Generación McLuhan
Primera Edición Especial
Julio 1997


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Géneros, Jóvenes y Comunicación

La Post-televisión y la Construcción
de la Sexualidad de la Mujer

por: Martha Burkle Bonecchi
Universidad Intercontinental/
Universidad Iberoamericana Ciudad de México
maya@laneta.apc.org

Los umbrales de la post-televisión

Las nuevas tecnologías se han vuelto parte constitutiva de la cotidianeidad de nuestras vidas, de nuestras necesidades psicosociales. Aplicar la reflexión sobre tecnologías a la conjugación entre la post-televisión y la construcción del género, abre un horizonte rico por su potencial creativo.

Vivimos la era de la "neo-televisión", señalan los estudiosos del campo, entendida ésta por la ruptura con lo modelos de comunicación pedagógica de la paleotelevisión, que tenía como objetivo central la transmisión de conocimientos. Los telespectadores eran vistos como un grupo de estudiantes en un aula de clases, frente a los profesionales de la televisión que se constituían como los maestros.

Fueron precisamente los fenómenos de Cable News Network (CNN) en 1980 y de Music Television (MTV) en 1981, los que cambiarían esta perspectiva, señala Piscitelli. La aceleración de los procesos socioeconómicos y tecnoculturales, hacen aparecer las primeras formas de interactividad, todavía limitada. Se invita al televidente a llamar por teléfono, o a usar el Mintel (en el caso de Francia) o la cámara portátil de video.

Todo lo anterior provoca el que empiecen a cuestionarse la verdad de los discursos y la confianza de los telespectadores en los medios. Se cierra la distancia entre los que poseen el conocimiento, y los que quieren tenerlo. En vez de afirmaciones certeras, tenemos una serie de interrogantes, de opiniones personales. Ejemplos de esta nueva televisión, los encontramos en los llamados "talk shows", como el de Opera Winfrey, o el de Geraldo por citar algunos. Su producción se ha incrementado en los Estados Unidos, no sólo por sus bajos costos (de $25,000 a $50,000 dólares por media hora de programa), sino por la forma de interacción con los públicos. Además de la celebridades, que pueden ser entrevistadas como estrellas o como gente ordinaria, la participación en los "talkshows" está centrada en la gente corriente, quienes son llamados a participar porque son expertos en alguna temática, por su pertenencia a un grupo determinado, o simplemente porque son "diferentes". (Wayne Munson': Gail Dines ed., 1995: 368). Quienes participan en ellos dejan su sitio de meros espectadore y se transforman en protagonistas de lo que ahí acontece.

Por otra parte, la construcción del flujo de las imágenes y la eficacia en la transmisión de las señales, son igualmente importantes para esta neo-televisión. Las inserciones, ayudadas cada vez más por la electrónica, son la característica. Todo fluye a la vez: información, entretenimiento, publicidad. Hasta hace poco en video y en televisión el plano mínimo duraba dos segundos, hoy hay escenas construidas en 10 cuadros.

Sin embargo esta nueva televisión, no cumple con el deseo de la audiencia de verse reflejada en ella. La televisión por aire se muere porque ya no interpela a nadie. Pero también y especialmente, porque se vislumbran ya nuevas posibilidades en la era tecnológica (Piscitelli, 1995).

No estamos frente al nacimiento de una nueva televisión, sino que estamos asistiendo a la muerte de la televisión como tal. "En vez de asistir a un nuevo modo de comunicación, estaríamos ante la desaparición de la comunicación y frente a su remplazo por un modelo epidérmico y energético, fundamentalmente asocial" (Bettettini,1986)

La televisión será sustituída por la telecomputación. Con una eficacia mucho mayor en la transmisión de señales, la fibra óptica ha permitido el surgimiento de la "supercarretera electrónica" en los Estados Unidos. Esta superrcarretera, formada por toda la infraestructura telefónica de comunicación logrará ofrecer 500 canales al espectador en forma simultánea (Santacruz,Lino. Gomez Mont coord. 1995: 36)

