Razón y Palabra Bienvenidos a Razón y Palabra.
Primera Revista Electrónica especializada en Comunicación
Sobre la Revista Contribuciones Directorio Buzón Motor de búsqueda


Octubre
2004

 

Número del mes
 
Números anteriores
 
Editorial
 
Sitios de Interés
 
Novedades Editoriales
 
Ediciones especiales



Proyecto Internet


Carr. Lago de Guadalupe Km. 3.5,
Atizapán de Zaragoza
Estado de México.

Tels. (52) 58 64 56 13
Fax. (52) 58 64 56 13

Miramedia

TV Pública Española: Controversia y Debate

 

Por José Manuel de Pablos
Número 41

Sigue en España el debate y la controversia sobre la televisión pública, parejo al de la telebasura. Se empieza a hablar de algunas soluciones para la primera y a escuchar nuevos comentarios sobre la segunda. Algunas de estas intenciones o ideas que salen a la luz a veces dicen más de lo que parece. Nos vamos a detener en tres hechos acontecidos a finales de septiembre de 2004:

1. El Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, se queja de la telebasura en horario infantil1.
2. Una asociación de espectadores critica la idea de establecer un canon para acceder a la televisión pública2.
3. El consejero delegado del grupo PRISA3 , Juan Luis Cebrián, declara que una ley audiovisual global “no es una buena solución”4.

[Mientras tanto, en la Universidad de Málaga preparan una encuesta con expertos para ver cuál es la opinión más establecida entre estudiosos de la comunicación social. Se trata de trabajos previos para el Informe Anual de la Comunicación, idea del profesor Bernardo Díaz Nosty, responsable de Infoamerica <http://www.infoamerica.org>, coordinado por el Dr. Pedro Farias, hijo, que editará la Asociación de la Prensa de Madrid. En la encuesta hay numerosos puntos para la reflexión. Por si el lector tiene curiosidad por los extremos de ese sondeo, el cuestionario lo puede consultar en: <http://www.ull.es/publicaciones/latina/encuesta.htm>.]

Telebasura y horario infantil
Ha sido ante una comisión del congreso de los diputados donde el Defensor del Pueblo, Enrique Múgica, ha pedido medidas contra la telebasura en horario infantil. Bien está que el valedor del ciudadano se lamente de esa situación, pero aparecen unas preguntas obvias y encadenadas: ¿por qué solo se preocupa de esa basura en horario infantil?, ¿por qué no se queja de la telebasura, en términos generales, en todos los horarios?
Está claro el daño profundo que la televisión degenerada produce en el público infantil, pero, ¿acaso la vida adulta dependiente de la televisión que se sufre en la actualidad no es una existencia afectada por las lacras televisuales desprendidas de la televisión realizada con parámetros poco profesionales, bajo intereses empresariales no más? Mucho público maduro, de edad, pero verde en su intelecto, está infantilizado, poco reflexivo, pues, por el efecto de la TV basura. De ese público idiotizado no parece preocupado el Defensor del Pueblo español en esta intervención suya en el parlamento. Ha dejado de lado la cura general de la enfermedad de la televisión y ha elegido la sanación de una parte del mal del cuerpo enfermo que es la sociedad española bombardeada por empresas televisuales que ponen sus ingresos dinerarios por encima del servicio a la sociedad, que es el norte de todo medio de comunicación social, convertido aquí en medio de ingresos económicos.
Es trágica la situación de los infantes afectados por una programación infesta. Para Múgica, son imágenes y contenidos “violentos y zafios” y “de cotilleos inútiles y abyectos”. Pero, sin hacer calificaciones de males desprendidos desde el vertedero televisual, sin hacer categorías de tales trastornos, la preocupación desprendida desde la televisión depravada ha de ser plenaria hacia la sociedad sufriente, hacia los niños, claro, pero sin olvidar al resto de la sociedad, olvidada en ocasiones, como aquí estamos viviendo. Lo violento, zafio y los cotilleos inútiles y abyectos también afectan a mayores que no disponen de autodefensas para impedir ser permeables a esa basura.

Hablamos de un segmento de la población olvidada e infantilizada, precisamente por el alto número de horas que ese fragmento de la sociedad malgasta cada día frente a la pequeña pantalla creadora de autismo social y tan rentable para las derechas de todo el mundo, por aquello de que el tiempo que se está ante el televisor es espacio restado de esa actividad tan sana que conocemos como recapacitar, reflexionar. “Ve la tele y deja de pensar” es una de las semillas subliminales que emana la televisión basura. Por eso sigue existiendo, por esa razón no se le pone coto, no se acaba con el inmenso negocio de la tele depravada. Como se aprecia, es una enfermedad perfectamente diagnosticada y conocidos son sus virus, lo mismo que la medicina a aplicar, pero se deja hacer y no se aplica.

