Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


31 de Enero
2006

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

Juego de Ojos

La Profesión Más Antigua

 

Por Miguel Angel Sánchez de Armas
Número 48

En otro lugar he escrito que si la profesión más antigua es la que ya sabemos, los reporteros sin duda somos de la segunda, pues alguien tuvo que echarse a cuestas la tarea de propalar la buena nueva. En mi lejana juventud de cantinas y otros centros culturales hoy caídos en descrédito, uno de mis maestros me hizo la más gráfica descripción de esas mujeres: “¡Anónimas señoritas guardianas de la paz pública!”

Quienes hablan despectivamente de “las mujeres de la vida fácil” o se mofan de su “vida alegre” debieran pasar alguna madrugada de invierno en las condiciones y con los peligros que ellas enfrentan. Ya veríamos si no cambian de opinión. Las mesalinas que por necesidad o convicción han abrazado ese oficio merecen respeto, no así los proxenetas y cómplices que lucran con el comercio carnal... de otras. Y respecto de los operadores de las redes de prostitución infantil, creo que se les debe aplicar la pena de muerte sin ninguna consideración, pues no hay delito más infame que la corrupción de una criatura.

En todo el mundo los sistemas legales son injusto con quienes se dedican a ese oficio: castigan a quien se prostituye y no a quien solicita. Y nadie puede tirar la primera piedra. Un asesor del Presidente de los Estados Unidos compartía secretos de estado con su hetaria favorita en un motel de Washington. Los primos se desgarraron las vestiduras al descubrirlo y lo cesaron, pero lo cierto es que política y comercio carnal siempre han ido de la mano. Y no es juego de palabras.

En el centro de Cuautla hay una calle de “La intrépida barragana” en homenaje a las señoras que durante el sitio de la ciudad daban servicio a las tropas realistas y de paso obtenían noticias que después llevaban a los defensores de la plaza... además de que se esmeraban en dejar exhausto al invasor y así mermar sus fuerzas para combatir.

Maximiliano dispuso que se clasificaran en cuatro categorías y fuesen fotografiadas. Las de primera eran blondas y curvilíneas extranjeras y las de cuarta, bueno las de cuarta ya se las podrá imaginar el lector. Creo que de ahí viene la expresión despectiva “[tal o cual cosa] de cuarta”.

Durante la dictadura, el vicepresidente Ramón Corral olvidó su cartera en un lupanar. Algún amigo generoso se le llevó a don Porfirio y en la siguiente audiencia el general la devolvió al tiempo que advertía: “Ramoncito, ¡no vaya a ser que por perder esta cartera vaya a perder la otra!” Al bueno de Madero los espíritus le aconsejaron alejarse de los burdeles y respetar a las mujeres.

Hubo un tiempo en que la famosa Bandida hizo de sus establecimientos en la Roma y la Condesa el centro de reunión de la clase política, bajo la protección, se decía, del presidente Calles. Y según las mismas consejas, a mediados del siglo pasado eran dos damas de la alta, una esposa de un Presidente y la otra de su Secretario de Educación, quienes controlaban las casa de mala nota en la capital. Diego Rivera incluyó a una mujer pública en su mural de Palacio Nacional.

En ciertas sociedades la prostitución fue considerada como garantía de la preservación de la familia. Y algunas del oficio alcanzaron riqueza y poder a través del matrimonio, como la emperatriz Teodora, quien a partir de sus habilidades logró hacerse esposa de Justiniano I. En la edad media la Iglesia intentó rehabilitar a las prostitutas, pero evitó enfrentarlas. Según las enseñanzas de san Agustín, la erradicación de la prostitución haría surgir otras formas más radicales de inmoralidad y perversión, ya que los hombres seguirían buscando el contacto sexual fuera del matrimonio.

En el antiguo Oriente y en la India, los templos albergaban a un gran número de prostitutas, a menudo personas cultivadas, hábiles bailarinas, cantantes, compositoras y poetas, y que, por ironías de la vida, tenían un acceso a las artes que se negaba a otras mujeres. En estas sociedades se consideraba que la relación sexual con ellas facilitaba la comunicación con los dioses.

En la antigua Grecia la prostitución floreció en todos los niveles de la sociedad. Las prostitutas del nivel inferior trabajaban en burdeles legales y tenían que llevar una vestimenta especial como símbolo de su profesión. Las del nivel medio solían ser hábiles bailarinas y cantantes. Las prostitutas del nivel superior se reunían en salones con los políticos y podían llegar a alcanzar poder e influencia.

Y ni qué decir de la literatura y las artes. De la Biblia al cubismo, esas señoritas han sido personajes. Así pues, no las juzguemos a la ligera.


Lic. Miguel Angel Sánchez de Armas
Escritor y periodista.

Columnas anteriores