Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Febrero
2005

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

In-mediata

2005: Apuntes Iniciales

 

Por Leonardo Peralta
Número 43

Tsunami: tragedia y comunicación
Los hechos fueron evidentes; el 26 de diciembre de 2004 un terremoto con una intensidad de 8.5 grados Richter creó una ola gigante que en el transcurso de pocas horas barrió las costas de más de varios países ribereños del Océano Indico en dos continentes: Asia y Africa. El recuento más reciente de fallecidos indica que la cifra de muertos alcanza los más de 200; sea por la acción del terremoto, la marejada o por sus efectos colaterales (derrumbe de edificios, arrastre de vehículos o simple ahogamiento. Esto sin contar las decenas de miles de huérfanos, los cientos de miles de heridos y los millones de personas que perdieron hogar y posesiones en pocos minutos, amén de la destrucción del orden institucional en países cuya estructura social es frágil o se encuentra sometida a los avatares de conflictos armados.

Dentro de la lógica mediática (y de acuerdo con la geopolítica de la imagen que rige nuestro mundo), pese a que allí habitan más de 1,500 millones de personas, la ribera del Océano Indico no es una región que impacte al entorno global. Bajo este relativo aislamiento del orden noticioso dicha región (que incluye casi la mitad de los países africanos y una buena parte de los asiáticos) pudo haber sufrido esta tragedia en el silencio destinado a las regiones del mundo lejanas de los centros de poder. Sin embargo, la dimensión del desastre alcanzó al mismo Occidente: miles de los muertos, heridos y desaparecidos pertenecen a docenas de naciones en Europa, Africa y América.

Por ello, millones de personas alrededor del mundo (voluntaria o involuntariamente) se han hecho partícipes de la tragedia, conmovidas por las muertes de conciudadanos o por el tamaño del desastre, de cuya puntual anotación se han encargado los medios de comunicación. Sus narraciones (desgarradoras por necesidad) han revelado no sólo la dimensión de la tragedia sísmica, sino también el drama de decenas de millones de personas que, desafiando a la naturaleza, viven a las orillas mismas del mar en una relación de la que depende una precaria sobrevivencia. Además, guerras de largo aliento sobre las que se había arrojado escasa luz (los conflictos de la provincia indonesia de Aceh y la guerra civil que desgarra a Sri Lanka) han quedado evidenciados, forzando armisticios emergentes y al establecimiento de negociaciones, acicateadas por la dimensión del desastre.

Sin querer, el espacio mediático abierto entre la zona no comunicada y las redes mundiales de noticias (en forma de programas especiales, reportajes en vivo y testimoniales) ha creado un espacio no solamente para la mitigación perentoria de la tragedia (por medio de conciertos e iniciativas ciudadanas de apoyo a la población afectada) sino que también abrieron una ventana hacia realidades que voluntaria o involuntariamente hemos decidido dejar de ver. Desafortunadamente siguen existiendo enormes regiones del mundo cuya aparición en nuestras pantallas (así como en las personales esferas de lo afectivo) a la espera de que alguna descomunal tragedia las haga visibles ante nuestros ojos.

Legislación al refrigerador
Los tiempos políticos del país se adelantaron y el inicio de año ya tiene dibujadas las líneas de la sucesión presidencial. Con un panorama políticamente tan complejo en el horizonte, el Poder Legislativo del país da por abandonado cualquier intento de llevar adelante cualquier iniciativa que complique el acceso de los actores políticos (específicamente los partidos políticos) a los medios de comunicación. Todo parece apuntar a que la iniciativa para actualizar la Ley Federal de Radio y Televisión quedará suspendida debido a que sus aristas más filosas involucran limitaciones y controles a los que, hasta el día de hoy el empresariado de los medios electrónicos se ha mostrado reticente.

