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OCDE Y LA GUERRA TELEVISA-TELMEX

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Por Gabriel Sosa

La semana pasada, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que preside el mexicano José Ángel Gurría, presentó un informe preliminar sobre el estado de las telecomunicaciones en México.

El administrador de la División Política de Información y Comunicaciones de esa organización, Taylor Reynolds, se refirió a los elevados precios de los servicios de telefonía que tenemos en nuestro país, comparados con muchas otras naciones, y a la falta de competencia en el sector.

Un ejemplo: en México el servicio de internet de banda ancha se cobra 450% más caro que en Italia por el mismo servicio de dos megabites por segundo. Otro ejemplo: la máxima velocidad para un servicio de banda ancha es de dos megabites por segundo (mbps) y cuesta unos 55 dólares al mes, mientras que en Italia el mismo servicio cuesta 10 dólares mensuales.

“México no sólo posee la tasa más baja en penetración de banda ancha, también el servicio es de los más caros y limitados de los países pertenecientes a la OCDE”, dijo Reynolds (El Semanario, 30 de marzo 2009).

La OCDE atribuyó estos problemas a la posición dominante que tiene Telmex y Telcel. Telmex, como se sabe, domina el 86 por ciento del mercado de la telefonía fija y Telcel el 75 por ciento del mercado de la telefonía celular.

Para fomentar la competencia, mejorar y ampliar la infraestructura y tener precios más bajos de telecomunicaciones, la OCDE presentó diversas sugerencias, algunas de ellas de sobra conocidas. Por ejemplo, sugirió el libre acceso de competidores a la llamada última milla de las redes de telecomunicaciones y que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ponga rápidamente en el mercado su extensa y poco aprovechada red de fibra óptica a precios competitivos.

Totalmente de acuerdo, hasta aquí, con la visión de la OCDE. Pero el representante de esta organización fue más allá: sugirió la apertura total a la inversión extranjera en telefonía fija, haciendo eco a la posición de Telefónica Movistar que ha insistido que en México aumente del 49 por ciento 100 por ciento la inversión extranjera en este sector.

Y en este tema, si hay opiniones divergentes. No hace mucho, comenté en mi columna que tenía en El Universal que la liberalización no es la varita mágica que traerá más oferta, mejores precios y mejores servicios de telecomunicaciones a los usuarios. Otros organismos internacionales lo han advertido.

En septiembre del año pasado, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, con sede en Ginebra y Nueva York, presentó un acucioso Informe sobre las inversiones en el mundo, y en él se afirma “sin un marco institucional y normativo adecuado, aumentan los riesgos de que un país se vea perjudicado al abrirse la participación de las empresas transnacionales”. Por ello “lo ideal es que, antes de la apertura, se proceda a una reestructuración competitiva, al establecimiento de normas y a la creación de un organismo regulador independiente”.

Hacerlo al revés, es decir, primero abrir el mercado totalmente a la inversión extranjera como lo sugiere la OCDE, pone en desventaja el papel regulador del Estado y limita los resultados positivos.

Telmex TV

También Reynolds dijo que el gobierno mexicano debe primero resolver el problema de la falta de competencia en el sector de la telefonía antes de que Telmex incursione en la televisión de paga. Por supuesto que la empresa que más celebró esta afirmación fue Televisa y su aliada, la Cámara Nacional de la Industria de las Telecomunicaciones por Cable (Canitec), que han presionado fuertemente al gobierno para impedir que Telmex ofrezca el servicio de video y en consecuencia el triple play, es decir, Internet, telefonía y televisión en un solo paquete.

El informe presentado por la OCDE, en el marco justo de la Expo de la CANITEC, es insuficiente dado que no toma en consideración otras variables muy importantes del complejo sector mexicano de las telecomunicaciones en un escenario de convergencia. Me refiero fundamentalmente a la enorme concentración de las concesiones de televisión abierta en dos empresas (el duopolio de la televisión), y de cómo una de ellas, Televisa, hoy también detenta el 50% del mercado de la televisión de paga en el país y un porcentaje similar del mercado de servicios de triple play en México.

Por eso es que informes presentados por organismos como la OCDE son útiles y necesarios, aunque insuficientes, porque en ocasiones, queriéndolo o no, respaldan la posición, en este caso de Televisa y la Canitec, de postergar la entrada Telmex a la televisión de paga, o bien apoyar la postura de Telefónica Movistar en el caso de la inversión extranjera.

Además, a muchos nos gustaría escuchar de organizaciones como la OCDE una posición más comprometida para respaldar la modernización del marco jurídico de los medios y las telecomunicaciones en México, que promueva un mercado más competitivo y la pluralidad en todo el sector, y no sólo posturas que ven el problema de falta de competencia desde un solo lado de la moneda.


Gabriel Sosa Plata
Profesor e investigador de la UAM Xochimilco. Departamento de Educación y Comunicación.

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(2009)

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