Inicio
JUEGO DE OJOS
memoria de los heraldos negros
Por Miguel Ángel Sánchez de Armas
Fecha de publicación: 16 de abril de 2012
El traje que vestí mañana
no lo ha lavado mi lavandera:
lo lavaba en sus venas otilinas,
en el chorro de su corazón, y hoy no he
de preguntarme si yo dejaba
el traje turbio de injusticia.
Trilce
El 15 de abril se cumplen 74 años de la muerte de César Vallejo, un mes después del aniversario 120 de su nacimiento. A casi cien años de que el poeta peruano comenzara a dar a la poesía universal su impronta memorable, su obra sigue igual de vigorosa y vigente, quizá más porque escasos han sido los grandes bardos que puedan opacar su legado. Esto lo apunto como dato y con cierta tristeza.
¿Habría quien dijera de Vallejo, a su muerte, lo que Pope de Newton? También los poetas dispersan las tinieblas y crean la luz con la palabra. Espero que esto no sea una exageración. Creo que con un alud de imaginación y originalidad, el peruano le torció definitivamente el cuello al cisne modernista de muy engañoso plumaje para dar a luz la poesía vanguardista y comprometida que causó escozor en la sociedad peruana de su época, como habría de suceder en otros lares en donde surgió, incluso en aquellos “más desarrollados”. Pienso en Archibald MacLeish, contemporáneo de Vallejo, quien desde la capital del imperio postuló que la poesía y la revolución política encuentran terreno común en un mundo cambiante: “Hay una muy buena razón por la que la relación de la poesía con la revolución política debiera interesar a nuestra generación. La poesía, para la mayoría, representa la intensa vida personal del espíritu único. La revolución política representa la intensa vida pública de una sociedad con la cual el espíritu único debe, pero no debe, hacer su paz. La relación entre ambas contiene un conflicto que nuestra generación entiende: el conflicto entre la vida personal de un hombre, y la vida impersonal de muchos hombres.”
Vallejo comenzó a escribir muy joven y tuvo una vida literaria productiva de sólo 22 años, pues murió a los 46. En su mundo los intelectuales se formaban en la aurora, los hechos transcurrían de manera vertiginosa y quienes sentían el llamado de la reflexión y de participar activamente en la vida social y política, eran impelidos a crecer al ritmo de un mundo que parecía correr.
César comienza a publicar en 1916, en la convulsión de la Primera Guerra Mundial, conflicto que involucró a muchos países y afectó en distinto orden a casi la totalidad del planeta. Poco más tarde vivió la primera revolución socialista del mundo, aquella que transformaría no sólo a la Rusia zarista sino al mundo entero a lo largo del siglo XX, porque dio lugar a tesis sociales, políticas y económicas que polarizaron al planeta: sus consecuencias se resintieron independientemente del lado que se estuviera.
Una de las repercusiones más interesantes fue la aparición de propuestas estéticas que latían al compás de movimientos sociales mundiales, regionales y locales. No se trata de una explicación simple que asimile las formas literarias a tal o cual ideología o al misterio del arte, sino de una gran complejidad artística que acompañaba a un mundo complejo.
Al analizar la producción literaria latinoamericana de esa época, José Carlos Mariátegui distinguía tres periodos: uno colonial, otro cosmopolita y otro nacional. El primero era el que se explicaba por la supeditación social y política que significó la Colonia; en el segundo se podían percibir elementos provenientes de la producción literaria de otros países y el tercero es en el que se logra un lenguaje propio. Varios escritores, entre la tercera y la quinta década del siglo XX lograron ese lenguaje que fue conformando una copiosa producción latinoamericana, como podemos ver, por mencionar sólo a tres, en Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Octavio Paz. La narrativa también fue una veta sumamente pródiga.
Mariátegui no era sólo un acucioso teórico social sino también un excelente analista literario. Las páginas de la revista Amauta, que fundó en 1926, fueron visitadas por las plumas más creativas de la época. Borges, Martí, Unamuno, André Bretón y muchos más publicaron en Amauta. Por supuesto, también César Vallejo, quien gozaba de la admiración de Mariátegui. En Siete ensayos sobre la realidad peruana, uno de los textos clásicos de la teoría latinoamericanista, Mariátegui incluye a César Vallejo en el apartado sobre literatura, donde lo describe como el precursor de una nueva conciencia y una nueva poética peruana.
