geográficas propias de la ZMCM, otros con su historia relativamente reciente y otros que tienen que ver con problemas diarios en la operación de los medios de transporte existentes actualmente. Además, hay que considerar que existen argumentos éticos que también hacen de un cambio de este tipo algo necesario, no sólo por cumplir con ciertos lineamientos morales que tienen que ver con el actuar correcto, sino también porque simplemente se trata de un asunto que puede contribuir grandemente a nuestra propia supervivencia a largo plazo.

Hace ya varios años en la ZMCM se creó el famoso programa “Hoy no Circula”, el cual tenía como objetivo disminuir el flujo vehicular que se generaba diariamente en la ciudad de lunes a viernes, y así disminuir los altos índices de contaminación del aire que se generaban en ese entonces por el uso de vehículos diversos (automóviles, camiones, trailers, autobuses, etc.). Sin embargo, una consecuencia de esta medida fue el aumento significativo del parque vehicular en la ZMCM, de tal manera que muchos no se quedaran “sin circular” ningún día de la semana. Un efecto adicional de esta medida es que muchas veces los embotellamientos que se originan los fines de semana son peores que los que se generan en días laborales normales porque en fines de semana “todos circulan”.

En cuanto al aspecto geográfico, hay dos características muy particulares de la ZMCM, las cuales son determinantes en los altos índices de contaminación del aire de la ciudad: por un lado está el hecho de que la ciudad está inmersa en un valle, y por otro, el hecho de que los vientos predominantes en la zona hacen que los contaminantes del aire sean “acorralados” hacia la parte sur de la ciudad, precisamente hacia donde se encuentran las montañas más altas del valle (el Ajusco entre ellas). Por esta razón es que, históricamente hablando, desde que se empezaron a realizar las mediciones del Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), las zonas centro y suroeste de la ciudad han reportado los niveles de contaminación más altos.

Desde el punto de vista filosófico se puede apoyar la iniciativa de utilizar la bicicleta como medio de transporte utilizando criterios utilitaristas y el punto de vista del filósofo Hans Jonas en cuanto a su concepto de la responsabilidad del ser humano actual, y lo que ésta implica para nosotros como habitantes de la ZMCM.

En cuanto al utilitarismo, visto desde el punto de vista de maximizar el placer y minimizar el dolor, o de lograr los máximos beneficios para el mayor número de personas posible y, sobretodo, el considerar la maximización de dichos beneficios no sólo al corto plazo, sino también con miras al largo plazo en la vida de la ZMCM, creo que se pueden establecer varias cuestiones interesantes relacionadas con el uso de la bicicleta como medio de transporte.

En cuanto a los beneficios que se generan por el uso de la bicicleta, en sustitución del automóvil en distancias cortas se pueden mencionar las siguientes:

1. La bicicleta no requiere de ningún combustible proveniente del petróleo, por lo que al utilizarla, se disminuye el uso de gasolinas, y por ende, la demanda de petróleo, recurso tan necesario en la elaboración de otro tipo de productos. Si consideramos que actualmente México ya tiene que importar gasolinas para satisfacer la demanda nacional, puede hacer que esta iniciativa de utilizar más la bicicleta sea bastante atractiva para implementarla a nivel nacional.
2. Al tratarse de un medio de transporte que no utiliza combustibles basados en los hidrocarburos, la operación de la bicicleta no contribuye a la contaminación del aire por combustión de hidrocarburos, problema muy serio en muchas partes del país y del mundo, no sólo en la ZMCM.
3. En términos de energía requerida para su operación, la bicicleta es mucho más eficiente que el automóvil. Louis P. Pojman estableció que, en términos generales, la cantidad de calorías por pasajero-milla que requiere un automóvil es de 1,860 (considerando un sólo ocupante en el auto, lo cual es bastante común en esta ciudad), lo cual resulta ser el doble de lo que requiere un autobús de transporte público, y ¡53 veces más de lo que requiere una bicicleta!. Si consideramos además que en la información que aporta Pojman se establece que el caminar requiere 100 calorías por pasajero-milla, y que el uso de la bicicleta requiere 35 calorías por pasajero-milla, resulta que la bicicleta como medio de transporte es incluso más eficiente que el simple caminar.
4. Por otro lado, comprar una bicicleta nueva resulta mucho más barato que el comprar un automóvil, aunque éste sea usado; además, los costos de mantenimiento tomando como base un mismo periodo de tiempo son mucho más baratos para el caso de la bicicleta, esto sin mencionar que adicionalmente las refacciones de los automóviles requieren del uso de más recursos naturales.
5. Otros beneficios que son aún más evidentes con el uso de la bicicleta es que, en cierto modo, “se matan dos pájaros de un tiro”, ya que a la vez que utilizamos la bicicleta para transportarnos, también estamos haciendo ejercicio al mismo tiempo, con el consecuente beneficio para nuestra propia salud, cosa que en el caso del uso del automóvil no podríamos obtener.