En el caso español, el actual gobierno socialista-monárquico ha manifestado su interés por arreglar la televisión pública y hace bien, pero no se conocen medidas (gubernamentales) para resolver de hoy para mañana la basura en televisión, con la misma firmeza y rigurosidad como hizo para sacar las tropas de Irak y de alguna manera restañar el error inmenso de la derechona entonces en el poder que convoca becas especiales para la universidad jesuítica de Estados Unidos donde después su jefe, Josemaría Aznar, va a impartir clases de xenofobia histórica.

Han sonado voces que hablan de la posibilidad de poner multas a los que ejerzan la tele-basura. O sea, “Si tienes dinero para pagar la multa, sigue enguarrando tus emisiones” podría ser el lema. Si así se hiciera, estaríamos de nuevo en línea con aquel principio a-ecológico que condena al contaminador a pagar: “Si contaminas, paga”, que es una invitación a seguir haciendo negocios sucios y rentables, incluso después de distraer unas pocas monedas para engañar a la ciudadanía asegurando que aquel contaminador ha pagado. Frente al lema bastardo de “Si contaminas, paga”, está éste otro: “Si contaminas, dejas de hacerlo”. Es el único válido y ético.

Una asociación, contra el canon de TVE
Entre las aparentes soluciones que se proyectan para resolver el agujero económico de la televisión pública española, TVE; su dependencia del gobierno de turno y desaparecer de su parrilla los espacios de baja calidad figura el establecimiento de un canon por televisor: si quieres tener acceso a mis emisiones has de pagar algo por ello. Está muy demostrado que las televisiones de pago suelen tener mayor calidad y ofrecen menos basura. De hecho, la única programación de corte cultural se encuentra con mayor frecuencia en los canales de suscripción, no en las televisiones abiertas. Lo que sucede es que todo tiene un precio: si no lo pagas mes a mes, entonces te expones a recibir basura a diario, porque será el productor de basura o quien la soporta (la publicidad) quien paga por ti. Pero, pagar, siempre se paga.

La Asociación de Espectadores de la Comunicación (ACU) dice en un comunicado que ese canon es “regresivo” y que en los países donde se ha establecido presenta “importantes inconvenientes”.

En Inglaterra está implantado el canon desde siempre para acceder a la BBC y el resultado ha sido:

a) una lejanía de la televisión basura
b) una televisión independiente del poder gubernativo
c) una televisión de calidad.

¿Se puede pedir algo más? ¿Alguien lo duda? ¿Alguien lo discute?
La tasa, por tanto, más allá de los “importantes inconvenientes” que ven en esa asociación de usuarios (¿), tiene sus virtudes. Claro que esos tres detalles son virtudes para la ciudadanía, no para las empresas que compiten. ¿Por eso tiene tan buena acogida el comunicado de esos usuarios en el diario El País, el diario estrella del grupo PRISA, quien cobra un canon a los televidentes que desean acceder a Canal +5, su canal de pago? ¿Qué podría suceder a un canal privado de pago si la televisión pública con una contribución social gana independencia, calidad y se aleja del todo de la televisión basura, por ejemplo, deja de pasar películas pornográficas como determinado canal español privado de pago? La respuesta es tan obvia que se entienden algunas actitudes de presión mediática contra la posibilidad de lograr una televisión pública de excelencia sobresaliente, capaz de competir en el terreno de la calidad.

Una ley audiovisual no conviene... a Prisa
Lo quieran o no, los valores del grupo empresarial PRISA, el imperio económico de Jesús (de) Polanco que tiene de cabeza mediática a Juan Luis Cebrián, está presente en las controversias y el debate surgido en España al amparo de la recuperación de la televisión pública. Está presencia llega al punto de que se ha hecho circular un rumor (al que de momento no hay que darle más valor que a otro rumor) que habla de la compra de uno de los canales públicos por el grupo PRISA. Más allá del surrealismo de la política española, que no realismo mágico, en Madrid cualquier cosa es posible y más en el eje gobierno del PSOE - grupo PRISA, monárquicos ambos, de tantos réditos durante el anterior gobierno socialista.

Por eso, una declaración de Cebrián en la que asegura que una ley audiovisual global “no es una buena solución” habrá que interpretarla como que no es una buena solución... para el grupo PRISA, visto que Cebrián tiene la obligación de defender el grupo empresarial del que es consejero delegado y no hacer predicaciones genéricas, en pro del bien público del ciudadano, mas bien, conseguir que éste se haga cliente de los diversos servicios del conglomerado empresarial al que sirve de cuerpo y alma, después de abandonar el periodismo del día a día.

