Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Octubre 2003

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

In-mediata

Boston Public o la Mala Educación Literaria

 
Por Leonardo Peralta
Número 35

Para Alí: youth is power / youth is flower / youth are you

Hace algunos años circunstancias de la vida me pusieron en la situación de dar clases en una escuela preparatoria. Sin estar muy convencido de ello me di a la tarea de ilustrar a un grupo de adolescentes nociones básicas de ortografía y redacción (y vaya que tenían que ser básicas). Los resultados de mi labor docente fueron más que lamentables en términos de audiencia (terminé reprobando a más de la mitad de mis pupilos) y hubo por allí un par de padres de familia bastante molestos por haber castigado a sus hijos por jugar inocentes juegos de plagio, sin mencionar que me gané en unos meses la fama oscura de ser un profesor dálmata (perro manchado), lo cual no me importaba, pero tampoco me hizo muy feliz.

Más allá de mi papel como catedrático (muy breve y discultible por cierto), dar clases en una escuela preparatoria me hizo conocer una variedad de experiencias que iban de lo sublime a lo grotesco. De las pequeñas faltas e insolencias propias de adolescentes acostumbrados a no ponerle diques a sus caprichos pasamos en unas cuantas semanas a conocer narraciones bastante oscuras de sexualidad adolescente, consumo de alcohol y drogas, dramas familiares, nihilismo existencial y el sinsentido de la vida en lo que algunos llaman "la flor de la vida".

Al terminar mi asignación académica, durante el transcurso de unas vacaciones me quedé reflexionando que lo escuchado en pasillos y prescenciado en el salón de clases valía la pena como material para hacer una película o una serie televisiva sobre la vida de una preparatoria. En aquel entonces mi único referente sobre el particular era una serie mexicana de la década de 1980 llamada "Cachún Cachún Ra Ra", donde un grupo de estereotipos desafortunados actuaban enmedio de situaciones poco graciosas con una acción narrativa mendicante y resultados desabridos.

En cuanto al panorama norteamericano, sabía que series televisivas como The Wonder Years, y Beverly Hills 90210 a finales de la década de 1980 e inicios de 1990 habían tocado el tema de la vida escolar, aunque de manera ciertamente tangencial. Tuvo que pasar una década y media para que el tema de la escuela preparatoria fuera tomado íntegramente para construir una serie televisiva alrededor de la vida en una escuela preparatoria (gringa, dicho sea de paso) contemporánea. Me refiero a la serie Boston Public, producida por David E. Kelley, responsable en buen parte del auge del canal FOX (propiedad del conglomerado de medios News Corp.) a través de series muy populares como Los Practicantes, Ally McBeal y Chicago Hope.

La serie de marras tiene lugar en la ciudad de Boston en el tiempo actual y el centro de la acción es la preparatoria Winslow High, donde trancurren las vidas de alumnos, profesores y directivos. Esto sin mencionar que en el escenario de esta preparatoria sirve como teatro para reflejar temas de la sociedad norteamericana contemporánea de todo tipo: desde la sexualidad entre adolescentes, pasando por la anorexia y la bulimia; la violencia juvenil, la música rap, las drogas, la religiosidad; e inclusive se dan el lujo de criticar situaciones como la pederastia ejercida por ministros del culto católico en la ciudad de Boston o la precaria situación económica que prevalece en el sistema educativo público de los Estados Unidos.

Por ello no deja de sorprender que la audacia temática presentada en cada capítulo no esté reñida con la agilidad de la trama o la verosimilitud de los personajes, quienes se mueven entre varios niveles, tanto como miembros de una comunidad educativa como parte de estructuras como familias, parejas e incluso como ciudadanos de su ciudad y su país. Todo ello en el lapso de apenas media hora aproximada de duración.

Sin recurrir a escenarios suntuosos o efectos especiales costosos, un reparto de actores relativamente poco conocidos (en la que se encuentra un ex miembro del grupo de pop New Kids on the Block y una actriz famosa por sus apariciones en la serie Star Trek), junto con un grupo de actores jovencísimos (afortunadamente ya no estamos en las épocas donde un adolescente era representado por un adulto de 35 años) y un equipo de 16 guionistas (una cantidad impensable para los estándares latinoamericanos) logra un trabajo creíble donde los personajes existen sin caer en clichés o en la repetición de historias o el simple tedio narrativo.

En momentos en los que las producciones televisivas de Latinoamérica padecen serias penurias económicas y donde los killer formats (formatos televisivos de gran popularidad y efímera duración como los talk shows o los reality shows) se llevan la mayor parte de los recursos, esta serie nos recuerda que los formatos "tradicionales" tienen todavía mucho que decirle al público. Sin embargo, también este es un tema para reflexionar en torno al papel del guionista en el producto (sea una película, una serie televisiva u otro medio expresivo como el teatro o la ópera).