Como posibles desventajas por el uso de la bicicleta se podrían citar las siguientes:

1. En ella no se podrían alcanzar las velocidades a las cuales estamos acostumbrados a desplazarnos en esta ciudad (en condiciones donde no haya tráfico, claro está; cosa que también es común en la ZMCM), lo cual haría que los tiempos de trayecto se incrementen significativamente. Esto sería más evidente mientras más largo sea el trayecto a recorrer; sin embargo, con los niveles de tráfico vehicular que hay actualmente en la ZMCM, quizás estas diferencias no sean tan drásticas, sobretodo si consideramos el utilizar la bicicleta para trayectos relativamente cortos.
2. El acostumbrarse a utilizar la bicicleta puede presentar ciertas dificultades al principio para la gente que no tenga una adecuada condición física o que no tenga práctica andado en bicicleta.
3. Complementando el punto anterior, existe también la dificultad de que gente de edad avanzada pueda desplazarse en bicicleta.
4. A diferencia de los automóviles, existe la limitante en el caso de las bicicletas que éstas no cuentan con una cajuela que permita llevar cierto tipo de cargas (portafolios, bolsas del supermercado, etc.), aunque esto se podría resolver en parte una vez que se pongan a la venta en México unos remolques especiales para poder llevar cosas aparte, e inclusive niños pequeños. Cabe aclarar que este tipo de accesorios ya existen en los Estados Unidos, y su uso es bastante común.
5. Algo que de momento limita notablemente el que la gente utilice más la bicicleta es la falta de cultura que tienen los conductores en México para brindar un mayor respeto y cuidado al peatón y al ciclista.

Por otro lado, el filósofo Jans Jonas ha dejado claro que nuestro nivel de responsabilidad ha aumentado en las últimas décadas y ha adquirido nuevas implicaciones, en gran parte como resultado del acelerado progreso tecnológico que ha alcanzado el ser humano (como, por ejemplo, precisamente el uso de los modernos medios de transporte). Esto, aunado con el constante aumento en la población mundial hace imperativo que el hombre tenga que estar hoy en día mucho más pendiente no sólo del tipo de acciones que realiza, sino principalmente de las consecuencias (en todos los aspectos) de sus actos a corto y principalmente a largo plazo; ya no podemos pensar y evaluar nuestras acciones solamente a corto plazo… todos nosotros debemos ser más conscientes de los diversos daños que como humanidad hemos causado a nuestro entorno.

Bajo la consigna de lograr los mejores beneficios para las generaciones futuras y, aunado a esto, el actuar con una responsabilidad orientada al futuro a largo plazo, es necesario el evaluar la factibilidad a futuro de continuar circulando en tantos vehículos en una ciudad como esta, de tal forma que el único beneficio que obtenemos es el llegar más rápido (sin necesariamente tener la prisa o necesidad de hacerlo de esta forma)…

¿Qué otras ventajas podremos obtener de usar con mayor frecuencia nuestras bicicletas para transportarnos?...
También podremos aspirar en mayor medida a vivir en una ciudad con cielos mucho más claros y despejados, disfrutar de la grandeza de un paisaje citadino en armonía con la naturaleza que nos rodea, respirar un aire más puro, más limpio, mejorar la salud de una proporción importante de la población, vivir con menores niveles de estrés, contribuír con nuestro granito de arena a contrarestar el efecto invernadero mundial y revertir sus efectos sobre el planeta, poder preservar más fácilmente nuestras construcciones históricas (de la lluvia ácida) ya que son un patrimonio de nuestra ciudad, aprovechar nuestros recursos naturales en una forma sustentable, pero, sobretodo, dejarles cada vez una mejor ciudad a las generaciones venideras, una ciudad donde cada vez sea más confortable vivir.

Es un hecho que para poder realizar esto se requiere de mucha infraestructura (ciclopistas, carriles exclusivos para bicicletas en vialidades, zonas asignadas en diversos lugares para poder estacionar nuestras bicicletas, etc.) y de cambios significativos en nuestra cultura (como, por ejemplo, el darle prioridad al peatón, después al ciclista y después al automovilista en nuestras vialidades), para hacer de este proyecto algo realizable. Puede costar mucho al principio, pero sólo al principio… los beneficios que se obtendrán serán para todos y a muy largo plazo.

Quizás una forma efectiva de lograr este cambio sería realizar alianzas entre empresas privadas (sobretodo aquellas que tengan que ver con la industria del ciclismo), empresas de mercadotecnia y el gobierno, para que en forma conjunta se realicen campañas masivas para fomentar el uso de la bicicleta como un medio de transporte eficiente y ecológico. Como parte de esta campaña creo que es necesario recalcar enfáticamente por un lado, los beneficios a corto plazo y a largo plazo que se obtendrían, explicando cómo se beneficiarían las generaciones futuras, y por otro lado, el recalcar cuáles serían las consecuencias para nuestra ciudad y sobretodo para nosotros mismos y las generaciones venideras si seguimos con la tendencia actual de aumentar la circulación de vehículos contribuyendo al aumento del efecto invernadero en un valle donde las condiciones geográficas no favorecen en lo absoluto el continuar como hasta ahora lo hemos hecho.

Por experiencia propia, sé que los beneficios de utilizar más seguido la bicicleta son significativos, además de que se perciben casi de inmediato. Sin embargo, lo más importante y realmente benéfico para todos es que TODOS emprendamos el cambio hacia esta nueva forma de vida.


Notas:

Hans Jonas, El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, (Barcelona, Empresa Editorial Herder, 1995).
Louis P. Pojman, Environmental Ethics: Readings in Theory and Application, (Estados Unidos de Norteamérica, Wadsworth Thomson Learning, 2001).


Mtro. Carlos Rafael Palmeros Avalos
Profesor del Departamento de Estudios Sociales y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, México.

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