Hace apenas dos años, en el mundo existían 140 millones de computadoras. La conectividad entre ellas pasó del 10% del total en 1989 al 60% en 1993. Ya en 1994 el 50% de las redes telefónicas estaba dedicado al tráfico de bits y el 20% de las ganancias de la compañías telefónicas aparecía bajo el rubro de estos nuevos servicios. La digitalización hará posible la aparición de contenidos nuevos, de nuevos competidores y nuevos modelos económicos y muy probablemente, el nacimiento de una nueva industria integrada por provedores de información y entretenimiento.Estamos ya en la antesala de la postelevisión.

En la era de la post-televisión

Es Negroponte quien señala que probablemente en unos pocos años, ya no haya diferencia entre la televisión por cable y la telefonía, no sólo en el sentido empresarial, sino en lo que se refiere a la conformación de las redes (Negroponte, 1995:54).

Computadoras personales adaptadas para el procesamiento del video y conectadas a través de la fibra óptica a otras telecomputadoras del mundo, sustituirán a nuestros arcaicos monitores de televisión y a la televisión por cable. Tendrán la capacidad de la interactividad, desde el video controlado por voz, hasta la creación y recuperación de imágenes impensables en un medio de irradiación analógico (Piscitelli 1995:22).

Hoy en día, las imágenes de televisión se arman con mil líneas. En el futuro, cuando se cuente con monitores de televisión planos, será posible presentar imágenes con diez mil líneas de resolución. Compañías como Microsoft, Silicon Graphics, Intel, IBM, Apple, DEC y Hewlett-Packard han firmado ya acuerdos con la industria de la televisión por cable.

Todo esto nos lleva a pensar que con el tiempo, la diferencia entre televisión y computación se limitará solamente a sus características accesorias y al lugar de la casa en que se encuentre el equipo. Los monitores de televisión serán sustituidos por los de la computadora, y el control remoto que ahora utilizamos, por soportes tecnológicos interactivos.

El video digital hará posible el que los televidentes escapen a las constricciones del tiempo, por la posibilidad de almacenar programas en las memorias de sus computadoras; irá más allá de los límites espaciales al permitir que televidentes de todas partes del mundo se conecten a cualquier canal o periódico impreso; superará los límites del ancho de banda, al hacer posible la compresión de las imáges; eliminará los estándares rígidos y evitará estructuras predeterminadas y puntos de vista fijos, al hacer posible el que las imágenes sean transformables por el receptor.

Pero la post-televisión traerá cambios no sólo en lo que a tecnología se refiere, sino más importante aún, en lo referente a usos y contenidos. El televisor del mañana permitirá al espectador cambiar el contenido de sexo de un programa, o la violencia dentro de una serie, o la tendencia política...

La defunción del modelo de televisión actual, es solidaria de un cambio más significativo: el de la centralización. Se habla entonces del desvanecimiento del potencial absoluto del emisor (Piscitelli, 1995: 195) Sería entonces oportuno preguntarnos si el fin de la televisión traerá consigo el fin del capitalismo, o más lejos aún, el fin de la sociedad patriarcal de nuestros días, caracterizada por su verticalidad, por su unilateralidad, por su rigurosidad.

La televisión de hoy desde la perspectiva de género

Abundan las investigaciones sobre la relación que se establece entre las mujeres como audiencia y los medios de comunicación, en particular, la televisión. Autoras como Liesbet von Zoonen (Holanda), Ana María Fadul (Brasil), Rosa Franquet (España) y Olga Bustos (México), por citar sólo algunas, han mantenido por varios años una investigación sera y consistente al respecto.

Sin embargo, no es mi intención en estas líneas referirme a los hallazgos que en sus escritos estas autoras han presentado a lo largo de los años, pero sí destacar algunas propuestas personales que coinciden con la reflexión no sexista, antipatriarcal y feminista - en algunas de ellas - que proponen.