Un guionista en Latinoamérica (por no mencionar nuestro país) se encuentra en el nivel más recóndito en la estructura de trabajo de los medios. Es conocido que los guionistas suelen enfrentarse con severas carencias económicas y un sistema laboral que los condenaa la inestabilidad y a la precariedad. El trabajo deja de ser creativo y se convierte en un infierno que todo lo degrada. Ello contrasta con la importancia que se le concede al guionista en las producciones norteamericanas, europeas y países como Brasil; los resultados hablan por sí solos: buenas historias atraen audiencias que se convierten en mercado potencial por los anunciantes y, a la larga, en garantía de ganancias para todos.

Y aunque quisiera pensar en que el trabajo de los guionistas se revaluará con el correr del tiempo, me veo en la necesidad de expresar oscuros augurios: las empresas de medios electrónicos no se encuentran dispuestas a invertir cantidades de dinero en el desarrollo a largo plazo de creadores que puedan llenar con historias coherentes y bien pensadas las horas de televisión. Como suele ocurrir en estos casos, priva la ley del menor esfuerzo y se echa mano de los killer formats arriba citados, del refrito y, en ocasiones, del plagio descarado.

Y si dudan de la afirmación, Televisa quiso recrear a su manera el ambiente de una escuela al crear una telenovela llamada Clase 406 (bajo la coordinación literaria de Marimar Oliver Coindreau), que supone una mezcla entre series norteamericanas como Melrose Place, Beverly Hills 90210 y… Boston Public. Sin demeritar lo hecho en México, los resultados son más que menesterosos ya que (aunque presumen estar en su cuarta temporada) la narración se vuelve tediosa (clásico síntoma de una telenovela de esta empresa) y al ser una telenovela de periodicidad diaria, los dramas que bien podrían ir condensados en media hora se ven obligados a extenderse artificialmente hasta perderse en un mar de sucesos inconexos.

¿Más pruebas? Veamos la sinopsis de la serie Clase 406:

La escuela preparatoria es el escenario principal de Clase 406 , la crónica realista de un grupo de jóvenes como muchos, que viven aquel manojo de años llamado adolescencia con intensidad y descuido, alegría y temor.

Pero ésta es también una historia de amor en todas sus facetas: el amor de adolescente, ciego y abrumador; de hormonas y caramelo; amores eternos que duran un mes... el amor responsable que antepone el deber a la entrega... el amor de un hijo que sacrifica su juventud para mantener a su familia... el amor que da fuerza a una madre para luchar por sus hijos... el amor de un maestro por sus alumnos... el amor entre un hombre y una mujer.

Y ahora la de la serie Boston Public

La serie ganadora del Emmy BOSTON PUBLIC explora la vida profesional y personal de los maestros y administradores que trabajan en una escuela preparatoria de Boston. BOSTON PUBLIC usa sorpresivos y controversiales tópicos en sus historias e incentivan a los espectadores a hablar del estado de la educación hoy en día.

Con atletas graduándose de preparatoria y firmando contratos profesionales de siete cifras, billonarios del Internet de 25 años y estudiantes de preparatoria que se han dado de baja y ganan fortunas en programas de juegos, ¿Se ha vuelto el profesor que gana $42,000 al año un anacronismo, peleando por obtener el respeto de estudiantes cansados y padres que quieren el éxito a toda costa? BOSTON PUBLIC nos da un vistazo de cerca de lo dramático y a veces cómico que puede ser la vida de los profesores y administradores en Winslow High enfocándose en su constante batalla por tener un impacto en la vida de sus alumnos.

Como pueden darse cuenta, ambas series tratan el mismo tema con enfoques radicalemente distintos (y cualquier comentario sale sobrando). Solamente queda pensar en que más allá del dinero, el principal obstáculo para que uno de los pilares de la televisión nacional (los teledramas) sobreviva es el arrojo para mirar hacia el frente y apostar por historias ágiles, verosímiles y sobre todo, que reflejen en realidad el mundo real (y disculpen la reduncancia).


Más información:

Website de la serie Clase 406
<http://www.esmas.com/clase406/>

Website de la serie Boston Public en español
<http://www.mundofox.com/index.html/nodeID/05E440C8-AF5C-4BE7-AE12-E40BFEC01467
>


Lic. Leonardo Peralta
Colaborador del Grupo Editorial Expansión y socio de la consultora Alebrije Comunicación

Columnas anteriores