No estaba equivocado Mariátegui. Sin embargo, la transición entre los tres periodos que visualizó en las letras peruanas, esquema aplicable en realidad a prácticamente toda la literatura latinoamericana, significa rupturas, representaba dejar atrás tradiciones. Estas novedades están acompañadas a menudo de incomprensión. Quizá fue por ello que César Vallejo sintió pequeño el patio literario en el que se movía en Perú y fue el impulso que lo llevó a buscar nuevos aires literarios a Europa, donde encontró el ambiente creativo que buscaba… y también la intolerancia política.
Los heraldos negros fue el primer poemario que publicó Vallejo, en 1919, cuando aún vivía en Perú. La fuerza expresiva de estos poemas los ha mantenido a salvo del paso del tiempo. Puedo decir que el poema introductorio, que lleva el mismo nombre del libro, es quizá uno de los más lúcidos, inteligentes y desafiantes que se hayan escrito. Una ayuda de memoria para los poco aficionados a la poesía:
Hay golpes en la vida tan fuertes…¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma…¡Yo no sé!
Son pocos, pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas
O los heraldos negros que nos manda la Muerte.
La obra de Vallejo, pues, no está en el preciosismo apolítico, sino que nos ofrece una sustancia telúrica, pero, y ahí encuentro una paradoja hechicera, pues como dice mi amigo, el perdido en los Alpes, “[…] hay otra clave, que es la diferencia fundamental entre la poesía (y la literatura) del mundo anglo-euro con la del mundo latinoamericano. Dice [MacLeish] y en tiempo futuro, que para los poetas ‘American as well as English... the time is near’. Pero a esa altura del partido unas cuantas decenas de poetas ya habían dado la vida en América Latina por causas políticas; y ni hablar de las centenas de políticos que en algún momento de su vida incursionaron por la poesía. Pero digo mal; en Nuestra América no hay políticos por un lado y poetas por otro. Es todo una ensalada maravillosa de luces y sombras que a mí me presentan un poeta más humano que el purista de academia o biblioteca. Lo que para MacLeish fue una posibilidad de generaciones futuras, para gente como César Vallejo fue un rito de pasaje tan natural como hacer el amor en un cementerio. La mezcla de periodistas, poetas, políticos todavía aterra y fascina en algunos antros académicos euro-yanquis”.
Yo a mi vez cito otro fragmento del estadounidense: “La verdadera maravilla no es aquella que los diletantes literarios dicen sentir: la de que la poesía deba ocuparse tanto de un mundo público que tan poco le concierne. La verdadera maravilla es que la poesía se ocupe tan poco de un mundo público que le concierne tanto”.
La lectura de la obra de Vallejo y de muchos otros escritores latinoamericanos que contribuyeron a darle brillo a las letras de nuestro continente hoy es sólo material para quienes tienen interés específico en la poesía o en la literatura. Entre las limitaciones de los programas de estudio -por ejemplo del bachillerato, que intentan abarcar una gran cantidad de contenidos para que los estudiantes aprueben los exámenes de evaluación- nuestros jóvenes han perdido la oportunidad de conocer a poetas que nos han dado sentido de pertenencia y momentos luminosos de la experiencia poética.
Recuperemos, pues, a César Vallejo.
Miguel Ángel Sanchez de Armas
Profesor - investigador en el Departamento de Ciencias de la Comunicación de la UPAEP Puebla. Licenciado en Lengua y Literaturas Hispánicas por la UNAM, Maestro por la UPAEP, maestro por la U. de Sevilla y Doctor por la U. de Sevilla.
twitter@sanchezdearmas
Si desea recibir Juego de ojos en su correo, envíe un mensaje a: juegodeojos@gmail.com
Anteriores de la columna
(2006)
La
ProfesiÓn MÁs Antigua
El
Mundo de Jimmy
Para
Vivir Mejor
Robots
y Cucarachas
AMLO,
¿Dique a la Desesperación Popular?
Anna
Politkovskaya
(2007)
Mercaderes
de la Muerte
La
Academia Va a la Guerra
Doble
Moral
La
Risa, Remedio Infalible
TelevisiÓn,
Agenda PÚblica y Chinogate
EL DIARIO DE MÉXICO
(2008)
AÑO NUEVO
historia intelectual
CONOCIMIENTO Y PROPAGANDA
esa montaÑa
el molcajete y la licuadora
en defensa del molcajete
de nuevo la burra al trigo
LA RADIO, INSTRUMENTO DE “LA PAIDEIA”
PENA AJENA
prometeo sin cadenas
Octavio Paz
¡QUÉ TIEMPOS AQUELLOS, SEÑOR DON SIMÓN!