En una investigación sobre mujeres y telenovelas, Von Zoonen propone que habría que centrar la reflexión no solamente en cómo y por qué las mujeres ven e interpretan las telenovelas, pero también en cómo la construcción del significado entre el texto y la audiencia, contribuye a la subversión, a la negociación o al mantenimiento de la hegemonía del género (Von Zoonen, 1994:117) Y es que la construcción del discurso televisivo ha sido, hasta nuestros día, unidireccional, esto es, ha respondido ciertamente a un grupo en el poder, preferentemente constituido por varones (ya lo señala el Documento de Beijing que se refiere a la presencia de las mujeres en los medios), interesado por supuesto en mantener a la mujer sometida, ama de casa, sin otra aspiración que la superficialidad de su belleza física o el bienestar del hogar.

La Plataforma de Acción de Beijing, pone énfasis en la urgencia de fomentar la formación de las mujeres, su entrenamiento y su empleo de tal forma que se les promueva y se les garantice un acceso equitativo al terreno de los medios de comunicación, en todos los niveles.

"La tecnología se inserta en el sistema tradicional de poder donde se plantea una nueva redistribución del mismo por parte de las distintas fracciones de la clase dominante - señala Rosa Franquet -... se detectan peligros en el progreso hacia la igualdad de los sexos" (Franquet,1988:110) Y es que pensar en otras propuestas de construcción de lo social o de integración del género, resultan impensables desde los modelos de televisión actuales.

En noviembre del año pasado, en el marco de la Conferencia anual de la Asociación Mundial de Mujeres Periodistas y Escritoras (AMMPE) celebrada en Taipei (Taiwan), tuve oportunidad de escuchar la presentación de una investigadora sobre la imagen de la mujer en un comercial televisivo sobre un gimnasio. Como es común en este tipo de publicidad, la mujer lucía un curpo esbelto, y el slogan versaba: "Hagamos de todas las mujeres en Taiwán, una misma talla" (Let's make all women one size) Destacando por supuesto con ello, que lo relevante para una mujer es, como ya lo señalaba, no sólo su aspecto físico, sino compartir con un grupo de referencia un mismo objetivo.

Estoy convencida de que este es el mayor reto para la televisión del futuro: terminar con las producciones centralizadas de imágenes y contenidos, y abrir el paso a la participación horizontal de sus receptores. Devolverle al receptor su capacidad inteligente. Los problemas tecnológicos no son entonces solamente cuestiones de resolución económica, sino de cómo enfrentar las resistencias cognitivas, las jerarquías sociales encerradas en el servicio a corporaciones letradas y televisivas y sobre todo, en cómo superar las dificultades que seguramente les presentarán los operadores televisivos de nuestros días (Piscitelli, 1995:24).

El verdadero reto estará entonces en permitir e instrumentar opciones y libertades; en que la interactividad sea realmente esto: producción de contenidos de ida y vuelta. Pero si esto resulta complejo pensarlo sin considerar cuestiones de género y de división de roles por sexos, más aún si tomamos en cuenta éstos.

Las nuevas tecnologías televisivas y su interrelación con las mujeres

Cuando reflexionamos sobre mujere y nuevas tecnologías, es necesario plantearnos las siguientes preguntas: ¿Las NTI alteran la posición social de las mujeres? ¿Significan un paso adelante hacia la liberación y emancipación de las mujeres? ¿Propiciarán estas NTI una mayor igualdad entre los sexos? ¿Son estas NTI una vía posible de comunicación, para los países subdesarrollados? ¿Serán accesibles para los que habitan estas regiones del Tercer Mundo?

