Inicio
JUEGO DE OJOS
SE RENTAN PERIODISTAS
Por Miguel Ángel Sánchez de Armas
El cotilleo en los corrillos de la capital de Estados Unidos no
tiene desperdicio: el Washington Post se
proponía alquilar a sus ejecutivos y reporteros estrella a quien pudiera pagar
25 mil dólares por sesión… o 250 mil por un paquete de once.
Ignoro si Ben Bradlee sufrió un ataque de dispepsia, pero sin duda
en el más allá Richard Nixon estará doblado de la risa y Katherine Graham
hirviendo en cólera. El severo Post,
el implacable centinela de la conducta y la moral del gobierno, fue pillado en
la casa del jabonero. Cuando el periódico estuvo prendido a la yugular de Nixon
en 1973 – 74, era la Presidencia de los Estados Unidos lo que estaba en
juego. Hoy el diario puso su credibilidad en venta por unos cuantos dólares. Los
periodistas del rotativo están con el grito en el cielo, y el ombudsman escribió que el numerito es un
tropiezo ético de “proporciones monumentales” que deja “una mancha permanente”
en la reputación del Post.
Y a la pena el escarnio. En el mundillo de una de las ciudades más
chismosas del mundo, los chascarrillos son a la salud del Post: en la Casa Blanca el jefe de prensa rogó al reportero del
periódico que pedía la palabra, ¡que primero le dijera cuánto iba a cobrar por
su pregunta! ¿Qué estarán sintiendo Woodward y Bernstein?
No son habladurías de malandrines envidiosos. En un folleto a todo
lujo el Post ofreció en venta lugares
en una cena íntima en donde ejecutivos y reporteros del diario -encabezados por
su directora- y “personajes clave” de la administración Obama, convivirían y
conversarían off the record con una
selecta clientela. Para mayor atractivo, los saraos tendrían lugar en la
residencia particular de la jefa del periódico. El volante reza: “Oportunidad
de patrocinio. Una tarde al lado de personajes adecuados puede darle un giro al
debate. Patrocine y participe en esta exclusiva e íntima velada del Washington
Post: una cena y discusión off the record en el domicilio de la directora general y editora Katherine Weymouth… Siente
a la mesa al presidente o al director general de su organización. Conviva con
personajes clave de la administración Obama y líderes del Congreso”. Esto
no es todo. La publicidad prometió encuentros “animados”, nunca controvertidos.
Los participantes, poderosos lobistas, presidentes de empresa, millonarios
profesionales o plutócratas nativos y extranjeros, tendrían la seguridad de
sentarse con periodistas debidamente domesticados y aleccionados. Leones con
corderos, pues.
Ahora entiendo la muina de Jorge Castañeda con los reporteros
mexicanos que no leen el New York Times. Por eso nadie le preguntó en Guadalajara a Obama cuánto costaría la hora de sus
colaboradores “clave” en las peñas del Post.
¡A todos los colegas se les fue la nota!
Aunque ahora mismo al interior del periódico se están comiendo los
hígados entre sí para delimitar culpas, muchos ven a la improvisada Katherine
como la causante. La Weymouth, una atractiva abogada metida a periodista -y
frustrada socialité del lobbing- es nieta de Katherine Graham -la valiente editora que resistió las
presiones de la Casa Blanca durante el affaire Watergate- y sobrina del actual dueño. Una hija de papi, pues. No estuvo
sola en el numerito. La acompañó Marcus W. Brauchli, el editor ejecutivo que ella
contrató externamente en desaire de la antigua tradición de confiar ese puesto
a un miembro de la redacción del Washington
Pos y un publicista de esos capaces de vender a la abuela si hay mercado
para los ascendientes.
No sé si sea consuelo comprobar que ni en el primer mundo están a
salvo del lento pero imparable deterioro del periodismo. En México ha dejado de
llamar la atención, por frecuente, que políticos desempleados, funcionarios que
dejan de serlo o comerciantes acaudalados, amanezcan un día como “periodistas”
para ejercer un peso social que de ninguna otra manera podrían tener. El Post demuestra que en todos lados de
cuecen habas.
Miguel Ángel Sanchez de Armas
Profesor - investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP Puebla.
Anteriores de la columna
(2006)
La
ProfesiÓn MÁs Antigua
El
Mundo de Jimmy
Para
Vivir Mejor
Robots
y Cucarachas
AMLO,
¿Dique a la Desesperación Popular?
Anna
Politkovskaya
(2007)
Mercaderes
de la Muerte
La
Academia Va a la Guerra
Doble
Moral
La
Risa, Remedio Infalible
TelevisiÓn,
Agenda PÚblica y Chinogate
EL DIARIO DE MÉXICO
(2008)
AÑO NUEVO
historia intelectual
CONOCIMIENTO Y PROPAGANDA
esa montaÑa
el molcajete y la licuadora
en defensa del molcajete
de nuevo la burra al trigo
LA RADIO, INSTRUMENTO DE “LA PAIDEIA”
PENA AJENA
prometeo sin cadenas
Octavio Paz
¡QUÉ TIEMPOS AQUELLOS, SEÑOR DON SIMÓN!
EL INCIDENTE DE TAMPICO
el embajador daniels
el amigo americano
En defensa del periodismo
el deber del editor
del encuentro de poesÍa y polÍtica
EN LETRA DE MOLDE
ENOLA GAY Y LITTLE BOY
EL SCHINDLER MEXICANO
HAMILTON NAKI
SEIS REFLEXIONES SOBRE EL PAPEL DE LOS MEDIOS EN LAS SOCIEDADES MODERNAS
“EL PELIGRO MEXICANO” II
JOHN REED EN EL MÉXICO INSURGENTE
¿QUIÉN MATÓ A GEORGE POLK?
EN ESTADO DE GRACIA
(2009)
SU NOMBRE ES ANDRÉS HENESTROSA
LINCOLN, OBAMA, MÉXICO…
El nuevo continente virtual
Propaganda y sobrevivencia polÍtica
El paisaje en la guerra
Nuestro petrÓleo
AdiÓs, Robert, adiÓs
LA ÉTICA Y LA POLÍTICA
goodbye, walter |