Por José Manuel de
Pablos
Número 36
Surge a veces
la gran nueva que todo lo oculta. Aparece una (supuesta) gran noticia
y los medios, casi todos, la siguen como si se tratara de una nota
de inspiración divina. A la mañana siguiente, la súper
novedad la vemos en la portada del periódico, sin importar
demasiado la construcción, la producción
que pueda haber detrás de suceso tan sensacional que todos
la ponen en la mejor de sus páginas.
Acabamos de observar dos de estos
episodios, dignos de ser denunciados por los estudiosos de los media,
por los (pocos) críticos que la prensa tiene aquí
o allá.
Los vemos.
Un cantante opaca a un presidente
Va el presidente de los
Estados Unidos a Londres y no hace falta que pase mucho tiempo desde
el anuncio del viaje para tener la certeza de que lo van a recibir,
en la calle, no en los palacios, con tomates y huevos.
Ya en la víspera de la partida,
surge un caso de gran noticia, que tiene menos entidad
que el desplazamiento del presidente yanqui a Inglaterra, pero es
un ¿acontecimiento? capaz de oscurecer lo que suceda en esa
andanza, de tanto calado político, y los medios se limitan
a la nota facilota.
La gran noticia es la
decisión de un juez del condado de Santa Bárbara (en
USA, claro), de ordenar la búsqueda de un cantante al que
le dicen rey del pop, que ya nos tiene acostumbrados a sus escándalos
cerca de niños de corta edad.
Ante ese ¿acaecimiento?,
los rotativos dejan de lado las repercusiones del traslado de Bush
a Gran Bretaña de mayor interés socio-político
que los (supuestos) desmanes de un (supuesto) vicioso y el
papel perdido por el presidente del imperio lo dan al cantante y
su última hazaña masculina
Bush, mientras tanto,
encantado de perder protagonismo en un momento difícil y
delicado.
La determinación del magistrado
de Santa Bárbara ha coincidido con el tierno encuentro entre
dos presidentes embarcados en la misma aventura bélica. Era
una lástima que no acudiera de nuevo Josemaría Aznar
a esa chocolatada de colegas.
Esta alteración de las prioridades
informativas habla de la flojera de las agendas internas de los
medios, alterables ante un ítem sin mayor interés.
Se permite así que un hecho agendado e importante pase a
segundo lugar Sucede por el populismo supletorio de un lance inesperada,
que nunca va a merecer toda la atención que se le presta,
sobre todo en medios de países diferentes al del lugar donde
ocurre el pretendido acontecimiento de eco mundial, como éste
de la orden de detención de un (supuesto) pederasta, por
muy aplaudido que sea en determinados entornos.
La sumisión de los medios
que han obrado de esta manera obedece al carácter popular
que en muchas redacciones de periódico desean dar a sus páginas,
de ofrecer no lo importante, lo que puede tener repercusiones, sino
la nota débil, el chascarrillo, lo que quedaría bien
servido en las planas amarillas que suelen llevar el encabezado
de Gente o semejante.
Veamos el segundo caso analizado
hoy.
Un presidente engaña (otra
vez) a los medios
Este otro asunto es más
sangrante y habla con más fuerza de la sumisión al
amigo anglosajón americano. Es la visita sorpresa del presidente
Bush al aeropuerto de Bagdad, que no a Irak, para hacerse
una foto que fuera tan bien acogida por la prensa amiga
de todo el mundo de acá, no de allá
En esta segunda cuestión,
también un viaje del mismo presidente, no hay gran
noticia que oscurezca la jornada, como había sucedido
con su ida a Londres. Para empezar y evitar cualquier sorpresa,
se hace en un fin de semana, cuando el mundo informativo está
casi inactivo, deportes aparte. Había que asegurar el impacto
exclusivo de la buena acción del señor presidente,
se tenía que conseguir la foto gratuita.
Y la foto se hizo: el risueño
señor conductor, con la bandeja con un espléndido
pavo de lo menos 25 kilos, como es típico en la celebración
que iba a compartir con tanta generosidad con los soldados destacados
en el aeropuerto de Bagdad. La estampa muestra a un hombre fortachón
que acarrea carga tan pesada con una gran sonrisa, la expresión
de un vencedor
la mímica de quien de nuevo estaba engañando
el mundo, al menos a la comunidad de los media, para quien estaba
montada la escena del pavo falso con tan buena guarnición.
Nos podrá parecer mentira
el montaje escenográfico del pavo plástico para engañar
a lectores y televidentes del mundo occidental entero que iban a
insertar la foto, la escena, en las portadas de los diarios, en
todos los telediarios siguientes al gran show de Bush en el aeropuerto.
No obstante, este engaño
¿qué es?, si se compara con el ardid anterior, aquel
de las armas de destrucción masiva en Irak, que son de momento
una de las grandes mentiras-de-estado (de 3 estados) de la historia
contemporánea. Nada es: no más que una anécdota
sin mayor importancia, si no se hubiera reflejado en todos los medios
aliados de los aliados.