Fue precisamente el discurso feminista que rescató esta indiferencia genérica y señaló que sería equivocado el pensar que las NTI traen consigo los mismos efectos para varones que para mujeres. women. Por el contrario, como lo señala acertadamente Elena Veiguela, Directora del Programa de Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación de Madrid:

"... el carácter marcadamente tecnológico de los nuevos medios, los contextos apenas críticos en los que se produce la comunicación y en la que la parte no explícita de los mensajes contiene elementos simbólicos y modelizadores fuertemente sexistas, junto con la escasa instrucción en la interpretación de dichos mensajes, pueden apuntar hacia la consolidación de situaciones de desigualdad entre los hombres y mujeres de la sociedad de hoy." (Veiguela:1992,7)

"Las mujeres son una minoría entre los usuarios del Internet en nuestros días, al menos como participantes activas. No obstante que algunas estadísticas muestran que un porcentaje tan alto como lo es el que 30% de los que poseen una cuenta en Internet seann mujeres, ello no significa que ellas estén empleando una tercera parte del ancho de banda. Es por lo demás obvio para aquellas mujeres que realizan sus primeras navegaciones en el ciberespacio, que éste es un espacio mayoritariamente de varones." (Coyle, Cherny ed: 1996:52)

Las relaciones de género frente a las tecnologías, llevan adelante la producción y reproducción de estatus entre varones y mujeres, entre feminidad y masculinidad. (Cockburne & Fürst, 1995: 15) Esto significa que las tecnolog'as, dise–adas por varones, están basadas en las relaciones que estos varones establecen con la naturaleza y con las mujeres. De hecho, la evidencia sugiere que la introducción de nuevas tecnologías a los lugares de trabajo, no debilita la división sexual ya existente en éstos, el trabajo que realizan los hombres frente al que hacen las mujeres, o la construcción social de las destrezas, en forma substancial. (Webster, 1995: 314)

La propuesta de horizontalidad de la post-televisión sólo tendrá éxito si se atreve a romper con estructuras androcéntricas de pensamiento (sobre las cuales se ha contruido la racionalidad en occidente) y da paso a la aproximación de posturas más igualitarias, más subjetivas, más feministas.

Y para que esto sea posible, es necesario también que las mujeres participemos plenamente en el diseño y utilización de las nuevas tecnologías. Deben ir a las universidades y adiestrarse en el terreno del uso de las tecnologías. Muchos países del mundo ya están desarrollando programas de adiestramiento para mujeres.

Especialmente en países del Tercer Mundo, es común encontrar entre las familias de bajos salarios, que las hijas mujeres trabajan para sostener la educación de sus hermanos. Esto por supuesto, ha reforzado, de manera particular en México, la subordinación de estas mujeres, que son consideradas como "ciudadanas de segunda clase", que deben aprender a hacer trabajo doméstico, como una labor acorde a su género.

Lo que realmente importa entonces, es que si la adquisición y la implementación de las nuevas tecnologías no va acompañada de un cambio radical en las relaciones sociales entre los géneros, cualquier destreza que adquieran las mujeres, incluso en el campo académico, será inútil. La lección feminista que hace referencia a esta perspectiva coyuntural, señala que las relaciones de trabajo que las mujeres establecen en su vida cotidiana, y el rol en el que la tecnología las coloca, no pueden entenderse sin comprender otros componentes de la vida social; esto es, si la comprensión y el análisis de estos elementos no conduce a la sociedad a la transformación de sus interacciones de género substituyéndolas por otras más justas e igualitarias.

En un mundo en el que el acceso a las nuevas tecnologías informativas, incluyendo a los medios de comunicación e Internet, representa la clave para la integración a la vida social, o la marginación de ésta, es urgente que las mujeres no se queden a un lado: "..los medios electrónicos son la vía en que en nuestros días comprendemos y sentimos la realidad que nos rodea, y es por esto que las mujeres deben formar parte plenamente, de la cultura de la computación. Las mujeres deben tomar parte en la construcción y formación de la ciber-sociedad; de otra manera, corren el riesgo de quedarse marginadas: serán nuevamente las víctimas de la pobreza informativa, como lo fueron durante tantos años, con el advenimiento de la imprenta" (Dale,1995:168)

Las nuevas tecnologías y la contrucción de la sexualidad

Las promesas de la post-televisión significan para las mujeres la posibilidad de ser partícipes de la construcción de una "comunidad virtual", que sea el eco por el que fluyan sus iniciativas, sus propuestas, su forma de ver la vida y la relación con los otros en una palabra. "La mayoría de quienes todavía no han utilizado este nuevo medio - afirma Rheingold- no tiene conciencia de cuán profundamente los experimentos sociales, políticos y científicos que hoy están en marcha por medio de las redes de ordenadores podrán cambiar por completo nuestra vida en un futuro inmediato" (Rheingold, 1994:19).

