Por Leonardo Peralta
Número 27
La llegada de
la videocasetera al entorno casero en la década de los 80
del siglo pasado, revolucionó la relación que un televidente
tenía con el aparato televisor. Hasta ese entonces el control
que la audiencia ejercía sobre los contenidos mediáticos
se limitaba a prender el aparato, cambiar los canales, controlar
el audio y el video y apagar la televisión. La oferta estaba
en manos de las televisoras, quienes tenían un control absoluto
de lo que aparecía en las pantallas caseras.
Sin embargo, con la
posibilidad de guardar en un vector físico (cinta Beta, VHS,
DVD o en disco duro) el manejo de los contenidos quedó a
juicio del televidente, quien tiene ahora la capacidad de grabar
sus programas favoritos a través de la grabadora o en los
nuevos aparatos de disco duro de video como el TiVo <http://www.tivo.com>.
La industria del video
casero ha recibido un impulso enorme a raíz de esta innovación,
los centros de renta de videos nos permiten ver las películas
que no pudimos ver en alguna ocasión en incluso guardar momentos
emotivos. Sin embargo, otros han visto en este nuevo canal de contenidos
la posibilidad de comercializar imágenes que no se ven cotidianamente.
Lo que al inicio fueron videos de jugadas espectaculares se convirtieron
en videos de accidentes, videos porno, hasta llegar a la leyenda
urbana del snuff video.
Por otro lado, como
estos productos no utilizan las frecuencias radioeléctricas
para su transmisión, la calidad y argumento de estos videos
están al libre albedrío del productor y al gusto y
estómago del comprador, al margen de las autoridades. Como
muestra bastan los videos de Images of Death (conseguibles
en el Tianguis del Chopo de la Ciudad de México y en puestos
clandestinos en el barrio de Tepito): recopilaciones de imágenes
excluidas de los noticieros que tratan sobre asesinatos sangrientos,
suicidios, linchamientos y decapitaciones. En Inglaterra estos videos
fueron un hit de ventas con más de 100 mil unidades vendidas
en la nación durante 1998, de acuerdo con la revista Newsweek.
Otros experimentos
en esta tendencia se emiten a través de canales restringidos
de televisión tales como Jackass <http://www.mtv.com/onair/jackass/>,
cortesía de la cadena MTV, programa que se describe así
en su website:
For better or worse, MTV is funding
a bumbling cast of idiots that includes Johnny Knoxville, Bam
Margera, Chris Pontius, Dave England, Steve-O, Brandon Dicamillo,
Ehren McGhehey, Jason "Wee Man" Acuna and Ryan Dunn
to play with poo and dress in a variety of men's undergarments.
Hosted by Johnny Knoxville, Jackass features a startling array
of silly pranks, ridiculous stunts and a bunch of other stupid
crap. "It's just a lot of fun," said Knoxville, after
showering naked with a roomful of men for the fifth or sixth time
during the show's production. Never before has arrested development
looked like so much fun.
Y aunque quienes participan
en el programa son profesionales, no deja de impresionar ver al
elenco arrojarse a fosas sépticas, aventarse en patineta
por escaleras o provacar la ira de la gente para ser golpeados,
atropellados y vejados.
Sin embargo, el último
grito de la moda viene de parte de un par de videoastas norteamericanos:
Ty Beeson y Ray Leticia, quienes hicieron un video casero llamado
Bumfight: a cause to concern <http://www2.bumfights.com/indecline/>.
Este video casero contienen escenas reales de la vida de mendigos
del área de Las Vegas, quienes son filmados mientras se golpean
en las calles o son amarrados como antílopes por un par de
"cazadores", además se muestran peleas sin corte
ni censura de quienes viven en el fondo de la pirámide social.
Sus vidas son retratadas con el hilo conductor de un vagabundo llamado
Rufus, quien se encarga de las escenas peligrosas y de otros menesteres,
como tatuarse en los nudillos con el título de la película
(Bumfight) o ser golpeado hasta perder (literalmente) los dientes.
Este video ha creado
una enorme polémica en los Estados Unidos en virtud de las
imágenes violentas que expone y de la explotación
de vagabundos y mendigos, quienes en algunas tomas son amarrados
con cinta adhesiva industrial mientras duermen o son "obligados"
a pelear uno contra otro sin protección o regla alguna.
A este respecto se
han alzado voces como la de Ruth Bruland, defensor de los derechos
de los sin-casa, menciona que le inquieta saber quién sería
capaz de lucrar con los marginados. Por su parte, los creadores
del video se asumen como cineastas independientes y dicen que solamente
tomaron elementos de la realidad que ya estaban allí y que
ellos solamente le dieron un enfoque humorístico. Humor negro.
Las casas productoras
independientes de video estadounidense guardan silencio ante la
polémica, porque probablemente han descubierto una mina de
oro con la cual reemplazar las alicaidas ventas de videos deportivos,
sobre todo ante la competencia que se vislumbra en el panorama por
parte de Internet.
La policía de
Las Vegas ya está a la búsqueda de los vagabundos
que participaron en el video para que testifiquen en caso de un
juicio, mientras el debate prosigue, las ventas de este video se
elevan como la espuma: desde el lanzamiento del video a inicios
de año, las ventas superan ya los 250 mil ejemplares y todo
parece indicar que los productores del video tienen ya otros proyectos
relacionados en mente, salvo que la justicia o una controversia
jurídica lo impida.
Los gladiadores nunca
se fueron, solamente pasaron al video.
Lic.
Leonardo Peralta
Escritor, socio director de
Alebrije Comunicación y colaborador
del semanario Cambio |