Una observación coyuntural: de la docena de precandidatos presidenciales que hasta el momento han declarado sus intenciones políticas, ninguno ha expresado su punto de vista sobre la presente Ley Federal de Radio y Televisión; lo más seguro es que se mantengan al margen de la discusión y sólo hasta que la contienda presidencial haya concluido (a inicios de 2007) el tema será abordado de nuevo. Dado que ningún partido político tiene la fuerza política para impulsar en solitario su visión sobre este particular (aunque la fracción legislativa del PAN ha acordado flexibilizar su postura respecto de los representantes de los medios electróncos) se visualiza muy difícil la posibilidad de crear un frente común al respecto. Inclusive dentro de los círculos académicos se han presentado discrepancias (saludables de suyo) sobre temas como un hipotético consejo regulador de medios, así como la ciudadanización en la supervisión de los contenidos.

Parece más probable en este horizonte que desde instancias como el Instituto Federal Electoral se puedan operar directrices que ayuden a remediar un problema más inmediato (y mucho más costoso para la sociedad): el desmesurado gasto que realizan los partidos políticos en su promoción en medios electrónicos. En cuanto al Poder Ejecutivo, no ha mostrado una definición clara sobre el particular y, considerando el cúmulo de problemas que afectan su desempeño, lo más seguro es que su postura siga siendo no tener una postura clara.

Vuelapluma sudamericana
Durante un viaje realizado el pasado mes de diciembre a Sudamérica y que incluyó una visitas a las ciudades de Curitiba, Sao Paulo y Bogotá, de las cuales vertiré algunos comentarios:

  • MTV se ha convertido en uno de los más grandes portavoces de la música norteamericana y por tal motivo me sorprendió ver que casi toda la programación de MTV Brasil es realizada en dicho país con una creatividad y recursos de producción de nivel similar a los de su casa matriz. Si algo ha logrado Brasil es asimilar las influencias externas a su poderosísima cultura y, al igual que las culturas orientales, enriquecer sus productos culturales aprovechando lo mejor que les llega allende sus fronteras.
  • CityTV es un experimento interesante realizado por la editora del diario bogotano El Tiempo y demuestra que, en un mercado donde no existen empresas con excesiva dominancia en el mercado, pueden abrirse paso ideas que vinculen por medio de la televisión a la comunidad de una ciudad tan grande como la capital colombiana.
  • Las cifras de tiraje del diario curitibano Gaceta Do Povo dejaron boquiabierto a un servidor: más de 100 mil ejemplares en fin de semana y 50 mil durante los días hábiles. Este tiraje rebasa con mucho el de algunos diarios mexicanos que sehcen llamar de circulación nacional.
  • En ese mismo sentido, la legislación laboral brasileña es sumamente interesante; considerando la carga laboral del periodista, su jornada laboral es delimitada con precisión, asegurando que el salario recibido sea correspondiente con la labor desempeñada y pueda tener tiempo para , lo que evita el fenómeno común del periodista que termina sin vida personal en aras de su trabajo.
  • Un detalle quizá menor, pero interesante sobre la cultura en Brasil: los puestos de periódicos ubicados en la Av. Paulista de Sao Paulo (valga la redundancia) tienen una sección dedicada a la venta de literatura. En nuestro país, salvo algunos experimentos fallidos, los libros siguen viviendo en las librerías, lejos del alcance del ciudadano de a pie.
  • La iniciativa del gobierno brasileño para potenciar las plataformas computacionales open source ha fructificado en un desarrollo tecnológico que se nota en las calles brasileñas. En Sao Paulo en sistema de cobro de multas por exceso de velocidad está basado en cámaras que toman la fotografía del vehículo infractor, la procesan a través de un sistema informático y la multa llega a casa por medio del uso del servicio postal. Un sistema que bien podría ubicarse en un país europeo funciona en medio del calor del verano austral.
  • Pese a la convulsionada vida política brasileña (que en un cuarto de siglo transitó de un régimen militar a un gobierno populista a un gobierno socialista) el siste político ha mantenido una herramienta que a nuestros ojos parece extrema, pero que ha demostrado su solidez: la obligatoriedad del voto.

Lic. Leonardo Peralta
Escritor, colaborador del Grupo Editorial Expansión

Columnas anteriores