EL INCIDENTE DE TAMPICO
el embajador daniels
el amigo americano
En defensa del periodismo
el deber del editor
del encuentro de poesÍa y polÍtica
EN LETRA DE MOLDE
ENOLA GAY Y LITTLE BOY
EL SCHINDLER MEXICANO
HAMILTON NAKI
SEIS REFLEXIONES SOBRE EL PAPEL DE LOS MEDIOS EN LAS SOCIEDADES MODERNAS
“EL PELIGRO MEXICANO” II
JOHN REED EN EL MÉXICO INSURGENTE
¿QUIÉN MATÓ A GEORGE POLK?
EN ESTADO DE GRACIA
(2009)
SU NOMBRE ES ANDRÉS HENESTROSA
LINCOLN, OBAMA, MÉXICO…
El nuevo continente virtual
Propaganda y sobrevivencia polÍtica
El paisaje en la guerra
Nuestro petrÓleo
AdiÓs, Robert, adiÓs
LA ÉTICA Y LA POLÍTICA
goodbye, walter
SE RENTAN PERIODISTAS
Los marginados
MÁS DEL PANBOL
La ÚLTIMA Y ME VOY
Giovanni en Chihuahua
Bienaventurados los pobres...
Indiferencia a la polÍtica
EL DOLOR
(2010)
¡Ay, quÉ tiempos aquellos…!
lecciones de el cuento
memoria de cÁrdenas
en
el mes de albert, el gran profesor
diablo crucificado
por caminos de proust
los periodistas no somos vanidosos...
los reporteros (1 de 3)
los reporteros (2 de 3)
ve y dilo
el prÍncipe de la palabra
el mÁs triste de los alquimistas
PÍntame angelitos negros
el verano de 1975
El escritor y Los Periodistas
James Joyce, profeta de la nueva moral
De La onda y El juvenilismo
Cultura y comunicaciÓn organizacional
He tenido una vida maravillosa
MORIR DE AMOR
El silencio como gÉnero literario
John Reed en el MÉxico insurgente
CUANDO EL FUTURO NOS ALCANCE
(2011)
Fin de decenio
violencia
HAITÍ
PROFESIONALIZACIÓN DEL CRIMEN
angustia tecnológica
PROFESIONALIZACIÓN PARA COMBATIR AL CRIMEN
ASALTAR LA LITERATURA A PUÑETAZOS
CENSURA
GUERRA Y SEDUCCIÓN
EL CINE EN EL CARDENISMO
dE NEGROS Y NEGRITUDES
¿ola o tsunami digital?
EMBARGO Y BLOQUEO
DOLOR, ACCIÓN Y PALABRA
AMO Y ESCLAVO DE LA PALABRA
MEDIO PAN Y UN LIBRO
30 DE MAYO: EN DEFENSA DE LA PALABRA
LO QUE EL ARTE NOS COMUNICA
FUMER TUE
LITERATURA E HISTORIA INTELECTUAL
MEDIOS, SOCIEDAD Y DEMOCRACIA: SEIS REFLEXIONES
LA RADIO SEGÚN LEÓN FELIPE Y ALFONSO REYES
VIOLENCIA
EL PERRO RABIOSO DEL BARRIO
EL MÁS TRISTE DE LOS ALQUIMISTAS
DE CAMINOS, GRUPOS E IDENTIDADES
DON RUMA Y LA NUEVA ESTRELLA DE ORIENTE
ANIVERSARIO INFAME
203 DÍAS SIN PAULA
ALIANZAS Y ESTABILIDAD POLÍTICA
NUESTRA INDEPENDENCIA
EL LEÓN Y EL UNICORNIO
LETRAS MEXICANAS
VEINTE PUNTOS PARA UNA DISCUSIÓN SOBRE LOS MEDIOS MEXICANOS
DE ELECCIONES Y COLUMNISTAS
WAG THE DOG
CARTA A GARCÍA
DE LA CIENCIA, LA VIDA, EL INFINITO, Y OTRAS ANGUSTIAS
LA VENGANZA DE LOS ASTURIAS (O EL NUEVO COMPLOT MONGOL)
CERVANTES Y EL PSICOANÁLISIS
OCIOSIDAD, CONOCIMIENTO Y FRIVOLIDAD
ESA MONTAÑA...
NAVIDAD
(2012)
AÑO NUEVO
EL OFICIO MÁS ANTIGUO
el periodismo, registro de la historia
mexicanos en el holocausto
ensalada invernal
DE AEROLITOS Y PEQUEÑAS COSAS
escribir en el apando
el síndrome genovese
recuerdo de el gran cronopio
el casco de juan pablo ii
un mundo en guerra |