Un mundo de nuevo de relaciones interpersonales más allá de los límites del hogar, un mundo tecnológico que refleje mejor sus necesidades más íntimas, sus aspiraciones. Desde ahora, sabemos que los casos de teletrabajo se multiplican en algunas naciones del mundo, como los Estados Unidos o Canada, en donde las mujeres ya no tienen que dejar sus hogares y trasladarse a un lugar de trabajo, pudiendo conectarse por el monitor de su computadora a cualquier parte, accesar al banco para realizar unos pagos, o visitar un cliente para cerrar una venta, o reservar un boleto de avión... "entrar en la digitalización fusiona hogar y oficina, trabajo y juego..." dirá Negroponte (1996:17).

Y eso que todavía no hemos visto lo que nos traerán las computadoras del futuro, cuando las interfaces sean capaces de conocer al usuario, cuando aprendan a detectar sus necesidades y a comprender su lenguaje verbal y no verbal. "El mercado de la información no alcanzará su potencial máximo hasta que la interacción entre seres humanos y máquinas sea más efectiva de lo que es en este momento, y se aproxime al modelo de comunicación cara a cara." (Dertouzos,1997:56) Y las mujeres deben estar listas para cuando esto suceda.

La sexualidad de la mujer de nuestros días ha cambiado, especialmente si la comparamos con quienes la precedieron en la historia. No obstante, su situación de marginación y opresión sigue siendo una constante, en países del primer mundo, y más aún en naciones subdesarrolladas. Luchar por un acceso más igualitario de las nuevas tecnologías para las mujeres de todo el mundo, implica ser conscientes de que el mundo cibernético sigue siendo el mundo del varón, construído por él, para sus intereses.

Hemos de terminar con la falsa idea de que las mujeres no están interesadas en objetos, a no ser aquéllos que tiene que ver con la salud, o la belleza, o con la brillantez y limpieza de sus cocinas, como lo muestra la revista "Good Housekeeping" (Borsook, Cherny ed." 28).

"Lo que necesitamos -señala Karen Coyle, actiista del grupo "Computer Professionals for Social Responsability", organización no-lucrativa preocupada por el impacto de las computadoras en la sociedad de nuestros días - es una conspiración de hermanas que se inicie con el reconocimiento de que no han nada inherentemente masculino en el campo de la computación.Tenermos que aprender a leer la cultura de la computación y el mito social que ésta constituye. Y debemos educar a la generación de jóvenes mujeres en la libertad que les corresponde para explorar las computadoras desde su personal perspectiva, de tal forma que puedan elaborar sus propias conclusiones respecto a la utilidad de estas máquinas" (en Cherny, ed:54).

En la era de la posinformación, el concepto de "dirección" cobrará un nuevo significado (Negroponte,1996:184) Proceso de horizontalidad y descentralización serán la constante. Las mujeres debemos estar listas para estos nuevos usos de los medios. Sólo el estar preparadas para ello, nos permitirá salir del lugar de receptor pasivo al que hemos estado sometidas por siglos. Interactuar con la computadora, hacerla parte de nuestra cotidianeidad particular, es el desafío. Que no se siga construyendo el discurso de lo que somos o debemos ser, de lo que son o deben ser nuestros cuerpos, sin nuestra aprobación o participación.

El uso de nuevas tecnologías de comunicación, representa para nosotras una nueva plataforma de construcción de nuestra sexualidad, en la que elementos como el placer o la opción sexual, la reproducción o la salud sexual, la soberanía sobre nuestros cuerpos en una palabra, deben ser interpretados desde nuestras experiencias personales, desde nuestras vidas, desde nuestros anhelos o deseos.

Bibliografía:

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