Estas declaraciones de Cebrián las sirve su periódico a 4 de 5 columnas (el 80 % de la plana) porque se trata de él, no por otra cosa, y como manifestación del espíritu de servicio del periódico a su propietario y a los intereses de su señor: ¿periodismo de calidad, prensa de referencia? ¡Olé!

Según lo anterior, la ley audiovisual global es necesaria y enlaza con las declaraciones oficiales que aseguran que el texto del informe del llamado con tanta simpleza “comité de sabios” será volcado en forma de ley audiovisual. Claro que en este comité no hay una representación al menos muy clara del grupo PRISA, tal vez Sabater, y es de esperar que estas declaraciones del portavoz polanquista no afecte a personas de nobleza contrastada, independientes por su condición académica de verdad6, aunque nunca se sabe el peso de las ansias por aparecer en el diario de mayor circulación... El mensaje de PRISA, en todo caso, está enviado por medio del periódico y ante la ministra de Cultura, presente en el acto donde fue transmitido.

En esas declaraciones de Cebrián hubo más cosas de interés:

- Una crítica al mal llamado comité de sabios, “más pendiente de aspectos deontológico que de la financiación”. Como leen. ¿Alguien cree que el problema ético en una televisión pública no es más grave que el aspecto económico de la misma, sobre todo con la existencia probada del establecimiento del canon por acceso a sus emisiones? Por eso lo plausible de que en el comité de estudios sobre el futuro de la televisión pública haya tanto peso de filósofos especialistas en ética. Por eso: con ética se curan muchos males mediáticos.
- Una crítica al Partido (autodenominado) Popular: “El PP insiste en que ha perdido las elecciones por culpa de la SER7 y no por lo que hizo el gobierno entre el 11 y el 14 de marzo”. Todas las críticas a ese partido que se quiere hacer pasar por “popular” son pocas.
- Una reflexión sobre la desaparición de la telebasura: “Si la televisión es un servicio público, es supercontrolable”. En efecto: el gobierno tiene la potestad para otorgar licencias audiovisuales y, a su vez, para retirar esas mismas licencias cuando la televisora abandona su primera función de realizar un servicio público, hace basura por televisión y se preocupa solamente por llenar sur arcas con el hedor de la televisión que hace. Lo que sucede es que el gobierno, que es capaz de retirar las tropas de Irak, de acabar con una ignominia por lo que afecta a su país, luego no se atreve a ejercer su autoridad y hacer ver, simplemente hacer ver, a la empresa televisora que hace basura mediática la posibilidad de cancelar su licencia.

Hay temor sobrado a la crítica de atentado contra la libertad de información y cosas parecidas con las que se llena la boca el empresario y sus voceros cuando ven que se les puede acabar el privilegio de hacer dinero fácil intoxicando a la ciudadanía. Y ese temor nada tiene que ver con democracia ni con el ejercicio legítimo del poder en un país civilizado. Mientras siga existiendo, tendremos televisión basura para rato. Incluso con un gabinete que dice ser socialista.


Notas:

1 Diario El País, jueves, 23 de septiembre, página 32 / Sociedad.
2 Id., misma página.
3 PRISA es el grupo mediático de mayor peso en España, editor del diario El País, del deportivo As, propietario de la cadena de radio SER, de un diario económico y de numerosas editoriales de todo tipo, desde libros de texto a literarias, con presencia en numerosos países latinoamericanos y europeos.
4 Id., p. 33.
5 Canal + es la única emisora televisual española de pago, que ofrece en abierto algunos servicios informativos.
6 Académicos de verdad porque son profesores de universidad. Hacemos esta aclaración porque Juan Luis Cebrián es académico... de la Real Academia Española, que es una cuestión política y no académica. Es un “académico de balanza”: eligieron a Ansón por el diario Abc y tocaba un representante del otro diario de mayor venta, y le tocó a Cebrián, por El País y por encima de un candidato tan poco ortodoxo como Eduardo Haro Tecglen.
7 SER: Sociedad Española de Radiodifusión, cadena radial del grupo PRISA, la de más audiencia en España, que tuvo un comportamiento profesional y ejemplar durante los acontecimientos de marzo de 2004, siempre criticada de estar en campaña pro PSOE.


Dr. José Manuel de Pablos Coello
Catedrático de Periodismo, Universidad de La Laguna, España. Del equipo de investigación Latina de Comunicación Social.

Columnas anteriores