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JUEGO DE OJOS

EL AMIGO AMERICANO

Por Miguel Ángel Sánchez de Armas
Número 62

El 24 de abril pasado el Pentágono anunció la reactivación de la Cuarta Flota para patrullar aguas latinoamericanas, noticia que no tuvo gran repercusión en los medios pero que anticipa cambios de fondo en la política norteamericana en la región.

Según un análisis del Consejo para Asuntos Hemisféricos, (COHA), un “think – tank” establecido en Washington, esta medida pretende “robustecer la autoridad militar” de Estados Unidos como respuesta a la iniciativa brasileña para conformar un “consejo sudamericano de defensa”.
La administración de George Bush no se ha distinguido por procurar un acercamiento con sus vecinos al sur del Bravo. El peso de sus relaciones exteriores ha estado en la formulación de nuevos equilibrios geopolíticos en un mundo cuya polarización dejó de ser la de blanco y negro de la guerra fría para adquirir tonalidades que los estrategas norteamericanos parecen incapaces de comprender. El fortalecimiento de la Unión Europea, el surgimiento de una China orientada a los mercados, la migración a una cuarta etapa industrial en la Cuenca del Pacífico y las nuevas relaciones económicas y políticas en América Latina, los rebasaron.

 Según el COHA, “tratándose de América Latina, la Casa Blanca sencillamente no comprende”. En el análisis difundido la semana pasada, el centro de estudios sostiene que la falta de atención del gobierno de Bush hacia Latinoamérica “ha provocado una debacle en años recientes. Ni la Casa Blanca ni el Departamento de Estado tuvieron expertos en asuntos de la región en posiciones clave. Por ejemplo, pese a su ascendencia jamaiquina, Colin Powell no tuvo mayor interés en la región cuando fue Secretario de Estado”. Según el estudio, las relaciones de Washington con los países latinos fueron operadas por “halcones con prejuicios anticastristas y antichavistas”. Cita que las giras del Condoleeza Rice a Brasil, Colombia, Chile y El Salvador en abril del 2005; del presidente Bush a Brasil en marzo del 2007 y del secretario Rumbsfeld a Paraguay en el 2005, “fueron para la foto” y poco contribuyeron a mejorar las relaciones continentales.

Es en este contexto que la Cuarta Flota se reactiva a partir del primero de julio próximo. Estará al mando del Vicealmirante Joseph Kernan, actual titular de la Unidad Especial de Guerra Naval y tendrá como nave insignia al portaaviones nuclear “USS George Washington” y quizá once naves además  de la flota de apoyo.

El Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) creado en respuesta a los atentados del 11 de septiembre, participará en el diseño de la estrategia de las operaciones de la flota, para la cual se requerirán nuevas facilidades portuarias en costas latinoamericanas. Ahora que Ecuador anunció que no renovará el arrendamiento de la base naval en Manta, hay negociaciones con Perú y con Colombia para establecer otras en territorio de esas naciones, aunque muy probablemente sea Panamá la subsede de la Cuarta Flota. El propósito es crear un mar Americanus en el hemisferio.  

Como nota al calce, quien crea que el Pentágono ha olvidado que los mejores resguardos navales del mundo están en Baja California, no conoce a nuestros primos. Pronto he de narrar cómo el general Cárdenas impidió la entrega de una gran ensenada a la Armada de EU en prenda de la lucha común para salvar a la civilización occidental. Todavía los tendríamos allí, si no es que la península entera hubiera ya pasado a ser una estrella más en “Old Glory”.

 La noticia de la activación de la Cuarta Flota pasó desapercibida en México, of course. Pero ahora mis lectores en la Cancillería, en la Secretaría de la Defensa, en la Secretaría de Marina, en Bucareli, en el CISEN y en Los Pinos, deben darse por advertidos. Es una ominosa señal y no celestial coincidencia en tiempos de la discusión de la reforma energética y el nuevo manejo que se pretende dar al petróleo mexicano. Citaré (en inglés, porque así entienden mejor nuestros expertos, Castañeda dixit), un párrafo particularmente preocupante del análisis del COHA: “The revival of the Fourth Fleet may do little more than attempt to introduce a quick fix to Bush’s failed U.S. policy towards Latin America. The Fleet’s rebirth implies that Washington’s gun boat diplomacy represents a new call to arms. The U.S. may again be prepared to use the prospect of military force if it is found necessary to protect U.S. national interests in Latin America.”

En anteriores entregas de JdO hablé de los motivos de la invasión de Veracruz en 1914. Lo que no dije fue que en abril y mayo de 1938, buques de la flota norteamericana del Pacífico se mantuvieron en dirección al puerto de Acapulco para entrar en acción en caso de que el nuevo Embajador, nuestro viejo amigo Josephus Daniels, hubiera tenido dificultades. En realidad, la diplomacia del “gran garrote” nunca ha sido declarada en desuso ni olvidada por nuestros amigos norteamericanos. Está, ¿cómo decirlo?, en hibernación para cuando se necesite. ¿Fantasías del columnista? En un libro publicado en el 2001 (hace apenas siete años, señores) el profesor Julián Nava, Embajador de Estados Unidos en México entre 1980 y 1982, relata este espeluznante testimonio:

“La actitud de dominación hacia México ha supervivido. Durante mi desempeño como Embajador de Estados Unidos en México, el Pentágono solicitó permiso para entablar ejercicios de guerra con municiones vivas (subrayado mío) en las proximidades de Veracruz. El objetivo era amedrentar a México para que nos vendiera más petróleo durante el boicot árabe que destrozó nuestra economía y condenó a la presidencia de Jimmy Carter. Pese a grandes presiones, con toda firmeza negué el permiso para que tal intimidación se llevara a cabo e invité a los comandantes de la Armada a saltar mi autoridad y dirigirse personalmente con el presidente Carter, si así lo deseaban. Más allá de las gélidas miradas que los almirantes dirigieron a este antiguo marinero, nada más se volvió a saber del asunto. Claramente, estaban actuando por iniciativa propia.”

Quien tenga ojos… Quien tenga oídos… etc., etc.

Molcajeteando
Un chascarrillo machista, para quitarme el mal sabor de boca.
Platicaban tres mujeres. Una estaba comprometida, la segunda casada y la tercera vivía una relación pecaminosa. Decidieron sorprender a sus parejas. Aquella noche acudirían a sus citas ataviadas con provocativos atuendos y enmascaradas.

Poco después se reunieron para platicar el resultado. La comprometida dijo que después de verla, su novio aulló de pasión y le hizo el amor toda la noche. La amante confió que su galán, al descubrir el erótico atavío, se abalanzó sobre ella y durante varias horas la hizo objeto de toda clase de concupiscentes atenciones.

La casada escuchaba con la mirada fija en la taza de té. Al llegar su turno dijo: “Mandé a los niños a casa de mamá. El ambiente era de música erótica, flores y luz indirecta. Mi atuendo consistía en un bodice de fina piel negra, liguero, medias y brasiere combinados, y una máscara gatuna. Me rocié con el más exquisito perfume. Cuando mi marido llegó y me vio, dijo:

-¿Qué hay para cenar, Batman?

 


Miguel Ángel Sanchez de Armas
Profesor - investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP Puebla.


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