Tras semejante pérdida de
credibilidad del personaje ahora, por segunda vez, que sepamos,
los medios occidentales, amigos del amigo americano, vuelven a caer
en al misma fosa común, todo sea para compartir el espectáculo
ideado de un hombre necesitado de publicidad, en horas de baja popularidad,
con un pavo de plástico en una bandeja, supuestamente metálica.
Que la prensa estadounidense hubiera
seguido el juego, al margen de la hechura del pavo falso, era casi
de libro, vista las represalias mediáticas a las que se exponen
aquellos ciudadanos (todavía) estadounidenses que han manifestado
su disconformidad con la ocupación del Irak destrozado, con
la destrucción de ese histórico país. Los periódicos
USA que insertaron la bandera de las barras y estrellas en color
en sus páginas, a modo de pancarta, después del 11
de septiembre, era lógico que siguieran ese juego, sin importar
demasiado la sustancia del pavo falso. Ahora, bien, que periódicos
de otras partes del mundo hubieran ofrecido en sacrificio sus portadas
a la foto del pavo que no era pavo incluso aunque se hubiera
tratado de un pavo comestible parece más sorprendente
y nos vuelve a hablar de la sumisión al amigo sajón
americano.
La prueba de ese periodismo de plástico
y sumisión se contempló en el momento en que saltó
la verdad sobre la condición falsa del pavo: ¿vieron
algún medio que publicara la nota de la falsedad en la misma
portada donde dieron la nota tramposa? En este episodio de pin pan
pun Irak sólo faltó ver a Aznar en su visita semejante
con un jamón
aunque no fuera de PVC.
Estos medios que se han apuntado
al periodismo de plástico les vendría bien recordar
las palabras de Leopoldo Alas, Clarín, que en La
Regenta1 dejó escrito:
Para España no había salvación. Era un
pueblo gastado. América se tragaba a Europa. Le preocupaban
mucho las carnes en conserva que venían de los Estados Unidos.
Pues si la carne es de plástico,
más habría que inquietarse, porque serán peores
dietas para los medios informativos, como acabamos de ver.
***
El periodismo de glúteos,
¿fortuna para el público?
Permítaseme esta addenda a la columna de hoy, como complemento
al artículo Periodismo de glúteos, aparecido
en una columna anterior (Periodismo de glúteos,
Razón y Palabra 35, octubre de 2003).
En la página 128 del número
37 de la revista mexicana Etcétera (de noviembre de
2003), aparece a pie de página un suelto titulado La
foto y el contexto; va ilustrado con la fotografía
de una modelo tomada por detrás y agachada, en el momento
de desenganchar de un tacón la parte baja de su traje, durante
un desfile de modelos.
El fotógrafo, Ángel
Díaz, de la agencia Efe en Madrid, pone como subtítulo
Cuando el infortunio trae de la mano a la fortuna (del fotógrafo
y del público).
El autor del texto señala
que su cámara captó por detrás a la chica en
el momento en que se agachó y que la captó por
lo curioso de la situación. La realidad es otra: la
captó porque mostraba sus glúteos en primer plano,
entallados en ese instante en el traje de malla dorada, en línea
con la teoría de que hay que erotizar el mensaje, para hacerlo
más plácido al machismo imperante. Esa es la única
realidad.
Lo más extraño de
este episodio es que una revista del calibre de Etcétera
haya insertado esa foto, que no implica noticia de ningún
tipo, sino en todo caso un acto fallido, que en modo
alguno significa fortuna para el público, sino una salida
de todo, más allá de los estrechos límites
de lo que es periodismo, lo que significa información periodística.
El texto del fotógrafo se
redondea con los datos técnicos de la captura fotográfica:
tipo de cámara, lente, luminosidad, sensibilidad, velocidad,
diafragma y modalidad de luz. Son datos que nada tienen que ver
con la ética, que diría mi admirado amigo Raúl
Trejo Delarbre.
Así las cosas, en el número
siguiente de esta prestigiosa revista2,
ahora ya en la página 7, se inserta una gran foto de una
mujer de espaldas, con un tanga, que sirve para que Andrés
de Luna haga un ensayo que sería muy pertinente en una revista
del tipo Playboy y que es una sorpresa para el lector habitual
de Etcétera. Tal vez sea el nuevo estilo de los estudios
sobre Comunicación Social en ciertos ambientes, necesitados
de ese refuerzo visual, pero en casos como éste, criticables
por falta de pertinencia y la rigurosidad precisa para abrir una
ventana al mundo de los medios, que es el lema de esta revista
mexicana.
Notas:
1
P. 181, 2ª edición, en Espasa Calpe, Col. Austral, Madrid,
1985.
2
Etcétera
38, diciembre de 2003.
Dr.
José Manuel de Pablos Coello
Catedrático
de Periodismo, Universidad de La Laguna,
España. |